TRASPIÉ DE RUBIO

Muy flojo el candidato republicano de Wall Street

El aspirante republicano a la Casa Blanca, Marco Rubio, enfrentó dificultades el sábado 06/02 en un debate con sus rivales, lo que podría complicar su intento de convertirse en el máximo oponente de Donald Trump en New Hampshire, al tiempo que dio esperanzas a 3 rivales que necesitan obtener un resultado contundente.

Fue el 8vo. debate entre los precandidatos presidenciales republicanos pero el más intenso, feroz a ratos y el más cruento de todos. Se cometieron errores, se dañaron reputaciones, se escucharon disparates y abucheos y todo esto sucedió 3 días antes de que se vote de nuevo, esta vez en New Hampshire.

El debate realizado en Manchester, Nueva Hampshire, marcó también el regreso al estrado del controversial Donald Trump.

El multimillonario empresario se había negado a participar en el debate del 28/01 en Des Moines, Iowa, por discrepancias con la presentadora Megyn Kelly.

La noche de Ted Cruz y Marco Rubio fue pésima. Los moderadores le recordaron sus declaraciones de hace unos días sobre Donald Trump y una maniobra poco edificante de su campaña en contra de Ben Carson (Trump acusó a Cruz de hacer circular la versión de que Carson había bajado su precandidatura para intentar quedarse con sus electores).

Cruz se escondió detrás de su retórica para no pedir disculpas a Trump y culpó a la CNN de haber causado la confusión que provocó el incidente con Carson. Ni su rival ni el público parecieron quedar satisfechos con la explicación y antes de que el debate hubiera terminado, CNN demostró en imágenes exclusivas que lo que había dicho Cruz no era cierto. Él inventó el falso retiro de Carson.

Peor aún le fue a Rubio.

Al ser criticado por el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, por su nivel de experiencia al ser su primera legislatura como senador por Florida, Rubio recurrió una y otra vez a declaraciones preparadas y pareció incómodamente agitado por vez primera tras unas intervenciones sin fisuras en los 7 debates previos.

Él se mostró incapaz de defenderse del gobernador de Nueva Jersey quien, en el ataque más feroz de la noche, le trató de ignorante, inexperto y de confundir 2 conceptos totalmente diferentes: responsabilidad y ausentismo.

Rubio fue incapaz de defenderse del ataque y, en el momento más extraño de la noche, volvió a repetir casi palabra por palabra el mismo argumento que acababa de mencionar, motivo del ataque de su rival. "¿Ven?" se mofó Christie, quien aprovechó para rematarlo: "Marco, el problema es que cuando eres Presidente de Estados Unidos, o cuando eres gobernador de un estado, el discurso memorizado de 30 segundos en el que hablas de lo grande que es USA no resuelve al final los problemas de las personas", dijo Christie.

Aunque Rubio se recuperó más tarde en el debate, el momento que eligió para flaquear fue terrible, 3 días antes de que los republicanos de New Hampshire elijan a sus favoritos en el segundo proceso de primarias del país. El debate celebrado en el St. Anselm College fue el último antes de la votación.

Los duros momentos pasados por Rubio podrían reanimar las campañas de Christie, del ex gobernador de Florida, Jeb Bush, y del gobernador de Ohio, John Kasich, 3 experimentados políticos que, al igual que Rubio, representan al republicanismo tradicional, y podrían recibir el mismo apoyo de Wall Street que recibe Rubio.

Los 3 han sufrido por el liderazgo de Trump en la carrera republicana y necesitan un punto de ruptura para alterar la trayectoria de la batalla en New Hampshire, donde los sondeos dan como favorito a Trump, por delante de Rubio y el senador por Texas Ted Cruz.

Trump tampoco tuvo su mejor día. Pareció confundido en un pulso con Bush sobre el uso de las expropiaciones en interés de proyectos públicos y de la industria privada.

Pero pareció hacerlo lo suficientemente bien como para ganar posiblemente el martes, en la que sería su primera victoria en la carrera de 2016, dejando a un lado el dolor de la derrota de la semana pasada en el caucus de Iowa, donde fue segundo tras Cruz y apenas por delante del emergente Rubio.

Jeb Bush estuvo mejor que otras veces, bastante mejor que los moderadores que no le preguntaron opinión sobre asuntos críticos, y gestionó bien sus intervenciones.

Desafortunadamente para él, su campaña necesita algo más que "estar mejor que en el otro debate" y haber tolerado que Trump le mandara callar seguramente no ha ayudado con la imagen de líder que tan desesperadamente intenta proyectar.

Ben Carson siguió explicándose de la misma manera articulada de siempre, respondió con calma a las preguntas que le hicieron, e incluso interrumpió en una ocasión para participar en un intercambio. "Estoy aquí para hacer más algo más que embellecer el decorado".

A pesar de responder brillantemente en los temas relacionados con la salud, su actuación en la noche no fue ni mejor ni peor que en las anteriores. Es difícil pensar que su campaña, que ha tenido que reducir costes dramáticamente, pueda beneficiarse de este debate. 

Algo parecido sucede con John Kasich. Las veces que le preguntaron respondió con sentido y sigue siendo el que mejor explica sus planes. Fue además el único que se distanció del resto al ofrecer una respuesta humanitaria y realista a la cuestión de inmigración al decir que la fórmula de deportaciones masivas que los demás proponen es contraria a los ideales del partido. Un distanciamiento que realmente es importante en un partido que gravita en torno al plan de Trump y que repele el voto de los hispanos que tanto necesitan.

Christie fue el que mejor aprovechó sus escasos momentos para hablar. Destrozó a Rubio, se mostró como el candidato que ilusionó al Partido Republicano hace años y defendió sus ideas con firmeza, incluso en el espinoso tema del aborto. Si sus asesores le convencen de que deje de mirar a la cámara y nos asuste a todos cuando lo hace, probablemente le irá incluso mejor.

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