¿NUEVO FEMINISMO?

El 'posporno' (nuevo porno femenino) logró provocar, al menos, la curiosidad

Cuando Águeda Bañón fue designada encargada de comunicación en el nuevo Ayuntamiento de Barcelona, ella se asumió como activista posporno, y así la sociedad española comenzó a indagar en el posporno de forma menos escandalosa que la Argentina, chocada por la imagen del micrófono en la vagina de una estudiante de Ciencias Sociales en la UBA (¿un mensaje a la AFSCA? Jejé). Pero cabe preguntarse acerca de qué es eso del posporno, queer y nuevo feminismo.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Águeda Bañón, encargada de comunicación en el nuevo Ayuntamiento de Barcelona, siempre se asumió como activista posporno. Ella llevaba junto a la artista María Llopis el blog girlswholikeporno en el que se encontraban relatos eróticos, reflexiones sobre “la construcción de identidades, de fantasías y de sexualidades”, así como registro de su obra artística. 
 
Bañón había publicado tiempo antes una fotografía orinando en una calle de Murcia, y en la red social Twitter se leyó una reflexión: 
 
@cesarlopama: "Centrándonos en el aspecto sexual, mear en la calle me recuerda un perro y no me excita nada. Pero, vaya, no soy ningún entendido. Ahora, sobre que la hagan 'jefa de comunicación' no tengo ninguna opinión (no la conozco) y no sé que rehostias tiene que ver. Ellos sabrán, digo yo".
 
El posporno, según Wikipedia, es "un movimiento artístico que intenta revolucionar el concepto de la pornografía a través de las lecturas feministas y posestructuralistas". 
 
Pero no es tan sencillo. 
 
El término nació en los años '80 en USA, en contradicción al movimiento porNO. En 2012, Marisol Salanova, filósofa y crítica de arte publicó un ensayo en el que intentó dar un nuevo concepto al termino: “El postporno es un movimiento artístico que propone el disfrute de nuevas representaciones alternativas del cuerpo, elaborando un imaginario sexual en el que tengan cabida las sexualidades periféricas y disidentes que la heteronormatividad y el porno clásico marginaban”. 
 
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Beatriz Preciado, escritora de trans libros como "Testo-yonqui" y "Manifiesto contra-sexual", abordó muchas de las nociones del posporno. De acuerdo al diario El País, ella elaboró toda una teoría filosófica según la cual la búsqueda del placer es hoy, superado el capitalismo industrial, el objeto básico de producción y el valor de cambio en el mercado. Lo llama “régimen farmacopornográfico”. 
 
Todavía el tema no llegó a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Por ahora, sólo es posporno.
 
María Llopis, artista valenciana amiga de la ahora funcionaria Águeda Bañón, escribió en su obra Chatroulette: “Son las 3 de la mañana. Acabo de llegar a casa. Estoy borracha y cansada, pero no tengo ganas de dormir. Esta noche no he ligado y me apetece sexo. Me meto con mi ordenador en la cama y me lo pongo entre las piernas. Tecleo en la barra del navegador chatroulette.com (una web para chatear en la que se tiene sexo on line con desconocidos) y me aparece una ventana advirtiéndome de que mi imagen puede ser grabada." 
 
 
El nombramiento de la activista del posporno Águeda Bañón como nueva directora de comunicación del Ayuntamiento de Barcelona ha generado confusión sobre un término muy extendido en la filosofía queer.
 
Bañón (Murcia, 1974) fundó en 2002 junto a María Llopis (Valencia 1975) un blog sobre pornografía alternativa, llamado Girlswholikeporno, que estuvo activo hasta 2007. Es en la misma web donde publican un manifiesto explicando sus objetivos, “hacer saltar por los aires los estrechos corsés" que encierran las identidades sexuales y las fantasías eróticas.
 
Bañón y Llopis, que defienden su exhibicionismo, han participado en múltiples festivales. “Un porno que consiga empoderarnos, superar las risitas de instituto, el chiste fácil o el insulto y se atreva a hablar del sexo y de nuestras sexualidades, desde una posición de poder para las que tradicionalmente no la hemos tenido. Y sin olvidar nunca el sentido del humor”, es lo que buscan las artistas con sus diversas prácticas performáticas.
 
El posporno nace, entonces, de la imposibilidad de hacer un catálogo pétreo. Categorías como heterosexual, homosexual o bisexual no son suficientes para definir un cuerpo que quiere ser dominado por el relato convencional. Es por eso que el movimiento proviene del pensamiento queer, con Foucault como auténtico filósofo de cabecera, actualizando sus reflexiones sobre el panóptico, el control y el castigo al diferente.
 
Hay que ir contra toda taxonomía. “La multiplicidad de nuestros deseos y de nuestros cuerpos no puede categorizarse”, escriben Bañón y Llopis.
 
Si un pensador actual ha sido realmente influyente en las teorías queer ése es Paul B. Preciado (antes, Beatriz Preciado), discípulo de Derrida, y doctorado en Teoría de la Arquitectura en la Universidad de Princeton.
 
Preciado es quien organiza, en 2003, un maratón de posporno en el Museu d’Art Contemporani de Barcelona. El proyecto intensivo incluyó conferencias, proyecciones, documentación y talleres que deliberan sobre "las diversas estéticas y políticas de representación sexual contemporáneas". En el seminario, que tuvo lugar durante dos días y dos noches, intervinieron, entre otros, Javier Sáez, Marie-Hélène Bourcie, o Annie Sprinkle.
 
Paul B. Preciado lleva décadas trabajando sobre los discursos que abordan, hegemónicamente, la dicotomía entre identidad y cuerpo. En 2010 fue finalista del Premio Anagrama con Pornotopía, un ensayo sobre Play Boy. La principal tesis de la pensadora radica en situar ese imperio como el primer burdel multimedia de la historia, una estética instalada en la cultura de los medios de comunicación de masas y en la arquitectura del espectáculo.
 
El autor, en una entrevista publicada en Parole de queer, explica que el posporno es "el proceso de devenir sujeto de aquellos cuerpos que hasta ahora solo habían podido ser objetos abyectos de la representación pornográfica: las mujeres, las minorías sexuales, los cuerpos no-blancos, los transexuales, intersexuales y transgénero, los cuerpos deformes o discapacitados".
 
El término posporno, aclara Preciado, fue inventado por el artista holandés Wink van Kempen en los años 80 para denominar un conjunto de fotografías de contenido aparentemente explícito. El material no busca, al menos no únicamente, excitar, sino que es una parodia, una crítica social.
 
El pensador reivindica, de todos modos, a la actriz porno americana Annie Sprinkle como la auténtica fundadora del posporno, ya que utilizó el término para presentar su espectáculo El anuncio público del cuello del útero, una acción en la que invita a los espectadores a explorar el interior de su vagina.
 
¿Sólo es provocación? No, es poner sobre la mesa, muchas veces desde la ironía, los interrogantes sobre qué, cómo, y a quién producimos placer.
Se trata, ni más ni menos, de la reapropiación de la representación sexual. El sujeto reclama su libertad para definirse más allá de los adjetivos que le han sido dados de antemano. El posporno, como el queer, pone en duda la “naturalidad” de toda jerarquización. En ese sentido, hablamos de “excitación disidente”.
 
Podemos decir que es activismo artístico, sí, pero sobre todo político. Se persigue, de alguna manera, superar el feminismo clásico, visto ya como algo domesticado, para ir más allá en la idea de resistencia. Eso es lo que Águeda Bañón está intentando hacer en esas fotos que, descontextualizadas, circulan estos días por las redes sociales.

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