UNA MUERTE NO ANUNCIADA

Apuntes para un velatorio que quiere silenciar Cristina

A las 23:00 del miércoles 23/01 comenzará el velatorio del fiscal especial Alberto Nisman, muerto el domingo 18/01, un acontecimiento que estremeció a la sociedad aunque Cristina Fernández de Kirchner decidió no compadecerse de los deudos y en 1 hora de cadena nacional ni siquiera envió sus condolencias a los familiares. El asunto es muy controversial y desnudó lo peor de los K, que quieren dar vuelta la página que le hizo perder tanta popularidad a una Presidente bajo sospecha de, por lo menos, encubrimiento. El siguiente contenido repasa todo lo que ha sucedido hasta hoy, cuando comienza la despedida fúnebre.

por CAROLINA DÁVILA
 
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Pensando la Política Argentina). El lunes 19 siendo las 2:45 de la madrugada, encendía el televisor luego de leer noticias en mi Facebook sobre la posible muerte del fiscal Alberto Nisman, un fiscal que no sólo iba a revolucionar a la Argentina con sus acusaciones y pruebas contundentes, sino también al mundo entero. 
 
Me siento a escuchar atentamente qué podría estar sucediendo en el departamento de él. Era casi seguro que algo malo estaría pasando ya que se encontraba la ambulancia, la Policía Federal y hasta el Secretario de Seguridad, Sergio Berni. Las noticias serían las peores que podríamos haber imaginado. Un día antes de exponer en el Congreso de la Nación sus denuncias y pruebas contra la Presidenta de la Nación por pactar con el terrorismo internacional, el fiscal Nisman se encontraba muerto en el baño de su departamento de Puerto Madero.
 
En ese preciso instante se me erizó la piel. No podía ser consciente de lo que estaba escuchando. Lo primero que pensé fue: “lo asesinaron”, y tenían muchos motivos para hacerlo. Con el correr de las horas la versión del supuesto “suicidio” iba tomando color pero todos sabíamos en el fondo que no podía ser cierto. No pensábamos ese final tan trágico para un fiscal de la Nación que llevaba 14 años trabajando en una causa tan relevante como el caso por el atentado a la AMIA, ocurrido el 18 de julio de 1994.
 
Transcurría la semana y nada podía asegurarse, ni suicidio, ni suicidio inducido y mucho menos un asesinato.
 
Tuvimos una semana que jamás olvidaré en mi vida. Me levantaba cada día esperando nuevas noticias o algún dato contundente que me ayudara a entender qué estaba pasando en la Argentina. 
 
Primero las cartas de la Presidenta vía Facebook contradiciéndose. Luego las declaraciones de Sergio Berni que no coincidían con los datos que se tenían hasta el momento. Más tarde, el comunicado de los diputados oficialistas que lo único que les importaba era saber por qué Nisman había regresado antes de sus vacaciones. Días después el comunicado del PJ que no demostraba ningún interés por la muerte del fiscal. Y para culminar, la frutilla del postre llegaría de la mano de Cristina Kirchner mediante una hora de Cadena Nacional. 
 
Una Cadena Nacional que, más allá de las superfluas críticas que se le podían hacer por estar vestida de blanco o mostrarse en sillas de ruedas, demostraba que algo muy grave estaba sucediendo. 
 
Una Presidenta victimizándose, creando en su propia mente la idea de complot permanente contra su gobierno, la idea de que los medios de comunicación habían asesinado al fiscal, la idea de que la culpa era de la ex SIDE y una vez más había que cambiarle su nombre. De SIDE, a Secretaría de Inteligencia y ahora a Agencia Federal de Inteligencia, ¿un gran cambio estructural no? Lo más llamativo y dramático sería lo que vendría luego, un proyecto de Ley llevado al Congreso (sabiendo bien que tienen los votos suficientes para lograr su sanción) donde no sólo se realizaría este cambio de nombre sino que la encargada de las escuchas telefónicas del país sería ni más ni menos que Gils Carbó, la Procuradora de la Nación que deja mucho que desear por su inconsistencia y falta de transparencia para la elección de los cargos a fiscal. Como si hasta ahí no fuese suficiente, los encargados de manejar y controlar dicha Agencia serían los miembros de La Cámpora, agrupación kirchnerista que se encuentra en todos los estamentos del gobierno. ¿Muy democrático, no?
 
Las condolencias a los familiares y amigos de Nisman jamás llegaron ni llegarán. ¿Qué podemos esperar cuando ya sabemos los modus operandi de la Presidenta de nuestra Nación?
 
Hoy todo el país le dirá al fiscal Nisman un ‘hasta siempre’ y no un ‘adiós’, ya que seguiremos en busca de la verdad no sólo de su muerte sino también sobre los verdaderos responsables del atentado a la AMIA. Estamos frente a un hecho de extrema gravedad no sólo institucional sino democrática. Avasallados por la concentración del poder, por las mafias, por el servicio de inteligencia, por la corrupción, por un gobierno que hace 12 años que intenta la impunidad eterna. 
 
Una muerte nunca es tan sólo una muerte, una muerte es mucho más que la desaparición física de un ser humano, una muerte no es el fin sino el principio de la búsqueda de respuestas, una muerte, esta muerte, es la puerta hacia la no resignación, hacia la lucha por saber qué está ocurriendo con nuestra democracia, con nuestra República y sobre todo qué ocurrirá con cada uno de nosotros. 
 
Nisman siempre será recordado por el pueblo argentino como un hombre que luchó por descubrir la verdad y este gobierno como el más corrupto de la historia argentina. 
 
Los pueblos siempre escriben sus propias historias. 

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