LA OCDE

Breve manual para ingresar al Club de los Países Ricos

Desde los años '90 que la Argentina tiene un entripado con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Eran aquellos años cuando el país ingresó al Grupo de los 20 y fue elegido aliado 'extra OTAN', pero no supo/no quiso/no pudo concretar los cambios compatibles con semejantes decisiones. La sociedad decidió priorizar su ombligo y terminó incumpliendo la deuda, superdevaluando y reivindicando un rol de paria durante 15 años. Mauricio Macri quiere dar aquella asignatura pendiente en la OCDE, clave para conseguir inversiones directas en el competitivo flujo de capitales globales. Aquí algunos datos:

Ya lo ha dicho más de una vez: uno de los principales objetivos de Mauricio Macri como Presidente es  re insertar a Argentina en el mundo. En esa línea, existe la meta de que nuestro país ingrese en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un organismo compuesto hoy por 34 países, también conocida como “club de los países ricos”, ya que agrupa a países que proporcionan al mundo el 70% del mercado mundial y representan el 80% del PNB (Producto Nacional Bruto) mundial, según datos del año 2007 recogidos por Wikipedia. 

La OCDE es un club al que pertenecer puede traer grandes beneficios en materia de inversiones. Allá por mediados de los ’90, nuestro país ya había planteado la posibilidad de ingresar en el organismo, algo que nunca se concretó. Los países latinoamericanos que sí están en la OCDE hasta el momento son Chile y México.

Entre los que aspiran a entrar están Costa Rica, Colombia y Perú.

Convertirse en miembro de la OCDE no es un proceso fácil. La organización solicita a los países que desean ser miembros regularizar su situación de capitales y llevar a cabo reformas fiscales, además de haber alcanzado determinados niveles de igualdad social –tanto a nivel socioeconómico como educativo-.

El origen de la OCDE se remonta a 1948: nació en la posguerra para la coordinación de las ayudas del Plan Marshall a la Europa destruida. Se llamó primero Organización para la Cooperación Económica Europea y fue promovida por Estados Unidos y Canadá. En 1961 se transformó a la actual OCDE, conformada inicialmente por estos 2 países más los europeos, y completada desde 1989 básicamente por los miembros de la recién caída Cortina de Hierro. Aparte de estos, sólo 4 nuevos miembros han ingresado desde entonces: México, Chile, Israel y Corea del Sur.

 

Chile y México, últimos en la cola de los países OCDE

Chile y México, los 2 latinoamericanos que ya tienen su lugar en la OCDE, están últimos en la cola de los 34 países en ítems como reducción de la pobreza, equidad e ingresos familiares, entre otros. En el informe "Panorama de la sociedad 2014", la OCDE cuestionó a sus miembros latinoamericanos por ser 2 de los 4 países con mayor proporción de pobres, con una tasa del 18% y el 20,4% respectivamente, con ingresos inferiores al 50% de la media

A ellos los acompañan otros 2 países con altos niveles de pobreza: Israel (20,9%) y Turquía (19,3%).

Estados Unidos tiene un 17,4% de pobres, indicando que ellos también están lejos de la media del grupo que es del 11,3%.

En el otro lado de la tabla están los que tienen menos población en situación de pobreza como son República Checa (5,8%), Dinamarca (6%) e Islandia (6,8%).

Ni Chile ni México se destacan tampoco por estar entre los miembros con mayor equidad de los OCDE (esto se mide por el coeficiente Gini: a medida que un país se acerca a 0, es mayor la equidad de un país; si se acerca a 1, hay mucha inequidad). Ese coeficiente es del 0,50 para Chile, seguido de cerca por México (0,47) y a más distancia por Turquía (0,41), Estados Unidos (0,38), Israel (0,38), Portugal (0,34), Reino Unido (0,34), España (0,34), Grecia (0,34) y Japón (0,34). La media en la OCDE es 0,31. Argentina, según el Banco Mundial, tenía en 2013 un índice de Gini de 0,42.

Entre los latinoamericanos que quieren entrar, Perú se encuentra en la ruta, formando parte del ”Programa País”, un mecanismo que ayuda a los países que quieren ser miembro a desarrollar y practicar las políticas públicas que impulsen los estándares que demanda la organización. 

Costa Rica inició su acercamiento a la OCDE en abril de 2015 y todavía se encuentra a mitad de camino. En febrero, una misión de la OCDE visitó San José y calificó de insuficiente la reforma fiscal propuesta por el Gobierno costarricense.

En el caso de Colombia, el proceso lleva aún más tiempo prolongándose. “Colombia empezó a soñar con formar parte del club de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) un año después de la llegada del presidente Juan Manuel Santos a la Casa Nariño (N de la R: en mayo del 2013). Pero para lograrlo, no sólo hacen falta las buenas intenciones de un mandatario obsesionado con esta idea”, escribió la revista de ese país, Semana.

El caso colombiano

En 2014, la OCDE planteó a Colombia 23 áreas de trabajo en las que el país debía avanzar para ingresar: salud, agricultura, empleo, comercio, seguridad social y educación, entre otros.

“La Ocde es clara a la hora de aceptar a un nuevo miembro, y en el caso de Colombia, a las puertas de firmar un acuerdo de paz, mucho más: se necesitan alcanzar unos estándares en todas las áreas que intervienen en el desarrollo de un país si se quiere dejar de ser receptor de ayuda de cooperación, para empezar a ser del grupo de los donantes”, explica Semana. A nivel educativo, por ejemplo, los estudiantes colombianos están 3 años por detrás que los países OCDE en resultados de las pruebas Pisa.

Pero Argentina no está mucho mejor: según un informe presentado por la OCDE en febrero de este año, el 53,6% de los estudiantes argentinos de 15 años no supera el nivel promedio de lectura; el 50,9% el de ciencia y el 66,5% el de matemáticas. (Chile, Costa Rica y México son las naciones latinoamericanas que poseen menos alumnos con bajo rendimiento escolar, aunque aun así forman parte de los 20 países con más estudiantes que no alcanzan el nivel mínimo que la OCDE exige a un adolescente).

Otro ítem en el que Colombia no está preparada para su entrada a la OCDE se refiere a la inversión pública en educación con respecto al PBI. 

Si bien este índice viene incrementándose en los últimos años, aún no es suficiente: mientras que el promedio de las naciones OCDE es del 5,6%, Colombia destinó en 2014 el 4,7%, según el Banco Mundial. (Argentina está más cerca, con 5,3% en 2013).

En cuanto a la pobreza, Colombia registró en 2012 un nivel del 32,7%, según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane). Esto quiere decir que de entrada sería el país peor calificado en este ítem si finalmente fuera aceptado por la OCDE. 

Sin embargo, vale la pena aclarar que Colombia al menos tiene cifras oficiales confiables para presentarle a la OCDE, algo que la Argentinano podría hoy citar. Los datos que existen son los obtenidos por el Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Universidad Católica Argentina (UCA). Según un estudio de abril de este año hecho por el organismo, la tasa de pobreza en Argentina hoy es casi igual a la de Colombia: 32,5%.

Las recomendaciones de la OCDE a Colombia

Pero además, en 2015 la OCDE solicitó a Colombia algo aún más difícil que mejorar sus índices: hacer una reforma tributaria estructural y una previsional.

“En Colombia, en los últimos años, hacer reformas profundas en estas áreas ha sido casi imposible, dadas las fuertes reacciones que suelen despertar en la elite económica y política del país”, explica Semana. Entre las recomendaciones que la OCDE hizo a Colombia, país que aún hoy se esfuerza por ingresar, estuvieron:

-Reducir las tasas del impuesto a la renta empresarial y hacer que más empresas paguen impuestos.

-Acabar con las exenciones y regímenes especiales que hace que no todos en ese país tributen.

-Aumentar la progresividad del impuesto a la renta de las personas, gravando dividendos y eliminando exenciones regresivas.

-Gravar las pensiones altas.

-Realizar mayores esfuerzos por reducir la evasión tributaria mediante el fortalecimiento de la Dian (Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia) y el incremento de las sanciones. “Según el análisis de la Ocde, una reducción del 50% en la evasión, tanto del IVA como de las empresas, podría aportar unos ingresos adicionales de más de 15 billones de pesos. Esto podría ayudar a financiar inversiones sociales y en infraestructura, así como costos de la paz”, explicó la revista Semana.

-Incrementar la tasa general del IVA (en Colombia era de 16%, baja en comparación con los países de la OCDE que tienen un promedio del 19,1%).

-Imponer el IVA únicamente sobre el consumo y no sobre la inversión.

-En materia previsional, la OCDE recomendó a Colombia reformar el sistema para reducir la pobreza en la tercera edad y la desigualdad.

-Equiparar la edad de retiro entre hombres y mujeres, hoy en 62 y 57 años respectivamente, en ese país. Incrementar la edad de retiro (vinculada a la evolución de la esperanza de vida). Debería considerarse la edad de 65 años.

-Mantener el salario mínimo cercano a la inflación, y a mediano plazo, diferenciar el salario mínimo por edades.

Para la OCDE, el sistema fiscal argentino es regresivo

Argentina tiene la presión tributaria más alta de su historia y la 2da. más alta de la región (la Nº1 es Brasil). Está en un nivel similar a la de las naciones de la OCDE, pero en nuestro país el esquema fiscal tiene un carácter regresivo, porque predominan los impuestos al consumo por encima de los dedicados a la renta, destacó la OCDE en marzo de este año. Según un informe de la institución, Argentina cobra impuestos por el equivalente al 32,2% del PBI.

El promedio de los países del “club de los ricos” es de 34,4%, aunque con importantes diferencias entre ellos que van del 19,7% (México) al 48,6% (Dinamarca). “Del total, el impuesto a los ingresos y ganancias representa el 6,1% en la Argentina, mucho menor que el de los países OCDE, que promedia 11,7%. Los impuestos al consumo implican el 15,9%, mientras en los países desarrollados se llevan el 11%”, explicó el bisemanario Diario Perfil.

El titular del estudio Lisicki, Litvin & Asociados, César Litvin, sostuvo en ese periódico que la Argentina tiene un sistema tributario regresivo, porque el impuesto que más recauda es el IVA, mientras que los demás que gravan las capacidades contributivas de rentas y patrimonio –como Ganancias o Bienes Personales, conocidos como progresivos–, tienen una participación menor en la recaudación.

“Según la OCDE, los impuestos sobre el consumo, que recaen sobre toda la población, representan 18,3% de los ingresos tributarios en los países de América Latina, frente al 10,5% de los países desarrollados. En cambio, cuando se grava la renta y utilidades representan, en promedio, 27,4% de los ingresos en las naciones de la región, cuando en la institución de alcance mundial ese porcentaje alcanza 33,7% del total”, explica Perfil.

Es de suponer que la OCDE requerirá una reforma en esta materia si Argentina quiere ser miembro, tal como se lo ha solicitado a Colombia. Además, Mauricio Macri deberá trabajar para reducir la pobreza, la inequidad, y mejorar los resultados educativos. 

En cuanto a los puntos que suman en el camino al ingreso, la OCDE reconoció recientemente los esfuerzos del actual Gobierno por luchar contra la corrupción institucional, otro mal endémico que nuestro país deberá mejorar para ser OCDE.

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