ECUMENISMO

(Y van... ) Otra vez el Papa pide "unidad del cristianismo"

Es curiosa la obsesión de Francisco con el pedido de reunificación del cristianismo, probablemente construyendo un legado, o quizá ejecutando una decisión permanente del Vaticano. El problema central es si la reunificación sería en torno a la Iglesia Católica Apostólica Romana o hay otra propuesta del Papa. Luego, si los motivos que provocaron las diferencias se encuentran resueltos porque nunca fueron cuestiones personales sino profundas convicciones teológicas tan decisivas como la justificación por la fe, el "escrito está" bíblico por sobre la tradición y la volatilidad de los concilios antojadizos, experiencia devastadora desde el Sínodo de Laodicea al presente. En definitiva, cabe preguntarse si la reunificación del cristianismo la pueden hacer pecadores o le corresponderá a quien hizo la redención.

El papa Francisco pidió, desde Armenia, "Que el Espíritu Santo haga de los creyentes un solo corazón y una sola alma; que venga a refundarnos en la unidad".

Resulta muy noble para los cristianos el reclamo de unidad. Pero una cuestión es pedirlo y otra muy diferente ofrecerlo, ya que en esto último van explícitas las condiciones de la unidad que, en el caso del cristianismo, excede a las autoridades religiosas ya que, según afirmó el Papa, es una cuestión del "Espíritu Santo".

No es un galimatías para quienes viven experiencias religiosas cotidianas y no se escudan en la formalidad.

De todos modos, el ecumenismo es un objetivo del Vaticano desde 1521, un año revoltoso, que comenzó con el papa León X excomulgando a Martín Lutero y continuó con el emperador Carlos V declarando a Lutero prófugo y hereje, y prohibiendo sus obras, inicio del período conocido como "la Reforma". Lutero le había expresado a Carlos V: "Que se me convenza mediante testimonios de la Escritura y claros argumentos de la razón —porque no le creo ni al Papa ni a los concilios, ya que está demostrado que a menudo han errado, contradiciéndose a sí mismos— por los textos de la Sagrada Escritura que he citado, estoy sometido a mi conciencia y ligado a la palabra de Dios. Por eso no puedo ni quiero retractarme de nada, porque hacer algo en contra de la conciencia no es seguro ni saludable".

¿Cuáles serían los fundamentos de la reunificación? El Vaticano se encuentra buscando un acuerdo con las iglesias ortodoxas, y el deseo incluye a la Iglesia Gregoriana Apostólica Armenia, la Iglesia nacional más antigua del mundo.

Vamos a la crónica de la apelación de Francisco,  desde Ereván (Armenia, a orillas del río Hrazdan, en el extremo oriental de la llanura del histórico monte Ararat), junto a Su Santidad Catholicós, Karekin II (Krtich Nersessian) por Andrea Tornielli para Vatican Insider:

" Tendamos la oreja a las jóvenes generaciones, que imploran un futuro libre de las divisiones del pasado". Después de haber asistido a la divina liturgia de la Iglesia apostólica armenia, celebrada por Karekin II en Etchmiadzin (tal y como ayer el Catholicos presenció la misa católica en Gyumri), Papa Francisco renovó su llamada a la unidad con una mirada que va más allá del ecumenismo y de las relaciones entre las Iglesias, abriéndose a los conflictos y a las heridas que todavía están sufre el pueblo armenio.

La celebración se llevó a cabo al aire libre, con el gran altar fuera de la Santa Etchmiadzin, el "Vaticano armenio". Karekin y el Papa entraron juntos en procesión, bajo un baldaquino púrpura sostenido por cuatro diáconos. Francisco se sentó en un trono idéntico al del Catholicos y siguió la celebración llevando una estola roja que perteneció a Papa Ratzinger.

En su homilía, Karekin II habló sobre la situación contemporánea: "La fe es puesta a la prueba por el extremismo y otros tipos de ideologías; la xenofobia, las dependencias, las pasiones y los beneficios egocéntricos. Los procesos de laicalización se están intensificando, los valores espirituales y éticos son distorsionados, y la estructura de la familia, establecida por Dios, está siendo sacudida. La raíz del mal en la vida moderna radica en el intento de construir un mundo sin Dios, de interpretar las leyes y los mandamientos de Dios, que hace que aumenten los problemas económicos, políticos, sociales y ambientales, que cada día amenazan la manera natural de vivir. Sin embargo, el mundo no deja de ser el centro del amor y del cuidado de Dios".

"En estos días con nuestro hermano Papa Francisco —añadió Karekin II— hemos vuelto a confirmar que la Santa Iglesia de Cristo es una al difundir el Evangelio de Cristo en el mundo, al cuidar la Creación, frente a los problemas comunes, y en la misión vital de la salvación del hombre… La misión inseparable de la Iglesia de Cristo es reforzar la solidaridad entre las naciones y los pueblos", subrayó agradeciendo al Pontífice. "Nosotros y nuestra gente siempre rezaremos por usted, amado hermano, y por sus esfuerzos dirigidos hacia la paz y la prosperidad de la humanidad, y hacia el progreso de la Iglesia de Cristo". Al final, pidió la "protección y el apoyo" de la «santa mano derecha de Dios" para todos los que "sufren por las guerras y el terrorismo, así como para los que tienen hambre, viven en la pobreza y en otros tipos de aflicciones".

En su saludo final, el Pontífice dijo, refiriéndose a la experiencia de convivencia que ha vivido en estos días en Etchmiadzin con el Catholicos: "Nos hemos encontrado, nos hemos abrazado fraternalmente, hemos rezado juntos y compartido los dones, las esperanzas y las preocupaciones de la Iglesia de Cristo, cuyo corazón oímos latir al unísono, y en la que creemos y sentimos como una". Y justamente, "en el signo de los santos Apóstoles. Los santos Bartolomé y Tadeo, que proclamaron por primera vez el Evangelio en estas tierras, y los santos Pedro y Pablo, que dieron su vida por el Señor en Roma, y que ahora reinan con Cristo en el cielo, se alegran ciertamente al ver nuestro afecto y nuestra aspiración concreta a la plena comunión".

"Que el Espíritu Santo haga de los creyentes un solo corazón y una sola alma; que venga a refundarnos en la unidad", insistió el Papa, tomando prestadas las palabras de san Gregorio de Narek, quien, invocando al Espíritu Santo, pedía que "este fuego diluya los motivos de nuestro escándalo", entre los que destaca, subrayó Bergoglio, "la falta de unidad entre los discípulos de Cristo". Que la Iglesia armenia "camine en paz, y la comunión entre nosotros sea plena. Que brote en todos un fuerte anhelo de unidad, una unidad que no debe ser ni sumisión del uno al otro, ni absorción, sino más bien la aceptación de todos los dones que Dios ha dado a cada uno, para manifestar a todo el mundo el gran misterio de la salvación".

«Acojamos la llamada de los santos —fue la invitación de Papa Francisco—, escuchemos la voz de los humildes y los pobres, de tantas víctimas del odio que sufrieron y sacrificaron sus vidas a causa de su fe; tendamos la oreja a las jóvenes generaciones, que imploran un futuro libre de las divisiones del pasado. Que desde este lugar santo se difunda de nuevo una luz radiante; la de la fe, que desde san Gregorio, padre de ustedes según el Evangelio, ha iluminado estas tierras, y a ella se una la luz del amor que perdona y reconcilia".

El Papa concluyó su saludo recordando cómo corrieron los apóstoles al sepulcro de Jesús el día de la Pascua, "a pesar de las dudas e incertidumbres", y dijo que espera que los católicos y los armenios sigan "la llamada de Dios a la comunión plena y apresuremos el paso hacia ella». Al final, Francisco pidió a Karekin II que lo bendijera, que bendijera a la Iglesia católica y también «esta nuestra andadura hacia la unidad plena". Al final de la celebración, el Catholicos invitó a Francisco a bendecir a todos los presentes.

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