ECONOMÍA EN UN AÑO ELECTORAL

USA 2016: Sin derrame, hay ansiedad y descontento

Luego del vibrante texto optimista de Kishore Mahbubani y 'Larry' Summers acerca del triunfo final de Occidente, la pregunta en la Redacción fue: ¿Y cómo está la economía estadounidense hoy día? Los economistas tal como Summers consideran positivos muchos indicadores de índole financiero pero la economía real siempre es un problema para esos estudiosos porque no hay 'derrame' de la riqueza, los salarios no suben y hay frustración porque el horizonte laboral no es lo promisorio que precisa la expectativa de vida de los estadounideses medios y bajos. Y todo esto ocurre en una campaña electoral de resultado incierto. Aquí un compacto que ayuda a comprender el corto plazo:

¿Hacia dónde va la economía estadounidense? Según el banco Citigroup, ciertamente no hacia un crecimiento estelar.

Recientemente, el Citi bajó su pronóstico para la economía estadounidense 2016-2017, aduciendo que la incertidumbre ha arrastrado el prospecto hacia abajo. USA crecerá un escaso 1,7% este año, advirtió el banco.

El PBI del 1er. trimestre ya registró su crecimiento más bajo en 2 años: 0,5%.

El país está en año electoral, algo que siempre genera incertidumbre, aunque este año, con los insurgentes Donald Trump por el Partido Republicano –con grandes chances de conseguir la nominación- y Bernie Sanders por el Partido Demócrata –con grandes chances de no conseguirla-, han hecho del futuro económico estadounidense algo verdaderamente desconcertante.

Este año presidencial tiene un grado mayor de impredecibilidad que lo usual. Los candidatos líderes de ambos partidos tienen niveles de desaprobación más altos que lo normal, explica Vahan Janigian, en el portal Seeking Alpha.

Además, con el precio del petróleo por el piso (aunque ha repuntado un poco en los últimos días), el gigante chino ralentizado y la posibilidad real de que Gran Bretaña abandone la Unión Europea, el contexto internacional es desfavorable a la recuperación económica estadounidense que, desde la Gran Recesión del año 2008, no logra despegar con fuerza.

Datos difundidos por la Unión Europea en los últimos días muestran que el desempleo en la eurozona supera el 10%. “Es casi una década perdida”, dijo el economista Nobel, Joseph Stiglitz.

Otro síntoma preocupante: el banco Nº1 de Alemania, Deutsche Bank, está cerrando oficinas en varios países y acaba de reportar que en el 1er. trimestre de 2016 tuvo un beneficio neto un 60% menor que en 1er. trimestre de 2015. Explicaciones siempre las hay así como, en ese nivel estratégico, alguna herramienta de auxilio pero es un dato complicado.

Aumento de los suicidios en USA: emergencia nacional de salud

El periódico neoyorquino New York Post, de News Corp., igual que The Wall Street Journal, advierte que, más allá de los números, en Estados Unidos la crisis económica se está cobrando vidas.

“La gente de mediana edad despedida, que no tiene posibilidad de encontrar un nuevo trabajo, está eligiendo otra salida. Se está quitando la vida”, escribió el NY Post.

Es que según datos federales, la tasa de suicidios en Estados Unidos está atravesando un pico máximo en 30 años.

El incremento de los suicidios fue especialmente agudo entre las mujeres, y también sustancial entre estadounidenses adultos, lo que es una clara señal de la angustia que atraviesa un grupo cuyas tasas de suicidio han estado estables o decayendo desde la década de los ’50.

El NY Post reveló que las tasas de suicidio aumentaron especialmente en las áreas económicamente estancadas y donde hay falta de empleo.

“Obama heredó una recesión y, con ella, una epidemia de suicidios. Cuando golpeó la recesión, las muertes por suicidio de repente empezaron a superar a las muertes por accidente automovilístico. Pero 8 años después, la pérdida de trabajos todavía está haciendo que la tasa de suicidios sea más y más alta”, escribió Betsy McCaughey en el Post, y agregó que 10 años de estancamiento económico han producido una ola de tragedias humanas, en la que muchos desempleados no ven otra salida posible que la muerte.

“La angustia económica está tan expandida que, por primera vez en la historia, la expectativa de vida para las mujeres blancas en Estados Unidos ha, de hecho, decaído. A pesar del progreso contra el cáncer y las enfermedades del corazón, las vidas se están acortando por la falta de esperanza. Es una emergencia nacional de salud”, advirtió McCaughey.

Aumenta la desigualdad y mucha gente joven desempleada: cicatriz permanente

Joseph Stiglitz pone el foco del fracaso de la recuperación en la creciente brecha entre pobres y ricos.

En los primeros 3 años de la recuperación económica, el 91% de todas las ganancias fue para el 1% de la población, por lo que el 99% no vio nada de eso, argumenta. Y considera también que los más afectados por la Gran Recesión fueron las personas de mediana edad que perdieron el trabajo.

“Estamos un poco mejor, pero no mucho. Obviamente es mejor tener un desempleo del 5% que del 10%. Y ha comenzado a recuperarse la vivienda, lo que ha ayudado a restaurar algo de la riqueza de los norteamericanos ordinarios. Pero el daño que ha sido hecho es muy profundo y tiene efectos persistentes. La participación en la fuerza de trabajo de la gente de 40 y 50 años todavía es la más baja en décadas. La gente que perdió su empleo en 2008 y no consiguió trabajo en el 2009, 2010 y 2011, a lo mejor no consiga trabajo nunca. (…) Hay mucha gente que perdió el trabajo a los 50 o 55 y es improbable que vuelvan a trabajar. La cicatriz es permanente”, explicó Stiglitz en entrevista con The Atlantic.

Otro aspecto de la “recuperación imperfecta” para el economista es que los grupos marginados, permanecen marginados.

Los votantes de Trump y Sanders, los más doloridos por la crisis

No debería extrañarle a nadie entonces que sea precisamente este grupo, los adultos blancos de mediana edad los que más votan a Donald Trump (con un énfasis en aquellos que no tienen educación universitaria).

Explica el semanario estadounidense The Atlantic que hace 10 o 20 años, a candidatos como Trump o Sanders les hubiese sido casi imposible avanzar más allá de los márgenes de sus partidos. Pero, hasta el momento, Trump ha conseguido el voto de 10 millones de estadounidenses y Sanders el de 9,3 millones.

Es altamente probable, de todas maneras, que Hillary Clinton termine siento la candidata por el Partido Demócrata y es bastante factible además que le gane a Trump en las presidencias en noviembre. Pero así y todo, ¿qué ha cambiado en la sociedad estadounidense, para que haya millones de votantes de los 2 partidos que están lo suficientemente desencantados con las opciones políticas convencionales como para votar por candidatos que hace un tiempo hubiesen sido considerados inviables?

Basta dar una mirada a los grupos que más los votan para entender que la Gran Recesión del año 2008 ha producido una marca profunda en los norteamericanos, que tiene su propio peso en esta carrera a la nominación.

La base de Trump, explica The Atlantic, son las personas blancas sin educación universitaria.

Sanders ha sido el elegido de los millennials (menores de 30 años).

Ambos grupos se encuentran entre los más afectados económicamente de los últimos años. El salario por hora de los hombres blancos con educación secundaria, teniendo en cuenta la inflación, no fue mayor en 2011 que en 1989, y fue más bajo que en el año 2000, según cálculos del Instituto de Política Económica, un think-tank liberal.

Mientras tanto, desde el 2000, los salarios ajustados a la inflación se han mantenido estancados para los recién graduados universitarios, y han apenas declinado para los trabajadores jóvenes con solamente un título universitario.

El lento crecimiento del salario, combinado con los crecientes costos de la educación, han complicado a esta generación el atravesar los hitos claves de la vida adulta: tal como ha reportado el Banco de la Reserva Federal de San Luis, “los adultos jóvenes universitarios en 2013 tenían mayor carga de deuda, menor suma total de activos y menor patrimonio neto que sus pares en 1989.

Trump boicotearía todo

¿Qué pasaría si en este contexto de débil recuperación económica, aumento de los suicidios, pérdida de empleo y oscuros prospectos para los millennials, los resultados de noviembre desafiaran las encuestas y Trump terminara siendo el Presidente?

“Para un precandidato que promete hacer a América grandiosa otra vez, Donald Trump tiene una manera extraña de demostrarlo”, escribió Paula Dwyer, de Bloomberg View.

En los últimos tiempos, Trump ha llamado a boicotear a Apple, Macy’s, Starbucks, Nabisco, Ford y el país entero de México. Sus diatribas, que hoy pueden tener un efecto irrisorio en las ventas, las exportaciones y el empleo, podrían causar un daño económico real, si fuera elegido Presidente.

“Imagine este escenario: el Presidente Trump oficialmente declara que China está artificialmente impidiendo que su moneda suba contra el dólar, como una manera de impulsar sus exportaciones y robarle empleo a los norteamericanos. Pero esto no le permite imponer sanciones, tales como tasas elevadas sobre las importaciones chinas. Pone la pelota en el patio del Congreso para que este decida sobre las tarifas más altas, si China se niega a ajustar su tipo de cambio. Un Congreso muy dividido, de todos modos, fracasa en seguir para adelante porque unas tarifas más altas, tendrían como resultado unos precios más elevados para los consumidores norteamericanos. Para ese momento, el frustrado Presidente Trump va por encima de la cabeza del Congreso y pide el boicot a las importaciones chinas. Eso dispara una guerra económica con el mayor socio comercial de Estados Unidos y envía a las ganancias corporativas y la bolsa de valores por un un espiral descendiente”, escribió Dwyer. “¿Suena loco? A juzgar por el comportamiento del candidato Trump, no. Parece que cuanto más amenaza con boicots, más popular se vuelve”, concluyó Dwyer.

Lucifer encarnado

Pero para eso, Trump primero deberá vencer al senador por el estado de Texas, el republicano Ted Cruz. En una última jugada estratégica, Cruz anunció esta semana su alianza con Carly Fiorina, que sería su vicepresidenta en la fórmula presidencial en caso de quedarse con la nominación –algo que hoy va quedando cada vez más lejos, pero que aún podría concretarse si se llega a una Convención abierta-.

Fiorina, ex CEO de Hawlett Packard, era una de las contrincantes iniciales de la interna republicana pero quedó afuera de carrera en los comienzos. Cruz dijo estar convencido de que se llegará a una Convención abierta pero los medios bromearon sobre el nombramiento de Fiorina como vicepresidenta de la fórmula.

“Ted Cruz, el hombre matemáticamente eliminado de convertirse en Presidente, eligió ayer a su vicepresidente”, ironizó un comediante británico.

“Cruz y Fiorina: la opción número 3 y la opción número 8 para América”, sugirió el humorista Jimmy Fallon, como un posible slogan de campaña del dúo.

Es que más allá de la crisis, el desempleo, el aumento de los suicidios, y una campaña electoral en la que se están rompiendo barreras inéditas, los estadounidenses no pierden el ingenioso y perspicaz sentido del humor que los caracteriza.

Por el lado de los números, Donald Trump tiene hasta el momento 954 delegados de los 1.237 que necesita para asegurarse la nominación, mientras que Ted Cruz cuenta solamente con 547 delegados.

Otro tema central fueron las polémicas declaraciones del líder republicano y expresidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, quien dijo que Cruz es “Lucifer encarnado”.

Ahora, si Ted Cruz es la encarnación de Lucifer, tal como dijo Boehner, eso es una buena noticia para Trump, porque uno de los delegados republicanos que representará al estado de Indiana, Craig Dunn, dijo en entrevista con la web Politico que no le daría su voto a Donald Trump a menos que Satán estuviera a un voto de conseguir la nominación.

A los pocos días recibió un afectuoso e-mail de parte de los seguidores de Donald Trump: “Si el GOP (Partido Republicano) no nomina a Donald Trump, los delegados deberán ser limpiados.” Así, entre acusaciones diabólicas y amenazas de muerte, vibra el Partido Republicano los últimos meses de una campaña que quedará para la historia.

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