MIGUEL ÁNGEL PICHETTO

"Pídanle la renuncia al procurador del Tesoro, necesitan gente valiente"

Miguel Ángel Pichetto es senador nacional PJ/Río Negro, pero durante los tiempos K fue el titular del bloque del Frente para la Victoria. Probablemente sólo Daniel Scioli le ganó en genuflexiones a Pichetto para conseguir/mantener/aumentar sus beneficios. La humillación incluyó el menosprecio K respecto de sus ínfulas para ser gobernador. Por lo tanto, el advenimiento de Mauricio Macri, quien precisa un interlocutor PJ en el Senado, es casi la gloria para el veterano legislador que menemista, duhaldista, kirchnerista, sciolista y, por fin, puede intentar ser jefe de sus estrategias. "Me parece importante el diálogo con los Estados Unidos; pero hay que hacerlo con cuidado", dijo Pichetto en el recinto del Senado. Y formuló una invitación: "Luego, quiero hacer una última reflexión: pídanle la renuncia al procurador del Tesoro. Pídansela porque el gobierno necesita de gente valiente. Hay que dar la cara por el gobierno. Este informe que hizo el procurador es lamentable porque derivó todo a los estudios jurídicos de los Estados Unidos." El procurador del Tesoro es Carlos Francisco Balbín, juez de la Cámara de Apelaciones del Fuero en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Fragmento de la versión taquigráfica de la sesión del Senado:

Sr. Presidente (Pinedo).- Tiene la palabra el senador Pichetto.

Sr. Pichetto.- Señor presidente: por primera vez, voy a hablar en representación de un grupo de senadores de mi bloque. Nuestro bloque hoy va a votar, en un ejercicio de libertad individual, con posiciones respetables de cada uno de los senadores que se han expedido durante este largo día y han fijado postura frente a este tema. Yo lo voy a hacer por la afirmativa, como lo dije con anterioridad. Considero fundamental resolver esta cuestión que está pendiente con rapidez e inteligencia, haciendo un aporte pensando en el país.

Recién, el senador Rodríguez Saá recordaba a Perón. Perón decía que primero estaba la Patria, después el movimiento y después los hombres. Más allá de la bandera y de los sentimientos que cada uno tenga, tenemos que llevar a la práctica lo que forma parte también de nuestra formación doctrinaria.

Me quiero referir en primer lugar a que estamos afrontando algo que no tiene que ver con una reestructuración de deuda.

Las dos reestructuraciones ya se hicieron, y con mucho éxito. Los compañeros han hablado de estos dos hechos trascendentes de la vida de la República llevados adelante por un presidente importante que tuvo el país en el primer momento de la crisis argentina, que fue Néstor Kirchner. Siempre tuvo en claro el objetivo no solamente económico sino político del desendeudamiento, porque nos brindaba autonomía, decisión y libertad.

Por lo tanto, el desendeudamiento fue una política de Estado. Quiero recordar un hecho que se dio en el Salón Blanco con la presencia del ex presidente Raúl Alfonsín. El presidente Kirchner le agradece la presencia e informa al pueblo argentino el resultado de la primera reestructuración de deuda. Le agradece a Raúl Alfonsín por su presencia y por su apoyo en el Congreso. Dice que es un verdadero ejemplo y que tal vez Raúl Alfonsín tenía mucho más para perder estando ahí que no estando. Indudablemente, era opositor político.

Pero le rescataba el gesto y reconocía en ese gesto una mirada de Estado, una mirada de interés del país para resolver una cuestión realmente muy grave.

La primera reestructuración fue altamente exitosa, hecha con una gran convicción.

No quiero ser negativo esta noche, pero yo recuerdo que algunos economistas argentinos que incluso forman parte del equipo económico decían que había que hacer una oferta mayor, que no iba a alcanzar, que no iba a ser suficiente.

El primer canje nos permitió llegar casi al 67 por ciento. Fue realmente muy importante. Lo llevó adelante el ministro de economía Lavagna pero lo sostuvo la decisión política firme, convincente, del presidente Kirchner.

El segundo canje lo hizo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en 2010 y fue un canje muy exitoso. En el medio hubo decisiones de este Congreso que tenían que ver con la firme convicción, y por eso se votó la ley Cerrojo, para tratar de tensionar desde el punto de vista político internacional para que los acreedores entraran en los canjes. Hicimos un gran esfuerzo y llegamos casi al 93 por ciento.

Después voy a hacer algún breve repaso de los mensajes de ambos presidentes, porque también encierran en esos mensajes una visión de Estado.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en oportunidad del segundo canje, habla de la deuda –también lo dice y lo reitera en su discurso de apertura de sesiones del año 2011– y dice que el problema de la deuda no era un problema de su gobierno. Incluso, su gobierno heredó la deuda de gobiernos anteriores. El cambio de jurisdicción ya venia planteado desde la década del 90, y anteriormente con la dictadura, que fue la que hizo el gran endeudamiento.

El otro día yo veía a un exministro de economía hablando en televisión, y la verdad, a mí me preocupa cuando pasa eso, porque en el año 1980 ese ministro declaró pública la deuda privada. O sea, de la deuda de empresarios privados se hizo cargo el Estado nacional. En 1980, cuando él era presidente del Banco Central de la República Argentina. Luego tuvo la tragedia de la última etapa de la Alianza.

Y hay algo que no me gusta del proyecto de ley, que es el emplazamiento al Congreso. Eso me hace acordar al Cavallo de ese tiempo y al diseñador jurídico de Cavallo que era Horacio Liendo. Siempre las leyes venían con plazo inexorable. Había que hacerlo porque se caía el mundo. Si no se votaba la ley, era el ajuste. Y si no, se prendía fuego la pradera. Siempre había, frente al Congreso, una acción conminatoria.

No me gusta ese modelo.

La verdad, estamos entendiendo la problemática. También entendemos que hay un contexto distinto. En la última década tuvimos todos los commodities para arriba, había una etapa de crecimiento, porcentajes importantes tuvo la Argentina de crecimiento; la soja estaba en 600 dólares la tonelada, teníamos una recaudación propia que nos permitía tener divisas en el Banco Central.

Hoy abordamos una problemática en el mundo más compleja. La soja está a la mitad del valor, los niveles de recaudación propia son menores, tenemos algunos problemas que son de déficit fiscal. No los que denuncia el gobierno. Yo creo que los porcentajes son mucho menores y el cuadro no es tan apocalíptico, pero eso va a ser debate seguramente de otros temas.
Lo que quiero decir es que comprendemos el tema, y comprendemos además que estamos frente a una sentencia –esta no es una reestructuración–, y la sentencia tiene carácter coactivo y tiene una herramienta letal, que es el tema del sistema pari passu instalado por el juez Griesa, ratificado por la Cámara de Apelaciones de la Corte Segunda, donde ahora está la jurisdicción del expediente. Ahora tienen la llave del expediente.

Esto fue lo que alertamos ese viernes por la noche, no para generar terrorismo ni acciones desequilibrantes pero dijimos, bueno, acá pasó algo indudablemente.

Fíjese que el propio fondo NML, el principal acreedor, el más malo… Compartimos que es malo. Singer es malo. Malísimo. Compartimos que es injusto pagarle los honorarios. Es injusto. Compartimos que se le paga de más, frente a la oferta estándar, que es correcta, porque si uno actualiza los valores está en 1,30; 1,40 y el gobierno está ofreciendo 1,50. Pero Singer y otros acreedores, bonistas, que son los llamados me too, que tienen el mismo derecho, que son los que tienen el pari passu, tienen una herramienta que le dio este juez de primera instancia, que también podemos calificarlo como un juez muy malo para los intereses argentinos. Ahora bien, en los Estados Unidos, en el sistema del precedente tiene, indudablemente, un valor fundamental el cumplimiento de los contratos y el derecho de propiedad.

Desde que se bajaron del Mayflower los puritanos construyeron esos conceptos muy firmes, que están arraigados en el sistema jurisprudencial. Y, bueno, esa es la jurisdicción a la que nos sometimos, no el gobierno anterior, sino los anteriores gobiernos y la dictadura militar porque, indudablemente, emitir deuda externa tiene que permitir reclamos a los acreedores de un país complejo como la Argentina, que tiene cambios muy radicalizados, que pasa de procesos de política de consumo, mirando la industria nacional y el crecimiento del empleo, a aperturas indiscriminadas, peligrosas, o a plantear –y esto lo he dicho públicamente– la hipótesis del Acuerdo del Pacífico con países que no tienen ninguna industria nacional.

Entonces, ya sabemos. Había una famosa propaganda en la etapa de la dictadura militar que mostraba las sillas, todo eso; todas esas cosas que hemos vivido.

Yo creo que hay que retomar relaciones bilaterales. Me parece importante el diálogo con los Estados Unidos; pero hay que hacerlo con cuidado y tratando de preservar el empleo, la industria nacional y el trabajo argentino. Son cosas que, después, cuando impactan, cuando la pérdida de empleo impacta, lesiona fuertemente. Y nosotros lo hemos dicho, lo hemos dicho con prudencia, lo hemos dicho en el proceso de los cien días que tiene este gobierno.

Vemos, sí, con preocupación cuando aparecen aliados de la propia estructura política denunciándolo casi con una dureza extrema. Mire, nosotros hemos sido cuidadosos. A mí, cuando me tocó hacer el balance de los primeros noventa días del gobierno en un diario importante de la Argentina, dije que había claroscuros; dije que había medidas que estaban en un rumbo correcto y otras que provocaban efectos negativos.

La verdad es que cuando leo a la diputada Carrió, me preocupa. Me preocupa. Y me preocupan otras cosas también. De repente, la justicia federal era la mejor del mundo y había que pasar la causa Nisman a la justicia federal; y, de repente, es la justicia más oprobiosa y allí están todos los demonios. La verdad, me preocupa. Me preocupa cuando se construye una cosmovisión parecida a la de la Revolución Francesa en el comité de la Salud Pública y aparecen los jacobinos con la bandera de la ética.

Todos los gobiernos tienen que tener un cierto nivel ético. Indudablemente, hay ejes centrales que tiene que tener la democracia. Pero ¡cuidado con esto, eh!, porque cuando los moderados y el centro pierden gravitación aparecen estos puritanos que se llevan puesto todo.

El proceso de mani pulite en Italia determinó la construcción y el liderazgo de Berlusconi. En la Alemania de la etapa del 30, de la crisis del 30, en la degradación del sistema político alemán, de la democracia cristiana, del PC, de los partidos tradicionales, determinó el nacimiento del nazismo. ¡Cuidado con lo que está pasando en Latinoamérica! ¡Cuidado con lo que pasa en Brasil!, porque hoy hay nuevas formas.

Yo no comparto la cuestión de la deuda externa hoy como eje de dominación. Ese era un tema y un factor de la década del 90. Yo creo que hoy hay otras construcciones más complejas, más sofisticadas, donde se pone en juego la credibilidad de los gobiernos populares, de los gobiernos surgidos de una votación democrática, como su gobierno, que ha ganado el balotaje legítimamente. Y el descrédito es la primera etapa de un proceso de deslegitimación. Es lo que le está pasando hoy a la presidenta del Brasil. La pregunta es qué viene después de eso, la pregunta es qué viene después de eso.

Entonces, a mí me preocupan este tipo de cuestiones. ¿Y qué digo? Estamos frente a una sentencia judicial que tiene el arma del pari passu. ¡Y acá hay que resolver esta cuestión!

En la decisión que hoy vamos a tomar –por lo menos en lo personal, hablo por lo mío y por un conjunto de compañeros senadores que han escuchado la voz de los gobernadores, han escuchado la voz de los economistas que han venido, las voces múltiples que ha dado la comisión–, me quedo con lo que manifestó, casi diría, la teoría del ingeniero, la teoría del puente, que es una buena metáfora: construimos el 93 por ciento del puente, falta el 7 por ciento. Hay que tratar de terminarlo porque si no, el puente no sirve para nada. No sé quién lo dijo…

Sr. Rozas.- Mario Blejer lo dijo.

Sr. Pichetto.- El senador por Santa Fe, el compañero Perotti. Me parece muy brillante la definición que utilizó.

Los gobiernos de la expresidenta y del expresidente han tenido una actitud de compromiso con el pago de las obligaciones. Ha construido incluso un rumbo. Fíjense, además, que hasta creo que hemos sido lesionados en la buena fe. El acuerdo del Club de París debería haber servido como puntal para el apoyo europeo para la renegociación con los buitres.

Si yo hubiera tenido que tomar una decisión política, habría tratado de resolver el tema de los fondos que estaban en litigio en Nueva York. Pero la presidenta construyó un sendero, un camino, donde el esquema del desendeudamiento era el eje central para normalizar la situación de la Argentina, no para hacer del endeudamiento su política. Y creo que la historia le va a hacer un gran reconocimiento, tanto a ella como al ex presidente Néstor Kirchner.

Dijo en un discurso la expresidenta: este no es un problema de este gobierno ni de mi presidencia. Es un problema de todos los argentinos, del país. Cuando demandan a la República Argentina, demandan al país y no a la presidenta.

Esto lo dijo en el discurso de apertura de 2011. Y también dijo que había que construir una buena oposición, que había que tener un marco de responsabilidad y que no había que atentar pensando en lo peor, porque cuando uno hace eso es lo peor para el pueblo argentino. Lo dijo. Si quieren se los leo textualmente. Estoy recordando a grandes síntesis, pero este es el contenido de un discurso muy importante que hizo después de la salida de la reestructuración de 2010.

¿Qué quiero decir? Que acá hay un tema del que poco se habla, o del que muchos no hablaron, o al que no le dan realmente la importancia que tiene, o al que minimizan incluso. Si usted me pregunta “¿qué es mejor, arreglar o no hacerlo?” o “¿cuál es el riesgo más importante que tiene el aumento de la litigiosidad la Argentina?” le digo que si no se arregla, la litigiosidad va a aumentar de una manera exponencial, con alto riesgo para el país.

El problema no es solamente pagar a estos bonistas malos, malísimos; a esta justicia americana injusta. Hagamos el discurso. Si quieren ponerle simbología, háganlo. La realidad es que nosotros tenemos que recuperar la capacidad de pago para pagar a los reestructurados que están esperando para ver qué hace este Congreso esta noche, porque desde el 30 de junio de 2014 que no cobran. Es gente que venía cobrando. Y no es que no tuvo voluntad la Argentina, porque la presidenta pensó en una salida, que fue la ley de pago soberano que este Congreso votó. Y la construyó como una herramienta política para decir “tengo voluntad de pago, quiero pagar”. Y puso no solamente a Buenos Aires, sino también a París, la jurisdicción de Francia, a los bancos franceses para poder pagar.

Sin embargo, los bonistas acreedores y algunos muchachos que también son argentinos, que forman parte de los acreedores… Digámoslo. Va a ser difícil identificarlos, pero los que tienen jurisdicción en Nueva York no se van de ahí ni de casualidad, a pesar de que depositábamos todos los meses en el Banco Nación el monto que depositábamos al BONY puntualmente durante todo el tiempo que gobernaron Néstor Kirchner y la ex presidenta. Siempre depositamos y cumplimos con las dos reestructuraciones puntualmente. No dejamos de pagar un día. Incluso hubo un debate sobre los fondos que iban al BONY que dijimos que eran inembargables. Y que los colocábamos en la red y a partir del momento que se apretaba el botón desde Buenos Aires no podían ser embargados. Este debate lo dimos acá.

Entonces, ha habido un compromiso efectivo. A mí no se me ocurría hacer una teoría psicoanalítica y analizar al ex presidente, con todo el respeto que le tuve y que le tengo, ni a la presidenta. Yo lo que analizo son los hechos, que son los que mandan en un sistema democrático. ¿Y qué hizo mi gobierno cuando le tocó gobernar? Intentó resolver el problema. Incluso lo intentó hacer estando aun vigente la cláusula RUFO. Lo intentó enviando a los bancos nacionales en una operatoria difícil, porque estaba todavía vigente esa cláusula. No olvidemos que hasta el 30 de diciembre de 2014 dicha cláusula estaba peligrosamente ahí, al acecho. Y si la Argentina arreglaba por encima de lo que le había dado a los acreedores en las dos reestructuraciones, corríamos serios riesgos de que se planteara con legitimidad por parte de los reestructurados una demanda mayor en el mismo plano de lo que se pagaba en ese momento.

Yo tengo un gran respeto por el presidente Fábrega, del Banco Central, pero también considero que esa operación era riesgosa. Le doy la derecha a la Presidenta y al ministro Kicillof. Hasta el 31 de diciembre de 2014 era riesgosa. ¿Saben por qué? Porque en muchos de los bancos nacionales de ADEBA el Estado argentino tiene porcentajes accionarios por la transformación de las AFJP. El Estado era socio de muchos bancos, que iban a pagar en esa operatoria de pago por subrogación. Y además se necesitaba, imprescindible e inexorablemente, la participación del Estado nacional y del Banco Central en el asiento contable informando a qué valor se pagaban los bonos. También eso podía abrir el camino a los acreedores reestructurados para decir: señores, ustedes violentaron la cláusula RUFO; lo hicieron con un pago por subrogación, con bancos de los que el Estado es socio. Con esto quiero decir que indudablemente había riesgos.

Así que hasta el 31 de diciembre, lo que hizo la presidenta que en ese momento gobernaba la Argentina, fue cuidar la masa de acreedores del 93 por ciento. Y fue correcto.

Luego, yo creo que nosotros tuvimos –esto lo digo como hombre perteneciente a ese gobierno– una ventana entre enero y marzo para poder resolver este tema. Creo que tuvimos una oportunidad. Luego entramos en una catarata de elecciones interminables y el proceso se politizó. E, indudablemente, los bonistas que tenían una sentencia firme y el juicio ganado, tienen los mejores abogados. Es gente que se dedica a eso. Son estructuras económicas que se dedican a comprar bonos defaulteados de países en crisis. Están también detrás de los bonos de Grecia y de los bonos que se venden al 10 o al 15 por ciento del valor y, lógicamente, tienen la capacidad de esperar. Tienen una paciencia infinita. Litigan en una jurisdicción que conocen, tienen los mejores abogados, y tienen vínculos políticos dentro de la propia estructura del Parlamento; y además, aportan a las campañas, porque no son hipócritas como nosotros y como es la política en América latina. Allá en las campañas se recauda plata, pero hay aportes transparentes y el que más recauda tiene más potencialidad electoral. Acá, en cambio, tenemos sistemas que en realidad son los que plantean después serias dificultades para poder acreditar los gastos de la campaña.

Entonces, este es un debate que también está pendiente en la Argentina. Yo me quedo con el sistema americano, donde el candidato sale a buscar los aportes que tenga que buscar. Porque este sistema de que se hace campaña con dos pesos, después se rinde por diez y se gastan millones, la verdad es que no se lo cree nadie. Pero este es otro de los problemas que tenemos en la estructura de funcionamiento de las democracias en América latina. Y no es un problema solamente de la Argentina. O resolvemos ser como Francia y a todos los ponemos iguales y el Estado paga todo y nadie va a poner publicidad en la televisión o en los diarios, o somos como Estados Unidos. Entonces, blanqueamos todo y se acaba este tema.

¿Qué quiero decir? Que el tema acá es una autorización al gobierno argentino para que resuelva esta cuestión. Y es una autorización que el Parlamento otorga con un efecto –diría– de condición suspensiva.

En ese sentido, la reforma que hizo la Cámara de Diputados es muy seria y muy responsable. La hizo mirando la recuperación de la jurisdicción que hizo la Corte Segunda de la Cámara de Apelaciones de Nueva York. La Cámara dijo: “Señor juez, a la decisión que usted tomó el día 2 de marzo de levantar las cautelares si la Argentina cumple con el levantamiento del cerrojo y con el levantamiento de la ley de pago soberano, yo levanto las cautelares.” “Usted, señor, no levante nada; yo quiero escuchar a los acreedores.” Incluso, el fondo Singer que había arreglado, también peticionó el levantamiento de las cautelares, porque tiene dudas de que la Argentina pueda cumplir. Aun levantando todo, ellos tienen dudas.

Entonces, se van y se reafirman. Fueron a pedirle a la Cámara que dijera: “Señor, espere que tenemos que escucharlos.” Los va a escuchar y el 13 esperemos que los abogados que representan los intereses argentinos hagan lo que tengan que hacer.

Además, creo que hoy tenemos una ayuda muy potente, a la que el senador Pais se refirió. Me refiero a la presentación que hizo Estados Unidos en el marco, incluso, de la propia visita del presidente de Estados Unidos, de amicus curiae ante la Corte, amigos de la Corte. Este viejo tema que tienen los americanos. La verdad es que si lo hubiera hecho con la misma potencia ante la Corte en su momento, tal vez la Corte hubiera tomado el caso o el procurador hubiera tomado el caso, y hoy estaríamos en otro escenario. Pero las cosas son así.

Lo que digo es que la potencia comunicacional de la presentación de Estados Unidos frente a la Cámara de Apelaciones para pedirle que levante las cautelares es fuertísima y declara que el levantamiento de las medidas cautelares es de interés del Estado americano. No es solamente una cuestión de la política interna argentina, sino que tiene un interés el propio Estados Unidos, que declara este tema, porque hace a las relaciones. Hace una reivindicación, incluso, del proceso anterior, en el que dice que lamentablemente el juez utilizó el pari passu de manera equivocada. De manera equivocada. Lo dice la presentación que ha hecho el representante legal de Estados Unidos ante la Corte Segunda. Hay que leer esa presentación con mucha atención. Dice que eso afectó las relaciones con el país. También lo dice, desliza en los términos de la presentación el no haber tenido un juez con mayor ecuanimidad y equilibrio.

El problema central es que impide el cumplimiento de las obligaciones a los acreedores que entraron en los dos canjes. Indudablemente, la señal que brindemos esta noche, o la que se plantee en el corto plazo de incumplimiento, va a determinar la aceleración de los bonistas en los títulos que son iguales. ¿Cuánto van a esperar? Hace un año y diez meses que no cobran. Un año y diez meses. Llevan dos trimestres del año 2014, cuatro trimestres del año 2015 y va a vencerse el primer trimestre de 2016. Además, están esperándonos. Están mirando esto. Están viendo. ¿Qué van a tardar en acelerar el cobro? Aquí lo que nadie explica es qué pasa si esto no se arregla. Está bien el planteo. Comparto los lineamientos de muchos senadores que se han expresado, los comparto.

Además, acá se invocó también…

- Murmullos en las galerías.

Sr. Pichetto.- Dígales que se callen ahí arriba. Dígales que me molestan cuando están hablando ahí arriba. No sé quiénes son.

Sr. Presidente (Pinedo).- Vamos a pedir, por favor, que se haga silencio en el piso de arriba. Siga, señor senador.

Sr. Pichetto.- Se invocó la resolución de las Naciones Unidas. Este también es un tema interesante. Hay que traerlo al análisis político. Es una ley de orden público de la Argentina.

Se trata de lineamientos que tienen que ver con las reestructuraciones de deuda. No tienen que ver ni con procesos judiciales ni con sentencia firme. Tienen que ver con que el mundo pueda prepararse en algún momento, salir del esquema declamativo y poder armar un tribunal supranacional para resolver los problemas de concordato y de salida de quiebras de los países soberanos. Tienen que ver con que no le pase lo que le está pasando a Grecia, que lo aprieta el esquema del Banco Alemán y los obliga a hacer ajustes feroces y salvajes con la gente. Tienen que ver con que deberían existir procesos de reestructuración de la deuda pública de los países, siguiendo los lineamientos del sistema de reestructuración de la deuda privada, que se resuelve por el principio de mayoría. Si entró una mayoría como esta, tan vital e intensa, como es la del 93 por ciento, el resto debería haber seguido el lineamiento de la reestructuración principal. Pero el mundo no es así, la justicia americana no funciona de esta manera y, además, no hay un tribunal internacional.

Los principios de Naciones Unidas son muy buenos porque hablan del trato igualitario, del principio de equidad, de la proporcionalidad y de otra serie de cuestiones que compartimos. Sin embargo, no habla de cómo resolvemos una cuestión judicial que tiene sentencia firme, que tiene punitorios pre sentencia y post sentencia y, a partir del 1° de marzo –incorporo un elemento que nadie ha dicho–, astreintes, 238 mil dólares por día tiene el fondo Singer en caso de atraso. El reloj ya está corriendo y las multas se están aplicando desde el 1° de marzo.

Me parece fundamental explicar estos temas.

Tengo un problema. Cuando llego a mi casa, a veces, me pongo a ver la televisión. Mientras como y mientras con un oído trato de dialogar y con el otro de escuchar lo que dicen, miro la televisión y observo que en un canal de noticias se decía que la Argentina iba a contraer nueva deuda. Se decía que iba a volver a emitir deuda y a endeudarse nuevamente porque el Senado votaba este tema. Esa era la noticia. La verdad es que están equivocados. Tienen un problema de información.

La Auditoría General de la Nación tiene registrada esta deuda en el cierre de cuentas del 2014 en un valor de 11.533 millones de dólares. Es la deuda que está en los tribunales de Nueva York sumada a los acreedores y bonistas italianos y los que están dando vueltas por el mundo. Son 11.533 millones, está registrada. No es una nueva deuda. Lo que se hace es emitir bonos a cinco, diez y treinta años para tratar de encontrar efectivo en el mercado financiero –seguramente, los bancos americanos– para saldar las obligaciones existentes; tema al que luego me referiré brevemente porque me preocupa.

Lo que digo es que lo que se hace es resolver el tema de la deuda; no se la aumenta. Se cierra una cuestión judicial que está asentada como deuda del país. Esto hay que explicarlo porque, si no, nadie entiende nada. Este debate es muy complejo, es un debate para economistas, para abogados; pero del otro lado está el pueblo, que debe saber qué se vota. Hay que tratar de tener un poco de didáctica. Algo que nos permita tener un poquito más de construcción intelectual. Si no estamos perdidos irreversiblemente. El debate político, de lo contrario, se transforma en que uno dice una cosa, el otro grita y el otro contesta. Eso no sirve. Hay un proceso de decadencia y de degradación.

Ahora quiero hablar del contexto político e institucional y hacer una reflexión para el gobierno. ¿Cuál es la realidad que tiene la Argentina? Un gobierno electo en el balotaje, que ha ganado las elecciones legítimamente y un Parlamento que también fue producto del resultado electoral del 25 de octubre. Ese día se estableció una mayoría importante en el Senado de la Nación del Partido Justicialista y del Frente para la Victoria. Una mayoría dominante, diría. Y una primera minoría importante en la Cámara de Diputados de la Nación. ¿A qué obliga esto? ¿Qué demanda? Demanda políticas de construcción de consensos y de acuerdos. Si no, inevitablemente, el gobierno va a entrar en el camino del decreto de necesidad y urgencia. Un camino equivocado en los primeros días de gobierno. Un error increíble haber querido hacer jurar a los jueces de la Corte por decreto. Sinceramente, yo a esos asesores los echo a patadas. No pueden hacerlo equivocar al presidente de esta manera. También demanda la necesidad de construir una oposición que sea democrática, con construcción de consensos y un modelo de acción para este año parlamentario.

Yo lo planteé a principios de febrero, después de la reunión de los gobernadores, que tienen la obligación de gobernar provincias que tienen dificultades fiscales y económicas. Porque, además, no puede irle bien a una provincia si al país le va mal. Y si el país no tiene en cuenta los problemas de las provincias y las provincias se empiezan a incendiar, ese proceso ya lo vivimos. No va a faltar, seguramente, la voz de algún economista, de estos muchachos que están instalados por abajo y que no los ven, que empiecen a decir que el problema del país está en las provincias, y tengamos que volver a darle a la máquina con los bonos en las provincias para poder sobrevivir. Ya la vivimos esto.

Tampoco que esta sea una carrera loca de endeudamiento de las provincias. Porque cuando salga la Nación a emitir bonos para endeudarse en el mercado... La experiencia es muy reciente, la verdad, y lamentable. Una de las causas por las que tenemos que arreglar este problema es que tenemos que bajar la tasa de interés de los acreedores internacionales cuando nos prestan. En la provincia de Buenos Aires, la señora gobernadora, con toda la buena intención que la caracteriza, tomó deuda al 9,7 por ciento. Creo que algunos países africanos, como la República Centroafricana... Está llena la Argentina de centroafricanos y senegaleses, ninguno en actividad lícita. La mayoría está aquí, en la Ciudad de Buenos Aires, vendiendo productos ilícitos y de contrabando. Nadie se ocupa de ese tema, no existe ese tema, a nadie le importa ese tema. Pero no importa; ese es otro tema que vamos a debatir también en este Congreso. Pero repúblicas totalmente inexistentes, bananeras, con gobiernos que caen uno tras otro y en los que tiene que intervenir Naciones Unidas para tratar de mantener la vida de la gente, toman crédito al 10 por ciento, al 9 por ciento. Nosotros estamos mostramos como un gran logro tomar 1.200 millones de dólares al 9,7 por ciento para la provincia de Buenos Aires; una provincia que tiene una complejidad extraordinaria, donde reaparece el secuestro extorsivo: secuestran a una familia, a la mujer y al hijo; se los llevan y les dicen: "traé la guita a puente la Noria, porque si no ponés la plata, te matamos a tu mujer". Y pasa todos los días esto. 1.200 millones; 9,7 por ciento, cuando Bolivia –¡Bolivia!– toma crédito al 5 por ciento. Este es un problema que tenemos que resolver.

Creo que es mucho más complejo para el país no acordar que acordar. Creo que, si no acordamos, el proceso de aceleración de deuda se pone en marcha, porque los acreedores reestructurados tienen paciencia, pero no son tontos.

Pueden esperar casi 2 años para poder cobrar, porque han visto además que la Argentina ha depositado en el Banco Nación y, cuando se abra el proceso de levantamiento de la cautelar... Espero también que la cámara siente en ese fallo un precedente y que los próximos acreedores, si es que queda alguno volando, algún vivo que esté por ahí dando vueltas que quiera sacar mayores ventajas y se presente de nuevo, no tenga el pari passu. Que no lo tengan más el pari passu. Porque este es el principal problema que tiene la Argentina: esta gente que está allí, en el juzgado de Griesa, tiene un arma letal, porque nos impide pagarles a los que entraron, que es el 93 por ciento. Y esa deuda, reestructurada con mucho esfuerzo por el gobierno de Néstor Kirchner y de la presidenta, se puede caer precisamente por la aceleración. Si se juntan un 25 por ciento de bonistas ya, en este momento, de títulos iguales, la deuda se puede viralizar a 28, 30 o 38, según la opinión de los economistas. Por lo tanto, ahí empiezan las verdaderas complejidades del país.

Quiero terminar con el contexto de la política. Yo había planteado en el mes de febrero un acuerdo, al que podríamos ponerle distintos nombres. Había algunos nombres que tenían que ver con estos 200 años de la Independencia, como "Acuerdo del Bicentenario". Era un nombre que tenía trascendencia histórica. Un acuerdo que planteara cuáles eran los temas de la agenda del gobierno nacional y cuáles eran los temas que tenían las provincias por delante para poder resolver. ¿Con qué me contestaron? Con un planteo realmente descalificante. Alguien dijo que no hacían canje, qué se yo.

Estupideces.

¿Saben cuál es el problema? Cuando los acuerdos son espurios y oscuros, se hacen debajo de la mesa, con beneficio de parte o cobros ilegales o coimas. Pero cuando los países hacen grandes acuerdos nacionales, como fue España en la salida de la democracia española, con la Moncloa, como otros países que han puesto en marcha mecanismos institucionales de acuerdo político; indudablemente, esos acuerdos son respetados y valorados por la sociedad y encierran caminos de consenso y de concertación.

Por supuesto que el gobierno no puede hacer lo que quiera, porque ganó, pero tiene que gobernar con un Parlamento que tiene indudablemente una mayoría en contra. Ahora bien, hay que encontrar el camino, el diálogo, los niveles de consenso responsable y de política institucional, hay que tener ministros que tengan una visión política, porque la política no es mala palabra en este país. Realmente es preocupante. Les digo: reflexionen sobre ese camino, reflexionen sobre eso porque, si no, el crédito se les va a agotar rápido.

Claro que hay problemas que nos preocupan y también cuando los ajustes son muy brutales. Yo no entiendo. A veces, me cuesta entender al gobierno. Yo leía a Durán Barba, un tipo al que respeto porque tiene un buen nivel de inteligencia y es un asesor importante y decía que las medidas tienen que ser graduales porque si el gobierno impacta de una manera brutal en el ajuste la primera imagen que se instale del gobierno va a ser negativa y eso se va a consolidar durante todo el proceso del gobierno. Muy bien; la verdad, inteligente. De repente aparece Aranguren, que actúa como médico pero en el fondo es un carnicero que agarra una sierra y un cuchillo e impone un ajuste que está impactando muy fuertemente.

Porque en un salario de 15.000 pesos de un trabajador, una factura de luz de 1.200 pesos, o la factura de gas que va a venir el mes que viene, o el aumento de 10 a 15 pesos el colectivo, un sándwich… Ese pobre tipo que el otro día mataron en la calle Florida, pobrecito, que también la televisión muestra sin piedad cómo muere; ese hombre que venía a laburar de cerrajero, yo digo cómo llega esa persona a fin de mes. Hay que repensar lo que están haciendo: se lo decimos desde la experiencia de haber gobernado en el peor momento de la Argentina, en el peor momento y en el más crítico. Yo recuerdo que había noches, y estaba Alfonsín acá, que no podíamos salir de este Congreso.

Entonces, hay que tener mucho cuidado y me parece que hay que abrir un diálogo de política institucional, donde los partidos tienen que ser protagonistas, donde tiene que haber acuerdos parlamentarios, donde no pueden hacer lo que quieren, no pueden modificar una ley y poner una ley de derribo porque un día un ministro se levantó con esa idea brillante; una estupidez absoluta porque la Argentina no tiene ni un avión. El otro día la canciller fue a la cumbre del desarme: somos un país desarmado, tenemos que recuperar la capacidad de tener por lo menos defensa y Fuerzas Armadas. Estamos haciendo política internacional para llegar a Naciones Unidas.

Quiero ser honesto y decir lo que pienso. Miren: yo estuve en un proceso de lealtad indisoluble con mi gobierno hasta el último día, hasta el último minuto. Mi último intento fue sacar la ley del Turbio porque era un problema importante para la provincia de Santa Cruz, donde hay trabajadores que están desocupados. Y lo vamos a intentar: vamos a sacar dictamen en la comisión. Pero cuando la presidenta se fue y nos despidió en Olivos nos dijo que hay que tratar de ayudar al gobierno, no hay que bloquear, ahora viene un debate mucho más horizontal. Y, bueno, yo he recuperado la capacidad de pensar y reflexionar y de decir lo que realmente pienso. Ya no estoy atado por las obligaciones que me determinaba ser gobierno y oficialismo. Y yo asumo al peronismo con toda la historia, con la defensa de todos los gobiernos: con lo que fue el peronismo del 70; con las horas dramáticas; con la violencia; con todo lo que vivimos; lo que fue el gobierno de Carlos Menem con el voto popular, además, y que tuvo legitimación en la segunda oportunidad con cerca de un 50 por ciento; con lo que fue el período de 12 años; con lo que nos tocó gobernar en las crisis. Siempre hemos sido un partido de acción y de gobierno y hemos dado la cara, con errores y con aciertos; y yo no asumo al peronismo con beneficio de inventario, ni tampoco con el discurso nostálgico del domingo a la tarde, la melancolía que a uno lo atrapa el domingo por la tarde. Lo asumo con todos los claroscuros que tiene mi partido; y defiendo cada una de las acciones.

El otro día, leía a un comentarista en un diario gráfico que decía: “Pichetto ahora, claro, cambió: decía que antes no había que discutir”. Por supuesto, es una tontería lo que dicen. De seguro, mañana van a decir: “Gran triunfo del gobierno”. La verdad es que no hay nada para festejar y espero que no se publiquen esos títulos tontos. Espero que la prensa argentina tenga una valoración distinta, a fin de que el resultado de esta noche le permita a la Argentina asumir la responsabilidad de resolver esta cuestión compleja, dramática, y así tratar de reordenar el proceso de la deuda reestructurada, para que no se caiga. Creo que el riesgo de que se caiga y de que se acelere es mucho mayor si no se acuerda. Esta es mi posición y la he sostenido durante todo el debate.

Luego, quiero hacer una última reflexión: pídanle la renuncia al procurador del Tesoro. Pídansela porque el gobierno necesita de gente valiente. Hay que dar la cara por el gobierno. Este informe que hizo el procurador es lamentable porque derivó todo a los estudios jurídicos de los Estados Unidos. Digo esto porque entiendo que es importante que se comprometan con el gobierno, que se jueguen, porque gobernar es asumir los riesgos. Nosotros vamos a darle el aval, pero el compromiso es del gobierno frente a la negociación. Esperemos que negocien bien; no tienen mucha flexibilidad.

Como dijo la senadora Labado, si bien los acuerdos son de carácter preliminar, no los pueden modificar sustancialmente. Por ello, quiero decirles cuál es el alcance que tienen, y sé que está el ministro Prat Gay escuchándome. Si bien se ha actualizado la autoridad de aplicación por los términos del artículo 6°, al efectuar enmiendas o adendas, ellas han sido limitadas con la expresión “en tanto no modifiquen su objeto, sus condiciones económicas y sus términos y condiciones”. No vaya a ser cosa que, en alguno de los acuerdos que vamos a votar, aparezca alguna cifra duplicada. No pueden cambiar las condiciones económicas de los acuerdos. Ustedes tienen el deber de esmerarse y de trabajar para consolidar los acuerdos que nos han mostrado, que ha mostrado el Congreso.

Asimismo, es importante que el Congreso debata y discuta. Me parece que esto es un tema trascendente, y estoy de acuerdo con el senador Rodríguez Saá. La verdad es que mi bloque votó y firmó el dictamen del proyecto de ley.

Lamentablemente, nos faltaron algunas firmas. De lo contrario, lo hubiésemos estado tratando hoy, porque nos interesa que el futuro no sea el del endeudamiento indiscriminado, es decir, el del endeudamiento sin fin para endeudamiento fiscal o para gasto corriente.

Nosotros autorizamos y, la verdad, la Presidenta tenía confianza en el triunfo. Yo la llamé –habíamos hablado con algunos senadores– y le dije: “¿vamos a votar el presupuesto antes del balotaje?” Dijo: “No, no; ustedes tienen que votar”. Y el presupuesto, ¿qué autoriza? Autoriza un endeudamiento de 58.000 millones para obra pública; obra pública que está detallada, como lo están todas las obras trascendentes de la Argentina. Además, autoriza 540 millones de pesos para endeudamiento. La verdad es que si hubiésemos especulado después del balotaje, quizás no habríamos votado ese presupuesto; pero lo votamos por orden de ella. Eso también lo tienen en el haber. Eso sí, tienen que hacer un uso responsable de esa autorización que forma parte del presupuesto 2016.

No quiero aburrirlos más. En lo personal estoy votando –y también con otros compañeros– en general y en particular, porque creo que no se puede perder tiempo.

Finalmente, deseo manifestar que si hacemos las cosas, hay que hacerlas sin culpa. Hay un libro de Marcos Aguinis llamado "La cruz invertida". También puedo mencionar "Elogio de la culpa". Ambos son del primer Aguinis, no de este que tiene una visión gorila. Dicen que la culpa es un problema cristiano. Yo no tengo ese problema; voto con convicciones y creo que este es el mejor camino para la Argentina. Muchas gracias.

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