por GERMÁN BERIZZO
MILLONES Y MILLONES
Debate de Fariña a Longobardi: ¿Cuánto robaban los K?
Leonardo Fariña dijo, en la muy buena entrevista que le hicieron los conductores de Odisea Argentina (TN), que él estimaba que el Mundo K, en 12 años se había quedado con el equivalente al PBI de la Argentina. Marcelo Longobardi, por AM Mitre, dijo que le parecía mucho. Aquí un aporte al debate.
SAN CARLOS DE BARILOCHE (Especial para Urgente24). Luego de las declaraciones de Leonardo Fariña, referidas a que los K se habían robado un PBI completo, Marcelo Longobardi, en su programa de radio dijo dudar de que eso fuera posible.
Como es mi (in) sana costumbre, me aboqué de inmediato a buscar algunos datos, a cruzarlos con hechos de corrupción que pude verificar personalmente durante mi (breve) función pública en la ciudad en la que vivo.
Según mi experiencia, hay 3 o más niveles de perjuicio al erario público cuando se comete un acto de corrupción:
> Los sobreprecios en las facturaciones de servicios o bienes al Estado propiamente dichos.
> Los costos de "cobertura" de estos hechos.
> Los costos derivados de la necesidad de montar una "estructura" que encubra y diluya a estos ilícitos.
> Los costos sociales derivados del redestinamiento de estos fondos hacia fines 'non sanctos' y la desaparición de los mismos de sus legítimos destinatarios.
Hace algunos años, pude conocer un caso en el que buena parte del dinero de la pauta de publicidad de un ente público fue derivada, a través de una agencia cómplice, al funcionario responsable de área. Cuando se le informó a su superior, simplemente, el mencionado superior se sumó al negocio del subalterno. Y desde el punto de vista legal, todo estaba bien porque la agencia cómplice justificó la "tajada" en "gastos de gestión, honorarios, trabajo creativo, etc".
¿De cuánto estamos hablando? Nada más ni nada menos que del 60% del total de la operación:
15% para el funcionario,
15% para el superior,
15% para la agencia, y
15% para migajas a algunos empleados "militantes".
Extrapolar las cifras de este caso a niveles nacionales me suena a exageración pero, vista la necesidad de los corruptos de ir taponando posibles filtraciones, no sería descabellado pensar en un desvío no inferior al 40% de lo que el Estado presupuesta para gastar. El dato agita la realidad de las grandes constructoras de obras públicas, los monumentos a la corrupción como Yacyreta y otras represas, el derroche sobre el que deberían explayarse los socios de la Cámara Argentina de la Construcción, ¿o no?
Como primer corolario, tal vez el peor problema de la corrupción es su tremenda ineficiencia en el proceso de "redireccionamiento" de recursos. Para robar 10, hacen un estropicio de 50 o 60. Me viene a la mente el caso de una provincia argentina, muy reconocida por su prolijidad administrativa y su visible progreso en la obra pública, en la que es vox pópuli que sus gobernantes tienen tasado al milímetro el nivel de corrupción tolerado. 15%. Ni más ni menos. Al que intenta pasarse de la raya, simplemente lo borran de un plumazo. Y simplemente con eso se destacan del resto, roban bien, viven bien y el pueblo, contento. Será que habrá que identificar corruptos de primera y corruptos dilettantes.
Por esa razón, traté de encontrar algunos datos del Presupuesto 2004 (1er. año entero de Néstor) y ver por dónde se podía achacar algunos mangos al Estado. Ni siquiera llegué a la obra pública. Me alcanzó con analizar solamente el 7,82% del gasto en relación al PBI de ese año, estimado en US$220.000 millones.
De ese 7,82%, analicé el campo "Programas Sociales Prioritarios 2004" que representó el 4,28% del gasto/PBI. De un gasto presupuestado de US$ 9.400 millones, eran factibles de "redireccionar" directo al bolsillo unos US$ 790 millones/año, por medio de facturación apócrifa de servicios no prestados y suministro de bienes de calidad inferior a lo presupuestado. Pero ese desvío no sale gratis. Hay que crear una estructura de empleados militantes que cobren y callen. La estimación del impacto de ese grupo de empleados asciende a US$1.160 millones/año. En buen romance, de ese 4,28% de gasto en relación al PBI, el 0,89% se podría haber llegado a quedar donde no debía quedar. O sea, de los US$9.400 millones, deben haber llegado a destino unos US$7.450 millones.
Luego analicé "Ciencia y Técnica" (0,1016% del PBI). Por allí no parece haber habido resquicio como para "redireccionar", pero no sería descabellado pensar que seguramente existan algunos "kioscos" de funcionarios de segunda que realizan actividades "independientes" no relacionadas con la corrupción del poder central. Así que lo dejé limpito. Pero me quedó 'picando' la Universidad Tecnológica Nacional, que no estaba en el rubro pero es algo de técnica, coto de caza de Julio De Vido, según se insiste por ahí. Pero quizás sea para otra nota.
Más tarde analicé "Economías Regionales" (0,2699% del PBI) y, si bien hay algunos campitos interesantes para este asunto, la dimensión de los fondos involucrados no amerita que los gloriosos líderes de la Patria se ensucien las manos por tan poco. Así que también lo dejé limpito.
Luego le llegó el turno a ""Fondos Fiduciarios con Impacto en Economías Regionales", que representó el 0,1031% del PBI. Allí aparecen cositas interesantes tales como "Obras hídricas provinciales (F.F. de Infraestructura Hídrica)", "Línea de transmisión patagónica (FF Tpte. Eléctrico Federal)", "Gas Patagonia (F.F. Consumo de Gas Residencial Patagonia)" o "Obras provinciales (F.F. Federal de Infraestructura Regional)". Todos campos de acción interesantes para inflar precios y armar un kiosquito pero de poca significación para los bolsillos de los iluminados líderes. Así que por ahí tampoco busqué demasiada basura.
Cuando llegué a "Prestaciones de la Seguridad Social", que representa el 3,0976% del PBI saltó la chancha. Hay cajas, programas, acciones y estructuras burocráticas tan enmarañadas que afanar por ese lado es como pescar en un estanque. Así que, otra vez al análisis. De US$ 6.800 millones era posible saquear unos US$ 912 millones. El costo estructural correspondiente (militancia, bogas, empleados infieles y burocracia innecesaria) podría haber impactado en US$1.825 millones más. En consecuencia, de los US$ 6.800 millones, podrían haber llegado a destino solamente US$ 4.076 millones.
Al totalizar los rubros analizados, que recuerdo que representan solamente el 7,878% del gasto en relación al PBI, surgió que de los US$ 7.332 millones presupuestados, fueron pasibles de robo directo US$ 1.701 millones y de gasto estructural burocrático asociado, US$ 2.988 millones más, llegando a destino solamente US$ 11.538 millones de los US$ 17.332 millones previstos.
Recuerdo a los lectores que esto no es más que un ensayo sobre el potencial de corrupción que ofrecen determinadas áreas del Estado y con el fin de demostrar que la apreciación del Sr. Longobardi no es correcta, cuando afirma que "no es posible robarse un PBI completo", tal como afirmó Fariña.
Sin embargo, llegado a este punto, la ansiedad me ganó y decidí no seguir buscando y ponerme a extrapolar datos y construir una hipótesis que avale lo expresado por el Sr. Fariña.
Vamos:
Estimando que en 2004 el gasto del Estado representaba aproximadamente 30% del PBI, restan analizar 22,12 puntos del gasto en relación al PBI. Construyendo a partir de las conclusiones obtenidas en el análisis anterior tenemos que:
> El robo y la estructura corrupta estaban en condiciones de llevarse el 27,059% de lo presupuestado. Eso significa que la corrupción y la estructura innecesaria asociada están en capacidad de llevarse anualmente el 8,1177% del PBI lo que traducido a plata de 2004 (Recuerden PBI de US$ 220.000 millones) representa US$ 17.858 millones de dólares.
> Pero si ahora promediamos el PBI del período 2003-2015, tendremos aproximadamente unos US$ 370.000 millones de PBI anual medio. Si mantenemos constante ese 8,1177 de "redireccionamiento" y lo aplicamos a los 12 años de década ganada, la cifra que pudo haber sido afanada-malversada-tirada a la basura asciende a US$ 360.425.000.000.
Y en términos de porcentaje del PBI, lo robado podría ascender al 97,41%.
O sea que Fariña estaba equivocado: No se robaron un PBI entero ("sólo" el 97,41%).
Y Longobardi tenía razón... por menos de 3%....