ELECCIONES EN USA

El Tío Sam en la perrera, entre 'top dogs' y los 'upsets'

Hay que remontarse a la contienda política de 1976 para encontrar una situación similar. Un desconocido Jimmy Carter trataba de llevarse la proclamación. Perdió las primarias de Nueva York frente al popular senador Henry Jackson, pero logró llevarse la nominación demócrata y acabó siendo presidente. En el campo republicano se enfrentaba Gerald Ford y Ronald Reagan. El presidente Ford ganó en Nueva York pero no pudo lograr la mayoría para la nominación antes de la Convención. En la ciudad de Nueva York, con 8,5 millones de habitantes y centenares de distritos, el reto es enorme porque cada manzana es un barrio y cada edificio una comunidad. El Partido Republicano esté unido contra Donald Trump pero el senador Ted Cruz es calificado de hipócrita por criticar los “valores de Nueva York”, y el gobernador de Ohio, John Kasich, es un desconocido. Nueva York es crucial para los 2 aspirantes que encabezan el recuento. La simple victoria no basta para Hillary Clinton ni Donald Trump en esta carrera aún incierta, aunque tengan garantizado más del 50% de los votos. La clave para apuntalar su liderazgo estará en lo amplia que sea la mayoría que logren en las primarias del 3er. Estado más poblado del país, que aporta 10% de todos los delegados.

por DELFINA KORN

El martes 19/04 vota el estado de Nueva York, en medio de la caliente carrera a la nominación presidencial, tanto de republicanos como de demócratas, que está ingresando en su etapa final y que ha demostrado ser la más impredecible en años para ambos partidos.

Quienes están mejor parados, de momento, son Hillary Clinton, entre los demócratas; y Donald Trump, entre los republicanos.

Pero a ambos les comen los talones sus adversarios que, si bien están por debajo de ellos, tienen aún posibilidades de arruinarles la victoria. En el mundo anglosajón, a los favoritos a ganar una nominación se les llama “front-runners” (primeros en la carrera), y a los que van en segundo lugar se les llama “under-dogs”. El término viene de las peleas de perros, en las que el perro que quedaba encima (“top-dog”), era el que ganaba la pelea. El otro, el que quedaba abajo (“under-dog”), era el perdedor.

Sin embargo, cada tanto, una pelea se daba vuelta y quien estaba por debajo conseguía imponerse y obtener una victoria, a la que se denominaba “upset” (victoria sorpresa). Precisamente éste es el mayor temor de Trump y Clinton, ambos precandidatos que tienen la mayor cantidad de delegados de cara a la Convención Nacional de cada partido, pero quienes al contar los electores que llevan acumulados aún no les alcanzan para festejar.

Sanders, el anti-establishment que no baja los brazos

Por el lado de los demócratas, Hillary Clinton cuenta con 1.287 delegados ganados en elecciones primarias y asambleas partidistas, mientras Bernie Sanders tiene 1.037.

Pero el senador por Vermont, un socialista que siempre fue independiente hasta que ingresó al Partido Demócrata para ser presidenciable, viene acumulando victorias (7 de los últimos 8 estados en que compitió).

“Hillary dice que si (Sanders) tan sólo parara de ganar elecciones, la gente se daría cuenta de que es inelegible”, bromea desde su cuenta en la red social Twitter el presentador de televisión, Bill Maher.

En CBS, Sanders dijo que, a partir de ahora, la contienda pasará de la región sur conservadora, que no es su fuerte, a estados como Nueva York, Pennsylvania y California, donde prevalece un pensamiento más liberal y él espera tener un buen desempeño.

“Nuestro plan en este preciso momento es ganar ahí”, dijo Sanders en el programa “Face the Nation”.

Luego él agregó: “Creo que tenemos una verdadera oportunidad de terminar con más delegados”.

Pero los números favorecen a Hillary, hasta el momento: si se incluye a los superdelegados —aquellos funcionarios del partido que pueden respaldar a cualquier candidato— Clinton llega a 1.756, 74% del número necesario para ganar la candidatura, y Sanders a 1.068.

Al igual que el Partido Republicano con Trump, el establishment del Partido Demócrata no quiere que gane Sanders, y es por eso que están haciendo todo lo posible para que gane Clinton, explica la versión en español del periódico Los Angeles Times.

En cualquier caso, las encuestas muestran que tanto Hillary como Bernie arrasarían en las presidenciales en noviembre, si el candidato fuese Donald Trump.

Entra la espada y Ted Cruz: republicanos acorralados

La Convención Demócrata tendrá lugar entre el lunes 25/08 y el jueves 28/07, en Filadelfia, y la Republicana será entre el lunes 18/07 y el jueves 21/07, en Cleveland, Ohio. Esta última es la que promete ser una verdadera batalla campal. Es que el 'establishment' del partido conservador está muy disconforme con los 2 candidatos que aún están a la cabecera en la carrera republicana, Donald Trump y Ted Cruz, y hay mucha especulación sobre lo que podría pasar en la Convención (incluida la posibilidad de que se modifiquen las reglas a último momento y se introduzca un tercer candidato).

En un 3er. lugar en la contienda está el gobernador de Ohio, John Kasich, cuyo objetivo es intentar ganar suficientes delegados como para evitar que los demás candidatos obtengan la mayoría.

Kasich dijo que hay “gran preocupación”, no sólo por la manera en la que tanto Trump como Cruz representarían al Partido Republicano, sino por la perspectiva de una derrota general en noviembre. “Perderíamos bancas desde el capitolio estatal hasta el palacio de justicia”, en todas las contiendas en la papeleta, declaró Kasich al programa “Face the Nation” de la CBS.

La situación está tan tensa que hasta se presentó una petición solicitando que se permita el ingreso con armas a la Convención Republicana, que fue denegada.

“Por una cuestión de lógica, los front-runners que persiguen la nominación presidencial republicana, deberían haber dado la bienvenida a una petición llamando a que se permitan las armas en la Convención Nacional republicana”, explica el semanario británico The Economist, destacando que la petición obtuvo más de 50.000 firmas. “Después de todo, Donald Trump dice que los ataques terroristas de París hubieran sido ‘muy diferentes’ si los ciudadanos franceses hubieran estado armados, mientras que el senador Ted Cruz de Texas ha denunciado ‘zonas libres de armas’ que convierten a los que no están armados en objetivos de ‘lunáticos’.”

Aunque resulte extraño, ambos candidatos apoyaron la decisión del Servicio Secreto, que dijo que en julio no estarán permitidas las armas. “Otros suspiraron de alivio, ya que la Convención Republicana de este año podría ser una riña”, explica The Economist.

Una Convención Republicana abierta

Tom Bevan, co-fundador de Real Clear Politics, dijo en Fox News: “Hay un 25% de chances de que Donald Trump gane la nominación.”

Para esto, él debería obtener antes de la Convención los 1.237 delegados que necesita. Hoy Trump tiene 743 delegados asegurados, y Ted Cruz, quien últimamente decidió adoptar la retórica xenófoba del multimillonario, suma 545.

Hay estados clave que todavía faltan votar. Nueva York vota el 19/04, y California el 07/06. (California será definitiva porque representa 172 delegados para los republicanos y 546 para los demócratas).

Si llegada la fecha de la Convención, ni Trump ni Cruz ni John Kasich –quien todavía está en carrera pero tiene apenas 143 delegados- lograron llegar a los 1.237 delegados requeridos, la Convención será abierta (en realidad, el único que tiene chances de alcanzar este número a esta altura es Trump). ¿Qué quiere decir esto? La tarea de una Convención Nacional es elegir un candidato presidencial, una decisión tomada por delegados que representan a diferentes estados y territorios.

Este año habrá 2.472 delegados en la Republicana. La mayoría de los candidatos está “atado” a votar por un candidato en particular en la 1ra. votación (les fue asignado en las primarias o caucus de cada estado). Pero si ningún candidato gana una mayoría, la Convención vota por 2da. vez, pero esta vez alrededor del 50% de los delegados están “libres” de votar por el candidato que ellos prefieran, y no por aquel por quien se habían comprometido a votar, explica The Economist.

Si no se alcanza una mayoría, habría una 3ra. votación en la que la mayoría de los delegados está libre de votar por quien quiera. Y así hasta que un candidato obtenga una mayoría (deben llegar a una decisión antes de que la Convención, que dura 4 días, llegue a su fin).

Las reglas de la Convención, armas de la batalla política

En cada convención nacional, desde 1980, el ganador ya era conocido antes de la 1ra. votación, porque había un candidato que llegaba a ese día con la mayoría de los delegados atados a él, convirtiendo a la Convención en una coronación.

Pero este año, si ningún candidato se ha asegurado los 1.237 delegados, la votación podría continuar.

Si Donald Trump no gana el 60% de los delegados restantes, el resultado de la Convención en Cleveland en julio dependerá de las normas que regulen el proceso, que pueden ser reescritas hasta poquito antes de que empiece la reunión.

Las reglas de la Convención son menos leyes que armas, con las que se libra la batalla política, explica The Economist.

Desde el siglo 19 hasta los años ‘70, los nominados republicanos eran elegidos tras acuerdos a puertas cerradas, entre 'barones del partido' y maquinarias políticas, ocasionalmente desencadenando en peleas a las piñas y sillas volando de un rincón a otro de la sala.

“A menudo, las batallas más importantes sucedían en las convenciones estatales y luego en las reuniones de comité  en los días previos a la Convención, en los que las reglas de la votación eran decididas y las credenciales de los delegados leales a una u otra facción, podían ser revocadas de manera sumaria”, explica The Economist.

La convención de 1880 llegó a tener 36 votaciones, y terminó dejando a todos los que eran favoritos afuera. “Trump gana en la 1ra. votación o está acabado; Cruz tendrá su oportunidad de ejercitar sus músculos delegatorios en la segunda votación –plantea Bevan en Fox News-. Pero sí no gana ahí, él también podría estar acabado. Cuantas más rondas de votaciones haya, habrá más presión sobre los delegados para llegar a un candidato acordado (…) En una tercera votación Cruz podría decirle a Trump, sumemos nuestros delegados, combinemos la fórmula. Creo que hay pocas chances de que suceda, solo un 10%, pero podría ser”.

La revocación de la Norma 40 y una candidatura a último momento

Una regla del año 2012, introducida en el Partido Republicano por los aliados del mormón Mitt Romney para aplastar la insurrección de los seguidores de Ron Paul, un libertario, establece que la nominación presidencial está reservada a candidatos que hayan ganado una mayoría de delegados en 8 estados.

Esa reglamentación, la Norma 40, podría bloquear a John Kasich y evitaría una nominación a último momento de, por ejemplo, el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan (nombre que con el que se ha venido especulando en los últimos tiempos), a menos que el comité de reglas de 2016 la revoque (una decisión que la mayoría de los delegados debería apoyar).

Pero Ryan se está debilitando a poco de comenzar su ofensiva: los republicanos de la Cámara de Representantes, sus colegas, dejarom pasar el plazo para aprobar un Presupuesto anual para la Unión, una verdadera humillación para Ryan y plantea dudas acerca de su liderazgo.

24 horas después de que las especulaciones sobre su posible postulación a la Casa Blanca en la Convención partidaria lo obligasen a convocar una conferencia de prensa para dilatar el asunto ("Me conocen, mi prioridad es que se apruebe el presupuesto. Creo que podemos aprobarlo"), ni siquiera los legisladores de la fundamentalista corriente conservadora 'tea party', quienes lo impulsaron a su cargo forzando la renuncia John Boehner, pueden darle el triunfo. Boehner logró sacar adelante el Presupuesto dentro de las fechas indicadas durante los 5 años en que fue presidente de la Cámara de Representantes.

"Es muy frustrante", comentó su colega republicano Kevin Cramer. Él elogió el estilo de Ryan, aunque acotó: "Es admirable en algunos sentidos, pero no produce resultados".

Volviendo a la Convención republicana, para Eric O’Keefe, activista político del partido conservador, una Convención abierta sería una oportunidad única para que los delegados Republicanos se pusieran de pie y practicaran una gran tradición nacional al ejercer su derecho legal e histórico, para vencer a un hombre que se opone a todo en lo que ellos creen, y en cambio nominen a alguien que los represente, según le planteó al The Wall Street Journal.

Pero otros consideran que sería una especie de “golpe” interno de los republicanos, que no estaría respetando la voluntad de los votantes, según lo planteó Francis Wilkinson, de Bloomberg, para quien un escenario de estas características, promovido por el establishment republicano que “le teme a Trump y detesta a Cruz”, le faltaría el respeto y repudiaría los votos de los millones de votantes de las primarias republicanas.

Para la élite del GOP (Grand Old Party, como se conoce al Partido Republicano en USA), el voto a Trump y a Cruz es una especie de castigo y humillación contra ellos, por fracasos y engaños pasados.

Wilkinson plantea que si se terminara eligiendo a Paul Ryan, quien no compitió en las primarias, o al gobernador por Ohio, John Kasich, que sí participó pero tuvo un rendimiento muy bajo, la movida será calificada de “golpe y traición”.

Y hay un riesgo mayúsculo para los republicanos que es que si bajo este escenario, no ganan las presidenciales en noviembre, la mancha que quedará impregnada sobre el partido será muy grande y difícil de borrar para futuras contiendas.

Los 5 escenarios posibles para la interna republicana

La revista norteamericana The Atlantic, planteó cómo se verían los 5 escenarios posibles para el Partido Republicano:

> Escenario 1: Trump consigue los 1.237 delegados antes del 08/06. Las últimas elecciones estatales son el 7 de junio, y nadie conseguirá una mayoría antes que eso. Trump es el único que tiene chances de llegar a la meta, cuando lleguen sus últimos resultados.

> Escenario 2: Trump no llega a 1.237 delegados en junio, pero alcanza la mayoría antes de la Convención, en julio. Hay un fuerte mandato no escrito, que dice que el ganador del voto popular y el que tiene el mayor número de delegados, debe ser el nominado. Podría ser posible que los delegados que no tienen ataduras a candidatos, o que las tenían a candidatos que ya caducaron, se inclinaran por Trump, evitando así la Convención abierta.

> Escenario 3: Ted Cruz gana en la 2da. votación. La selección de delegados por parte de los republicanos no tiene relación alguna con el resultados de los caucus y las primarias (en el caso de los demócratas, es diferente). Cruz ha sido más vivo, organizado y adecuado que Trump en averiguar cómo funciona el proceso, y conseguir delegados que se inclinarán por él o le serán leales. Como los delegados solo tienen ataduras en la primera votación y en muchos estados, los delegados “atados” a votar Trump no son gente de Trump, podría ser que muchos de ellos se inclinen por Cruz en una segunda vuelta.

> Escenario 4: Trump y Cruz forman una alianza en contra del establishment que quiere elegir a otro. Si, por ejemplo, Trump termina con 1.100 delegados y Cruz le sigue con 900, lo que significa que entre los tendrían 2.000 de los 2.473 delegados (el 80%), y antes de Cleveland, los republicanos proponen nuevas normas que permiten agregar a otros candidatos a la nominación y le vuelven la vida difícil a Trump y Cruz, estos dos podrían unir fuerzas para resistir. “¿Suena loco? ¿Qué no ha sido loco este año?”, bromea The Atlantic.

> Escenario 5: El partido cambia las reglas previamente a la Convención y consigue introducir en la contienda un candidato nuevo a última hora, que luego es votado por la mayoría de los delegados. El rumor más fuerte apunta a que el hombre elegido en ese caso sería el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan.

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