MONUMENTO A LA OBRA PÚBLICA

Fernández Meijide y el Centro Cultural Kirchner: "Nuestro parabrisas es nuestro espejo retrovisor"

El Centro Cultural Néstor Kirchner (ex Correo Central) es un edificio tan monumental que su costo triplica el presupuesto original: en 6 años pasó de $926 a $2.469 millones: 4 hospitales materno infantil de alta complejidad. La licitación y obra quedó bajo la supervisión del Ministerio de Planificación, y Julio De Vido y José López (autoridades de esa jurisdicción) eligieron a la Unión Transitoria de Empresa (UTE) conformada por las empresas del club de la obra pública, Esuco (Carlos Wagner) y Riva (Santiago Riva). Cristina Fernández de Kirchner inauguro con alborozo el edificio remozado que, casi con seguridad, en un par de años será rebautizado. La obsesión por lograr por construir el culto a la personalidad de Kirchner fue un tema que abordaron Rosa Graciela Castagnola de Fernández Meijide y Raúl Acosta, en La Vereda de Enfrente (LT8 de Rosario).

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). ¿El acontecimiento cultural en general es edilicio o de contenido? Buena pregunta para comenzar el debate. Porque Cristina Fernández de Kirchner dijo: “Este es un modelo de crecimiento económico con inclusión social. El auge de la cultura tiene que ver con el auge económico, porque cuando la Argentina explotó, la única cultura que quedó fue la del trueque y la de sobrevivir.”
 
En verdad, lo que ella estaba inaugurando era una obra pública, con elevadísimo sobrecosto porque el presupuesto inicial fue triplicado ya y todavía no ha concluído la ejecución. Para Cristina, esa inauguración es un hecho cultural. 
 
Luego, la cuestión del auge económico en un país con una estanflación importante y que lleva bastante tiempo, es otra ficción que Cristina intenta instalar en los militontos y vivillos del 'modelo'.
 
No es la primera vez que acérrimos defensores de la obra pública, tal como es el Mundo K, defienden sus monumentos emplazados en lugares muy controvertidos. Ocurrió con el predio de la ex Escuela de Suboficiales de Mecánica la Armada, hoy Espacio Memoria y Derechos Humanos. Ahora sucedió, aunque es menos truculento, con el ex Palacio de Correos y Telecomunicaciones, obra que el entonces mandatario Miguel Juárez Celman (el 1er. Presidente que no completó su mandato) le encargó al arquitecto francés Norbert Maillart, y que Cristina reinauguró como Centro Cultural Néstor Kirchner, lo que provocó el siguiente diálogo entre Graciela Fernández Meijide y 'el Bigote' Acosta.
 
Antes de la entrevista es interesante regresar a la cuestión cultural: ¿la sociedad argentina es más culta luego de la Década Ganada? ¿Cómo se mide el nivel de cultura de la sociedad? ¿Porque exista un mayor presupuesto se supone que hay más cultura? No es la percepción que surge de la gestión de una Presidente de la Nación cuya única relación con la cultura es financiar desde el Estado a un grupo de supuestos intelectuales que buscan mejorar su calidad de vida; y comprar varios pianos para el Centro Cultural, que con el flete, costaron US$220.000 cada uno...
 
En fin, aquí va la entrevista:
 
-Tengo un encomillado: “Quieren convertir el terror en una fiesta”. Es sobre el Museo de la ESMA. Me interesa este concepto suyo.
 
-Esa visión que ha tenido el kirchnerismo de lo que significa un lugar de recuerdo de lo que fueron el resultado de las confrontaciones de los '70, y de lo que fue el terrorismo de Estado, etcétera. Primero, lo parcializaron todo. Fueron dando a cada organismo, a cada grupo, un pedazo. Lo cual conspira contra la visión de lo que tiene que ser un museo. Un museo tiene que tener una dirección, tiene que tener idea del mensaje que se va a dar, y preservar al máximo las cosas como estaban, porque para eso se erige un museo, sino se hace en otro lado. Y segundo, hemos visto que fue escenario de fiesta, de celebraciones, de asados y demás. Lo cual es bastante siniestro, yo diría, porque a nadie se le ocurriría en otro país, en un lugar donde predominó el sufrimiento, la muerte, y por eso se caracterizó, por eso se lo tomó, que se iban a hacer fiestas ahí. 
 
Y siguen con esa tónica. Las modificaciones tienen cuestiones de reforma del edificio. No sé hasta qué punto, porque hace rato que no voy. Pero la verdad es que en general lo que uno aspira, me parece a mí, para un museo, para recordar la historia y no repetirla, o repetirla en los mejores sentidos para otros museos, pero ese museo es para que no se vuelva a repetir, es que debe quedar lo más similar a lo que era. Y en todo caso, sí, tiene que haber desde ahí el mensaje que uno quiera poner. Y yo creo, esto ya es tema de discusión, que el mensaje que yo hubiera puesto es decir: “acá hubo enfrentamientos, acá hubo gente que decidió matar y tomar vidas, acá hubo una abuso del poder después del golpe, y por eso esto se constituyó en un lugar de detención, que no era su origen”. Y bueno, marcar todas estas cosas, contar esta historia. 
 
-Usted sabe que yo le estoy hablando desde Rosario. En calle Córdoba y Moreno estaba la sede del comando del Ejército. Y después que se fueron los milicos ahí pusieron un Rock & Feller, un súper bar. Yo tengo varios amigos que han tenido problemas muy serios, muy graves, de familia y ellos mismos sobrevivientes. Yo nunca entré a ese lugar mientras estuvo eso allí. Un poco en solidaridad con los amigos, y otro poco porque me daba cosita. En los sótanos del Comando del II Cuerpo del Ejército todavía debe haber en las paredes algún aullido. Y me parecía muy loco haber puesto un súper bar de neón. No me gustó. Le cuento esto porque…
 
-Puede ser. Yo le digo, está bien, decidieron que no iba a ser un museo, aun cuando, a lo mejor, pudo haber sido un lugar de recuerdo, ¿no? Pero decidieron que no, quien sea. Ahora, si uno decide que va a ser, después no puede hacer festejos ahí. Porque la cosa es un bar….
 
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Centro Cultural Néstor Kirchner
 
 
 

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-Después lo sacaron, Graciela. Y ahora es Museo de la Memoria.
 
-Ah, bueno. Está bien. A mí lo que me irrita, primero, es que se haga un acto de campaña política. Segundo, es que antes y después se ha tomado con esta visión de la muerte, no la vida. La vida sí, pero antes pasó la muerte.
 
-Sí. Aparte relatar la muerte de otro modo, Graciela.
 
-La fiesta se hace en otro lugar. Si lugares para fiestas hay muchos, porque esa cuestión de tomar los '70 como algo que estuvo bien y si no estuvo mejor es porque algo salió mal. Y no es así. En los '70 ojalá no nos hubiera pasado lo que nos pasó, ojalá no hubiera habido las confrontaciones que hubo. Más bien digamos eso: ojalá no hubiera habido esa visión de amigo y enemigo. No “y enemigo”, versus enemigo.
 
-Pelea frontal. Sobre esto me interesa una opinión suya sobre algo que es muy actual pero, sin embargo, también es general, universal y va a ser permanente hasta que se resuelva de otro modo. Me refiero a la inauguración de algo, de un lugar Kirchner hoy 21 de mayo . ¿Qué es eso?
 
-Qué se yo. Repetimos la historia. Calles Kirchner. A menos que se vayan y los que vengan sean más sensatos, se siguen haciendo homenajes a gente como si fueran... no lo sé... como si fuera qué... no sé. La verdad no lo sé.
 
-Le digo esto porque, vamos a absolver posiciones, yo soy peronista y lo vengo siendo desde chiquitito, no fue bueno aquello, y ya tengo algunos años, pero lo que me digo es esto: un culto a la personalidad. Tan estalinistas.
 
-Pero esto ocurrió antes también.
 
-Bueno, le estoy diciendo con la mano puesta en el libro "La razón de mi vida". Claro que existió.
 
-Pero tiene un sentido que es un sentido por sus orígenes, el peronismo. No se olvide que vino de un militar. Y un militar que admiraba a (Benito) Mussolini. No sé si creía que iba a terminar como terminó el fascismo en Italia, pero admiraban, como muchos militares que entonces pensaban en el Estado nación, que no existía, la situación de unir a las masas para superar las situaciones. Y después terminó en un fascismo agresivo y perseguidor. Ahora, el culto a la personalidad también la tenía Mussolini. Cuando uno va a Roma, y ve ese monumento que le llaman la máquina de escribir, vieja máquina de escribir, era un culto a su persona.
 
-Lo mismo que tuvo Fidel (Castro). Lo mismo que tuvo Mussolini. Lo mismo que tuvo (Adolfo) Hitler. Todos los movimientos de esas características terminan desbarrancados allí.
 
-Terminan considerando que el país no existe si no están ellos. Y bueno, los reyes ni qué hablar. Y los faraones ni qué hablar.
 
-¿Por qué no aplicarle esto a Néstor (Kirchner) y ese edificio que han cambiado ahora? Y estoy indignado, y quiero aplicarle lo mismo.
 
-Y yo también. Es repetir una vieja, muy vieja, historia del culto a la personalidad, como usted bien dice, y de no visión de lo que es futuro. Es siempre mirar para atrás, para atrás. Es una cosa muy desgraciada que tenemos. Que parece que nuestro parabrisas en realidad es nuestro espejo retrovisor. 
 
-La pucha. Yo le digo, soy nacido en el '44, ya en el '55 no sólo que entendí todo sino que tuve un viejo que se tuvo que esconder y lo demás. Pero soy un peronista crítico, muchas de esas cosas fueron malas. Y reproducirlas 60 años después qué sentido tiene.
 
-Ahora, también, si me permite, usted nombró una fecha clave. Yo no era peronista. En su momento mi familia no era peronista. Y en el 55, cuando se dio el golpe, que terminó tumbando a (Juan) Perón, creo que hubo otro movimiento bisagra desgraciado de nuestra historia. 18 años, un sector de la sociedad con poder, una combinación de Iglesia, parte del Ejército, de las Fuerzas Armadas, empresarios, etcétera, dedicados a eliminar la identidad peronista. Lo que se consiguió fue lo contrario. 
 
-Arraigarla.
 
-Fue arraigarla, porque es natural, ahí apareció la resistencia peronista del lado sindical, las Fuerzas Armadas peronistas, y después, cuando hay dos gobiernos, el de (Arturo) Frondizi e (Arturo) Illia, en los que hay un asomo de querer legalizar el peronismo, se impide, por ejemplo en el gobierno de Illia, que Perón llegue a la Argentina. ¿Qué hubiera ocurrido? Si Perón hubiese venido se hubiera hecho cargo de un partido, hasta hubiera ganado, hubiera tenido el desgaste que supone gobernar –acá y en cualquier país-, y hubiera sido un partido más. Montoneros no hubiera existido. No tenía razón de ser. Tal vez sí el ERP, que tenía más influencia de la revolución cubana. Pero Montoneros, que estaba más ligado a las reformas del Concilio Vaticano II, la Teología de la Liberación, que venían de un nacionalismo católico, es posible que no hubiera existido.
 
-Es verdad. Bueno, somos producto de toda esa serie de yerros y mi aflicción, mi calentura, es que hoy inauguran eso y es, no sólo un espejo retrovisor, sino que nos obligan a un espejo retrovisor y me siento frustrado en lo que queda de vida.
 
-Bueno, está bien. Lo que no se puede es aflojar.
 
-No.
 
-No tenemos derecho. No importa la edad que tengamos. Pero por los demás, por nuestros hijos, nuestros nietos, por el área de acción desde la cual uno puede influir, pero las cosas no tienen que ser necesariamente así ni continuar necesariamente así.

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