ORGANIGRAMA SOSPECHOSO

Imprescindible reforma debe encarar Ritondo ya

En el territorio bonaerense, la organización policial es una calamidad porque se priorizaba la recaudación que garantizara la paz interna, afirman quienes conocen la situación. Lamentablemente, eso no ha cambiado todavía...

Un flamante intendente de la zona norte del Gran Buenos Aires le explicó un problema inicial que encontró en la organización de la estructura policial provincial: "El 30% del personal de comisarías está con licencia médica, que en muchos casos es un negocio para trabajar en alguna changa. No estaría mal conseguir que funcione el servicio médico de verificación de la dolencia informada. Es muy bueno mandarme patrulleros pero necesito también gente para subirse a los vehículos... Luego, ya se sabe que se arman los operativos tipo Sol con la contribución de personal local, así que para comenzar el personal es bastante menos del que se cree."

Hay otro problema, según explicó: "Aquí en este municipio, la Policía de Seguridad no tiene nada que ver con la Policía de Investigaciones e Inteligencia Criminal ni con la Policía de Comunicaciones y Emergencias, por ejemplo. El único capacitado para establecer una sinergia entre las unidades es el coordinador, que articula el CPC (Comando de Prevención Comunitaria), el CPR (Comando de Prevención Rural), las policías Distrital y Comunal y las unidades operativas de la Policía de Seguridad Vial. Y coordinar su trabajo junto con las Unidades de Policía de Prevención Local. Hay 74 de esos coordinadores en todo el territorio provincial. ¿Alguien se preguntó el verdadero motivo de esa estructura?", interrogó el jefe municipal.

El periodista respondió que la sospecha generalizada consiste en una trama compleja que armaron entre Alejandro Granados y el comisario Hugo Matzkin que priorizó resolver disputas internas y garantizar una calma que le permitiera al Frente para la Victoria concretar el tramo final de la campaña electoral sin sobresaltos en cuestiones delictivas que, a veces, eran provocadas por la propia inquina doméstica en la fuerza de seguridad.

El alcalde municipal respondió: "Sí y no. Antes de la reforma de octubre 2015, que disolvió las Departamentales, era peor, más burocracia aún. Pero la cuestión de fondo es la recaudación que levantan los comisarios, en teoría esto se encontraba muy articulado con el poder político. Ya ha trascendido que la gobernadora (María Eugenia Vidal) ha rechazado esa recaudación de dinero espurio que levantan los comisarios. Entonces, ¿para qué mantener la estructura montada a tal efecto?".

El periodista, después, hilvanó el final: "Si se mantiene en pie la estructura que priorizaría la recaudación y no el combate del delito, quizá algún funcionario subalterno esté tentado de hacerse cargo de la recaudación que muy probablemente haya interés personal y colectivo de algunos uniformados en seguir haciendo... ".

Por lo tanto, más que aproximar pertrechos, el ministro Cristian Ritondo debería acercar resoluciones administrativas que simplifiquen las burocracias y agilicen la lucha contra el delito.

De lo contrario: ¿qué pasará con el Ministerio de Seguridad en caso de repetirse un episodio dramático como el de la Triple Fuga?

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