EL RELOJ QUE ATRASA

El dólar Macri se parece demasiado al dólar Cristina

Durísima conclusión de la consultora Massot & Monteverde en su más reciente informe: "En resumidas cuentas, estamos desandando la devaluación y retornando a paso rápido a similares niveles de atraso cambiario a los vigentes un año atrás." ¿Otra vez el tipo de cambio será ancla antiinflacionaria?

por AGUSTÍN MONTEVERDE

CIUDAD DE BUENOS AIRES (InC.) El mal momento que atraviesa nuestro comercio exterior es resultado de la confluencia de varios factores.

> Por un lado, tenemos elementos exógenos, como la crisis en Brasil, que sufre una contracción sin precedentes.

> Por otro, hay un arrastre de problemas dejados por el kirchnerismo, que tienen que ver con el cierre de nuestra economía, la pérdida de mercados por desatinadas decisiones locales y el atraso cambiario.

> Pero hay también responsabilidades inherentes a la actual administración, como la morosa normalización de nuestro sector externo y el manejo cambiario.

• El levantamiento del cepo comercial fue parcial y se limitó a eliminar las declaraciones juradas anticipadas (DJAI) y reemplazarlas por el Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI).

> Las limitaciones y trabas a las importaciones tienden a elevar el costo de los insumos y favorecen el atraso cambiario, pues suprime parte de a demanda de divisas.

> Un caso ilustrativo de la escasa modificación del régimen comercial K son las compras minoristas por comercio electrónico: la restricción ha permanecido sin cambios, tal como se armó durante el kirchnerismo.

A pesar de haberse anunciado 2 meses atrás que volvían a liberarse las compras de libros y otros productos del exterior vía Internet, la operatoria sigue sin ser habilitada.

** Los artículos que cuestan menos de US$ 25 no pagan ningún tributo.

** Si el precio oscila entre US$25 y US$ 999 se debe abonar 50% de su valor en concepto de derechos de importación.

** Si excede US$ 999 se aplica el régimen general y es necesario presentar una declaración jurada.

** En todos los casos —aun para las compras por valores inferiores a US$ 25— se mantiene la obligación de concurrir al depósito del Correo ubicado en Retiro para retirar el paquete.

• El sinceramiento cambiario efectuado en diciembre —como señalamos reiteradamente— quedó a medio camino y fue insuficiente.

> Pero el problema no quedó ahí: a ello se agrega el alto nivel de inflación, que se devora la mejora parcial lograda en aquella oportunidad.

> Además, el tipo de cambio nominal —tal como también habíamos advertido— está ahora sufriendo el embate del ingreso de dólares frescos por la colocación de deuda y la liquidación —aunque demorada— de la cosecha.

Precisamente para evitar deprimir aún más la cotización del dólar, el Banco Central anunció que liberalizará el acceso a las divisas para las importaciones pendientes.

Se trata de importaciones efectuadas con anterioridad al 17/12/2015, pendientes de pago, y cuyo acceso al mercado cambiario se mantenía restringido.

Aún resta liberar la transferencia de utilidades al exterior.

** Lejos de normalizarse, en el 1er. rimestre por ese concepto se fueron apenas US$ 347 millones.

** De todas formas, eso fue más que todo lo autorizado a lo largo de 2015, que apenas sumó US$ 306 millones.

• Forzar un tipo de cambio que ignora las relaciones de productividad e ingresos de nuestra economía lleva a que algunos desequilibrios críticos se potencien, en lugar de resolverse.

> Para un país necesitado de divisas como el nuestro, el efecto del atraso cambiario es, por un lado, desalentar el ingreso de capitales —a una determinada suma de dólares se le reconoce un poder adquisitivo inferior aquí que en otros países, incluso más desarrollados y estables jurídicamente— y, por otro, estimular su salida.

> Para muestra basta un botón: el sinceramiento cambiario (parcial) de diciembre no ha desalentado los viajes al exterior, y el egreso de divisas por esa vía sigue creciendo.

Según datos del balance cambiario al cierre del 1er. trimestre, el saldo neto de divisas que dejó la actividad turística arrojó un rojo de US$ 2.200 millones, lo que significó un aumento de US$ 345 millones respecto al registrado en el mismo período de 2015, cuando el tipo de cambio era universalmente reconocido como muy atrasado.

El tipo de cambio actual no sólo no está lejos de los $ 13,50 del dólar turista kirchnerista —que surgía de sumarle al tipo oficial un recargo de 35 % a cuenta de impuestos— sino que en realidad es aun más bajo por efecto de la inflación corrida desde la salida del cepo.

> Bajar la inflación es el mayor desafío que tiene por delante el gobierno, al menos en relación a sostener los niveles de adhesión popular.

Sin embargo, al concluir el 1er. semestre, el índice minorista habrá superado el 25% de aumento planteado como objetivo oficial para todo el año.

De hecho, todos nuestros colegas fueron sumándose a nuestro pronóstico inicial (vertido en diciembre) de que la inflación se ubicaría en un mínimo de 35% ó más para este año.

De las decisiones que se tomen en las próximas semanas dependerá el que debamos o no precisar al alza el estimado.

> Desde 2010 la Argentina se ubica entre los países más caros en términos de dólar.

Esto se volvió patente en los últimos tres años, cuando el gobierno kirchnerista decidió cerrar la economía para pasar a “vivir con lo nuestro”.

La tienda española Zara constituye una interesante vara para medir el nivel de equilibrio o exceso del llamado costo argentino.

> Con locales repartidos a lo largo y ancho del mundo, tiene como premisa llegar a todos los mercados con un único catálogo.

> Comparando la evolución que tuvieron los precios de algunos de sus productos en diferentes países se puede establecer cuáles países tienen sobrevaluadas sus monedas.

> Es así que se observa que entre 2012 y 2015 la Argentina tuvo los precios en dólares más caros.

Hacia fines de 2015, cuando el atraso cambiario se había tornado insostenible, el diferencial de costo argentino alcanzó su máximo.

** En ese momento, el costo en dólares de una prenda llegó a ser 50% mayor en la Argentina que en plazas caras como Mónaco, Japón, Emiratos Árabes o Suiza.

** Esa diferencia se estiraba a 100% respecto a mercados desarrollados algo más económicos, como España.

> En agosto de 2015, un jean básico de Zara costaba en Buenos Aires, al tipo de cambio oficial, unos US$ 61 y una remera cotizaba a US$ 22.

** Hoy, en Buenos Aires, el jean más económico cuesta US$ 67 y la remera más barata se comercializa a US$ 16.

** Es decir que en estos 7 meses, el valor del jean no sólo no bajó sino que aumentó, en tanto que el precio de la remera —que, pasado el verano, quedó fuera de temporada— apenas descendió 25%.

Si se consideran las dos prendas en conjunto, la Argentina sigue manteniéndose al tope del podio de un listado de 25 países, con un precio total de US$ 83, un 30% por encima de Ecuador, el segundo mercado más costoso.

** En cambio, si la comparación se hace con los valores de las mismas prendas en Estados Unidos (US$ 46), la diferencia asciende a 80%.

** Aun más amplia es la brecha respecto de los precios vigentes en las tiendas de la compañía ubicadas en países de la Unión Europea.

Los precios locales llegan a ser 130 % más altos que en España o Francia, donde el combo de remera y pantalón apenas suma US$ 36.

• Lo que esto significa es que el peso está sobrevaluado.

**  Esa sobrevaluación en relación a nuestro bajo nivel de productividad nos coloca en una muy desfavorable posición competitiva.

**  Con costos internos tan elevados, es comprensible que en lo que va del año las cantidades importadas de indumentaria hayan experimentado un fuerte crecimiento de 20%.

• A una inflación que ya aventajaba la devaluación nominal —es decir, una apreciación en términos reales de la moneda local— se le ha sumado ahora el hecho de una apreciación nominal.

Y por si todo esto fuera poco, el ministro de Hacienda no pierde oportunidad en sostener que “el dólar está sobrevaluado” (sic) y que debiera descender con el correr de las semanas.

Todo indica, pues, que el tipo de cambio sofrenado continuará por algún tiempo, sin importar los daños colaterales que provoca.

En resumidas cuentas, estamos desandando la devaluación y retornando a paso rápido a similares niveles de atraso cambiario a los vigentes un año atrás.

En la Argentina la historia siempre parece repetirse aunque nunca es exactamente igual.

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