por ROGELIO NUÑEZ
ESPERANDO QUÉ HARÁ MARINA SILVA
Dilma se ha recuperado para el 05/10 pero la 2da. vuelta será complicada
La presidenta Dilma Rousseff amplió a 9 puntos su ventaja respecto a su principal rival electoral, la ambientalista Marina Silva, para los comicios generales del 05/10, según la encuesta del instituto Vox Populi publicada en la noche de este lunes 15/09, y realizada entre 2.000 personas de 147 localidades de todo Brasil, con un margen de error de +/- 2 puntos. La mandataria tiene 36%, contra 27% de Marina y 15% del socialdemócrata Aécio Neves. En una simulación para una 2da. vuelta, la situación es de empate técnico: Marina Silva obtendría 42% de los votos y Dilma el 41 por ciento, con sin cambios respecto a una encuesta previa del mismo instituto. Ni las denuncias de corrupción en la petrolera estatal Petrobras han golpeado de forma significativa al oficialismo, ni los ataques del Partido de los Trabajadores (PT) a Marina han surtido efecto para desbancarla de su favoritismo como rival de Dilma para una 2da. vuelta. En ese contexto, esta nota:
16 de septiembre de 2014 - 00:00
S. DE CHILE (Infolatam). Dilma Rousseff ha logrado parar el “huracán” Marina Silva saliendo al ataque y las encuestas parecen haberle dado la razón en cuanto a la virtud de la estrategia elegida. La incógnita ahora es si esta táctica servirá a corto plazo para profundizar la distancia con la líder ecologista y a largo plazo para triunfar en la segunda vuelta.
Dilma Rousseff estaba cómodamente asentada en su liderazgo en las encuestas el 13 de agosto (fecha de la muerte en accidente de Eduardo Campos), aunque condenada a ir al balotaje. Rondaba el 35% de los votos a 15 de Aécio Neves y a 25-30 del líder del PSB.
La irrupción de Marina Silva lo cambió todo: desplazó a Aécio Neves de favorito para disputar la segunda vuelta a tercero en las encuestas. Silva además logró alcanzar a Dilma en las proyecciones y superarla en un hipotético balotaje.
Entonces, Dilma sacó toda su artillería y movilizó al aparato del PT para detener la progresión algo que ha conseguido, al menos en parte: sería la más votada en primera vuelta aunque sigue perdiendo en segunda, según las encuestas.
Cuál es la estrategia de Dilma
La apelación al voto del miedo. Ese es el pilar en el que se sostiene la estrategia de Dilma Rousseff para detener la progresión de Marina Silva. Un intento de movilizar el voto asegurando que el triunfo de Marina Silva supondrían el fin de los planes sociales (entre ellos el Bolsa Familia) y que hundiría a Brasil en la ingobernabilidad.
Dilma y su equipo de marketing electoral comandado por Joao Santana traen a la memoria de los brasileños los recuerdos históricos de ingobernabilidad.
Presidentes que apoyados en un mensaje de renovación, como Marina, acabaron dimitiendo por falta de apoyo políticos (Jânio Quadros en 1961) o dimitiendo en medio de un mar de escándalos (Fernando Collor de Melo en 1992).
La publicidad de Dilma es muy clara en ese punto: “Dos veces en su historia Brasil eligió salvadores de la patria, jefes del partido de ‘yo solo’. Sabemos cómo eso acabó. Soñar es bueno, pero en una elección se deben poner los pies en el suelo y volver a la realidad”.
Además, Dilma asegura que Marina, y Aecio, “están en contra de los programas sociales” y quieren acabar con algunos de ellos como “Minha Casa”.
Esa estrategia ha traído consecuencias directas: según las dos últimas encuestas, de Datafolha y de Ibope, Marina Silva detuvo su crecimiento y habría un empate técnico en segunda vuelta con la presidenta Dilma Rousseff. En la encuesta de Ibope, Dilma arrebató 2 puntos a Marina en los 8 días que pasaron desde el sondeo anterior.
En la simulación para la primera vuelta, obtuvo 39%, frente al 31% de su adversaria. En la segunda vuelta existe un empate técnico entre el 42% de Dilma y el 43% de Marina. Aécio Neves sigue invariable con un 15%.
¿Es viable esa estrategia en la segunda vuelta?
En caso de que, como es previsible, Dilma y Marina pasen a segunda vuelta la duda es si esta estrategia de la presidenta le valdrá para ganar el balotaje.
En primer lugar es muy importante saber cuál será la diferencia entre ambas en la primera vuelta, pues no es lo mismo que Dilma y Marina acaben casi empatadas el 5 de octubre a que una de ellas saque una importante ventaja sobre la otra.
En segundo lugar, Dilma tiene como puntos fuertes a desplegar en la campaña la maquinaria de los partidos que la respaldan, en especial el PT y el PMDB algo que no tiene Marina pues su partido, Rede, es muy débil y el PSB solo es fuerte en la zona que colida con Pernambuco
Y, en tercer lugar, posee otra arma, quizá la más decisiva y que aún no ha sacado a relucir en toda su plenitud: Luiz Inacio Lula da Silva.
El carisma y arrastre del Presidente siguen siendo capaces de desnivelar cualquier pelea.
Pero Dilma debe desplegar en esa segunda vuelta algo más que el llamamiento al voto del miedo. Eso por sí solo no basta e incluso puede acabar saturando al electorado e incluso crear un efecto boomerang.
“Al menos por ahora, la feroz ofensiva del PT contra Marina está surtiendo efecto. Habrá que esperar a ver si en la recta final la campaña del miedo de Dilma no le juega en contra”, le comentó al diario argentino La Nación, David Fleischer, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Brasilia, quien recordó que, en 2002, una campaña similar del PSDB contra Lula terminó por asegurarle al ex líder sindical su histórico triunfo.
Sobre todo porque Marina Silva va a tener muchas posibilidades de crecer arrastrando el voto anti-PT que escogió en primera vuelta a Aécio Neves. Un voto que es antilulista y antipetista mucho más que ideológico y que aspira a ver fuera de Planalto a Lula y sus herederos.
Además, Silva en esa posible segunda vuelta tendrá un efecto imán por todos aquellos que quieren un cambio. No se sabe muy bien hacia donde y por quién pero un cambio (eso fueron las protestas de 2013 y las de 2014).
Ante esos dos grandes afluentes de votos que va a recibir Marina, la apelación al voto del miedo es absolutamente insuficiente. Dilma, poco carismática, tiene que ofrecer algo más. La ilusión solo la puede aportar Lula da Silva gracias a su verbo y al magnetismo que aún atesora.
Según la publicidad electoral de Dilma, “dos veces en su historia Brasil eligió salvadores de la patria, jefes del partido de ‘yo solo’. Sabemos cómo eso acabó. Soñar es bueno, pero en una elección se deben poner los pies en el suelo y volver a la realidad”.
Pero hace falta además un compromiso parecido a lo que en 2002 hizo Lula da Silva cuando publicó su “Carta ao Povo Brasileiro”, un 22 de junio de 2002. Un compromiso creible en el que Dilma se comprometa a combatir la corrupción e invertir en salud, educación y seguridad.
Además, el “escándalo Petrobras” pende como una espada de Damocles sobre Dolma pues si sigue aumentando de tamaño puede mermar significativamente las posibilidades de la presidenta para obtener la reelección. Marina no ha dudado en lanzar sus propias andanadas a esa herida abierta: “El PT colocó al director de Petrobas para asaltarla”.
Si Dilma cree que sólo apelando al miedo va a derrotar a Marina, el candidato de la renovación (como ha ocurrido en Costa Rica en 2014) acabará derrotando al oficialismo. Pero al igual que en Costa Rica el vencedor en esa hipotética ocasión acabará afirmando, como ha hecho el costarricense Luis Guillermo Solís: “No es lo mismo verla venir que bailar con ella”.