REFORZANDO SU COALICIÓN

Dilma ya trabaja en un cambio de ministros

La presidenta Dilma Rousseff debe reformular la composición de su gabinete de ministros para unificar su base aliada y comprometer a su coalición con la defensa de su administración, de acuerdo a la columnista de Brasil/247, Tereza Cruvinel, quien fue funcionaria de Luiz Inácio Lula Da Silva a cargo de la comunicación gubernamental.

por TEREZA CRUVINEL
 
BRASILIA (247). Un consenso se está formando en el gobierno de Brasil: la presidenta Dilma Rousseff debe reformular la composición de su gabinete para buscar unificar su base aliada y comprometer a su coalición con la defensa de su administración.
 
Las protestas del domingo exigen medidas para garantizar la sustentación del gobierno en un momento de alta impopularidad y de exigencias económicas, como el ajuste fiscal, que imponen  sacrificios.
 
La reformulación del gabinete, según un líder del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) involucrado con las discusiones preliminares, tiene en su agenda las siguientes premisas:
 
1. Un nuevo acuerdo con el PMDB (Partido del Movimiento Democrático Brasileño): Al conformar su ministerio tras la reelección, Dilma amplió las carteras bajo control del partido de cuatro a cinco, aunque más débiles, en términos de presupuesto e influencia. Después se produjo la disputa por la presidencia de la Cámara de Diputados y la llamada "lista Janot", que ampliaron el distanciamiento entre el PMDB y el Palacio del Planalto. 
 
Para el mencionado dirigente del PT, el PMDB debería ser invitado a asumir la coordinación política, para lo que podría indicar nombres como el del ex diputado Henrique Eduardo Alves o el ministro de la Secretaría de la Aviación Civil, Eliseu Padilha. 
 
El PMDB, que se quejó de la entrega de un ministerio fuerte como el de Ciudades a Gilberto Kassab, del Partido Social Democrático (PSD), en lo que vio una estrategia para debilitarlo, debería ahora ser recompensado. El propio Alves también sería una opción para el Ministerio de Integración Regional, sustituyendo a Gilberto Ottoch, un técnico apadrinado por el Partido Progresista.
 
2. En caso de que el PMDB no acepte la coordenación política, la Presidente sustituiría de todos modos a Pepe Vargas (ministro de Relaciones Institucionales), que no dialoga con los presidentes de ambas cámaras del Congreso y tiene en el Poder Legislativo un tránsito restringido. Recayendo la elección sobre un miembro del PT, aparecen los nombres de Jaques Wagner (ministro de Defensa) o Ricardo Berzoini, de Comunicaciones, quien cuando estuvo al frente de la cartera que hoy comanda Vargas le dio a Dilma uno de sus mejores momentos en la relación con su base parlamentaria.
 
3. Reformulación general: también se discute una recomposición más amplia del gobierno, renegociando el apoyo de todos los partidos estableciendo como premisa general que para estar en el gobierno es necesario el compromiso de apoyo de las bancadas. Al mismo tiempo, avanzar con la reforma política y discutir con el Ministerio de Hacienda algún cambio en la composición del gasto que será cortado con el ajuste fiscal.
 
Si el ministro Joaquim Levy insiste, por ejemplo, con la necesidad de desvincular los reajustes del salario mínimo con el piso de la Seguridad Social -lo que a largo plazo haría que las jubilaciones pierdan mucho poder de compra- crecerá la resistencia en los sectores sindicales y en las camadas más pobres, donde el gobierno aún tiene su mayor base social.

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