UN SÁBADO PARA OLVIDAR

Acerca de cómo el "Chiquito" le arruinó el festejo a Cristina

Por cadena nacional de radio y TV, Cristina Fernández de Kirchner le pidió a Axel Kicillof que se adelantara: "Vení Chiquito", un aire maternal que más bien pareció de cariñosa subestimación del ambicioso economista con veleidades de intelectual. Cristina sabía muy bien lo que pasaba: en los minutos siguientes ella tendría que reivindicar la gestión de Kicillof, sabiendo ambos (y muchos otros) que acaba de ocurrir un fracaso considerable.

por CLAUDIO M. CHIARUTTINI
 
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). Axel Kicillof y, en parte la lluvia, arruinaron el final de fiesta para el 2014 que tenía preparado el Gobierno, casi con el proyecto de Ley “Argentina Digital” aprobado, con la reforma del Código Procesal Penal ya promulgada, con una oposición desarticulada que no logra elaborar un proyecto alternativo que pueda seducir votantes y sin un candidato que proyecte sombra sobre Cristina Fernández como líder político en el escenario electoral, a menos de 10 meses de las elecciones.
 
Si bien se sostuvo que el acto del 10/12 se postergó por las finales de los campeonatos de fútbol y algunos partidos internacionales, la “celebración” del regreso de la democracia (que para el Mundo K es sinónimo de kirchnerismo) se llevó al 13/12 para incluir, en el mensaje de la Presidente de la Nación, un supuesto éxito de la operación de canje/recompra y colocación de deuda. Sin embargo, una larga sucesión de errores cometidos por el equipo económico obligó a Cristina Fernández a reconvertirlo todo: el “festejo” mutó en un desafío a los holdouts.
 
Cuando se lanzó la operación de canje/recompra y colocación de deuda se dijo que era
 
> para descomprimir los vencimientos de deuda que se producen en 2015, y
 
> un mensaje hacia los holdouts de que no habría negociaciones a partir de Enero ya que con el regreso a los mercados de capitales se abriría una puerta para levantar el cepo importador, tema clave para reactivar la actividad económica.
 
Ahora que quedó demostrado
 
> el mal diseño de la operación,
 
> el error de cálculo del momento de lanzarla, y
 
> la pésima organización previa que debe hacerse entre los grandes operadores para saber la posibilidad de concretarla con efectividad y eficiencia,
 
irrumpen 3 frentes de tormenta para el Gobierno de Cristina Fernández y para el paupérrimo equipo de economía que lidera Kicillof.
 
El primer tema es: ¿Cómo se van a cubrir los cerca de US$15.000 millones de vencimiento que hay en 2015? Es evidente que los inversores internacionales no aceptan la “Ley de Pago Soberano” para realizar operaciones financieras con la Argentina y que no se pueden hacer en el exterior por el default cometido por Cristina Fernández y Axel Kicillof al no haberse sentado a negociar con los holdouts.
 
Con los precios de las materias primas en el mundo cayendo semana a semana, es ilusorio pensar que los dólares vendrán de la cosecha de soja, de las inversiones en Vaca Muerta o de la venta de minerales al exterior. Ciertas proyecciones hablan de una merma en el total de exportaciones de US$12.000 millones respecto de 2014, lo que genera una doble presión para un Gobierno que está en retirada, en default, no tiene acceso al crédito y enfrenta una pesada lista de vencimientos en su último año en el poder.
 
El 2do. problema consiste en cómo queda la estrategia de la Casa Rosada con los holdouts. Con el fracaso de la operación financiera de la semana que pasó, la única posibilidad que tiene la Argentina es levantar el default, dejar de lado la “ Ley de Pago Soberano” y aceptar colocar deuda pública externa con una tasa de 2 dígitos. ¿Se animará a hacer eso una Cristina Fernández que hace pocas horas repitió en la Casa Rosada y ante un grupo de militantes, en forma errónea, que se mantiene la política de desendeudamiento?
 
El fracaso que acaba de obtener "el Chiquito" Kicillof con su operación de canje/recompra y emisión de deuda pone en duda que los acreedores holdouts estén dispuestos a aceptar bonos  argentinos como pago por los fallos judiciales obtenidos en New York. Es más: luego del enorme error cometido por el Ministro de Economía, por ejemplo, es evidente que nunca se tendría que haber concretado un acuerdo tal como se hizo con Repsol para abrir la puerta a Vaca Muerta (¿?), que le permitió a la petrolera española recibir bonos argentinos y revendérselos al JP Morgan en cuestión de horas.
 
Pero supongamos que hay acuerdo con los holdouts; ellos aceptan bonos de deuda argentinos y, además, la Argentina coloca más deuda para afrontar los vencimientos de 2015. ¿Hay en el mundo interés en comprar papeles argentinos por una cifra cercana a los US$25.000 millones? Parece difícil luego del fracaso con sólo US$3.000 millones.
 
Sucede que no todo es una cuestión de tasa de rendimiento ofertado sino también de riesgo crediticio, y una cuestión debe ponderarse con la otra. 
 
El 3er. frente de tormenta se abre para la industria nacional, que con una merma aún mayor de disponibilidad de divisas se encamina a un año más de recesión. Los US$6.000 millones que el Banco Central le adeuda a automotrices, laboratorios, ensambladoras de Tierra del Fuego y supermercados, entre otros sectores, nunca fueron pagados; las cuotificaciones negociadas por Juan Carlos Fábrega, que fueron aumentadas apenas asumió Alejandro Vanoli, ahora pueden reducirse. Ese es un escenario que podrían profundizar, aún más, los cálculos de caída del PBI.
 
Tal como ocurre desde fines de 2008, el Gobierno de Cristina Fernández y sus sucesivos ministros de Economía han disculpado sus inmensos errores usando la crisis internacional como excusa. Axel Kicillof repitió ese modelo el viernes 12/12 cuando tuvo que explicar el fracaso de la operación financiera. Parece difícil creer que se pueda mantener esta excusa un año más y que, todavía, mucha gente lo siga creyendo.
 
Cristina Fernández y sus “espadas” en el Palacio de Hacienda, el Banco Central y la Secretaría de Comercio, han fracasado en
 
> contener la inflación,
 
> seducir a inversores externos,
 
> reactivar la economía,
 
> impulsar a la industria nacional, y
 
> reducir la dependencia de los insumos externo.
 
Sin embargo, sí han sido eficientes en frenar la conflictividad social: disfrutan del 1er. fin de año sin saqueos de supermercados desde 2001; también consiguieron frenar el drenaje de divisas y bajaron el precio del dólar blue.
 
De esta forma se puede decir que el Gobierno de Cristina Fernández, desde la crisis con el campo (2008) hasta hoy día (2014), ha sido eficiente en las operaciones “policiales” alrededor de la economía.
 
No solucionan los problemas de la economía pero parchan, postergan, estiran... Es decir, el cristinismo confirma que es exitoso en el terreno político, pero en cuanto se habla de producción, macroeconomía y finanzas resulta que no entienden de Economía, ni al mundo de los negocios.
 
Por razones políticas han destrozado sectores de la producción, desde envasadoras de yerba mate a escribanías especializadas en compra/venta de inmuebles, desde desarrolladores inmobiliarios a medios de comunicación, desde la producción ganadera hasta la industria automotriz. Y cada vez que ellos plantean un negocio, hay sospechas de corrupción. Luego, cada vez la economía argentina exporta a menos países.
 
Axel Kicillf nunca generó entusiasmo ni confianza entre los economistas ortodoxos, banqueros o industriales; pero él sedujo a Cristina Fernández, quien ignora todo sobre economia.
 
No obstante, desde el viernes 12/12, las dudas que había en muchos miembros del Gabinete se han trasladado a la “mesa chica” de la Quinta de Olivos. El ministro de Economía tiene unas pocas semanas para rediseñar la estrategia de financiación para 2015 y de negociación con los holdouts.
 
Todo lo que Cristina Fernández no quería hacer –y que Axel Kicillof le dijo que no se haría- quizás ahora haya que hacerlo.
 
¿Se sentarán a negociar con los holdouts, tal como ordenó el Juez “municipal” Thomas Griesa?
 
¿Pagarán los fallos judiciales perdidos en Estados Unidos?
 
¿Derogarán, de hecho o de derecho, la “Ley de Pagos Soberanos”?
 
¿Levantarán el cepo importador?
 
¿Emitirán deuda con tasas de 2 dígitos?
 
Luego de 7 años de Gobierno de Cristina Fernández, la respuesta a todas las preguntas previas es un “No” rotundo.
 
Sin embargo, si la Presidente de la Nación quiere terminar su mandato desde una posición de fortaleza, deberá aceptar un giro copernicano en su política económica o pagar las consecuencias de haber elegido tan malos ministros de Economía.

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