JUICIO POLÍTICO A DILMA

Rousseff muy complicada en el Senado

De acuerdo a una nota publicada el domingo por el diario O Estado de S.Paulo, Dilma Rousseff apuesta al Senado (que preside su supuesto aliado Renan Calheiros, del PMDB) para bloquear un eventual proceso de juicio político en su contra. Sin embargo, en ese caso, la periodista ex funcionaria de Luiz Inácio Lula da Silva, Tereza Cruvinel, escribió en la web Brasil 247, Dilma sería apartada temporalmente de la Presidencia porque si su tema llega a la Cámara alta será porque la Cámara baja autorizó la apertura del proceso por el Senado, lo que de inmediato provoca la suspensión temporal del jefe del Ejecutivo. Crunivel recordó que la legislación vigente establece que el alejamiento será por hasta 90 días, para que no haya interferencia entre el gobernante y el juicio. En este período, el vicepresidente gobierna como interino (en este caso sería Michel Temer, también del PMDB). Si Dilma fuese absuelta por el Senado, ella volverá al cargo pero ¿quién sabrá lo que está 'atando' el PMDB a espaldas de Dilma y de Lula?

BRASILIA (247) Es cierto que la situación del gobierno de Dilma Rousseff es más cómoda en el Senado que en la Cámara baja, y que el jefe de la Cámara alta, Renan Calheiros, y la jefa del Ejecutivo consiguieron en los últimos meses restablecer alguna sintonía.
 
Calheiros ha ayudado como podía, pero ahora su partido, el PMDB, está 'picado' por la 'mosca azul' de la eventual asunción del vicepresidente Michel Temer en la Presidencia de Brasil, lo que reduce el alcance de esta ayuda.
 
La estrategia de defensa anti juicio político de Dilma será paso a paso, resumida de la siguiente manera:
 
1. Intentar evitar que el pleno apruebe el recurso de la oposición para la instalación de un proceso de juicio político. En esta batalla el gobierno tiene pocas chances. La decisión es por mayoría simple: mitad más uno de los presentes siempre que se garantice el quórum de 257 legisladores presentes. La oposición dice tener 288 votos.
 
2. Si el recurso pasa, la batalla apuntará a intentar evitar la aprobación del pedido de apertura del proceso propiamente dicho, o sea, del parecer de la comisión especial al requerimiento del jurista Helio Bicudo (autor del pedido de impeachment que sería puesto en marcha), suponiendo que la oposición controle esa comisión. Esta es la batalla principal y en ella el gobierno tiene más chances de vencer, si trabaja mucho y bien. La oposición tendrá que reunir 342 votos, o 2/3 del total de los 513 deputados. Eso significa que el gobierno puede bloquear el proceso si tiene a su lado 172 deputados. No es mucho, para quien aún tiene la lipecera en la mano, incluso en tiempos de crisis. Aparentemente, el gobierno tiene el apoyo de 150 a 200 diputados.
 
3. Si el gobierno pierde esta batalla, antes de la apertura del proceso en el Senado aún podrá recurrir al STF, el Supremo Tribunal Federal, alegando que la presidente no cometió delitos de responsabilidad para justificar el proceso. Este recurso puede hacerse incluso antes de la votación del parecer de la comisión especial. El gobierno considera el pedido de Bicudo inconsistente y cree que el STF lo apoyaría.
 
4. Sólo en la fase final, si es derrotado en las batallas previas, el gobierno dependerá enteramente del Senado.
 
 
"El gobierno reaccionó más fuertemente al golpismo esta semana porque sintió que la oposición avanzó en la articulación de un proceso de impeachment.
 
Los dos lados ya cuentan votos para la disputa y la oposición dice tener garantizados los 288 necesarios para aprobar llevar el recurso al plenario y garantizar la apertura del proceso contra la presidenta Dilma.
 
El dilema continúa siendo quién sucedería a la mandataria. Ahora se descubrió que el vicepresidente Michel Temer firmó cinco de los 15 decretos sin número, de fines del 2014, abriendo créditos presupuestarios suplementarios sin permiso del Congreso.
 
La oposición sustentará que esos decretos configuran delito de responsabilidad de Dilma, pero ¿cómo hacer eso sin pedir también un castigo para Temer? Y sacando a Dilma y a Temer por la vía parlamentaria, ¿quién gobernaría Brasil? El próximo de la lista sería Eduardo Cunha...
 
La oposición avanzó esta semana en el proceso de impeachment, pese a que el gobierno salió de las cuerdas y de la inercia con el paquete fiscal de 65.000 millones de reales.
 
El jueves se entregó al presidente de la Cámara baja el pedido de apertura del proceso suscripto por el ex diputado del PT Hélio Bicudo, con las debidas correcciones jurídicas. Bicudo no fue fundador del PT, pero sí un importante cuadro y una figura respetable, ubicado muy por encima de figuras oscuras de movimientos callejeros que firmaron otros pedidos de impeachment.
 
Más importante fue la cuestión de orden presentada por la oposición esta semana sobre el rito del proceso, que Cunha debe responder la próxima semana.
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Después la oposición reclamará que Cunha decida sobre los pedidos de apertura del proceso, especialmente sobre el de Bicudo. Cunha rechazará todos. Pero la oposición recurrirá al pleno y para vencer la batalla ya contaría con 288 votos.
 
Será necesaria la presencia y el voto de la mayoría absoluta, 257 votos. El problema es que una primera derrota del gobierno, aún en esta batalla preliminar, tendría un efecto político demoledor. Y económico también.
 
Hoy, de todas formas, la oposición no tiene los 342 votos (2/3) necesarios para autorizar la apertura del proceso.
 
Cuando eso ocurre, el presidente es inmediatamente apartado, temporalmente, hasta que el Senado termine el proceso y el juicio. La oposición cree que los votos faltantes vendrán por gravedad y que el apartamiento de Dilma ocurrirá este año.
 
Los cálculos optimistas de la oposición parten del presupuesto de que el gobierno seguirá atónito, que el paquete fiscal hará agua y que no habrá reacción en las calles. Eso se verá. Dilma hizo un discurso el jueves bajo los gritos de "no habrá golpe" y el propio Fernando Henrique Cardoso dijo que la población no aceptará el impeachment de “buen grado”.
 
La oposición parece temer mucho más al sello de golpista ante la historia que a la reacción de las calles a favor de Dilma. Parece creer que el PT no tendría fuerza para movilizaciones. El país está dividido porque sabe que este impeachment sería diferente al de Collor de Mello, en 1992. Sería una "remoción" del presidente electo debido a problemas económicos y políticos, no por delitos.
 
¿Como sustentar que el impeachment sería legal y no golpista? El rechazo de las cuentas públicas del 2014 por el Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU) no configurarían un delito de responsabilidad de la presidente. Pero la oposición cree que encontró la bala de plata contra Dilma.
 
La Constitución, en su artículo 85, establece, entre los delitos de responsabilidad del presidente, actos que atenten contra la ley presupuestaria.
 
La ley 1079/1950, que reglamenta el impeachment, también incluye entre ellos los delitos contra la ley presupuestaria y los define.
 
Entre esos delitos estaría:
 
“ordenar o autorizar la apertura de crédito en desacuerdo con los límites establecidos por el Senado Federal, sin fundamento en la ley presupuestaria o en la de crédito adicional".
 
El año pasado el gobierno tomó decisiones presupuestarias, las llamadas "bicicletas fiscales", que pese a ley fueron practicadas por otros gobiernos y toleradas por el TCU.
 
Entre esas medidas, la apertura de créditos suplementarios sin autorización del Congreso. Es decir, autorizó gastos emitiendo títulos o reasignando partidas por decreto, lo que es prohibido.
 
El detalle es que fueron 10 decretos de esa naturaleza, 5 de los cuales fueron firmados por el vicepresidente Michel Temer.
 
Nadie sabe si, en el curso de un proceso contra Dilma por este motivo, Temer también sería apartado del cargo.
 
En este caso, ¿quién  sucedería a Dilma? Eduardo Cunha, ¿quién debe convertirse en investigado por el Lava Jato en breve?
 
Renan Calheiros, ¿que sigue investigado?
 
Esta es una de las contradicciones del impeachment: la búsqueda de lo que el ex presidente Cardoso llamó un "nuevo bloque político para suceder al PT y su coalición.
 
¿Qué legitimidad tendría un gobernante o bloque político cuyo poder no haya derivado de las urnas o de la línea sucesoria definida por la Constitución? Fuera de eso, todo es golpe."

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