OBVIEDAD

Temer/Duhalde dice que es legítimo su reemplazo de Dilma/De la Rúa

Es una obviedad que en Brasil ocurrió un 'golpe de Estado blando'. Tumbar a un Presidente por la tontería que le imputan a Dilma Rousseff es tan burdo que resulta insoportable aunque como muchos negocios hay con Brasil, nadie se va a involucrar en la riña en el gallinero 'mais grande do mundo'. Evidentemente, los dirigentes empresariales y políticos brasileros decidieron iniciar 'de facto' un nuevo ciclo. Pero eso no puede ocultar la realidad de que todo esto es para frenar la investigación de la corrupción, que había escapado del control político. En parte, se asemeja a lo que ocurrió en Honduras en 2009, con Manuel Zelaya; o con Fernando de la Rúa en la Argentina 2001. Es cierto que el tiempo todo lo reacomoda y que si a Temer le va bien, él ganará una legitimidad de hecho. Pero por ahora tendrá que soportar las acusaciones ya que 'calavera no chilla'.

En los primeros comunicados emitidos por el Palacio de Itamaraty bajo el nuevo gobierno del presidente Michel Temer, y con José Serra como ministro de Relaciones Exteriores, Brasil advirtió que rechaza "enfáticamente" las manifestaciones de los gobiernos de Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, así como de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA), "que se permiten opinar y propagar falsedades" sobre el proceso político interno en Brasil.

"Ese proceso se desarrolla en un marco de absoluto respeto a las instituciones democráticas y a la Constitución federal", dijo Itamaraty en una nota que sólo puede provocar o sonrisas o ironía.

En tanto, el presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, dijo que no reconoce al nuevo Gobierno de Brasil, encabezado por Michel Temer.

"Hemos tomado la decisión de no reconocer a ese gobierno provisional, porque hay una manipulación política y vamos a mandar a llamar a nuestra embajadora para que regrese al país", dijo Sánchez Cerén en un discurso desde un pueblo al oeste de la capital.

A Dilma Rousseff "la suspenden y la someten a un juicio, por algo que no se ha comprobado que es delito. Es una manipulación política la que se ha dado", dijo Sánchez, cuyo partido, el ex guerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), tiene fuertes vínculos con el Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil.

La situación -que no es inusual entre líderes de izquierda y gobiernos más conservadores en momentos en que la región se inclina hacia la derecha- tiene lugar al tiempo que el vicepresidente de Rousseff, Michel Temer, asume la presidencia de Brasil y se apresta a sacar a la economía de su peor recesión desde la década de 1930.

Rousseff enfrentará ahora un juicio en el Senado por irregularidades en el presupuesto de su Gobierno. El juicio podría durar hasta 180 días y se prevé que concluya en su salida definitiva.

En un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil dijo que "rechaza enfáticamente" que sus vecinos "se permitan opinar y propagar falsedades sobre un proceso político interno en Brasil".

En otra declaración, el ministerio, encabezado por José Serra, criticó al jefe del bloque regional sudamericano Unasur. El secretario general de la entidad, Ernesto Samper, había cuestionado la validez de la suspensión de Rousseff.

Después de declaraciones emitidas por Brasil, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro -quien también enfrenta problemas económicos y un intento por sacarlo del cargo-, pidió a su embajador en Brasil que volviera a casa para hablar sobre la situación.

Maduro es uno de los líderes, incluyendo a la propia Rousseff, que han condenado su suspensión calificándola de un "golpe".

Rousseff, que pasa el fin de semana junto a su familia en Porto Alegre, en el sur de Brasil, dijo que podría apelar a organizaciones regionales para desacreditar el proceso de impugnación. Sin embargo, hasta ahora ha cumplido con todos los procedimientos vinculados a su suspensión.

Respecto a declaraciones del Secretario General de la Unasur, Ernesto Samper, la cancillería de Brasil informó que "repudia" sus expresiones sobre la coyuntura política local, ya que califican de manera equivocada el funcionamiento de las instituciones democráticas del Estado brasileño.

"Los argumentos presentados, además de equivocados, dejan transparentar juicios de valor infundados y prejuicios contra el Estado brasileño", indicó la nota, que agregó que las declaraciones de Samper son "incompatibles" con su cargo.

"Tales juicios e interpretaciones del secretario general son incompatibles con las funciones que ejerce y con el mandato que recibió del conjunto de países sudamericanos en los términos del Tratado Constitutivo y del Reglamento General de la Unasur", dice el comunicado.

Samper afirmó que en Brasil hay actores "que están haciendo política sin responsabilidad" y "comprometiendo la gobernabilidad democrática de la región".

En tanto, el diario español El País calificó en un editorial como "un proceso irregular" la forma en que se busca destituir a Dilma Rousseff.

El periódico editado en Madrid consideró que Brasil se encuentra sumido en un "caos institucional" y recordó que la mayor economía latinoamericana "se hunde en la recesión".

También consideró que "sucesivas investigaciones no han podido demostrar la participación de la presidenta en las corruptelas que afectan a su partido, pero el abandono de varios de sus socios de Gobierno la han colocado en una situación muy complicada".

Para El País, "esta crisis institucional plantea dudas más que razonables sobre la legitimidad que tendría un nuevo mandatario surgido después de un proceso tan poco habitual. Brasil no puede permitirse semejante espectáculo. El daño causado es incalculable".

Medidas

Las medidas más duras, dentro del "importante" plan de ajuste que prepara el ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, tendrán que esperar a que se conozca el real estado de las cuentas que dejó Dilma Rousseff. Sólo anunció la eliminación de al menos 4.000 empleos públicos hasta el 31/12.

El objetivo de esta propuesta es cortar gastos y mejorar la eficacia del Estado, prioridades que se fijó Michel Temer en el discurso al asumir la Presidencia.

La primera parte de la reestructuración se inició con la decisión de Temer de reducir el número de ministerios desde 31 hasta 23.

La falta de anuncios de mayor calado desagradó al mercado.

Sin embargo, el conocimiento de los datos precisos, según Meirelles, es esencial para fijar unas metas "realistas" con las que ofrecer la seguridad y la "confianza" que los actores económicos han perdido por la crisis.

El déficit fiscal primario, antes del pago de los intereses de la deuda, fue equivalente al 2,28 % del producto interior bruto (PIB) en los 12 meses cerrados en marzo, el peor dato desde que se comenzaron a elaborar estadísticas en 1997.

Teniendo en cuenta el pago de los intereses, el déficit fiscal escala al 9,73 % del PIB en los últimos 12 meses y la deuda pública se sitúa en el 38,9 % del PIB, según los datos oficiales más recientes.

Meirelles prometió que se dará "prisa", pero aseguró que sólo anunciará sus propuestas cuando haya garantías de que se puedan implementar, para evitar los vaivenes que se produjeron los 2 últimos años, cuando la guerra abierta entre Rousseff y el Congreso impidió aplicar el plan de austeridad que se proponía la mandataria.

El ministro de Hacienda fue optimista, aseguró que el Congreso está "preparado para oír una evaluación realista" y tomar las medidas necesarias con las que, según él, se podrá salir "rápido" de la crisis y retomar el crecimiento.

No obstante, el nuevo ministro de Presidencia, Eliseu Padilha, no dudó en calificar la situación actual como "la peor crisis de la historia" de Brasil, una situación "de emergencia".

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