CRUCES TELEFÓNICOS INFRUCTUOSOS

Caso Lebbos: La coartada es el clásico Atlético vs. San Martín

Alberto Kaleñuk es el secretario privado del gobernador José Alperovich. El hijo de Kaleñuk tuvo su teléfono celular activo en la madrugada del 26/02/2006, cuando fue asesinada Paulina Lebbos. Pero la coartada es un clásico del fútbol que se jugó aquel día en Tucumán.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Paulina Alejandra Lebbos salió de una disco en El Abasto, en San Miguel de Tucumán, con su amiga Virginia Mercado, y abordaron un remise en avenida Alem y pasaje José María Gutiérrez. Eran las 6:30 del domingo 26/02/2006, y ellas se dirigieron a La Rioja al 400, donde vive Mercado, quien se bajó del auto, subió hasta su departamento a buscar la mochila con las pertenencias de Paulina, regresó y se la entregó. Ella escuchó cuando su amiga le indicaba al remisero que la llevara a Estados Unidos al 1200.
 
La hija de Alberto Lebbos, quien era funcionario gubernamental, nunca llegó a destino. La encontraron sin vida el 11/03/2006, en la zona de Tapia. 
 
3 fiscales pasaron por una investigación de casi 9 años. Y 1 de ellos, Carlos Albaca, es investigado por su rol durante la pesquisa. 
 
Su sucesor, Diego López Ávila, le puso punto final a la instrucción, y solicitó la elevación de la causa a juicio.
 
En el requerimiento que el fiscal hizo al juez Víctor Manuel Pérez, se acusó a Roberto Luis Gómez por la privación ilegítima de la libertad de Paulina seguida de su homicidio. 
 
López Ávila cree que el acusado la interceptó con otras personas que no lograron ser identificadas durante la investigación, la trasladaron por varios puntos de la ciudad, hasta que uno de ellos le efectuó “maniobras de compresión y estrangulamiento sobre el cuello”, según la imputación. 
 
Luego arrojaron el cadáver a la altura del kilómetro 2,8 de la ruta provincial 341, en Tapia.
 
Eduardo Di Lella era secretario de Seguridad en 2006. Conocía que los baqueanos habían advertido la presencia de un cuerpo a la vera de la ruta, y se dirigió inmediatamente al lugar, donde concertó con el entonces jefe de Policía, Hugo Raúl Sánchez; el entonces subjefe Luis Nicolás Barrera; y el entonces jefe de la Regional Norte, Héctor Rubén Brito, atribuir a la Policía el hallazgo del cuerpo de Paulina.
 
Al describir la conducta que el fiscal le achaca a los 4 ex responsables de la seguridad en la provincia, les imputó los delitos de encubrimiento real por resultar el hecho precedente especialmente grave cometido por funcionario público, abuso de autoridad, falsificación ideológica de instrumento público y coacción o amenaza condicionada.
 
El ex policía Hugo Waldino Rodríguez, en tanto, fue considerado partícipe necesario del encubrimiento y de la falsificación de instrumento público, y autor del delito de falso testimonio.
 
En otras 2 resoluciones, el fiscal le solicitó al juez Pérez que dicte 4 sobreseimientos, para:
 
> Antonio Maximiliano Gallardo. Estuvo detenido por el homicidio, ya que una línea telefónica que estaba a su nombre había sido utilizada en el aparato celular de la víctima. Luego se determinó que le habían fraguado la firma cuando habilitaron ese número de teléfono.
 
> Luis Daniel Olivera, imputado como partícipe secundario del encubrimiento del crimen de Paulina. Testigos habían sostenido que el encargado de un camping de El Cadillal había ayudado a ocultar el cuerpo de la víctima, y que la muerte se había producido accidentalmente en una casa de esa localidad, propiedad de Alberto Kaleñuk. Pero el fiscal descartó esta hipótesis.
 
> Gabriel Alperovich, hijo del gobernador José Alperovich, y 
 
> Sergio Kaleñuk, hijo del secretario privado del mandatario, Alberto Kaleñuk. Los 2 habían sido mencionados por testigos que aseguraron haber escuchado que Paulina falleció en una fiesta realizada en Raco o El Cadillal, al caer de una mesa o por abuso en el consumo de drogas.
 
Sin embargo, el fiscal no habría encontrado ninguna prueba que diera sustento a estas versiones. Paulina murió por estrangulamiento manual y no accidentalmente, y nunca habría salido del perímetro de la capital provincial. Además, la conducta que esos "testigos" le endilgaban a “los hijos del poder” era que habrían encargado a otra persona que se deshiciera del cuerpo para no comprometerlos y evitar el impacto social y político. Es decir, un encubrimiento de las circunstancias de la muerte, delito que en el caso de ambos, de haberse cometido, se encontraría prescripto.
 
Teléfonos celulares
 
La sospecha de que un hijo de Alberto Kaleñuk, secretario privado del gobernador Alperovich, habría tenido conocimiento de alguna cuestión vinculada a una fiesta realizada en El Cadillal o en Raco en la que murió Paulina Lebbos, motivó que el fiscal de Instrucción de la IV° Nominación, Diego López Ávila, investigara a Sergio Kaleñuk, de acuerdo al informe de la Fiscalía en su pedido de elevación a juicio de tan extraordinario caso policial.
 
El 12/02/2013 se solicitó a las empresas de telefonía móvil que remitieran las llamadas que se habían realizado de los teléfonos de Sergio Kaleñuk y de otras personas, entre la fecha de la desaparición de Paulina y la del hallazgo del cuerpo (el 11/03/2006). 
Luego se instruyó a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) que se realizara un entrecruzamiento de llamadas.
 
Se realizaron diversas medidas para saber cuál había sido el itinerario de Sergio Kaleñuk el 26/02/2006, cuando desapareció Paulina.
 
Sin embargo, la coartada de Sergio Kaleñuk es el partido de fútbol más tradicional de San Miguel de Tucumán.
 
El domingo 26/02/2006 se jugó en el estadio de Atlético Tucumán un clásico entre ese club y su rival local, San Martín.
 
Precisamente, Daniel Eduardo Paz, custodio del gobernador; y Nicolás Barrera, entonces subjefe de Policía y procesado por el encubrimiento del crimen de Paulina, justificaron sus comunicaciones con Sergio Kaleñuk, con el clásico futbolero. Kaleñuk estaba vinculado a la dirigencia deportiva del local. 
 
Sergio Kaleñuk tuvo aquella jornada múltiples llamadas con Héctor Gustavo González, alias 'el Gordo', jefe de la barrabrava de Atlético Tucumán. 
 
El día anterior al hallazgo del cuerpo de Paulina, mantuvieron 4 comunicaciones en horas de la mañana. Kaleñuk, según las antenas que tomaron las llamadas, estaba en el microcentro tucumano.
 
La otra persona vinculada en la causa Lebbos con la que se comunicó en varias oportunidades durante el lapso investigado, fue el entonces secretario de Seguridad, Di Lella, a quien llamó, por ejemplo, el 26/02/2006 a las 16:04, encontrándose el teléfono de Kaleñuk en Yerba Buena.
 
De acuerdo al entrecruzamiento de llamadas, a las 0:13 del 26/02/2006, Kaleñuk llamó a un número de teléfono del Gobierno, que estaba asignado al entonces secretario de Prensa y Difusión, Ignacio Golobisky. Luego recibió 2 llamados de un número del Ministerio de Economía, que según informó el organismo utilizaba Miguel Ángel Abbondandolo, hoy día dirigente del club mencionado.
 
Kaleñuk tuvo 3 llamadas más (a las 0:42, 0:54 y 2:39). Pero a las 6:12 se comunicó con el *555, estando en Yerba Buena, de acuerdo al entrecruzamiento. A las 6:33 recibió el primer llamado del custodio de Alperovich, Daniel Eduardo Paz, quien declaró en la fiscalía que se contactaban por el clásico. Paz también es dirigente de Atlético Tucumán.
 
La siguiente llamada, a las 6:51, la tomó una antena ubicada en 12 de Octubre 236, en la capital provincial. 
 
5' más tarde, volvió a ser tomada una comunicación en Yerba Buena. 
 
Con Barrera se contactó a las 7:15 y a las 7:50. 
 
Con Paz reiteró las comunicaciones a las 7:15, 7:42 y 8:04. 
 
A las 8:09 y 8:17 lo llamaron de la subjefatura de Policía. Todas las llamadas habrían estado relacionadas con el clásico. 
 
A las 8:30 lo contactó Alejandro Urueña. Las comunicaciones siguieron (fueron varias), tomadas por una antena de Yerba Buena.
 
La llamada que lo ubica en una zona cercana adonde habría estado Paulina, fue la que recibió a las 9:38, de un teléfono a nombre de Marcela Alejandra Palacios. Fue captada por la antena de avenida Independencia al 1200, la misma que tomó la última llamada de la víctima a las 10:20.
 
Según el registro de las antenas telefónicas, Sergio Kaleñuk estuvo en la misma celda que estuvo el celular de la víctima desde las 09:38:40 hasta las 10:38:04, momento en que él recibió una llamada de su padre Alberto. 
 
En ese tiempo realizó una llamada nuevamente a Barrera.
 
Luego, Sergio Kaleñuk volvió a Yerba Buena, hasta las 11:37, cuando regresó a la zona de la antena de avenida Independencia (un radio de 2 kilómetros a la redonda). Su día siguió activo en cuanto a comunicaciones se refiere, sobre todo con Barrera, Di Lella y la Subjefatura de Policía.
 
Lo cierto es que durante toda la jornada del 26/02/2006, las antenas teléfonicas no ubicaron a Sergio Kaleñuk ni en El Cadillal ni en Raco. Por ello, el fiscal lo desvinculó de las hipótesis que hablaban de fiestas en esas localidades.
 
Las hipótesis de El Cadillal y Raco indicaban que luego de producirse la muerte de Paulina Lebbos por una caída o por sobredosis, llamaron a Alberto Kaleñuk quien se habría encargado de la maniobra para deshacerse del cuerpo. 
 
Sin embargo, las antenas no detectaron ninguna llamada que haya recibido el secretario privado del gobernador José Alperovich, que haya sido realizada desde algunas de esas 2 localidades. 
 
La primera llamada la recibió a las 9:01, y la tomó una antena de Yerba Buena. Quien se había comunicado era Alejandro Urueña, quien media hora antes había llamado a Sergio Kaleñuk. 
 
A las 10:38, cuando Alberto Kaleñuk ya estaba en la capital (lo captó la antena ubicada en Frías Silva al 400), lo llamó su hijo, quien se encontraba en la misma zona en la que estaba el teléfono de Paulina (avenida Independencia al 1200), según se explica en el requerimiento de elevación a juicio. 
 
El 26/02/2006 también mantuvo conversaciones con Eduardo Di Lella, por entonces secretario de Seguridad. Al día siguiente, se comunicó con Víctor Deiana, y el día en que se halló el cuerpo de Paulina habló con el custodio del gobernador Daniel Eduardo Paz en varias oportunidades, siendo tomado por la antena de avenida Independencia al 1200. 
 
Con el entonces subjefe de Policía, Luis Nicolás Barrera, habló varias veces en esos días. 
 
El fiscal Diego López Ávila le había solicitado al juez de Instrucción, Francisco Pisa, la intervención de varias líneas telefónicas, entre las que estaba la de Alberto Kaleñuk. 
 
Pero el secretario privado del gobernador José Alperovich habría tenido conocimiento de que lo estaban grabando. 
 
En un mensaje de texto, Kaleñuk le advirtió a su abogado que la línea estaba intervenida por “ellos”. 
 
“Es decir, los llamados y la información cautelosa intercambiada en ellos se debía a que este, de algún modo, ya tenía conocimiento de la medida de intervención”, concluyó el fiscal.

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