HACIA LAS PASO 2015

El FpV se siente ganador y debate si le conviene Scioli o Randazzo

Las encuestas afirman que el Frente para la Victoria está ganando el año electoral, pero desde el propio FpV, Florencio Randazzo denuncia: "(...) Las encuestas que salen todos los domingos en La Nación son de Poliarquía, cuyo titular es Fabián Perechodnik, que es empleado de la provincia de Buenos Aires. Mariel Fornoni, de Managment & Fit, es empleada de Clarín. Es la misma que decía que Juan Manuel Urtubey empataba con Juan Carlos Romero en Salta. Urtubey le sacó 20 puntos. Así que las encuestas hay que preguntar quién las paga. (...)". Complicadísimo.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). La tendencia de la intención de voto favorable al Frente para la Victoria no cesó en las encuestas de mayo y se proyecta a las de junio. Hay una porción del electorado que se siente satisfecho con los subsidios recibidos. Otros confían en que la aparente estabilidad continúe, y creen que es posible vivir aún con la estanflación y la desinversión que castiga a la economía argentina. Y otros van detrás de la ola, que al parecer es mayoritariamente de color naranja (la apelación "Conocelo" en celeste/azul de la web de Florencio Randazzo indica que aún está intentando instalarse).
 
De todos modos, la cuestión de fondo en el oficialismo, y que nadie quiere abordar frontalmente (porque le provocaría crisis y, quizá, reduciría su caudal de sufragios) es el rol de Cristina Fernández de Kirchner luego del 10/12. No es una cuestión resuelta, y es obvio que el kirchnerismo jacobino encuentra más seguridades en Randazzo que en Daniel Scioli, aunque éste se esfuerza en prometer salvoconductos.
 
Según Horacio Verbitsky, columnista dominical K en el matutino Pagina/12, es una cuestión que no se resolverá en 2015 sino en 2017 (tal como sucedió con Néstor Kirchner, quien ganó gracias a Eduardo Duhalde en 2003 pero recién pudo quitárselo de encima en 2005).
 
 
"(...) En una elección legislativa es factible sancionar al gobierno votando candidatos opositores que lo controlen o que lo fuercen a modificar algunas políticas. Cuando lo que se pone en juego es el Poder Ejecutivo lo importante no es penar a quien gobierna sino elegir a un sucesor que no castigue a los votantes. El oficialismo superó el 45 por ciento en la elección presidencial de 2007 y llegó al 54 por ciento en la de 2011. Aún en sus peores desempeños, en las legislativas de 2009 y 2013, rozó el 33 por ciento nacional. Esto mide la dificultad de enfrentarlo y explica tanta desesperación por sumar todo lo que esté a la mano, un cálculo que parece racional desde el punto de vista de las elecciones, pero de pronóstico reservado si se trata de gobernar.
 
La situación económica no es buena. La crisis internacional es la más profunda en un siglo, el ataque de las finanzas internacionales contra la Argentina no tiene precedentes y la restricción externa golpea sobre el nivel de actividad porque la reindustrialización reciente se basa en ramas que son insaciables consumidoras de divisas. Entre abril de 2013 y abril de 2015 el uso de la capacidad instalada de la industria se redujo un 5,4 por ciento (con un pico atroz de -40 por ciento en vehículos automotores); la producción industrial viene en suave declive desde agosto de 2013; en la comparación interanual se redujeron su volumen físico, la cantidad de obreros ocupados y de horas trabajadas. Pero las medidas proactivas del gobierno han prevenido que se produzca una crisis económica y social como las que demolieron la consideración pública por Carlos Menem o eyectaron del sillón presidencial antes de tiempo a todos los otros gobiernos anteriores al kirchnerismo. Cualquiera sea la coyuntura Cristina conserva una adhesión inconmovible entre los sectores más vulnerados y le responde un núcleo militante como no generó ninguna otra figura política una vez terminado su mandato, salvo Juan Perón.
 
Más allá de que Macrì y Massa escuchen o desoigan la sugerencia unitaria, las recientes PASO chaqueñas ponen de resalto que ni eso garantizaría el resultado apetecido. Ninguna fuerza nacional significativa faltó a la coalición antikirchnerista. Pero el ex jefe de gabinete Jorge Capitanich y su candidato a la gobernación Domigo Peppo batieron por 6 a 4 a la postulante Aída Ayala, respaldada por los candidatos presidenciales Macrì, Massa, Sanz, Carrió y Margarita Stolbizer. Al día siguiente, una muchedumbre compacta acompañó a Cristina en su último 25 de mayo como presidente, luego de dos días de festejos en el microcentro. Durante su discurso, más racional que emotivo, no volaba una mosca. “¿Te imaginás si Néstor hubiera tenido una plaza así?” comentó un manifestante de La Cámpora.
 
El problema que le queda por resolver al oficialismo es quién representará los logros de estos doce años en las elecciones presidenciales. Scioli y Randazzo compiten por demostrar quien es el intérprete más fiel de un proyecto que no ha sido capaz de asegurar la sucesión con alguien de sus propias filas. Es probable que esta sobreactuación se atenúe después de las PASO, cuando además del voto kirchnerista puro haya que apelar a ese tercio fluctuante y decisivo del padrón, y que el vínculo del vencedor con Cristina se replantee a partir del 10 de diciembre. El Presidente electo tratará de reeditar el esquema clásico del reloj de arena peronista, donde son comunes los deslizamientos graduales de una conducción a otra, hasta el restablecimiento de todo el caudal en el otro polo. Cristina se inclinará por otra invariante de la misma cultura política, aquella que garantizó el liderazgo de Perón hasta el último día de su vida. El desenlace no se conocerá antes de las elecciones legislativas de 2017."
 
"Totalmente convencido"
 
En tanto, Randazzo insiste en denunciar a Scioli como una suerte de 'traidor encubierto'. Su esperanza consiste en quitarle todo el voto K militante en las PASO pero ¿le alcanzará frente a un Scioli que apela a la estructura partidaria PJ que movilizan los alcaldes municipales bonaerenses que acompañan a los K pero no son K? Todo un problema para Randazzo porque, a la vez, él afirma que carece de sentido que Cristina consagre en público un candidato propio. De todos modos, todos creen que esta cuestión provoca debates intensos en la Quinta de Olivos. De todos modos, hay coincidencia en que, mientras más votos se le resten a Scioli, más limitaciones se le pueden imponer.
 
 
"(...) –Hay dirigentes kirchneristas que se inquietan por el voltaje de sus críticas a Scioli, creen que sería mejor un nivel de debate interno más moderado. ¿Cómo ve esas preocupaciones?
 
–No se tienen que preocupar por eso, salvo aquellos que estén buscando trabajo porque son dirigentes oportunistas. A mí me interesa que dentro del Frente para la Victoria podamos discutir ideas, saber hacia dónde vamos. Hay cosas en las que pensamos muy diferente con el gobernador de la provincia de Buenos Aires y no me parecería honesto no plantear esas diferencias.
 
–¿Por qué opina que piensan tan diferente? Por ejemplo, Scioli planteó que Axel Kicillof podría ocupar un lugar en su gobierno, ¿no está de acuerdo con eso?
 
–El dicho dice “dime de qué alardeas y te diré de qué careces”. No hay que sobreactuar. A quien Scioli mostró como sus principales asesores económicos han sido Mario Blejer y Miguel Bein, quien acaba de decir que hay que pagarles a los fondos buitre con una quita del 30 por ciento del precio establecido por el juez Griesa. Es un disparate lo que plantea. No soy un candidato con doble discurso. Soy respetuoso de todas las ideas, pero es importante que se sepa cuáles son esas ideas.
 
–¿Y no puede ser que ahora Scioli piense que su referente es más Kicillof y no Bein?
 
–Que lo diga, que desautorice claramente a Bein. El dice una cosa por un lado y quienes se muestran como sus asesores como Bein o Santiago Montoya dicen que hay que pagarles a los fondos buitre. Hablemos de cosas concretas. Tengo diferencias con él en materia de derechos humanos. ¿Cuál es el verdadero Scioli? ¿El que decía en 2005 que ningún país serio del mundo retrotraía leyes, cuando Néstor Kirchner propuso la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final? Entonces, ¿cuál es el verdadero Scioli? ¿El de Bein o el de Kicillof? ¿El de los derechos humanos o el que proponía la impunidad en derechos humanos? ¿El de 2005 jugando con Chiche Duhalde cuando nosotros empezamos la mayor batalla que tuvo la política en los últimos años contra lo que era el duhaldismo, porque entendíamos que había que acompañar el proceso que conducía Néstor Kirchner? No estoy inventando nada. Lo que se necesita es que el próximo presidente sea alguien que tenga convicciones para seguir adelante con este proceso de transformación, que no les tenga miedo al poder constituido, ni a los medios de comunicación, ni a los poderes empresariales, que tanto daño le han hecho al país. El valor más importante que se va a definir de cara a 2015, y creo que el legado mayor que deja Cristina Kirchner es si la política sigue siendo autónoma o no. Está claro que el poder económico y mediático intenta poner candidatos. Los promocionan, a muchos de ellos los financian, y a quienes pensamos diferente nos descalifican, nos ningunean. Pero no importa, porque nosotros confiamos en la gente. Que digan qué piensan hacer con la ley de medios.
 
–Scioli dijo que va a seguir adelante con la ley de medios.
 
–Pero, ¿estamos de acuerdo o no que Clarín como La Nación o Perfil, que expresan a los grupos económicos concentrados, distorsionan la información? Descalifican a la Presidenta en forma permanente, a su hijo, al ministro de Economía y a cada uno de nosotros, y sin embargo los protegen a ellos. ¿Estamos de acuerdo en que hubo connivencia entre civiles y militares? Basta de eufemismos. Esto es lo que queremos discutir.
 
–Tal vez Scioli pudo haber cambiado su forma de pensar en los últimos tiempos, pero parecería que usted no le cree.
 
–No creo en la hipocresía. Decir, como dice él, que gravan a los cables en la provincia cuando sabemos que es un impuesto que se transfiere a los precios. Y les cobran a los cables el 2 por ciento mientras que la leche que consumen los bonaerenses paga el 5 por ciento de ingresos brutos. Cuando él dice que aumentaron el inmobiliario rural y apenas el 2,1 por ciento de la torta de ingresos pagan los del inmobiliario rural. El 90 por ciento son impuestos directos a los precios. Son datos objetivos. Yo quiero discutir estas cosas, que de ninguna manera es agredir. El poder económico y mediático quiere construir el discurso también de los que no pensamos igual que ellos diciendo que somos agresivos. Por ejemplo, cuando dije yo en Carta Abierta que el proyecto se mancaba, diciendo que era una descalificación personal. Quiero que la gente decida, no que Clarín y los medios monopólicos me digan quién va a ser el candidato del Frente para la Victoria.
 
–Scioli argumenta que cuando lo cuestionan, en realidad están cuestionando a Néstor y a Cristina Kirchner, que lo eligieron para ser vicepresidente y gobernador de la provincia de Buenos Aires.
 
–Es un hombre para acompañar. No es para conducir un proceso de consolidación de las transformaciones que se llevaron adelante en los últimos años.
 
–No sé qué encuestas maneja, pero ¿se ve con chances para la interna?
 
–Totalmente confiado. Creo poco en las encuestas, que son generadas por el establishment económico y mediático. Las encuestas que salen todos los domingos en La Nación son de Poliarquía, cuyo titular es Fabián Perechodnik, que es empleado de la provincia de Buenos Aires. Mariel Fornoni, de Managment & Fit, es empleada de Clarín. Es la misma que decía que Juan Manuel Urtubey empataba con Juan Carlos Romero en Salta. Urtubey le sacó 20 puntos. Así que las encuestas hay que preguntar quién las paga. Creo en la gente, en los que están hartos de la hipocresía.
 
–Hay una lectura de los analistas políticos acerca de que Scioli es mejor candidato para disputar la elección general contra Macri. ¿No acepta eso?
 
–Esas son consideraciones que establece el discurso único del poder. ¿Quién dice eso, los grupos concentrados? No estamos de acuerdo.
 
–¿No ve que Scioli viene consiguiendo más apoyo de gobernadores y de la estructura del justicialismo?
 
–No me sorprende la posición de algunos dirigentes que siempre estuvieron del lado equivocado, que son oportunistas de la agrupación “vengo por la mía”. Repito que creo en la gente. En el 2005 dimos la pelea contra toda la estructura de la dirigencia y ganamos. Así que a mí no me preocupan tanto los dirigentes, me preocupa cómo nos está viendo ese sujeto social nuevo que ha recibido todos los beneficios de este proceso político y que quiere continuar.
 
–Usted critica a Daniel Scioli por haber comenzado en política con el menemismo, pero dicen que usted viene del duhaldismo. ¿Es así?
 
–Soy un militante político. Empecé en 1983 en Chivilcoy, enamorado de la democracia porque recuperamos los derechos humanos en una casa donde se había vivido con temor por miedo a que lo vengan a buscar a mi viejo. Fui concejal en el ’93, diputado provincial en el ’95. No fui funcionario de Duhalde. Al contrario, fui el primer tipo que empieza la confrontación con Duhalde y en la Legislatura contra las autoridades constituidas. Tampoco quiero descalificar a ningún compañero, pero no fui ministro de Menem como Scioli. Y nunca fui un hombre del duhaldismo, es una estupidez lo que dicen.
 
–Hay quienes piensan que después del ciclo del kirchnerismo debe venir uno más moderado, donde se privilegien los consensos. ¿Qué opina sobre esa visión?
 
–Es falso. El consenso y el diálogo es el consenso y el diálogo de los poderosos que quieren que nada cambie. En la Argentina todavía hay mucha injusticia, mucha desigualdad, y se necesitan cambios para eso. El poder constituido es el que habla de consenso y diálogo para ellos, no estoy de acuerdo. El gran cambio lo inicia Kirchner cuando retoma la centralidad de la política entendiendo que el único sujeto a beneficiar eran las mayorías, que un gobierno no sólo debía ser legal, sino también legítimo. Le asigna un rol al Estado importante, fundamental. (...)".

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