LOS ANÁLISIS DEL DISCURSO

Cristina redobló la apuesta y creó un gigante para combatir en 2015

En un punto coinciden todos: fue demasiada dosis de relato en una noche, muchos datos inconexos unidos por la imaginación de Cristina Fernández. Piezas dispersas de una conspiración. Al fin y al cabo, "es una ley no escrita en el kirchnerismo: si atacan, doblar la apuesta". Falta saber ahora quien la acompañará...

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24La presidente Cristina Fernández afirmó ayer que "no hay problemas en la economía" y denunció un plan para "voltear" a su gobierno, en el que incluyó a productores agropecuarios, exportadores y a parte del sector financiero.
 
Insistió en que "es un problema esencialmente político de proyecto de país" y, en referencia al sector financiero, puso el acento en las operaciones de "contado con liquidación" que realizaron "los bancos Mariva, Macro y Patagonia", que, según dijo, "explican el 66% de las operaciones de contado con liquidación".
 
Asimismo ordenó que el Ministerio de Economía investigue a los bancos Patagonia, Supervielle, Mariva, Macro e Itaú, sobre los que sospechó que contaban con información privilegiada antes de que se ordene la reducción de 30 a 20 por ciento la tenencia de moneda extranjera. 
 
La mandataria instruyó además al Ministerio de Economía para que realice una investigación sobre supuestas maniobras realizadas por esos cinco bancos mencionados que vendieron dólares antes de la decisión gubernamental de reducir la posición de moneda extranjera. 
 
Denunció además "una maniobra de pinzas" a cargo de productores agropecuarios, sectores exportadores y el sector financiero para forzar una devaluación del peso. 
 
"Cuando te sentás arriba de la cosecha o escondés los autos, lo que quieren es forzar una devaluación para licuar los convenios colectivos de trabajo con aumentos del 30 por ciento", afirmó. La jefa de Estado afirmó que "han perdido dinero a lo pavote" y "quieren tapar sus errores", aludiendo a la decisión de productores de "estar sentados sobre 27 millones de toneladas de granos".
 
La Presidente afirmó que "no hay problemas en la economía" y explicó que "puede haber problemas por sequía, cuando no podés vender autos porque no hay salarios, pero aquí el problema no es de la economía ni de la sociedad, sino que el problema está ubicado en sectores concentrados de la economía que quieren voltear al Gobierno y quieren hacerlo con ayuda extranjera".
 
"No tengo ninguna duda de que esto es así –continuó- y por una razón muy sencilla: porque soy una barrera infranqueable para que vuelvan a endeudar al país".
 
Se refirió a la sentencia de "desacato" del juez Thomas Griesa, y dijo que "quieren vulnerar nuestra soberanía".
 
"Argentina es un caso único, pide por favor que la dejen pagar", al referirse al conflicto con los fondos buitre y el juez de Nueva York.
 
Durante su discurso, la mandataria indicó: "Hoy la Argentina, en ejercicio de su soberanía, ha depositado el pago correspondiente al vencimiento de su deuda. Somos un caso único en todo, hasta en esto de pagar. Es increíble".
 
Las amplias críticas de la mandataria y las denuncias de complot para "voltearla", fueron reflejadas hoy en los matutinos porteños, con interesantes análisis:
 
# "Cristina ya armó el monstruo que la acompañará hasta 2015", escribió Ignacio Miri, en el diario 'Clarín':
 
"A los ponchazos, echando mano a recortes de diario, informaciones parciales de la SIDE y de sus propios funcionarios, publicaciones en la web y una tendencia tal vez atávica a imaginar conspiraciones planetarias, la Presidenta construyó anoche el collage que pretende mantener como decorado de sus últimos meses de mandato.
 
No tiene a mano un Spruille Braden como el que –con sus torpezas– tantas contribuciones prestó a la campaña de Juan Perón en 1946. Por eso, a la manera de Víctor Frankenstein, Cristina Kirchner se las arregló para moldear –además del escenario– un monstruo enorme y sin nombre que sirva como fabuloso enemigo en las batallas que faltan.
 
La Presidenta consiguió meter en un mismo discurso a banqueros, empresarios agrícolas, sus propios servicios de inteligencia y el Banco Central, los medios, un juez neoyorquino, los fondos buitre, el gobierno estadounidense y dirigentes de la oposición.
 
Todos ellos formarán parte del Resto del Mundo con el que combatirá el kirchnerismo, según la construcción que más confort brinda a la Presidenta.
 
(...) las dos denuncias que enhebró ayer la Presidenta: un complot para destituirla y otro -o acaso parte del mismo, no fue demasiado explícita en ese punto-, para que “le pase algo”.
 
Anoche, ya no en Roma ni en Nueva York sino en Buenos Aires, la Presidenta le dio un giro adicional a su denuncia sobre un atentado. Aparentemente, ya no son los terroristas islámicos del ISIS, como le confesó al Papa y a la ONU, sino los Estados Unidos, los que pretenden que a Cristina “le pase algo”.
 
No importa si el discurso de la Presidenta está edificado sobre bases sólidas o si las conexiones que presentó existen fuera de su imaginación. En rigor, nada indica que esas premisas puedan considerarse correctas. Pero Cristina ya se amparó en la muletilla “no es casual” para unir circunstancias que para cualquier otro observador sí eran completamente casuales. En este caso, entonces, lo que importa es que lo dijo la Presidenta (...)".
 
# "Otro tropiezo con la misma piedra", por Ricardo Kirschbaum, en 'Clarín':
 
"Para Cristina, la cuestión de los fondos buitre no es un problema solamente derivado de la codicia de unos pocos ni de la complicidad de un juez neoyorquino. La colisión, nada menos, es con el propio gobierno de Estados Unidos.
 
Si se examinan las declaraciones tanto de la Presidenta como de los ministros de Relaciones Exteriores o de Economía, así como las diarias declaraciones del jefe de Gabinete a punto de abandonar el cargo, se encontrará esa matriz del conflicto, una palabra muy usada desde el atril de Casa Rosada.
 
Esta es la forma que encontró el Gobierno para convertir el diferendo con Griesa en una crisis de la relación bilateral. Ese fue el espíritu de la ofensiva verbal y epistolar, advirtiéndole a Obama que se deberá hacer cargo de las consecuencias de las decisiones que adoptó ese juez de Nueva York.
 
El vocero del Departamento de Estado consultado anoche por la corresponsal de Clarín sostiene, en cambio, que es Argentina la que debe normalizar su relación con los acreedores para volver a participar del sistema financiero internacional (...).
 
Argentina sostiene que esto es un problema entre gobiernos y que Griesa –replicando la conducta oficial aquí con la Justicia– es un problema que tiene que solucionar el presidente Obama.
 
(...) el desacato que dictó Griesa tiene dos consecuencias.
 
Una, concreta, que puede traducirse en multas que alguna vez la administración, cualquiera sea, deberá saldar.
 
Otra, más seria, tiene el efecto de una bomba en profundidad sobre la ya maltrecha confianza que despierta el país en el mundo financiero y en las necesidades de inversiones cada vez más imperiosas.
 
La obstinada conducta de tropezar con la misma piedra ya es una constante y demuestra que el aprendizaje de los errores es una materia olvidada en la política exterior."
 
# En el diario 'La Nación', Fernando Laborda escribió "El discurso de barricada convertido en dogma"
 
"Cada semana que pasó tras la decisión de la justicia norteamericana de dejar firme la sentencia del juez Thomas Griesa contra el Estado argentino, la presidenta de la Nación no hizo más que redoblar su apuesta. Primero, atacó a los fondos buitre y al magistrado neoyorquino. Más tarde, responsabilizó al gobierno de los Estados Unidos por su falta de apoyo a la Argentina en este trance judicial, pretendiendo desconocer que en ese país rige efectivamente la división de poderes.
 
Los ataques a la administración de Barack Obama se profundizaron en los últimos días y llegaron a su punto más alto anoche.
 
Fue cuando desde la Casa Rosada, Cristina Kirchner sugirió: "Si me pasa algo, que nadie mire hacia Oriente. Miren hacia el Norte".
 
No fue la única novedad del mensaje presidencial. Como nunca hasta ahora, Cristina fue enfática al denunciar que "algunos sectores concentrados de la economía quieren voltear al Gobierno", al tiempo que lanzó acusaciones contra entidades financieras locales que estarían alentando operatorias con bonos y acciones para obtener dólares a través del llamado "contado con liquidación", una herramienta legal que la jefa del Estado tildó de "ilegal". Del mismo modo, denunció que ciertos empresarios "están presionando sobre el tipo de cambio para que haya devaluación y así licuar los aumentos salariales".
 
Fue demasiada dosis de relato para una noche. Semejante andanada de denuncias obliga a preguntarse qué quedará para la próxima vez. ¿Acaso más denuncias con nombres y apellidos? Nadie puede saberlo, pero es cierto que, con las cuestionadas leyes antiterrorista y de abastecimiento en sus manos, los funcionarios esperan contar con una batería de herramientas intimidatorias.
 
La Presidenta insistió anoche en las teorías del complot y hasta sugirió, por primera vez, que en "el Norte" alguien podría estar planeando que le pase algo. Queda claro que no pretende diferenciarse en casi nada de líderes como Hugo Chávez o Fidel Castro, que pasaron toda su vida denunciando planes para terminar con sus vidas por parte del "imperialismo yanqui".
 
Tal vez la jefa del Estado, al denunciar intentos de golpes de mercado por parte de "sectores económicos concentrados" de su propio país, no haya reparado en que el problema es, en realidad, mucho más grave. Porque la Constitución ofrece suficientes garantías ante cualquier acto de fuerza contra el orden institucional. Un tan trasnochado como incomprobable intento de golpe de Estado no debería preocupar seriamente al Gobierno. Sí debería inquietarlo que la corrida hacia el dólar obedezca, por un lado, a la convicción de demasiada gente de que, ante la creciente inflación, hay que huir del peso y, por otro lado, a la ansiedad de no pocos empresarios por hacerse de dólares para afrontar compromisos por importaciones, frente a la imposibilidad de obtenerlos en el insólitamente llamado "mercado libre y único de cambios".
 
(...) anoche, Cristina Kirchner (...) reiteró: "Estamos dispuestos a negociar. Lo que no sabemos es traicionar". Habrá que ver si esa leve expresión de voluntad negociadora y los costos de la intransigencia pueden más que el riesgo de convertir en dogmas viejas consignas de barricada propias de los años 70."
 
# Walter Curia escribió en el diario 'El Cronista', "Una Presidenta sin opciones":
 
"Un jefe de Estado debe asegurarse siempre el mayor número de opciones posibles a la hora de enfrentar un conflicto. Se dirá siempre al final que se escogió la correcta, lo supiera o no. Lo enseñan los manuales de política desde hace cinco siglos. Esa lógica se aplica de forma implacable en el actual momento del Gobierno. Frente a una realidad cada día más compleja, la Presidenta ha ido cerrando su número de opciones hasta llegar a contar tan solo con una. Escalar el conflicto era, como se podía prever, la única posibilidad. Nada puede asegurar que tendrá éxito.
 
La Presidenta denunció ayer que quieren derrocarla. Nunca antes un presidente de apellido Kirchner se había atrevido a llegar tan lejos. Responsabilizó a empresarios, productores y banqueros locales y al gobierno de los Estados Unidos de querer "voltear" a su gobierno; se preguntó si quieren llevarla a prisión en un próximo viaje a Nueva York e insinuó incluso que podría ser víctima de un magnicidio provocado por esas misma manos. "Si me pasa algo, que nadie mire hacia el Oriente, miren hacia el Norte", advirtió por las amenazas que, ella misma denunció, recibió de parte del grupo Estado Islámico.
 
Tal vez la predicción más verosímil fue la aplicación de sanciones contra la Argentina, que la Presidenta ubicó en las próximas semanas. En los mercados se hablaba de eso ayer.
 
El informe de la embajada de los Estados Unidos con advertencias a su ciudadanos sobre la inseguridad en la Argentina no podría haber sido pensado para un peor momento.
 
Es habitual que el Departamento de Estado haga advertencias a sus ciudadanos en todo el mundo. Hay mayor sensibilidad en momentos en que Estados Unidos libra una guerra en Irak que, como se ha visto, disgusta a la Presidenta. En este caso, las sugerencias a los norteamericanos están vinculadas al crecimiento del delito en las calles de nuestro país –incluso en las que rodean a la propia legación diplomática– y no son más que un compendio de recomendaciones que cualquiera argentino le haría a su hijo. Desde la embajada trascendió que el informe es de rutina, y es posible.
 
Pero no hay duda que fue inoportuno (...).
 
(...) bajo un sistema de análisis rudimentario, en el que ‘todo tiene que ver con todo’, la nota de la embajada, la declaración de ‘desacato’ de la Argentina, la caída en la producción automotriz, el refugio en el dólar y la demorada liquidación de la cosecha de soja no son resultado de malas políticas. Son las piezas dispersas de una conspiración.
 
Cristina Kirchner reclamó ayer al mundo que deje pagar a la Argentina sus compromisos, pero según sus propias reglas (...) y acusó a ese mismo mundo de querer "tirar abajo" la restructuración de la deuda soberana "para que volvamos a deber miles de millones de dólares". Dijo no haber sido sorprendida por la declaración de desacato, que la Presidenta llamó ayer "basura" a los materiales que publican los diarios. "Senil" al juez de Nueva York Thomas Griesa. "Idiotas", a los productores agropecuarios. "Provocador y cínico" al encargado de negocios de la embajada norteamericana, al que concedió la gracia de permitirle permanecer en el país. Se vio a una mujer en el umbral de la procacidad.
 
En medio de sus profecías, arriesgar qué desea realmente la Presidenta para su último año de gobierno es jugar un albur. Para ella todo se ha reducido a una cuestión de fe".
 
# "Doblar la apuesta", por Hernán Dearriba, en el preferido de la propia Cristina, 'Tiempo Argentino':
 
"Es una ley no escrita en el kirchnerismo: si atacan, doblar la apuesta. La presidenta Cristina Fernández apeló ayer una vez más a esa estrategia.
 
En una maratónica sesión de casi tres horas de discursos en la Casa Rosada, la mandataria denunció una embestida combinada entre fondos buitres, la justicia estadounidense, bancos, productores sojeros y empresas locales.
 
El instrumento: las especulaciones con el tipo de cambio, combinadas con la construcción de un escenario negativo destinado a socavar su gobierno, al que la presidenta calificó como el último dique de contención para evitar que el país vuelva a caer en un proceso de endeudamiento crónico y políticas neoliberales.
 
En esa construcción no ahorró críticas al juez Thomas Griesa por la declaración de desacato, y al gobierno de los Estados Unidos. Además reiteró la voluntad del país de pagar sus deudas, pero advirtió que "no se negocia con la bandera". La presidenta tiene motivos para sospechar. 
En un caso previo en el que una Corte de distrito estadounidense declaró en desacato al Congo, el gobierno de Washington rechazó esa decisión de manera taxativa. Esa posición dista notablemente del tibio mensaje que emitió ayer un vocero del Departamento de Estado sobre la situación argentina luego de la decisión de Griesa.
 
En el plano local, la presidenta ordenó al Ministerio de Economía que plantee una investigación en la Justicia sobre presuntas operaciones especulativas con el tipo de cambio y el "contado con liqui". En medio de anuncios de urbanización de barrios, Cristina Fernández alertó que el objetivo es impulsar una devaluación para licuar las paritarias de este año y dejó un interrogante de cara a 2015, cuando se preguntó si seguirán las políticas de recuperación de derechos que planteó el kirchnerismo."
 
# "Los desplantes de la embajada potencia", de Luis Bruschtein, en 'Página/12':
 
"Fue un discurso duro. La Presidenta dijo que no estaba enojada, que no se podía dar ese lujo.  Entonces el discurso fue pensado en ese tono en detrimento de otro más diplomático, como si hubiera sido el único posible. Las puertas al discurso negociador las había cerrado el gobierno de Estados Unidos. Porque Argentina buscó negociar desde el principio del conflicto que abrió el fallo del juez Griesa.
 
En ese proceso tuvo más expectativas en una resolución política a partir de la intervención de la Casa Blanca que en la languideciente lucidez del anciano juez municipal de Nueva York. Y buscó una señal que nunca llegó de la administración Obama, que se mostró amedrentada por el lobby de los fondos buitre. Los fondos sostienen a la derecha republicana y a algunos sectores también derechistas del Partido Demócrata y en ese precario equilibrio en la interna norteamericana, Argentina se convirtió en parte del botín que reclamó a ese lobby.
 
Toda la operación tuvo el grotesco de las viejas y malas mañas de potencia abusiva. Desde el fallo incumplible del juez, siguiendo por la cerrada negativa de los fondos buitre a negociar y por la parcialidad vergonzosa de cada una de las medidas de Griesa para acorralar a la Argentina, hasta la insólita declaración de desacato a un Estado soberano. A todo esto se sumaron las provocaciones de la embajada en Buenos Aires: las declaraciones del encargado de negocios, a cargo de la sede diplomática, y la burda carta que hicieron circular entre residentes y turistas. Las dos acciones buscaron la complicidad de los medios opositores. No fueron medidas diplomáticas, fueron agresiones.
 
El país está más acostumbrado a gobiernos que metieron la cola entre las patas. Era otra posibilidad que le quedaba a Cristina Kirchner. El discurso de ayer mostró que no era una opción para ella. Estados Unidos jugó fuerte con Argentina y el mensaje de la Presidenta fue que el país tomaba nota y que esta situación impactará fuertemente en el diseño de su política exterior.
 
Hubo varias alusiones muy fuertes. En algún momento incluso mencionó las supuestas amenazas de terroristas fundamentalistas del ISIS, justo antes de su viaje a la ONU, como una posible operación para sensibilizar su posición sobre la guerra antiterrorista a la que convocó Obama en ese foro.
 
El contenido del discurso abrió muchas puertas. El país tomó distancia de Washington y ya no es tan visible la idea de un posible acuerdo en enero con los fondos buitre. Cualquier acercamiento ya necesitaría gestos políticos de la Casa Blanca si no quiere que Argentina consolide su relación con otros socios, con otras razones y con otras regiones."
 
 

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