NEGOCIADORES Y NEGOCIACIONES

Macri & Francisco: Luego del "May horribilis", negocian un "June optimum"

Definitivamente fue un "mayo horrible" reconocen en la Administración Macri. Todo indica que el papa Francisco apostó a la opción correcta: el ajuste tendría problemas que Mauricio Macri no avizoró y lo ha llevado a pagar costos exorbitantes ($$$) a sindicatos y gobernadores y a perder popularidad en los sectores sociales bajos y medios, aún en gente que lo votó en 2015 en algunas provincias y el GBA. Por supuesto que muchos considera que el Papa exagera en sus demostraciones de fastidio, tal como hacerle viajar a Roma al Presidente para recibirlo 20 minutos mientras que con Hebe de Bonafini estuvo casi casi 2 horas. Varios, que se espera que no sean meros comedidos, intentan limar asperezas y se ofrecen como negociadores, buscando un "junio mejor".

"(...)Sebastián Casanello será, justamente, uno de los jueces que integrará la delegación de magistrados y fiscales que el mes próximo visitará al Papa Francisco en el Vaticano. El pontífice está siendo observado por la sociedad argentina a raíz de sus gestos políticos con personalidades muy críticas del gobierno nacional, como Hebe de Bonafini, la kirchnerista titular de Madres de Plaza de Mayo.

Desde Roma llega, a través de múltiples emisarios, el mensaje de que el rumbo económico que adoptó el gobierno dejaría desprotegidos a los sectores más carenciados. El Observatorio de la Deuda Social de la UCA ha advertido sobre creccimiento en los índices de pobreza y de desempleo. Aunque la homilía del arzobispo porteño Mario Poli en el Tedéum del 25 de Mayo fue prudente.

El sucesor de Bergoglio en la Catedral metropolitana llamó la atención sobre la pobreza, pero no se la recriminó al Gobierno sino que le sugirió la convocatoria a mesas de diálogo entre todos los sectores, de los que surjan “acuerdos duraderos”. La prudencia del prelado ante un Macri que se había dispuesto a recibir críticas fue tan evidente que algunos opositores lo calificaron de tibio.

Pese a estos cortocircuitos visibles, se estaría gestando por canales subterráneos un acercamiento entre el Papa y el Presidente, promovido por figuras como Michetti que entienden la importancia de mejorar la relación entre ambos. El momento elegido para cristalizar la reconciliación sería el 16 de octubre, cuando se realizará en el Vaticano la ceremonia de canonización del cura Brochero.

Mientras tanto, el Papa envió a la Argentina algunas señales en la misma dirección. Por caso, habría hecho llegar a los jerarcas de las tres CGT -que están en proceso de reunificación- su opinión de que no es tiempo de declarar un paro general, como exigieron las dos CTA tratando -sin éxito por lo visto- de correr por izquierda a los Moyano, Caló, Barrionuevo y compañía. (...)".

Joaquín Morales Solá, quien cultiva tanto los vínculos con el PRO como con parte del clero católico, escribió en La Nación  con reclamo conciliador:

"(...) Anteayer (viernes 27/05), el Papa se reunió a solas con Hebe de Bonafini. La protagonista es conocida por sus provocaciones verbales y fácticas. Muy pocos argentinos (es difícil encontrar otro) han ofendido, como la ha hecho Bonafini, a la persona del Papa con las palabras y con los hechos. ¿Por qué interpretar esa reunión como una agresión contra Macri y no como lo que es: un gesto religioso de perdón...  Desde que Bonafini ocupó la Catedral de Buenos Aires, Bergoglio se propuso buscar las razones de semejante encono y acercarse a ella. La invitó al Vaticano cuando todavía Cristina Kirchner era presidenta. Bonafini le contestó que todavía no era el momento. Hace poco, Bonafini le escribió para decirle que el momento había llegado para ella. ¿Qué podía hacer el Papa si no renovar la vieja invitación? Bergoglio cree que ningún desencuentro es definitivo. Acaba, por ejemplo, de convocar a un diálogo al sector lefrebvista del catolicismo, el más ultraconservador, el más alejado de cualquier idea de Dios y de su Iglesia que pueda tener el Papa.

Exponentes importantes de la Iglesia aseguran tener la impresión de que ni Macri ni el macrismo se proponen distanciarse de Francisco. Tampoco hay ausencia de diálogo entre representantes de Macri y del Papa. El rector de la UCA, monseñor Víctor Fernández (el representante personal más auténtico del Pontífice), suele reunirse con Marcos Peña, con Gabriela Michetti y con Federico Pinedo. "Pensar que el Papa puede estar detrás de la desestabilización de un gobierno democrático es no conocer la estructura esencial de su pensamiento", dice un obispo también cercano al Papa. Francisco y la Iglesia argentina comparten la convicción, aseguran, de que el sistema democrático impone dos condiciones: la culminación en tiempo y forma de los mandatos constitucionales y la alternancia en el poder. "Y si este gobierno fracasara, no habrá alternancia por mucho tiempo", acota ese mismo obispo.

Otra de las certezas de Francisco, y de la Iglesia, es que la ayuda social a los más pobres es necesaria (y urgente ahora), pero no suficiente, y que la teoría del derrame natural con el crecimiento de la economía es una idea fracasada. Es el Estado el que debe construir las condiciones para que algunos accedan al trabajo. De hecho, el propio Papa escribió en su encíclica Laudato si' que la ayuda social sólo debe ser temporal hasta que haya trabajo para las personas que lo necesitan. No son pocos los funcionarios que suscriben esa idea general del Papa. "Yo no creo en el derrame", escucharon decir en el gabinete a la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley. Muestra una prueba: hubo pobreza estructural importante aun en los años en que la economía creció. (...)".


Julio Blanck, en el diario Clarín, profundizó el estado de situación entre Mauricio Macri y Vaticano/Iglesia Católica argentina:

"(...) En cuanto a la pobreza, hace una semana el director del Observatorio Social de la Universidad Católica, Agustín Salvia, le dijo al periodista Ismael Bermúdez en Clarín que la suba de precios y tarifas y el freno en la actividad económica “están generando un aumento” en el número de compatriotas pobres. Puntualizó Salvia que el fenómeno está centrado, sobre todo, en “trabajadores de sectores populares no marginales o clase media baja, que no cuentan con sistemas de protección social”. Traducido al lenguaje cotidiano, los que trabajan en negro, también comerciantes y cuentapropistas, que siguen representando más de un tercio de la fuerza laboral.

Salvia reconoció que hay “una clara intención de generar medidas de alivio” desde el Gobierno, pero advirtió con acierto que “muchas de ellas ocurren a destiempo o son parciales”.

El millón y medio de nuevos pobres que la Iglesia detectó desde que comenzó la gestión de Macri, hace menos de seis meses, llevó el nivel de pobreza del 29% en que lo dejó Cristina al 33% actual. Las últimas iniciativas del Gobierno, en especial la referida a mejoras sustanciales a más de dos millones de jubilados, intentan suturar esa herida.

El miércoles 25 de Mayo, en el tedeum de la Catedral metropolitana, en presencia del Presidente y todo su gobierno, el cardenal Mario Poli reclamó una mayor atención a los que menos tienen y pidió “que no perdamos la sensibilidad para escuchar y redoblar esfuerzos y servicios ante el dolor de los más pobres”.

El Gobierno, lejos de mosquearse por la advertencia, salió casi a coro a aplaudir y apoyar las palabras del cardenal, que es la mayor voz institucional del Papa en el país.

Fue algo más que una táctica para esquivar un choque del que seguro saldría perdiendo. Se trató, en verdad, de la puesta en acto de una convicción del Gobierno, que entiende que su relación con la Iglesia argentina está “mucho mejor de lo que parece”; aunque admite que el vínculo con el Papa “tiene ruido en la línea” por la acción, dicen ellos, de los intermediarios que, atribuyéndose la representación informal de Francisco, llevan y traen entre Roma y Buenos Aires. En esa lista incordiosa colocan a la escribana Marta Cascales, esposa del ex secretario de Comercio Guillermo Moreno y amiga personal del Papa desde los tiempos juveniles de militancia peronista compartida.

Dirigentes oficialistas de buena relación personal con la Iglesia, como la vicepresidenta Gabriela Michetti, trabajan para cerrar era grieta, que se refleja en la frialdad de la relación entre Francisco y el presidente Macri. (...)".

(...) La gobernadora María Eugenia Vidal, en tanto, trabaja una línea propia de acercamiento al Pontífice, que se traducirá en la realización de un partido de fútbol por la paz, con estrellas de todo el mundo en el Estadio Unico de La Plata, bajo el auspicio de la prédica de Francisco. El anuncio se hará hoy en Roma. (...)".

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