UN 'TAPADO' DESTAPADO

Fernando Pocino sube a escena (a su pesar)

Fernando Gonzalo Pocino es un prominente integrante de los servicios de inteligencia, muy allegado a los K vía Nilda Garré, quien en su momento fue influyente, y a quien acercó al general César Milani. Pocino es el agente predilecto de La Cámpora, y llevó adelante una guerra doméstica contra Jaime Stile o Antonio Horacio Stiusso (más conocido como Jaime Stiusso), a quien derrotó. Ninguno de los 2 es un personaje que Ud. invitaría a cenar en familia, y marcaron la relación de la Secretaría de Inteligencia con los Kirchner, mucho más que Héctor Icazuriaga o Francisco Larcher. Mientras Stiusso era jefe de Operaciones, Pocino era jefe de Contrainteligencia, y tuvieron etapas de intensa sociedad y luego de abierta competencia por el control del presupuesto, la influencia sobre el Poder Ejecutivo y todas las actividades lucrativas que permite lo turbio. De pronto, cuando parecía que había alcanzado el control de la Secretaría de Inteligencia, a Pocino le ocurre lo peor que puede sucederle a un espía: llegar a los medios de comunicación, y con escándalo. Él autorizó o no desautorizó o no impidió las actividades de un subordinado suyo que fue el nexo, según Alberto Nisman, en la relación sórdida con Irán.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). La nota de Hernán Capiello en el diario La Nación fue titulada "Un agente camporista de la ex SIDE hizo de enlace con Irán", y apunta a conseguir que la reunión del fiscal especial Alberto Nisman y los legisladores resulte a puertas cerradas: no es posible vulnerar la identidad de un agente secreto sin una autorización presidencial previa. Es conocido que todo agente de la Secretaría de Inteligencia tiene 2 identidades: la real y la ficticia. Se supone que Nisman dará su nombre y apellido ficticio porque dificilmente conozca la identidad real. Pero de todos modos sería un bochorno hacerlo en público, en especial si tiene vinculación con La Cámpora.
 
 
De acuerdo al reporte periodístico, el espía en cuestión es el favorito de Cristina Kirchner, tiene acceso a la intimidad de la Quinta de Olivos y conoce los secretos del poder (¿hablará con la juez Sandra Arroyo Salgado también?). Sigue la crónica: "(...) Acusado de pasar información clasificada al gobierno de Irán siguiendo supuestas instrucciones de la Presidenta, integra La Cámpora, la organización que lidera Máximo Kirchner, según revelaron varias fuentes de Inteligencia. (...)".
 
Y el fiscal Alberto Nisman pidió la declaración indagatoria de este agente como partícipe del plan para asegurar la impunidad de los 5 iraníes prófugos porque habría sido quien mantuvo informado a Irán sobre los detalles del plan para salvar a los ex funcionarios iraníes prófugos acusados de volar la AMIA, y participó en la construcción de datos falsos para desviar la investigación. 
 
Pero para Urgente24 el dato es que el espía reporta a Fernando Gonzalo Pocino, el ganador de la guerra interna de la Secretaría de Inteligencia (SI, ex SIDE) y la confianza del poder después del apartamiento de su rival, el ex director general de Operaciones, Jaime Stile o Antonio Horacio Stiusso (más conocido como Jaime Stiusso). 
 
El agente camporista asignado a la causa AMIA fue nombrado recientemente en la base de la SI en la calle Estados Unidos, que era 'la cueva' del defenestrado Stiusso.
 
Pero Pocino nunca antes había protagonizado un escándalo semejante. Como jefe del subordinado cuestionado, él es responsable directo de los errores, omisiones y delitos que aquel hubiese protagonizado. Pocino tendría que demostrar que él desconocía la actividad de su subordinado, lo que le obligaría a aceptar que éste tenía más jerarquía, lo que lo desautoriza hacia adentro del organismo estatal. En cualquier casi, tendrá que ser convocado a indagatoria.
 
 
"(...) Se trata de un personaje que se hizo célebre por espiar a políticos y periodistas a pedido gubernamental, apelando siempre a métodos ilícitos de seguimiento y hackeo de correos electrónicos. Su rostro fue revelado por diario Perfil en enero de 2007 mientras veraneaba en Cariló, al tiempo que se reveló que se trataba del hombre que impulsó una campaña sucia contra el director de ese medio, Jorge Fontevecchia. Según Perfil, Pocino además es autor de célebres campañas difamatorias: "Contra Elisa Carrió, cuando se acusó de lavado de dinero al candidato a legislador por el ARI, Enrique Olivera. También Pocino habría estado a cargo de sacar a la luz, el legajo del diputado Juan José Álvarez, sobre su paso como empleado de la SIDE entre 1981 y 1984, en el momento que apoyó a una eventual candidatura de Lavagna." (...)".
 
Fernando Pocino fue el artífice de las operaciones contra Aníbal Fernández, tanto cuando fue ministro del Interior como Jefe del Gabinete de Ministros. Pocino comenzó la guerra contra Fernández cuando le atribuyó liderar un sistema de inteligencia paralelo o propio, en especial desde la Policía de Seguridad Aeroportuaria, que competía (y desplazaba, por momentos) a la Secretaría de Inteligencia. 
 
Más tarde Pocino libró una guerra santa contra Anibal F. porque le acusó de querer desplazar a Nilda Garré del Ministerio de Defensa, lo que provocaría el seguro relevo de César Milani, el aliado de Pocino y Garré. 
 
Nisman, a quien el Gobierno liga con Stiusso, pidió que se impida la salida del espía del país y le solicitó al flamante jefe de la ex SIDE, Oscar Parrilli, que lo releve del secreto para revelar su nombre.
 
Según conversaciones grabadas con el supuesto agente iraní Jorge Alejando Khalil, alias "Yussuf", que oficiaba de enlace, el espía argentino tenía acceso directo al entorno presidencial. 
 
Por ejemplo: "Te cuento que la doctora está con gripe y con una fiebre de la puta madre. Así que está con un quilombo de la puta madre, a ver si mañana arranca para hablar. Si va a hablar, va a hablar de última. Después de las cuatro o cinco", dijo acerca de un acto que se llevó a cabo el 25/05/2013, según Capiello. 
 
Y cuando la Presidenta se tuvo que operar sorpresivamente en octubre de ese año y nada se sabía públicamente, el agente comentó al mensajero iraní: "Tiene un coágulo, ¿viste? Casi seguro que la operan. Ella se da cuenta el sábado cuando empezó a hacer gimnasia. Le empezó a picar. ¿Viste cuando se te duerme la mano, que te da picazón? ¡Y pensaron que era del corazón y salieron cagando! Bueno, de allí le hacen todo un estudio dentro del sistema médico de la quinta, le meten el anticoagulante, que eso es muy bueno, eso no siguió el daño, ¿entendés? Ya está internada hace una hora y media".
 
El agente camporista, según Nisman, incluso le ofreció a Khalil cargos en la Aduana y en el Ministerio del Interior y Transporte para gente de la comunidad chiita.
 
Para Nisman, el plan de encubrimiento e impunidad se gestó hacia septiembre de 2012, y agentes de la ex SIDE hoy SI, ya elaboraban la pista falsa para desviar la causa.
 
Para el fiscal, el único objetivo de Irán en las negociaciones con la Argentina consistía en que cayeran las circulares rojas de pedidos de captura que había en Interpol, y el memo era un instrumento para hacerlo. Tras el pacto, sostiene Nisman, el agente camporista les dijo a los iraníes: "Tranquilos, ya ganamos. Es decir, ganamos una partida. Yo te dije, vos no me tenías fe". Para el fiscal, esa frase revela que ambos compartían el mismo "objetivo criminal".
 
Nisman sostiene que más tarde, como Interpol comunicó que no levantaría esas circulares, los iraníes se enojaron con Timerman y perdieron interés en ratificar el memorándum de entendimiento.
 
 
"(...) El viernes asumió sus funciones el nuevo embajador Noah Mamet. Habrá que aguardar una futura tanda de Wikileaks para saber si es real la información que circula entre funcionarios judiciales que conocen a Nisman, sobre un encuentro con el consejero político Ken Roy antes de presentar su incandescente dictamen. 
 
Roy es el enlace de la embajada con la Asociación de Magistrados, que conduce la resistencia judicial al gobierno. Esta relación promiscua con una potencia extranjera no ha producido el menor escándalo en quienes, de derecha a izquierda, sólo lo ven como un proyectil capaz de hacer daño al gobierno nacional. 
 
Cualesquiera sean los respaldos de Nisman, no se entiende cómo podría el gobierno “fabricar la inocencia de Irán”. Como el fiscal es quien debe probar la culpabilidad, esta es una inversión de la carga de la prueba o una implícita admisión de que al cabo de diez años carece de elementos probatorios.
 
Lo burdo del intento por incriminar a la presidente, que tanto Canicoba Corral como el gobierno atribuyeron al removido jefe de la Secretaría de Inteligencia, Antonio Horacio Stiuso, no implica que todos los pasos oficiales hayan sido apropiados. 
 
Tanto Nisman como Stiuso contaron con el respaldo de Kirchner, quien en 2005 llevó a las Naciones Unidas la denuncia contra Teherán, cuando George W. Bush buscaba un pretexto para repetir sobre Irán la devastación de Bagdad, tal como se señaló entonces aquí. Cristina siguió ese esquema durante su primer mandato. Sus frecuentes encuentros dentro y fuera del país con la DAIA y la AMIA no impidieron que esas organizaciones se alinearan con la oposición en el cuestionamiento a sus tentativas de esclarecimiento. 
 
En cambio nunca recibió a la organización de familiares de las víctimas Memoria Activa, que apoyó en el Congreso el Memorando de Entendimiento y que denunció ahora una operación contra la presidente. También llevó el caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y aceptó un proceso de negociación amistosa con el patrocinio del CELS y CEJIL. 
 
El 4 de marzo de 2005, el Estado reconoció ante la CIDH su responsabilidad internacional por la violación de los derechos humanos al no haber cumplido la función de prevención, por la denegatoria de justicia debido al encubrimiento de los hechos y al grave y deliberado incumplimiento de la función de investigarlos. Como reparación integral se comprometió a una agenda de trabajo tendiente a informar a la población, investigar los hechos, prevenir su repetición futura, compensar los daños y reformar algunas leyes, entre ellas la de Inteligencia. 
 
Además de informar sobre el acuerdo, debía fortalecer los organismos investigativos tanto del Ministerio Público como del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, garantizar la investigación del atentado y de su encubrimiento, profundizar el relevamiento de archivos en poder de la Secretaría de Inteligencia, extenderlo a la Dirección de Migraciones e informatizar sus registros. 
 
También se comprometió a crear una unidad especializada en catástrofes, tanto para la atención de las emergencias médicas como para la recolección y protección de pruebas en casos criminales, incluyendo un plan de contingencia para casos de atentados. Además debía impulsar una ley de reparación para todas las víctimas del atentado, transparentar el sistema de utilización de fondos reservados de la Secretaría de Inteligencia y facilitar el acceso a la información de inteligencia por parte de los jueces involucrados en investigaciones vinculadas con hechos de terrorismo. 
 
A veinte años del atentado y diez del reconocimiento de responsabilidad, los compromisos no se han cumplido. En este tema, como en tantos otros, Cristina ha mostrado capacidad de rectificación. Pero no basta con la remoción de los agentes de la Secretaría de Inteligencia que resolvieron su conflicto de obediencias en contra de sus deberes funcionales y de su lealtad nacional. Quienes los impugnaron cuando estaban en la cumbre de su poder no necesitan sobreactuar ahora sus críticas. 
 
Basta con señalar que este es un momento oportuno para cumplir con la reforma de la ley de Inteligencia comprometida ante la CIDH y con la complementaria y también adeudada ley de acceso a la información pública. Tal vez así, además de las apasionantes anécdotas del día, se avance en reformas estructurales que ayuden a impedir la repetición de tanto bochorno. (...)".

 

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