DESAFÍO PARA LOS POLÍTICOS TRADICIONALES

Cambiando la democracia (1): Los millennials desprecian el capitalismo

Así como Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, dijo que tras años de desarrollo de su teoría, había una pregunta que le seguía siendo esquiva (¿qué quiere una mujer?), hay una pregunta que hoy obsesiona a todos los políticos tradicionales del mundo: ¿Qué quieren los millennials?

por DELFINA KORN

Una encuesta realizada por la Universidad de Harvard cuyos resultados se publicaron hace 2 meses, muestra que el 51% los adultos jóvenes estadounidenses (18 a 29 años), no apoya el sistema capitalista.

Si bien sólo el 33% dijo que apoya el socialismo, está claro que los millennials prefieren algún tipo de sistema alternativo. Con el avance de la ultraderecha en Europa y algunas opciones de izquierda radical, como Podemos en España, y los fenómenos Bernie Sanders y Donald Trump en USA, está claro que la falta de confianza en los políticos y las estructuras institucionales establecidas están erosionando la democracia, y que los más jóvenes no se sienten atraídos por los discursos políticos de centro, a los que perciben como falsos, obsoletos y acartonados.

De esta manera, los partidos tradicionales se ven obligados a adoptar parte del discurso de estas figuras insurgentes, si quieren llegar a la nueva generación de votantes que gobernará el mundo mañana.

“La palabra ‘capitalismo’ no quiere decir lo que solía querer decir”, afirmó Zach Lustbader, involucrado en la encuesta de Harvard, según el diario The Washington Post. “Para aquellos que crecieron durante la Guerra Fría, el capitalismo significaba la libertad de la Unión Soviética y otros regímenes totalitarios. Para aquellos que crecieron más recientemente, el capitalismo ha querido decir una crisis financiera de la cual la economía global todavía no se ha recuperado del todo”, desarrolla el Post.

Inédito: Republicanos anti-libre mercado y Hillary vira a la izquierda

Para Lustbader, solo hace falta escuchar el discurso político en torno a la economía que están adoptando los políticos estadounidenses, para comprender que las connotaciones que tiene la palabra “capitalismo” hoy son otras que las de ayer.

Hasta los candidatos Republicanos, que solían izar la bandera del libre mercado, si durante la campaña de la interna hablaban de capitalismo, era casi exclusivamente para criticar el clientelismo (en inglés: “crony capitalism”).

Su virtual candidato a la presidencia, Donald Trump, tiene posiciones proteccionistas que se oponen al libre mercado globalizado.

A Hillary Clinton, la virtual candidata a la presidencia por el Partido Demócrata, mientras tanto, no le ha quedado otra opción que inclinar su discurso hacia la izquierda para sobreponerse al socialdemócrata Bernie Sanders, su contrincante en la interna partidaria, quien fue decisivamente el más votado entre los millennials demócratas en casi todos los estados.

“El candidato Bernie Sanders ha logrado movilizar a un segmento de la población, particularmente los chicos jóvenes en la edad comprendida entre 18 y 25 años como no lo ha hecho nadie jamás, ni siquiera Obama. Y eso tiene mucho que ver con las propuestas muy diseñadas para ese segmento. Va a ser una responsabilidad que tiene la candidata a la presidencia, Hillary Clinton, lograr movilizar y entusiasmar a ese grupo que hasta ahora no se ha sentido representado con los candidatos que hay”, dijo Juan Verde, colaborador de la campaña de la candidata demócrata, a Urgente24 (N de la R: los dichos expresados por Verde corresponden a su opinión personal, no representan la postura de Hillary Clinton).

“Bernie Sanders ha logrado que la campaña de Hillary Clinton se mueva más a la izquierda, hacia posiciones progresistas, que lo que inicialmente se había diseñado en la plataforma de la campaña”, afirma Verde.

Uno de los grandes precursores del discurso de Sanders desde que asumió, ha sido el Papa Francisco.Soy un gran, gran fan del papa”, dijo el senador por Vermont a la cadena MSNBC, a principios de este año, previo a viajar al Vaticano para reunirse con él.

Para Sanders, Jorge Omar Bergoglio dice que debemos prestar atención a los que él llama desheredados (...), esos jóvenes que carecen de empleo en el mundo --el desempleo entre los jóvenes alcanza proporciones jamás vistas--, personas mayores (...) que intentan sobrevivir con US$ 11.000 al año. También habla de la idolatría del dinero, de la codicia, de cómo nuestra cultura se basa en el ‘necesito más, más, más’”, dijo Sanders sobre la postura de Francisco, que él comparte.

Hillary tratando de llegar a los jóvenes es como un pariente mayor abriéndose un Facebook

Es paradójico que un socialista de Brooklyn de 74 años se ha vuelto el candidato “cool” para los millennials norteamericanos. Hasta el actual Presidente, Barack Obama, bromeó con eso durante la Cena de Corresponsales de este año, en la que llamó a Sanders irónicamente la “cara nueva” del Partido Demócrata, y se preguntó si su hija Malia, quien está por cumplir 18 años, podría ser una de las seguidoras del senador por Vermont.

Hillary Clinton no estuvo exenta de comentarios durante esa despedida de Obama a los corresponsales de la Casa Blanca (es tradición que en ese evento el Presidente de USA brinde un discurso descontracturado y chistoso). Obama dijo que el intento de Hillary por ganar votantes jóvenes era lo mismo que ver a uno de tus parientes mayores abrirse un Facebook. Clinton es 6 años menor que Sanders, por lo que queda claro que no se trata de un tema de la edad cronológica, sino de lo que cada candidato representa: Sanders fue el elegido de los millennials porque aportó un discurso fresco y en contra de Wall Street.

Clinton, en cambio, representa el establishment del Partido Demócrata y ha sido criticada duramente por recibir dinero de Goldman Sachs a cambio de conferencias para invitados del banco de inversiones.

“Tenemos que volver a pensar en cómo acercarnos más a los ciudadanos, a los votantes, y que se sientan representados. Creo que existe un segmento de la población, que no tiene nada que ver con ideologías -en Estados Unidos tienes un Bernie Sanders a la izquierda o tienes un Donald Trump a la derecha, los dos están apelando al mismo segmento-, que se siente aislado de los procesos políticos y no se siente representado por los políticos tradicionales”, afirmó Verde a Urgente24.

El fenómeno Donald Trump “tiene mucho que ver con lo que está pasando no solamente en Estados Unidos, sino en España con Podemos, en Grecia, en Francia con Le Pen, en Inglaterra con el referéndum último. Hay un segmento de la población que no se siente identificado con los partidos tradicionales, con los políticos tradicionales, tenemos que reinventarnos en ese sentido”, dijo Verde.

El sueño americano de ayer (ascenso social) y el sueño americano de hoy (tener empleo)

Para Verde, este segmento de la población se ha visto afectado de forma directa por la crisis financiera del 2008, pero también por los “efectos de la globalización y del libre mercado”. Donde un capitalismo “mal entendido” no ha logrado la redistribución de riqueza que se esperaba y “un segmento de la población en Estados Unidos se ha visto afectado porque se han ido los trabajos a otros países y ellos no han sabido reinventarse. Obviamente se sienten traicionados por el sistema”, afirmó Verde a Urgente24.

Esa misma sensación de traición por parte del sistema citó el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, para explicar el ascenso de Donald Trump.

"Trump es un reflejo de la incapacidad de la economía estadounidense, en el sentido de que muy grandes sectores de nuestra población no participan en el crecimiento. Parte de esa gente está enojada, y están particularmente enojados porque se les dijo si usted solo trabaja y juega bajo las reglas, será recompensado. Ese es el sueño americano. Alguien comentaba en el diario, que el nuevo sueño americano es sólo conseguir un trabajo. Eso es muy diferente a al sueño americano anterior, de que cada generación es mejor que el anterior. Y en dos generaciones ya no se cumple. Él articula a esa gente enojada, anti-establishment”, dijo Stiglitz al diario uruguayo El País.

Stiglitz: cuando cayó la economía en 2008, también cayeron nuestras creencias

En su libro “Caída libre”, en el que explora las causas del hundimiento de la economía global, Stiglitz asegura que en 2008, cuando la economía mundial entró en caída libre, “también lo hicieron nuestras creencias. Las inveteradas ideas sobre teoría económica, sobre Estados Unidos y sobre nuestros héroes también han entrado en caída libre.”

Respecto de a quien echar culpas por la crisis, Stiglitz asegura que las firmas de Wall Street tienen gran parte de la responsabilidad, ya que en su afán de maximizar sus beneficios, crearon productos financieros sin protección contra el riesgo, que terminaron explotando en sus manos. También son culpables los organismos reguladores, que se suponía debían prevenir un comportamiento excesivo y arriesgado de los bancos.

“La génesis de la crisis está en la combinación peligrosa que imperó por años: mercado desregulado, inundación de liquidez, tasas bajas, burbuja inmobiliaria mundial y créditos de alto riesgo en vertiginoso crecimiento. A esto se le agregó otro ingrediente: déficit público y comercial en la primera potencia económica del mundo. Stiglitz afirma que por años, el país más rico del planeta vivió por encima de sus posibilidades: imperó la orgía del consumo”, explica la revista colombiana Semana sobre el libro del premio Nobel.

Pero el elemento que vino a hacer explotar el cocktail fue la introducción de nuevos productos de riesgo por parte de los bancos, y la falta de mecanismos para controlarlos. “Cortaron en fracciones las hipotecas, convirtiéndolas en valores, y luego tomaron estos valores y los volvieron a fraccionar en productos aún más complejos. Lo que quedó claro es que esos productos proporcionaban nuevas oportunidades para asumir riesgos y ganar jugosas comisiones. Muchos de estos derivados desempeñaron un papel nefasto en la actual crisis”, explica Semana.

Della Volpe: "Los millennials no rechazan el capitalismo, sino la forma en que es practicado hoy"

Debido a que hay una nueva generación para la que la palabra “capitalismo” es sinónimo de los efectos nefastos de esta crisis, el término ya no está siendo utilizado ni siquiera por la derecha norteamericana: “Ya no escuchas gente de derecha defender sus políticas económicas utilizando esa palabra”, afirmó Lustbader según el Washington Post.

Por otro lado, el colaborador de campaña de Hillary, Juan Verde, se refirió a un segmento de la población que se siente traicionado por el sistema por los “efectos de la globalización y el libre mercado”.

“Es una pregunta abierta si las actitudes de la gente joven con respecto al socialismo y al capitalismo muestran que están rechazando el libre mercado como una cuestión de principios o si esas posturas son simplemente una expresión de frustraciones más amplias con respecto a una economía en la que los ingresos por hogar han estado cayendo durante 15 años”, escribió Max Ehrenfreund, del Post, sobre los resultados de la encuesta de Harvard.

John Della Volpe, director del estudio, fue personalmente a entrevistar a un pequeño grupo de gente joven sobre sus actitudes con respecto al capitalismo para tratar de entender bien qué pasa por sus cabezas. Le expresaron que el capitalismo es injusto y deja a la gente afuera a pesar de trabajar duro.

“No están rechazando el concepto”, dijo Della Volpe según el Post. “Es la manera en la que el capitalismo es practicado hoy, en las mentes de la gente joven – eso es lo que están rechazando”.

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