MOHAMED BIN SALMÁN AL SAUD

El príncipe 'millennial' quiere cortar la petrodependencia

Mohamed bin Salmán Al Saud nació el 31/08/1985 en Yeda, y es el príncipe heredero sustituto de Arabia Saudita, Asistente 2do. 1er. Ministro y el ministro de Defensa más joven del mundo. También es jefe de la Corte Real de la Casa de Saud y presidente del Consejo para Asuntos de Economía y Desarrollo. Y es el poder detrás del trono de su padre, rey Salmán bin Abdulaziz. Su madre es la 3ra. esposa, Fahda bint Falah bin Sultán Al Hithalayn. Él es hermano completo de Turki bin Salmán. Él es abogado egresado de la Universidad Rey Saud. Y desde diciembre de 2009 trabaja con su padre, quien era gobernador de la Provincia de Riad. El evento más importante que enfrentó hasta ahora fue la 'Operación Decisive Storm', intervención militar en Yemen en 2015, contra los rebeldes Houthi, en Yemen. Él tiene planes muy concretos para Arabia Saudita.

Dicen que el primer paso que debe dar un adicto que quiere recuperarse, es reconocer que tiene un problema. Eso ha hecho el príncipe heredero sustituto de Arabia Saudita, Mohamed bin Salmán, de 30 años: “En Arabia Saudita hemos desarrollado una adicción al petróleo”, se sinceró el príncipe en diálogo con el canal Al Arabiya, poco antes de presentar “Visión 2030”, un plan para diversificar la economía del país de aquí a 15 años.

“Un millennial ha tomado la política petrolera de Arabia Saudita y la gente está muy preocupada”, escribió el portal Business Insider.

Mohamed bin Salmán se convirtió en príncipe heredero sustituto (el Nº2 en la línea de sucesión) hace alrededor de 1 año, cuando fue nombrado por su padre, el rey saudita Salmán bin Abdulaziz, en medio de un movimiento controversial.

“Salmán bin Abdelaziz al Saud accedió al trono de Arabia Saudí el 23 de enero de 2015, al fallecer el rey Abdalá. Durante los tres primeros meses de su reinado, respetó la línea de sucesión escogida por su predecesor, al preservar a Muqrin, aliado del rey Abdalá, en sus funciones de príncipe heredero. No obstante, el 29 de abril inició una remodelación ministerial y una reforma en el orden sucesorio, al provocar un salto generacional, una señal clara de su deseo de cambiar de paradigma”, describe el portal Política Exterior.

Si bien el rey Salman es técnicamente quien toma decisiones, el príncipe Mohamed es el hijo favorito, y cada vez está teniendo un peso mayor en la política saudita.

“Es posiblemente el millennial más poderoso del mundo, y ahora está llevando hacia adelante Visión 2030, el plan de Arabia Saudita para restringir la adicción del reino por el petróleo”,afirmó el portal Business Insider. Pero economistas y analistas alrededor del mundo aún no le ponen un voto de confianza al plan del príncipe.

Bin Salmán versus La Vieja Guardia

Bin Salmán, de 30 años, desempolvó un plan de compromisos muy ambiciosos para una sociedad puritanamente conservadora –explica el semanario británico The Economist-, que procura curar al país de su adicción al petróleo para el año 2030.

Luego, Mohamed se contradijo, asegurando que el país podría superar la dependencia del crudo para el año 2020, en tan solo 4 años. Esta contradicción resume lo que parece ser un optimismo maníaco entre los nuevos formadores de políticas de la corte real, advierte el semanario británico.

Ahora se necesita desesperadamente una explicación sobre cómo convertir esa visión en realidad. Desde que su padre asumió el poder en enero de 2015, Mohamed ha ido ganando experiencia y dejó en claro que su palabra es la ley cuando comunicó recientemente que no habría congelamiento de la producción sin la participación de Irán, durante las frustradas negociaciones que lideró Rusia en Catar.

Paul Sankey, analista senior de Wolfe Research, le dijo al Financial Times en abril que Mohamed está empujando “las tradiciones de la vieja guarda saudita” a un costado. Semejante desafío está marginando a políticos tecnócratas como Ali al-Naimi, ministro de Petróleo de Arabia Saudita desde hace más de 2 décadas.

Alexander Novak, el ministro de Energía de Rusia, recientemente lo descalificó a Naimi diciendo que él no tenía autoridad para negociar un acuerdo en Doha. Esto podría ser un problema ya que el reino necesitará a esos tecnócratas si quiere hacer realidad Visión 2030.

La juventud del príncipe Mohamed en un país acostumbrado a gobernantes gerontocráticos hace que sea fácil que motive a la juventud, y además bin Salmán sabe aprovechar el impulso de las redes sociales.

Un padre diciéndole a su hijo de 40 años que debe salir a trabajar

Durante años, los esfuerzos por terminar la insalubre adicción al petróleo de Arabia Saudita se chocaron contra la pared, contra la indolencia de una sociedad criada en la creencia de que las riquezas del crudo caen del cielo, explica The Economist.

Un comentarista saudita lo expuso de la siguiente manera: “Es como un padre diciéndole a su hijo de 40 años que es hora de salir a buscar un trabajo.

Arabia Saudita ha prometido diversificarse desde hace décadas.

El príncipe necesita demostrar que esta vez va en serio.

Pero la realidad es que no le queda mucha otra opción.

El país reportó en diciembre que su déficit presupuestario en 2015 llegó a US$ 98.000 millones. Los precios del petróleo han caído de cifras de 3 dígitos en junio de 2014 a US$ 40. Los ingresos por el crudo conforman el 77% de los ingresos de Arabia Saudita, y debido a la caída brutal en el precio del crudo, los ingresos bajaron 23% en relación al año anterior.

Un estudio publicado en diciembre 2015 por el Instituto Global McKinsey señaló que Arabia Saudita no puede seguir dependiendo del ingreso petrolero y el gasto público ante los cambios en el mercado de energía internacional y las tendencias demográficas que indican un aumento significativo del número de sauditas en edad de trabajar para el año 2030, reveló la BBC.

"En el largo plazo, los esfuerzos internacionales para combatir el cambio climático crean gran incertidumbre sobre la demanda de crudo en el futuro. El petróleo no perderá su preponderancia en el mercado de combustibles para transporte en los próximos años, pero más allá (de eso), el pronóstico es imprevisible. Por ello, Arabia Saudita necesita hacerse menos dependiente del petróleo como recurso fiscal y como fuente de trabajo e ingresos para sus ciudadanos", dijo Andrew Walker, corresponsal de la BBC para temas económicos.

El plan Visión 2030

El millennial, que es señalado por muchos como el verdadero poder detrás del trono de su padre, quiere que las pequeñas y medianas empresas representen el 35% de la economía saudita para 2030. “Para 2020, podremos vivir sin el petróleo”, dijo Mohamed en una conferencia de prensa en la emisora estatal.

“Lo necesitaremos, pero podremos vivir sin él”, agregó. 

El príncipe planifica terminar con la adicción al oro negro “estableciendo el que sería el fondo soberano más grande del mundo con recursos por US$ 2 billones, más del doble del mayor fondo estatal de inversiones existente, el que tiene Noruega con US$ 865.000 millones”, detalla la BBC.

“Para que su fondo soberano, que actualmente dispone de US$ 160.000 millones, alcance los US$ 2 billones, Riad piensa aplicar una medida inédita: privatizar 5% de las acciones de la empresa petrolera estatal Saudi Aramco”, explica la cadena británica.

 

“La venta de estas participaciones también establecería nuevos récords pues, según estimaciones del Consejo de Asuntos Económicos y Desarrollo de Arabia Saudita, solo el 1% constituiría la mayor oferta inicial pública de acciones de la historia, superando a las de la cadena comercial china Alibaba, que obtuvo US$25.000 millones, y la de Facebook, que sumó US$16.000 millones.”

El resto de las acciones de Aramco, que no se ofrecerían a la venta pública, serían transferidas al fondo soberano que controla el gobierno saudita, según reveló Bloomberg.

Una apuesta heroica

“Es una apuesta heroica”, escribió David Fickling, de ese medio. “Destetar a Arabia Saudita del crudo, hace que conseguir el reequilibrio chino parezca tan fácil como ir a dar un camino en el parque”, planteó en referencia a la crisis económica que atraviesa el gigante asiático.

“Describir al país (Arabia Saudita) como adicto al petróleo es subestimar el fenómeno. El crudo es su sangre vital”, sentenció Fickling. Mohamed quiere crear industrias vibrantes que van de la minería a la maquinaria militar, que serían fuertemente incentivadas.

El reino, con el 3er. presupuesto militar más grande del mundo, gasta sólo el 2% del mismo comprando armas dentro del país. El príncipe 'millennial' espera que, para 2030, alrededor de la mitad del presupuesto sea destinado a la compra de armas de fabricación saudita.

Para alcanzar este objetivo, el reino deberá abrirse al mercado, la inversión, los visitantes extranjeros y códigos internacionales de conducta tales como transparencia y leyes seculares, que son el anatema a los clérigos fundamentalistas que desde hace décadas procuran cerrarse al mundo exterior, explica The Economist.

Otro de los objetivos del príncipe 'millennial', en apariencia modesto, podría recibir gran resistencia por el establishment clerical wahabita: quiere aumentar la participación laboral de las mujeres del 22% al 30% en menos de 15 años.

El Instituto Asda’a Burson-Marsteller, realizó una encuesta sobre Juventud Árabe en 2016 y descubrió que el 90% de los jóvenes sauditas piensa que deben aumentar las libertades individuales y los derechos de los ciudadanos, especialmente los de las mujeres.

Arabia Saudita padece la “enfermedad holandesa

Un ejemplo emblemático en la historia es el de Holanda, señala Flickling, de Bloomberg: a fines de los ’50, los geólogos de ese país descubrieron uno de los campos de gas más grandes bajo las tierras de Groningen, y comenzaron a explotarlo 4 años después.

“Uno pensaría que eso es una gran noticias, pero el resultado fue mixto: mientras el dinero fluía hacia el sector petrolero holandés, la industria sufrió una recesión de dos décadas que hizo desaparecer el 25% de los trabajos. La demanda por el gas holandés hizo subir el valor de la moneda, haciendo que los servicios y bienes producidos en el país se encarecieran en los mercados de exportación. El capital encontró mejores ganancias en la industria del gas que en cualquier otra, agravando el problema. Mientras que el sector petrolero holandés prosperó, otras industrias se marchitaron. El fenómeno se ha llamado desde entonces la ‘enfermedad holandesa’”, explica Flickling.

Pero el problema saudita es aún mayor, porque para el momento en que Holanda encontró gas, ya era una economía establecida, que había ayudado a inventar el capitalismo tres siglos antes de “enfermarse” de la fiebre del gas.

En cambio, Arabia Saudita fue fundada solo 6 años antes de descubrirse las reservas de petróleo cerca de las costas del Golfo Pérsico, en 1938

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