RELATO FISURADO

Cristina no resiste un archivo (volantazo oportunista): "No quiero entrar al grupo de países xenófobos" (!)

Hace cuatro años, la presidente Cristina Fernández, quien anoche anunció que el proyecto de ley de reforma del Código Procesal Penal que enviará al Congreso prevé expulsar a los extranjeros "sorprendidos in fraganti en la comisión de un delito" y que estos "no podrían reingresar al país en 15 años", cuestionaba a quienes pedían penas más duras para los delincuentes extranjeros, jactándose de no querer "entrar al grupo de países xenófobos". Ahora, cuando las papas queman y se necesitan medidas de alto impacto mediático y social, pero principalmente votos, el relato se fisura y la Presidente pega un 'volantazo' oportunista.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) Notable es el cambio en el relato oficial cuando las papas queman y es necesario imponer agenda, con anuncios de alto impacto. Y, sobre todo, cuando la campaña con miras a 2015 ya ha empezado tácitamente. En ese contexto es que puede interpretarse el drástico cambio de opinión de Cristina Fernández respecto a los castigos para los delincuentes extranjeros.

"No estoy dispuesta a que la Argentina se integre al club de países xenófobos del planeta", había dicho Cristina hace 4 años, en octubre del 2010, al anunciar la creación del Ministerio de Seguridad. Sus palabras, como siempre, fueron recibidas con aplausos de aprobación por algunos de los referentes de los Derechos Humanos vinculados al kirchnerismo, como Estela De Carlotto y el ex juez Baltasar Garzón, que se encontraban en el acto celebrado en la Casa Rosada.

Ahora, cuatro años después, el relato se quebró. Y anoche, la Presidente anunció que enviará al Congreso un proyecto de ley de reforma del Código Procesal Penal, que prevé expulsar a los extranjeros "sorprendidos in fraganti en la comisión de un delito" y que estos "no podrían reingresar al país en 15 años".

"Es una figura que seguramente va a generar alguna controversia", reconoció Cristina, pero enseguida argumentó que se trataba de "una protección que merecemos los argentinos, que merece el conjunto de la sociedad frente a lo que se ha venido observando como un fenómeno creciente de extranjeros que ingresan al país a delinquir" (ver nota relacionada).

Cabe destacar que Cristina había empleado estas duras palabras hace 4 años para 'pegarle' a Mauricio Macri por sus opiniones sobre la política inmigratoria "descontrolada", que en opinión del jefe de Gobierno porteño había causado los desmanes en el Parque Indoamericano.

Semanas atrás, quien había lanzado la primera piedra en este sentido había sido el secretario de Seguridad, Sergio Berni, al asegurar que hay extranjeros que vienen a la Argentina "a delinquir"
"Este fin de semana detuvimos más de 60 delincuentes extranjeros que vienen a la Argentina únicamente a delinquir. Esto corresponde a la laxitud del sistema penal y del penitenciario", protestó Berni. Y agregó: "Les pido a los legisladores que le den herramientas ágiles a la Justicia para que cuando detengamos delincuentes extranjeros que vienen a la Argentina a delinquir salgan del país y no puedan entrar nunca más", (ver nota relacionada).

Sus duras palabras encontraron resistencia en sectores del kirchnerismo. “La idea de deportar es un paso atrás, el problema no es la nacionalidad, sino que haya delinquido”, dijo entonces el  diputado nacional Leonardo Grosso, referente nacional de la JP Evita, ante la consulta de Ifocielo, tras lo cual agregó que de eso “se tienen que encargar los jueces y las fuerzas de seguridad”.

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“Nada tiene que ver la nacionalidad con la delincuencia”, insistió.

En esos días, Jorge Capitanich fue consultado acerca de si el Gobierno estaba pensando "en algún tipo de modificación en la política migratoria en Argentina". "No", fue la respuesta tajante del jefe de Gabinete.

En tanto, en una columna publicada en Página/12 con el título "Suenan alarmas de xenofobia", la ex ministra de Seguridad y actual embajadora argentina ante la OEA, Nilda Garré, dijo que el debate surgido de las declaraciones del funcionario de Seguridad era "inverosímil" pero opinó que "el campo nacional y popular" debía tomárselo "muy seriamente".

"Las consecuencias laterales, no deseadas, de haber destapado la caja de Pandora de la xenofobia, despertando un componente de intolerancia que se encontraba latente en la sociedad, no deben ser subestimadas por las fuerzas políticas y sociales del arco progresista", escribió Garré, quien manifestó su sorpresa ante la aparición de esta discusión a la que tildó de "liberal", ya que estas surgían "en países con crisis económicas" y la Argentina "ha salido indemne de la gran crisis financiera de 2009 y sus coletazos posteriores".

Por su parte, Horacio Verbitsky también se metió en la polémica y en su habitual columna de los domingos en Página/12 se despachó contra Berni, a quien llamó un "macho malo de la política" y lo acusó de "buscar votos con la represión, sin reparar en formas ni derechos".

# "La contradicción ha sido constante en este gobierno en temas de seguridad"

"Desde 2003 el kirchnerismo pasó por distintos momentos en su vínculo con el problema del delito", apuntó Máximo Sozzo, director del Programa Delito y Sociedad, de la Universidad Nacional del Litoral, según publicó hace unos días La Nación, describiendo una primera etapa, en el gobierno de Néstor Kirchner, de una retórica progresista, con la designación de Eugenio Zaffaroni en la Corte Suprema y la persecución de los crímenes de la dictadura, que se interrumpió en 2004 con el caso Blumberg, cuando varias plazas repletas de reclamos hicieron que los legisladores bonaerenses kirchneristas aprobaran leyes para endurecer penas.

"En cuanto a las fuerzas de seguridad, hubo una tentativa más reformista durante la gestión en el Ministerio de Justicia de Gustavo Beliz, que luego se abortó y quedó sepultada. Eso cambió con la creación del Ministerio de Seguridad en 2010 y la gestión de Nilda Garré, rodeada de una retórica progresista y algunas iniciativas que encarnaron esa agenda -sigue-. Pero ya desde antes de la llegada de Berni se introdujo una cuota de ambivalencia, que hoy es extraordinaria. Berni recuerda a los peores momentos de endurecimiento policial de fines de los 90."

"Como alianza política, tener un programa de carácter reformista nunca fue un compromiso fuerte del kirchnerismo. Ha sido promovido por ciertos sectores de esa coalición, que tuvieron dificultades para imponerlo. Es parte de su heterogeneidad", apunta Sozzo, y le da dimensión regional al problema: "Es algo que se puede ver en otras alianzas políticas de la región, más identificadas con la derecha, como en Chile, y más con la izquierda, como en Venezuela. Es parte de cómo se juega el control del delito en las sociedades contemporáneas, y revela la incapacidad de los actores políticos de construir programas y de no terminar haciendo planes de corto plazo, que responden a la emergencia, sólo mirando la visibilidad y ligados a la competencia electoral", afirma.

Para otros, se trata de la distancia relato-realidad, que en temas de seguridad se hace mucho más evidente. "La contradicción ha sido constante en este gobierno en temas de seguridad. El resultado es que no ha habido política en el tema. En lo operativo lo delegaron en Berni, pero en lo declarativo sigue esa misma visión ideologizada. Entonces, como sociedad nos movemos con soluciones ilusorias, porque la mano dura también lo es", había asegurado Eugenio Burzaco, ex jefe de la Policía Metropolitana y referente de seguridad de Pro.

"Hablamos con especialistas con los que tenemos miradas políticas diferentes y en el 80% de las cosas estamos de acuerdo, pero cuando eso se traduce en el discurso político entran a jugar los extremos", explicó.

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