55 MILLONES DE EUROS POR HULK

Vertiginosa carrera china como Superpotencia del Fútbol

El brasileño Givanildo Vieira de Sousa, conocido como Hulk, firmará en las próximas horas por el Shanghai SIPG chino si pasa la revisión médica correspondiente. Muy interesante lo que está ocurriendo con la obsesión china por complacer a su presidente Xi Jinping y ganarse un lugar en el universo de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA).

El fútbol chino sigue tirando la casa por la ventana para importar a grandes cracks de todo el planeta. Ahora, el Shanghai SIPG batirá el récord del país en materia de fichajes, al incorporar al delantero Hulk (Givanildo Vieira de Sousa) previo pago de 55 millones de euros al Zenit.El jugador percibirá un salario de aproximadamente 20 millones de euros anuales, cantidad similar a la que cobran en Europa estrellas como Leonel Messi (FC Barcelona) y Cristiano Ronaldo (Real Madrid). Según fuentes del club chino, el jugador debe estar en Shanghai este miércoles 29/06 por la mañana para pasar la pertinente revisión médica. Si se confirma su incorporación, supondrá el regreso de Hulk al fútbol asiático ya que anteriormente jugó en 3 clubs japoneses, el Kawasaki Frontale, el Sapporo y el Tokyo Verdy, Los 55 millones de euros que desembolsará el Shanghai SIPC constituyen un nuevo récord en el fútbol chino, ya que la cantidad más alta pagada hasta ahora por un futbolista fueron los 50 millones de euros que abonó el Jiangsu Suning al Shakhtar Donetsk por Álex Teixeira en febrero.

 

Tal como sucede con muchas otras cuestiones, China jugó al fútbol primero. Al principio del siglo 2 a.C. o el siglo 3 a.C., los chinos jugaban al "cuju"; cuya traducción literal es “Patear la pelota”; un deporte en el que 2 equipos competían pateando una pelota de cuero rellena de plumas hacia el arco del rival.

Inicialmente un ejercicio competitivo militar, el juego cambió a través del tiempo en algo más estilizado y, alrededor del siglo 1 d.C., estuvo muy de moda; a pesar de menguar en popularidad durante la dinastía Ming (1368-1644), y a pesar de que el fútbol moderno inglés se asume como una consecuencia de un juego violento  que se originó en Europa durante la Edad Media, en 2004 la  FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado) identificó a la provincia de Shandong, al este de China, como la cuna del juego.

Ya extinto el "Cuju", regresó a China como juego moderno en 1924, al crearse la Asociación China de Fútbol (CFA), el consejo de administración del deporte en el Reino oriental. Pero el desarrollo del fútbol está lejos de ser tranquilo: a pesar de que el juego domestico de expandió en los años '50, durante los primeros años de la república popular (N. de la R.: comunista), Beijing se había retirado de la FIFA, en protesta por la membresía concedida a Taiwán.

El fútbol no repuntó hasta la muerte, en 1976, de Mao Zedong: China volvió a la FIFA en 1979, y entrenadores y jugadores extranjeros empezaron a llegar en los años 90’. Poco después, jugadores chinos empezaron a irse al extranjero: en 2003, durante un partido en la Premier League entre Everton y Manchester City, jugó en el mediocampo del local Li Tie, y en la defensa del visitante Sun Jihai, atrayendo a una audiencia de cientos de millones de televidentes (chinos).

Si los números demuestran el potencial interés de China por el fútbol, 2 fuerzas han trabajado para contrarrestar esta tendencia:

> la corrupción: escándalos de partidos arreglados surgieron regularmente durante los '90 y el 2000, a tal punto que los fanáticos empezaron a boicotear la asistencia a partidos, y no fue hasta el año 2009 cuando ocurrió una campaña de transparencia deportiva; y

> en estándares globales, China no es particularmente buena en la práctica del fútbol, el equipo masculino está en la posición Nº81 del mundo; entre Chipre y Jordania; y sólo ha clasificado para la Copa del Mundo FIFA en 1 ocasión, en 2002.

La contribución más notoria del equipo fueron las bromas previsibles consecuencia de la carencia de habilidad de los jugadores al organizar una muralla defensiva.

Sin embargo, esto puede cambiar este año: el equipo nacional masculino venció al de Catar 2-0 en marzo para la Copa del Mundo 2018 (N. de la R.: a jugarse en Rusia).

El equipo femenino ha tenido más éxito internacionalmente, quedando 4to. en la Copa del Mundo de 1995 y perdiendo en la final por penales la Copa del Mundo 1999. Desde entonces, sin embargo, no ha logrado llegar a cuartos de final.

Pero los resultados son sólo una forma de hacer ruido en el mundo del fútbol. La otra es el dinero, y las sumas principescas que China está gastando, llaman la atención en Occidente.

Los jugadores profesionales de fútbol sólo pueden cambiar de equipo durante la apertura de 2 ventanas al año, generalmente 2 meses en verano y 1 mes en invierno. En la más reciente ventana de invierno, los clubes chinos gastaron más de US$ 280 millones en transferencias, gastando más que cualquier otra liga en el mundo.

El gasto real ha sido bastante mayor ya que estas cifras no incluyen salarios de los jugadores ni honorarios de intermediarios, las cuales se ubican en un amplio abanico que va desde  “significativas” a “ridículas”.

Lo que es particularmente notable en esta reciente tendencia es la edad y estatus de los jugadores involucrados. Los jugadores de la élite del fútbol que llegan al final de sus carreras generalmente se van de los grandes clubes de Europa a otros equipos del mundo para un último y bien pagado "hurra". Pero muchos de los jugadores que se fueron a China en la más reciente ventana de transferencia están cerca de sus mejores momentos; jugadores que bien podrían haber continuado jugando en el fútbol más competitivo, o seguir de cerca el pináculo del fútbol europeo.

Por ejemplo, el colombiano Jackson Martínez, delantero de 29 años. Después de 3 excelentes temporadas con el mejor club de Portugal, FC Porto, se trasladó en 2015 al Atlético Madrid, en ese momento campeón de la Superliga española 2013-2014. Sin embargo, al llegar el 03/02/2016 anunció su éxodo al Guangzhou Evergrande, ganador de la Súper Liga China (CSL, según sus siglas en inglés) en 2015, para ser dirigido por el ex entrenador del equipo de Brasil, campeón del mundo 2002,  Luiz Felipe Scolari (N. de la R.: también DT de ese equipo en el desastre de 2014).

(N. de la R.: Hay que recordar que el argentino Ezequiel Lavezzi juega en el Hebei Fortune, luego de una traferencia de US$ 6 millones. Él firmó un contrato de 3 años, por US$ 15 millones netos por temporada. Toda esta tendencia en China comenzó cuando el también argentino Darío Conca pasó del brasilero Fluminense al Guangzhou Evergrande, en 2010, y fue multicampeón. En un contrato de 2 temporadas y media cobró US$ 11,6 millones por año. En 2016, el regresó a China, y juega en el Shanghai SIPG, que le paga US$ 800.000 por mes, o sea que Hulk será su compañero de equipo).

Guangzhou Evergrande gastó aproximadamente US$ 46 millones para adquirir a Martínez, estableciendo un nuevo récord para un equipo de Asia.Sin embargo, ese récord duró 2 días. Entonces, el delantero brasileño Alex Teixeira, de 26 años, quien era ampliamente esperado en el Liverpool de la English Premier League, declinó esa oferta, y apareció otra del Jiangsu Suning FC. A pesar de que el nuevo club de Teixeira nunca llegó más lejos que el 2do. puesto en la CSL, estuvo feliz de pagar US$ 56 millones.

Los dueños de equipos de fútbol en China pueden ser notoriamente extravagantes, despilfarradores, pero no es una racha buscando un par de trofeos.

En marzo de 2015, el gabinete de China, su Consejo de Estado, publicó una reforma para el fútbol. Manejado por el presidente Xi Jinping -un confirmado fanático del fútbol, quien en octubre 2015 visitó el estadio del Manchester City con el 1er. ministro de Inglaterra, David Cameron-, el plan anunció que China se ofrecerá para albergar una Copa del Mundo de FIFA, que el equipo femenino volverá a estar entre los mejores del mundo y que el equipo masculino llegará a “los rangos más altos”.

Beijing también anunció que el fútbol de China integraría una liga doméstica ubicada en la “vanguardia mundial”, fuerza motriz de una industria de deportes local que se espera alcance un valor de US$ 850.000 millones hacia 2025, un incremento de 5 veces su actual tamaño.

¿Qué es lo que significa estar a la “vanguardia mundial”?

Es importante competir internacionalmente por los jugadores más relevantes, pero una liga fuerte también debe producir sus propios jugadores de alta calidad, dominar competiciones continentales, y atraer la atención de la audiencia televisiva y patrocinadores, tanto locales como globales.

China trabaja para atender los 3 diferentes frentes. En el 2013, Guangzhou Evergrande fue el 1er. club chino en ganar la AFC Champions League, la competición continental 'premier' de Asia; y repitió la hazaña en el 2015.

La mayoría de los clubes en la CSL son mayoritariamente o totalmente controlados por compañías y conglomerados privados. Por ejemplo, Evergrande es del desarrollador inmobiliario Nº2 de China.

Luego, se trabaja en el desarrollo del interés domestico (hay crear una audiencia): los clubs más fuertes de Europa generalmente van de gira por China antes de iniciar sus temporadas locales, durante el mes de agosto. Ellos juegan prestigiosos amistosos en estadios llenos de público.

Otro ejemplo: en la temporada 2014-2015 de la English Premier League se televisaron a China 4.768 horas de partidos de fútbol, llegado a un estimado de 350 millones de personas. Y, a pesar de que el universo de público que asiste a los partidos de la CSL varía notablemente, dependiendo de los equipos que juegan, el promedio ha crecido 16.7% en promedio, desde 2014, y ahora está por encima de los 21.800 espectadores por partido, justo detrás de la serie A de Italia y la Liga 1 de Francia.

Este último round de gastos no sólo es el resultado de una masiva adquisición de jugadores y entrenadores de fútbol. El asalto de China también está tomando su lugar en los directorios de clubes europeos.

Los inversores chinos han comprado acciones del Atlético Madrid y Manchester City, 2 de los equipos más poderosos de la Champions League, y se han adueñado de otros clubes más pequeños, incluyendo Sochaux, en Francia; Espanyol, en Catalunya (España); y ADO Den Haag, de Holanda. Es un ejercicio que incluye la compra de influencia y lo que se llama "soft power" o poder suave, además de extraer conocimiento, competencia y conexiones.

En noviembre de 2015, el superintermediario o megarepresentante de jugadores y entrenadores, el portugués Jorge Mendes anunció que su firma de gestión de talentos deportivos, Gestifute; cuyos clientes incluyen al DT estrella José Mourinho, y a uno de los mejores jugadores, Cristiano Ronaldo, se asociaría con Fosun, un conglomerado empresarial parcialmente controlado por el millonario Guo Guangchang. “Creemos que la industria del fútbol chino tiene un gran futuro”, dijo Mendes, quien pocas veces se equivoca en su negocio.

Pero más allá de las importaciones, ¿puede mejorar Beijing su equipo nacional y producir los jugadores de alta calidad que necesita para el éxito?

China estaría considerando la nacionalización de jugadores extranjeros, tal como pasa en otros países en forma ocasional, aunque esta posibilidad bajo ninguna forma sería un proceso lineal: las reglas de FIFA indican que

> un jugador debe vivir continuamente en un país por 5 años antes de que él o ella pueda ser elegible para representar a esa nación; y

> jugadores que ya hayan jugado en forma oficial en fixtures internacionales no pueden cambiar de países.

De esta forma China no puede atraer estrellas existentes; y está lejos de ser evidente cómo esa política podrá aplicarse en un país etnocéntrico, con estrictas leyes de ciudadanía. De cualquier forma, China limita el número de jugadores extranjeros que cualquier equipo puede emplear a 5, y sólo 4 pueden ser usados durante un partido.

En el libro "Bamboo Goalpost", de 2008, el escritor y asesor Rowan Simons lamentó que en China “el fútbol se ha convertido en un show de entretenimiento basado en un deporte que la gente ha olvidado que es un juego”.

Importaciones de alto perfil alimentan el entretenimiento. Si China quiere transformarse en una potencia del fútbol por derecho propio tendrá que replicar la infraestructura de otras naciones que juegan al fútbol. Poniéndolo en palabras simples, tiene que asegurarle a su gente, futuros jugadores de fútbol; y el acceso a instalaciones y entrenamiento competentes.

Al tanto de esto, Beijing planifica construir 50.000 escuelas de fútbol en los próximos 10 años, un incremento notable porque ahora tiene 5.000.

120,7 Km. afuera de la ciudad de Guangzhou, la escuela internacional de fútbol del Evergrade puede, con 675.825 m2, ser la academia más grande del mundo.

China carece de una tradición de entrenadores, así que mientras contrata preparadores del Real Madrid para el plantel del Evergrande, hay académicos que están empezando a preparar a entrenadores nacionales.

China no es la única nación que ha tratado de convertirse en una potencia del 675825, pero tiene 2 notables ventajas si lo comparamos con otros recientes proyectos en USA y Catar.

A diferencia de la Liga Mayor de USA, donde el deporte fue bautizado como soccer y enfrenta una fuerte competencia de la Asociación Nacional de Basquetbol (NBA) y la Liga Nacional de Football estadounidense (NFL), en China no hay una tradición de aficionados deportivos consolidados (aunque el basquetbol está creciendo en popularidad). (N. de la R.: es muy difícil a fanáticos del baseball, por ejemplo, hacerlos seguidores del soccer. En USA falta público que convierta al soccer en un negocio tal como lo es la NBA).

A diferencia de Catar, emirato que hospedará la Copa del Mundo FIFA 2022, ya hay una vasta población amante del fútbol.

Ciertamente, otras ligas mundiales son tal vez un erróneo punto de comparación. Simon Chadwick, un profesor de empresas deportivas de la Universidad de Salford Manchester, considera que Beijing está aplicando “una estrategia industrial para el fútbol, que es comparable con el reciente crecimiento de China en otros sectores”. 2 décadas atrás, “China no era una superpotencia en, por ejemplo, computación e industrias IT. Pero ahora, lo es”, él escribió.

¿Y qué podemos decir de la Copa del Mundo? En lo que refiere a convertirse en anfitrión de una convocatoria de FIFA, China está en una buena posición. No sólo la mayor parte de su infraestructura ya se encuentra dispuesta, sino que Beijing tiene el deseo y el dinero para conseguir lo que le falte, en una época en la que los gastos de hospedar un torneo tan oneroso desalienta cada vez más a otras potenciales naciones anfitrionas.

La industria doméstica del fútbol en China ha evadido la corrupción (N. de la R.: desde el cambio que sucedió en 2009), pero los recientes problemas en los más altos niveles de la FIFA, los cuales incluyen el arresto de un gran número de directivos del deporte y provocó la renuncia y caída en desgracia del presidente de la FIFA, Joseph Blatter, no han alcanzado a la CFA china.

Sin embargo, es importante no perder de vista las dificultades que China está enfrentando. Por un lado, va en contra de la English Premier League, la cual ha aprovechado la rica historia y atmosfera del fútbol inglés; embiste contra los Goliat del FC Barcelona y Real Madrid, que dominan desde hace tiempo la imaginación de los jóvenes jugadores de todo el mundo; confronta con el imparable Bayern Múnich; y contra las naciones que han estado jugando y refinando el juego por décadas, con profundas y modernas infraestructuras.

China asciende en un rol de “necio nuevo comprador para su muy pequeño mercado”, describe Simons, y, por ende, se encuentra “muy mal equipada para negociar efectivamente contra los súper intermediarios, quienes escribieron el libro”.

También es un obstáculo el persistente tema de obtener utilidades. Guangzhou Evergrande, a pesar de su éxito, reporta perdidas en todas las temporadas desde 2010: sus ingresos por patrocinio, televisión y venta de entradas, no llegan a cubrir la increíble inversión en jugadores. Mientras tanto, espera a que sus fabulosas inversiones en entrenadores permitan formar a sus jóvenes jugadores, confiando en que no cesará el continuo apoyo de corporaciones: se encuentra a merced de fuerzas económicas y políticas más grandes.

Intentos previos de traer jugadores estrella a China desde Europa no fueron exitosos. Acusaciones de salarios no pagados estropearon a los ex jugadores del Chelsea, Nicolas Anelka y Didier Drogba, durante su periodo 2012-2013 en el Shanghái Shenhua.

Tim Cahill, ex jugador del Everton y actual jugador del Hangzhou Greentown, describe la situación como “una puerta giratoria” de reclutamiento, y agrega que los jugadores extranjeros, motivados principalmente por el dinero y ganancias personales, hacen poco para mejorar el fútbol chino.

También está la inevitable sacudida cultural. Más allá de las obvias diferencias en el idioma y la dieta, la cultura del fútbol chino todavía es amateur. “Algunas personas de Oriente piensan que basta con poner a 11 personas en el campo, y así se ganará el partido”, comentó Drogba, poco después de mudarse a China. “Depende de nosotros, los jugadores extranjeros y directores técnicos, enseñarles de qué se trata el fútbol profesional”.

Como espectáculo, el fútbol domestico de China tiene que competir con la transmisión de televisión de los mejores del mundo. Guangzhou Evergrande ha terminado 2 veces en 4to. lugar la Copa de Clubes de FIFA, que enfrenta a los campeones continentales entre sí. Fue destrozado, primero por el Bayern Múnich y después por el FC Barcelona.

La sospecha es que, dejando de lado a los equipos fuertes, lo mejor de China puede tener problemas para competir aún con equipos 'de medio pelo' de Escocia o España. Mientras que la calidad del fútbol chino está mejorando, el dominio de Asia está probando ser elusivo: en la presente temporada, el actual campeón Guangzhou Evergrande no pasó de las eliminatorias de la AFC Champions League.

Aún si China mejora en relación a las demás naciones, no hay garantía de que estará siquiera cerca del mayor premio de todos. Convertirse en los próximos campeones mundiales es un asunto monstruosamente difícil, que requiere excelencia, preparación y fortuna en considerables proporciones.

De los 20 torneos en la historia de los mundiales, solo 8 países levantaron la Copa (N. de la R.: Brasil, Argentina, Italia, Reino Unido, Alemania, Uruguay, Francia y España), aproximadamente 12 equipos llegaron a las finales (hay que agregar a la lista a Holanda, Checoslovaquia, Hungría y Suecia), y solo 1 equipo de Asia -Corea del Sur-, alcanzó a semifinales.

Mientras que China puede que nunca levante la Copa del Mundo, en las próximas décadas puede convertirse en un destino alternativo para talentos internacionales del fútbol de todo el mundo.
Los clubes chinos seguirán rompiendo récords de transferencia, mientras sigan robándoles jugadores en la cara de la aristocracia europea. Tal es la última y ruidosa cara pública de los programas  más comprensivos de reforma del fútbol nunca antes implementada a nivel nacional. Las reformas más profundas tardarán media generación, si no es que más, para que den fruto, y si lo hacen, será uno de los mayores logros en la historia del deporte moderno. ¿Y si no? Entonces, probará que la creación de una súper potencia de fútbol es más arte que ciencia.

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