A PEDIDO DEL FMI

Nuevo paquete de austeridad recrudece las protestas en Grecia

El gobierno griego pretende lograr un ahorro anual del 1% del PIB, 1.800 millones de euros. Asimismo, busca ahorrar 5.400 millones al año y alcanzar dentro de dos años un superávit primario del 3,5% del PIB. El FMI por su parte, pretende un ahorro del 2% del PBI. Por ahora, la aprobación del tercer paquete de austeridad en Grecia provocó nuevas protestas.

"Ni una hora más de trabajo, ni medio euro menos en nuestras pensiones" rezaban las pancartas de protesta frente al Parlamento griego mientras dentro se aprobaba la nueva reforma fiscal y de las pensiones en Grecia. El Gobierno de Alexis Tsipras cumplía así con lo pactado con sus acreedores en agosto en la firma del tercer paquete de austeridad, y pese a que desde septiembre ya el país ha vivido cuatro huelgas generales.
 
El gobierno griego pretende lograr un ahorro anual del 1% del PIB, 1.800 millones de euros. Asimismo, busca ahorrar 5.400 millones al año y alcanzar dentro de dos años un superávit primario del 3,5% del PIB.
 
Aunque Tsipras prometió que más de dos millones de jubilados no sufrirían recortes, éste será uno de los grupos más afectados.Ya han visto recortadas sus pensiones 12 veces desde 2010.
 
Lo que cambia la reforma es la edad de jubilación se retrasará de 63 a 67 años. Se fija una pensión de 384 euros para quienes hayan trabajado como mínimo 20 años y de 346 euros para quienes sumen menos de 15 años. El paquete refleja también la rebaja de la pensión máxima de 2.773 euros a 2.304 y la creación de dos cajas de pensiones.
 
Además, se impulsa una reforma en el Impuesto de Solidaridad que preveé una bajada en los ingresos menores de los 28.000 euros y una subida para cantidades mayores. Este impuesto fue creado tras el acuerdo del primer rescate. Entre las medidas más polémicas, están la subida del IVA del 23% al 24%, la del precio de la gasolina y la de las tarifas telefónicas.
 
Mientras tanto, el FMI pide a Grecia un plan de medidas contingentes por valor de 3.600 millones de euros, el 2% del PIB, en el caso de que las medidas presupuestarias no funcionen. El ministro de Finanzas, Euclides Tsakalotos, no está dispuesto a pasarlo por el Parlamento.
 
Tres opciones
 
En el corto plazo, los europeos mirarán cómo optimizar los pagos. De esta manera, la Eurozona principalmente se compromete a reajustarlos para no provocar problemas de liquidez a los helenos, y que los vencimientos que tengan durante el programa (hasta 2018) no sean excesivos anualmente. Por otro lado, se está estudiando que el pago de tramos y vencimientos no supere entre el 15 y 20% del PIB heleno al año.
 
A medio plazo, se comprometen a estudiar nuevos periodos de gracia en el pago de intereses y vencimientos más amplios, pero tan sólo a partir de 2018 y una vez se haya cumplido con todas las medidas y el objetivo fiscal del rescate.
 
Finalmente, estudiarán si Grecia necesita a largo plazo nuevas medidas para garantizar la sostenibilidad de su deuda, pero sólo al final del programa de ayuda.
 
"Es justo asumir que en el largo plazo habrá algunos problemas con la sostenibilidad de la deuda griega", confesó Dijsselbloem, recordando el horizonte de unos 32 años bajo el que los griegos continuarán con su altísimo endeudamiento.
 
Pero antes de llevarse este caramelo a la boca, Grecia debe tragar con el "mecanismo de contingencia" que los europeos continúan considerando innecesario dado que las medidas ya acordadas con los griegos son suficientes. Sin embargo, el FMI se mantiene firme, insistiendo en que este paquete de contingencia se legisle por adelantado y con una lista clara de ajustes que se activaría casi automáticamente en caso de desvío.
 
Finalmente, el Eurogrupo adoptó ayer una decisión salomónica. Tuvo en cuenta las objeciones de los griegos respecto a la imposibilidad de legislar medidas concretas que luego no serían aplicadas. Eso sí, acordaron que Grecia tendrá que legislar sobre cómo corregir posibles desvíos.
 
Según lo acordado ayer, Grecia aceptará una serie de tijeretazos automáticamente en todas las partidas tan pronto como no cumpla con el objetivo fiscal anual acordado como parte del programa (superávit primario de 1% del PIB este año, del 2% en 2017 y del 3,5% en 2018).
 
Los europeos también impusieron que Atenas considere en el plan de contingencia nuevas medidas por el lado de los ingresos, es decir, vía impuestos. Este paquete adicional ha complicado el cierre de la revisión de las medidas acordadas con Grecia el pasado verano como parte del tercer rescate.
 
Pese a los problemas que plantea al tema griego coincidiendo con desafíos como el de los refugiados, el Brexit, la seguridad y la recuperación, Dijsselbloem defendió la condición del FMI como "una idea inteligente para salvar las diferencias" entre los europeos y el fondo.

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