INUNDACIONES

Las aguas turbias de la política (1ra. Parte)

La dramática situación que hoy viven miles de personas a causa de las graves inundaciones que afectan a la región del litoral no solo se deben a los cambios climáticos, sino también a la desidia de los gobiernos que durante años nada hicieron, a pesar de las advertencias, para prever lo que podría suceder. A la falta de obras de infraestructura que pudieran haber mitigado las actuales consecuencias, hay que sumarle también la desaprensión de privados que con su accionar han perjudicado a otros sin siquiera ponerse colorados.

PARANÁ. "Hay que hacer un éxodo, porque lo que acá está en juego no es una cuestión económica sino las vidas", dijo casi como en un quejido, el presidente de la Sociedad Rural de Gualeguaychú, Raúl Sobredo, al referirse a la dramática situación que están sufriendo Villa Paranacito y otras localidades que se ubican dentro del Delta entrerriano, la mayoría de ellas aisladas totalmente.

Esa zona es quizás el emblema más trágico de las graves inundaciones que afectan a todo el litoral. Allí los más optimistas creen que las aguas tardarán un año como mínimo en retirarse, pero muchos piensan que aún así, ya nada será igual para los pobladores de esa región. Incluso aunque se hagan las obras de infraestructura necesarias. Las condiciones ambientales después de semejante inundación ya no serán las mismas, sostienen, y ello obligará a replantear todo nuevamente. Lo que no se hizo cuando se debió hacer, ahora ya no sirve de nada y eso es lo que más enerva los ánimos de la gente que una vez más ve como todas sus ilusiones se las lleva el agua.

Urgente24 recorrió este fin de semana las zonas más afectadas del sur entrerriano y realmente es muy penoso conversar con los habitantes de la misma. “Sabe que señor”, le dice una maestra a este cronista, “Estas son las aguas turbias de la política; de la política que no hace nada de lo que debiera hacer y de la política que permite que otros hagan lo que se le dé la gana”. La docente sabe muy bien de que está hablando y su queja se replica en muchas otras voces desesperanzadas de que las cosas vayan a cambiar en el futuro.

Villa Paranacito es la localidad más importante dentro del departamento Islas de Ibicuy, que se integra además por otras localidades tales como Ceibas, Médanos, Puerto Ibicuy y Mazaruca; estas dos últimas, al igual que Villa Paranacito se encuentran aisladas debido a que las aguas han cortado los accesos a las mismas. Rutas 45 y 46 respectivamente. La situación en cada uno de esos lugares tiende a complicarse aún más en los próximos días ya que se esperan nuevas lluvias y además bajas temperaturas. La ayuda que llega desde distintos puntos del país es muchísima, pero sin embargo al ver la desolación en que se encuentra toda esa gente, pareciera que nada alcanza.

Cuando uno pregunta por cuales son las obras que se han prometido y no se han realizado, la lista es muy larga. “Acá lo que hace falta es planificación, todo lo que se hace es para salvar alguna cuestión del momento, pero nada se hizo pensando en el futuro”, comenta un vecino que llegó con su canoa a buscar algunos víveres. “Lo más fácil es echarle la culpa al cambio climático”, dice otro que esperaba conseguir combustible para su lancha, y agrega “Lo del cambio climático lo vienen repitiendo desde hace años, pero nunca hicieron lo que deberían haber hecho”.

Al requerir sobre qué es lo que se debería haber hecho señalan: “Acá se han hecho algunas obras, como los caminos, pero se hicieron tan mal que ahora esos caminos son un problema ya que frenan el agua e inundan zonas que antes no se anegaban. Por otro lado desde Hidráulica de la provincia han gastado un montón de plata para limpiar arroyos para beneficiar a algunos amigos de la ex intendenta, pero no se ha hecho lo mismo con otros. Y lo más grave de todo son los terraplenes y diques que se han levantado sin autorización de nadie y todo eso lo único que hace es perjudicar a la gran mayoría. Si se han podido elevar terrenos, que ahora son los únicos que no se inundaron, para hacer emprendimientos privados con ayuda del municipio y de la provincia, ¿por qué no se puede hacer lo mismo en beneficio de todos?”, se preguntan.

Recorrer la zona desde el aire da una perspectiva elocuente de lo que dicen los pobladores, porque además de tener una visión terrible de la descomunal inundación, permite visualizar con claridad a que se refieren cuando señalan lo que sucede con el tema de los terraplenes y los diques.

Hace exactamente un año, en abril de 2015, el por entonces presidente de la Sociedad Rural de Islas del Ibicuy, Armando Cadoppi, advertía acerca de los riesgos que existen en el manejo del agua y ponía como ejemplo el fracaso de lo realizado en el Delta del Río Missisipi “En el intento de transformar tierras bajas en altas y explotarlas como si fueran no inundables, la naturaleza dejó en claro su fuerza. Se terminaron de dar cuenta del fracaso cuando comenzaron a registrar que muchas islas que antes eran altas, ahora están bajo el agua debido a que las modificaciones implementadas terminaron reteniendo más agua dentro del mismo delta” y por ello señaló que “el Delta del Paraná comienza a manifestar los mismos síntomas, y si seguimos en esa dirección nos ocurrirá lo mismo, con el agravante de que nuestro delta es el reservorio de agua en superficie más grande que existe destinado a consumo humano, y si se daña la calidad del agua, afectaría a mas de 20 millones de personas”.

El Delta entrerriano llegó a una situación terminal y permanece aún bajo agua desde mediados de 2014, debido a la ausencia total del Estado provincial en la regulación y control de las obras públicas y privadas, a la ejecución de trabajos sin estudios previos de impacto ambiental, y a la arbitraria e inescrupulosa asignación de los fondos públicos. La construcción de la ruta provincial 46, que une la Autovía 12 con Puerto Ibicuy, se hizo sin ningún estudio técnico de hidráulica lo suficientemente serio ante la fragilidad ambiental de la zona que atravesaría.

De esa forma lo que anunciaban como una obra que generaría progreso y de acceso al futuro puerto que las inversiones chinas utilizarían, se ha convertido en una represa de casi 60 kilómetros que inunda miles de hectáreas y no permite que el agua de lluvia, del Río Gualeguay o del Río Paraná, llegue al río Uruguay. Pese a que hace más de cuatro años los lugareños están pidiendo los estudios de la obra, el gobierno provincial no responde.

El licenciado Cadoppi alertó hace un año a los gobernantes sobre el colapso del Delta y señaló que “no afectará solamente a los isleños. Cuando menos agua pueda pasar por el Delta, más grandes serán las inundaciones en Rosario, Paraná, Gualeguay, Concordia y hasta Buenos Aires”. Nadie lo escuchó y ahora evidentemente se están pagando las consecuencias.
Quizás “Por culpa de las aguas turbias de la política”, como dijera aquella maestra de Villa Paranacito.

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