REFORZANDO EL ENFOQUE DEL PAPA FRANCISCO

La brecha y el ajuste, tema de todos los sermones católicos del día patrio

Cómo cerrar la brecha, la reconcliación y la preocupación por el impacto social del ajuste en marcha fueron la clave de los discursos religiosos durante el 25 de mayo. El arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli; el arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari; el obispo de San Francisco (Córdoba), monseñor Sergio Buenanueva; El obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, y el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, entre otros, hicieron eje en una propuesta ya anticipada por el papa Francisco en su carta a Mauricio Macri. En cuanto al Presidente, luego de participar del Tedeum porteño acompañado por los más católicos de su equipo (Gabriela Michetti, Alfonso Prat-Gay y Federico Pinedo), además del presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, recibió a 400 invitados en la Quinta de Olivos para compartir un locro.

En todas los oficios religiosos realizados en el país a propósito del 25 de mayo, los sacerdotes católicos intentaron reforzar y ampliar el contenido de la carta del papa Francisco al presidente Mauricio Macri: "(...) acompaño con mi oración al Señor para que conceda a todos los argentinos copiosos dones de su misericordia, que les ayuden a avanzar continuamente en la búsqueda del bien común, la reconciliación y la fraternidad."

El arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, encabezó el tradicional tedeum en la Catedral Metropolitana en conmemoración de la Revolución de Mayo, el primero de Mauricio Macri como Presidente, y en medio de una fuerte inquietud de la Iglesia por los impactos sociales de las primeras medidas de la nueva gestión. El cardenal dijo:

> "Ilumínanos para entender que la patria no comienza ni termina con nosotros o sino que nos trasciende. Es una tarea continua y de todos. Si pensamos en el hermano, siempre se construye."

> "Danos fortaleza para entregar inteligencia y pasión al servicio del bien común para que tengan tierra techo y trabajo."

> "Que no nos paralicen las estadísticas. No perdamos la sensibilidad ante el dolor de los más pobres, de las familias que sufren por carecer de lo esencial. Que la atención priorice a los chicos y los mayores, los más vulnerables."

> "Dios, no permitas que nuestras promesas defrauden a la gente."

> "Danos coraje para crear espacio y mesas donde podamos compartir la sabiduría del diálogo, donde las ideas superen la filosofía, y que nadie se levante hasta encontrar acuerdos duraderos."

Reconciliación

El arzobispo de Paraná (Entre Ríos), monseñor Juan Alberto Puiggari, presidió el tedeum por el 25 de Mayo en la catedral local, donde afirmó que “ la primera tarea que no puede ser postergada es la reconciliación”.

“Urge recrear las condiciones políticas e institucionales que nos permitan superar el estado de confrontación permanente que profundiza nuestros males. La situación actual requiere una actitud de grandeza de parte de todos los argentinos, en particular de sus dirigentes. Es imprescindible trabajar por una cultura del encuentro caracterizarse por una cultura de la amistad, una cultura donde hallamos hermanos, donde podemos hablar también con los que no piensan como nosotros, es necesario construir puente, derribar muros”, sostuvo.

Ante las autoridades provinciales y municipales, el prelado aseguró que “otra gran deuda es poder afianzar la educación y el trabajo como claves del desarrollo y de la justa distribución de los bienes. Una tenaz educación en valores y una formación para el trabajo, unidas a claras políticas activas, generadoras de trabajos dignos, que sea capaz de superar el asistencialismo desordenado, que termina generando dependencias dañinas y desigualdad. Y mientras tanto políticas que protejan a los que menos tienen”.

El arzobispo paranaense se hizo eco del mensaje del papa Francisco al presidente Mauricio Macri, en el que el pontífice manifestó que acompaña con su “oración al Señor para que conceda a todos los argentinos copiosos dones de su misericordia, que les ayuden a avanzar continuamente en la búsqueda del bien común, la reconciliación y la fraternidad".

La brecha

El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, intentó explicar qué significa verdaderamente la reconciliación, a raíz de la carta que el papa Francisco le envió al presidente Mauricio Macri invitando a seguir trabajando por ese reencuentro de los argentinos.

“Reconciliación es casi un segundo nombre del cristianismo. Dios nos ha reconciliado consigo por medio de Jesucristo. Él se ha acercado a nosotros que nos habíamos alejado por el pecado, nos ha amado, nos ha perdonado, ha dado la vida por nosotros y, por obra de su Espíritu, ha recompuesto esa relación. Ahora somos nuevamente amigos de Dios”, destacó en una videorreflexión.

El prelado reconoció que “es un mensaje religioso, pero proyecta una luz enorme sobre la vida individual, familiar, social e incluso política” y advirtió que “reconciliación no quiere decir impunidad. Si ha habido delitos graves y ofensas graves tienen que ser reconocidas y, en su justa medida, si ha habido delitos, la Justicia tiene que castigarlos”.

“Reconciliación tampoco significa -aclaró- que las personas que pensamos distinto, pensemos igual, o que tengamos la misma mirada sobre hechos del pasado, sobre todo si son hechos difíciles o ha habido mucho enfrentamiento”.

“Reconciliación quiere decir recomponer el vínculo a partir de un punto de acuerdo”, subrayó y se preguntó: “Cuál es este punto de acuerdo”.

El obispo opinó que ese punto de acuerdo es “reconocer que el otro es distinto de mí, que piensa diverso de mí, que tal vez ha sido mi adversario político e incluso en algún momento hemos llegado a ser realmente enemigos, enfrentados duramente”.

Bicentenario

El obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, sugirió leer de manera íntegra y serena el mensaje titulado “Bicentenario de la Independencia. Tiempo para el encuentro fraterno de los argentinos”, presentado recientemente por la Conferencia Episcopal Argentina, y destacó que se trata de pensamientos que los obispos anhelan compartir para “estimular el diálogo desde un hecho histórico que nos dio origen como Nación y que, a su vez, interpele a pensar juntos qué país queremos ser”.

El prelado precisó que el texto busca “abrir el futuro para una Argentina fraterna y solidaria, pacificada y reconciliada, condiciones capaces de crear una Nación para todos”.

“También decimos que ‘nuestra democracia ha sido catalogada como democracia joven o en transición, como varias de Latinoamérica. Sin embargo, creemos que la democracia es el sistema político más coherente con la dignidad de la persona humana y se sustenta en la realidad de ser pueblo’”, subrayó citando el punto 17.

El obispo gualeguaychense detalló que en el capítulo III se hace referencia a “algunos males de la casa común”: la corrupción, el narcotráfico y la cuestión ambiental, y compartió algunos párrafos.

“Todo lo que afecta a los valores sociales y a la vida íntegra de cada argentino es un atentado contra la casa común: el principal de nuestros males es el desencuentro que no nos deja reconocernos como hermanos, a lo que le sigue la corrupción generalizada, la plaga del narcotráfico y el descuido del medio ambiente. Estos son algunos ejemplos que muestran que la gran familia de los argentinos está en riesgo y que la casa que compartimos puede resquebrajarse”, advirtió en relación con el punto 47.

Monseñor Lozano hizo una breve descripción de estos tres males que, recordó, habían sido abordados en otras declaraciones episcopales.

“La corrupción no es solo un problema personal que atañe al corrupto, sino que alcanza al conjunto de la sociedad. Es fundamental que el Poder Judicial se mantenga independiente de las presiones de cualquier poder y se sujete solo al imperio de la verdad y la justicia.” (punto 48)

"El Papa Francisco lo dice claramente: «Esta llaga putrefacta de la sociedad es un grave pecado que grita hacia el cielo pues mina desde sus fundamentos la vida personal y social. Es un mal que se anida en gestos cotidianos para expandirse luego en escándalos públicos».” (punto 49)

“Hoy nadie duda que el narconegocio está ampliamente instalado en la Argentina. No es una sensación, y mientras se discute si el país entero es una ruta de paso, de consumo o si ya tenemos producción en el país, lo cierto y tristemente comprobable es que un silencioso y perverso mal social se extiende con progreso geométrico y sigue matando y destruyendo familias a su paso. Negar la realidad de esta miseria humana que aspira a corromperlo todo, nos puede llevar a una inacción que favorecerá el avance de esta sombra luctuosa sobre nuestra geografía.” (punto 51).

Democracia y valores

El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, destacó que el tedeum del 25 de Mayo se celebre en el marco del Bicentenario de la Patria, al asegurar que se trata de “dos fechas que nos definen, nos hablan de nuestras raíces y nos comprometen”.

“La invocación religiosa es también un llamado a la responsabilidad cívica. Dios no sustituye al hombre, cuenta con él”, subrayó y consideró necesario “comprender que el nivel de lo que hoy construimos habla de la relación que tengamos con los valores que nos vinculan y orientan en nuestras opciones”.

El arzobispo santafesino aseguró que “los valores necesitan ser propuestos, testimoniados y trasmitidos para sostener una cultura donde la verdad y el bien, la justicia, la solidaridad y el respeto por la vida sean verdades asumidas que nos definan”.

“Tanto una democracia como una libertad sin valores nos empobrece y castiga a los más necesitados. Triunfa el poder del tener y del éxito a cualquier precio sobre la dignidad del ser y el respeto hacia las personas. La pobreza no es un tema solo económico, ella tiene raíces morales en el hombre que es el que crea estructuras injustas”, advirtió.

“La vigencia moral y jurídica de los valores es la mejor garantía de una sociedad libre y justa. Es por ello, que las conductas de una comunidad siempre necesitan de docencia y ejemplaridad en todos sus niveles, como de una justicia independiente que las acompañe”, aseveró.

Monseñor Arancedo llamó a “mantener viva la conciencia del bien común, que no siempre es fácil en una sociedad donde el individualismo genera indiferencia y quiebra lazos de solidaridad”.

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