DEL PERONISMO AL RADICALISMO Y DE LOS YANKIS A LOS RUSOS

El acuífero guaraní y la Antártida, una obsesión de las oposiciones de turno

La soberanía nacional -con el foco puesto en los recursos naturales- es un debate que se da en la calle y jamás tiene vencimiento. Su vigencia atraviesa generaciones completas y en realidad la pregunta que surge es: ¿Se trata de relatos políticos que intentan opacar la imagen del gobierno de turno o es verdad que las potencias mundiales están deseosas de nuestras tierras? En realidad, el tema del agua dulce es una preocupación que aumenta y tanto Rusia, Estados Unidos, China, como la Unión Euopea viven esto como tal, por lo que la respuesta para ambas preguntas es difícil de concretar (y muchos más en un país tan bipolar como la Argentina). Pero, al menos, intentaremos darle un marco y un contexto para la discusión que está ocupando a la prensa mundial luego de la visita del presidente Barack Obama.

Se dijo en tiempos menemistas que lo único que le faltaba al país era plantarle una bandera de trece franjas horizontales (siete rojas y seis blancas, alternadas) y un rectángulo azul en el sector del cantón superior izquierdo con cincuenta estrellas blancas de cinco puntas. Claro, el desembarco de las multinacionales y las políticas gubernamentales fueron despedazando la industria nacional, por lo que no era muy alocado pensar lo que se fue planteando como un rumor: la instalación de bases militares en el acuífero guaraní y la Antártida.

Por "suerte", la historia marcó que sólo se trató de eso. Un rumor.

Luego, de 2003 para adelante, el miedo era hacia los chinos, que venían por todo, aunque el golpe de timón para acercarse a Vladimir Putin (Rusia) desactivó todo el juego, pero se abrió otro cuando Cristina Fernández autorizó, en un acuerdo bilateral, la instalación de una base espacial en la provincia de Neuquén.

Ahora, con el kirchnerismo luchando contra el rating de Lanata a través de llamadas telefónicas de la ex presidente al "periodista" Roberto Navarro, el juego gira en torno a la imagen del presidente Mauricio Macri luego de abrirle la puerta de la Casa Rosada a su par estadounidense, Barack Obama.

Estamos hablando del artículo publicado por Elsa Bruzzone -especialista en temas de geopolítica, estrategia y defensa nacional y miembro del Centro de Militantes para la Democracia Argentina (CEMIDA)- el pasado mayo (2016), donde alertó: Estados Unidos utiliza diversas excusas, entre ellas la de ‘ayuda humanitaria’ y ‘apoyo ante las catástrofes naturales’, para instalar bases militares disfrazadas de bases científicas. Estas bases encubiertas siempre las instalan en zonas donde hay recursos naturales altamente estratégicos: agua, tierra fértil para producción de alimentos, minerales, hidrocarburos, biodiversidad. Además de la base que quieren instalar en Ushuaia, también tienen la pretensión de instalar una base militar en la zona de la Triple Frontera. Siguen con el viejo proyecto de la instalación en la ciudad de San Ignacio, al oeste de la provincia de Misiones. La intención es tener el control completo del Acuífero Guaraní. Algo que ya quisieron hacer en Resistencia, Chaco, en el año 2012, utilizando la excusa de ‘la ayuda humanitaria’. Pero la reacción de la población chaqueña, más toda la actividad que desarrollamos desde el CEMIDA, junto con el Ministerio de Defensa y la Cancillería, logró frenar ese proyecto".

Es cierto que a las principales potencias mundiales se les 'cae la baba' por recursos que los argentinos (y sudamericanos en general) no sabemos cuidar, pero también es cierto que las oposiciones políticas de turno saben jugar con el 'Ser nacional' y a menudo plantean este rumor con el objetivo de que la imagen positiva del gobierno se vaya diluyendo.

Bruzzone remarca que “lo que buscan es cerrar el cerco sobre todos los recursos naturales que tenemos en nuestra América. Las bases militares, cubiertas y encubiertas, que ha instalado en Centroamérica y el Caribe, sumadas a las que tienen en Colombia, Perú, Chile, Paraguay, junto a la base militar de la OTAN en Malvinas más el destacamento británico en las Islas Georgias cierran el cerco sobre todos nuestros recursos naturales y reafirman su presencia en la Antártida”.

El Acuífero Guaraní, es el mayor manantial subterráneo de agua dulce del mundo, con un total de 1.200.000 km². Es un manantial transfronterizo, que abarca a Brasil (840.000 Km²), Paraguay (72.500 km²), Uruguay (58.500 km²) y Argentina (225.000 km²). División que a menudo genera discusiones entre los propios países ante la atenta mirada de los "poderosos".

Esas discusiones, de hecho, hicieron girar a Estados Unidos en cuanto a ciertos conceptos que generan rechazos masivos: se trata de bases informales y legalmente ambiguas. El Pentágono las llama 'quasi-bases' para evitar tanto el escrutinio del Congreso como la reacción de los países que las albergan. Las 'quasi-bases' están en Perú, Honduras, Costa Rica, Panamá, Ecuador y Colombia, entre otros países, a lo largo del litoral del Pacífico.

Una de las 'quasi-base' más polémica fue la que se comenzó en 1980 en Paraguay con la intención de alojar 16 mil soldados que supuestamente iban a "servir a la humanidad" ante emergencias. Luego, se continuó con la ampliación de la pista del aeropuerto Mariscal Estigarribia, más la instalación de radares y hangares. Hasta que frenaron en gran medida debido a presiones de Brasil, y Estados Unidos perdió la oportunidad de estacionar su contingente militar, aunque ya tenía la garantía de inmunidad a los soldados por parte del Senado de Paraguay desde 2005.

Evidentemente, es un tema que preocupa por demás a la población en su conjunto y a la vez es funcional a las principales oposiciones políticas de la Argentina, pero también tanto la Antartida como el Acuífero Guaraní son dos puntos sensibles para las potencias mundiales, que ante el artículo de Bruzzone se hicieron eco y ponen nuevamente la mirada en la discusión local.

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