DEBATE INTENSO

Francisco vs. Juan Pablo II, la grieta entre católicos

Los católicos conservadores rescatan a Juan Pablo II y lo contraponen a Francisco, quien a su vez parece no haber ocultado cierta frialdad con el Papa polaco. El debate es intenso, aún cuando el Vaticano intenta minimizarlo. En esta nota, el inicio es la ofensiva para ocultar la brecha, luego una crítica durísima a Francisco de parte de un sacerdote, y al final un intento de equilibrar la situación.

La brecha entre Francisco y Juan Pablo II empezó con la canonización conjunta de Juan Pablo II y Juan XXIII, y raramente se discutía en público hasta que el vendaval la hizo tan evidente que la web Vatican Insider, del diario La Stampa, que oficia de vocero no oficial del Papa, se  refirió  explícitamente a la brecha.

Andrés Beltramo Álvarez: "Francisco no cambia la doctrina esencial de la Iglesia. No está en contradicción con sus antecesores, Juan Pablo II y Benedicto XVI. Su enseñanza, incluida en la exhortación apostólica “Amoris Laetitia”, implica un nuevo paso adelante en el pensamiento cristiano. Por eso resulta extraño encontrar resistencias a su magisterio. Críticas injustas e infundadas", y cita como el hacedor de esa conclusión al filósofo mexicano Rodrigo Guerra, especialista en Karol Wojtyla y director del Centro de Investigación Social Avanzada (CISAV), que escribió en el diario vaticano 'L’Osservatore Romano', afirmando que el documento 'Amoris laetitia', de Francisco, no comporta “ruptura o discontinuidad con el evangelio”.

Juan Pablo II (Karol Wojtyla) fue quien le quitó la excomunión a los divorciados y vueltos a casar, pena que se aplicaba antes de la exhortación “Familiares Consortio”, de 1981. Una “decisión muy valiente” que “rompió con una tradición secular”.

El enigma es si “Amoris Laetitia” (en su capítulo 8, dedicado en buena parte a los divorciados vueltos a casar) contradice a “Familiares Consortio”.

Francisco ha logrado sumar a sus filas al ex político de derecha Rocco Buttiglione, integrante de la Pontificia Academia para las Ciencias Sociales, y quien fue uno de los hombres de consulta permanente del Papa polaco.

“Francisco no cambia la doctrina esencial de la Iglesia. No lo hace porque sabe bien que el depósito de la fe no es una invención arbitraria que pueda transformarse con ocurrencias más o menos afortunadas. El depósito de la fe es un don que es preciso custodiar. Pero esta custodia no consiste en colocarlo en un refrigerador para que hiberne y se suspenda su metabolismo”, agregó también en L’Osservatore Romano.

Buttiglione constató que Francisco "no ha cambiado la doctrina de la Iglesia, que el pueblo cristiano lo reconoció inmediatamente como pastor pero que a algunos eruditos les cuesta trabajo entenderlo, lo critican y lo sitúan en el lado opuesto" de la tradición de la Iglesia y del predecesor Wojtyla. “Parecen desconcertados por el hecho de no leer en su texto (“Amoris Laetitia”) la confirmación de sus teorías y no tienen ganas de salir de sus esquemas mentales para escuchar la novedad sorprendente de su mensaje”, señaló.

“El camino que el Papa propone a los divorciados vueltos a casar es exactamente el mismo que la Iglesia propone a todos los pecadores: ve a confesarte y tu confesor, cuando haya examinado las circunstancias, decidirá si darte la absolución y admitirte en la eucaristía o si no debe hacerlo”, reflexionó Guerra.

“San Juan Pablo II y el Papa Francisco no dicen por supuesto lo mismo, pero no se contradicen respecto a la teología del matrimonio. Usan de manera diferente y en situaciones diferentes el poder de deshacer y de unir lo que Dios ha confiado al sucesor de Pedro”, insistió Buttiglione.

Dura crítica a Francisco

Raymond de Souza, sacerdotde la Arquidiocesis de Kingston, Ontario, y editor en jefe de la revista Convivium escribió en Catholic Herald, desde Polonia, con cierto ánimo melancólico por Karol Wojtyla pero que ayuda a comprender un extremo del debate doméstico que enfrenta Jorge Omar Bergoglio:

"Cuando el Papa Francisco llegue aquí la semana que viene para el Día Mundial de la Juventud, ¿Vendrá como su predecesor, Benedicto XVI, para honrar a Juan Pablo II, quien a su vez honró a Juan Pablo VI? Si no lo hace, profundizara más la brecha con los católicos que son devotos del Santo Papa polaco. Que hay una brecha es seguro.

Es conversado abiertamente en privado, pero rara vez en público. Comenzó con la decisión, a apenas un par de meses del inicio del pontificado de Francisco, de acelerar la canonización del bendito Juan XXIII -quien no tenía el requisito del 2do. milagro- para canonizarlo junto a Juan Pablo II, quien no solo tenía un 2do. milagro, sino que hasta podía convidar milagros.

Si alguna vez hubo una causa contemporánea que merecía, por así decirlo, una canonización, era la de Juan Pablo II, tal vez la figura histórica de más impacto en nuestra época. De haber traído la providencia, las 2 causas maduras al mismo tiempo, hubiese sido una situación totalmente diferente a eximir de los requerimientos a Juan XXIII para, según lo parece, disminuir o desbalancear la atención dada a Juan Pablo II.

En diferentes circunstancias, se hizo algo similar en el año 2000, cuando Juan Pablo II beatifico a Juan XXIII y a Pío IX juntos, además de otros 3. Por supuesto ninguna regla fue anunciada entonces, pero fue ampliamente aceptado que Juan XXIII era la cucharada de azúcar necesaria  para tragar la medicina (Pìo IX). Ahora, la decisión del papa Francisco fue fríamente recibida por quienes pensaban que Juan Pablo II no necesitaba tal edulcorante.

La actual canonización exacerbó el problema. Fue conducida en una manera excesivamente discreta, a pesar del gran número de obispos que venían de todas partes del mundo. El papa Francisco dijo casi nada de Juan Pablo II, y absolutamente nada de Polonia, a pesar del inmenso número de polacos en Roma.

Lo más sorprendente de todo es, dado los prevalentes modales romanos, el Santo Padre no tuvo palabras en público para agradecer al cardenal Stanislaw Dziwisz; arzobispo de Cracovia y secretario personal de Juan Pablo II durante 39 años, a pesar de la canonización en su cumpleaños 75to.

Mientras Dziwisz alcanzaba la edad para jubilarse en el día en el que el hombre al que sirvió toda su vida fue canonizado, una cortesía básica demandaba un reconocimiento de gratitud de toda la iglesia. Pero Francisco no extendió esa cortesía y sorprendió a los entusiastas de Juan Pablo II.

La relación se calentaría, pero de una forma nociva más que afectiva, con el Sínodo de 2 años, que tuvo como aparente objetivo cierta revisión de las enseñanzas de Juan Pablo II, escritas en la "Familiaris Consortio". Después de que ese objetivo no consiguió el apoyo del Sínodo de obispos, a pesar de intentarlo durante 2 años, el papa Francisco emitió su "Amoris Laetitia", que no anula "Familiaris Consortio" sino que hay mucha ambigüedad deliberada en su lectura, que socava la visión de "Veritatis Splendor", la encíclico de 1993 de Juan Pablo II acerca de la vida moral.

El Día Mundial de la Juventud en Cracovia, la ciudad natal del Papa, durante el Júbilo de la Misericordia, ofrece al papa Francisco la oportunidad ideal de cerrar esa brecha. Su huésped será el cardenal Dziwisz, en un evento que es enteramente el resultado de la imaginación pastoral de Juan Pablo II. El modelo para tomar ventaja de la oportunidad radica en lo que Juan Pablo II hizo en 1979, y Benedicto XVI en 2006.

Juan Pablo II regresó en 1979 a Polonia como un héroe: Él no era sólo un hijo nativo sino el sucesor del mártir Estanislao, obispo de Cracovia, la real y antigua capital de Polonia.

Sin embargo, él se presentó a sí mismo como el sucesor del papa Paulo VI, a quien los comunistas le negaron el permiso de visitar Polonia en 1966 para la celebración milenaria del bautismo de Polonia. Para ese entonces, el cardenal Stefan Wyszyński, el primado de Polonia, escoltado por Karol Wojtyla, por entonces arzobispo de Cracovia, celebró la misa milenaria en Częstochowa, en presencia de un gran trono vacío, representando el ausente Paulo VI.

En 1979, el trono de Pedro en Polonia ya no estaba vacío, pero Juan Pablo II comenzó su primer discurso en Polonia, ante las autoridades estatales, citando a Paulo VI. Y su homilía en la plaza Victoria, en Varsovia, al final de aquel día terminó con Juan Pablo II proclamándose a sí mismo como el realizador del deseo de Paulo VI de llegar a Polonia.

27 años más tarde, Benedicto XVI vino a Polonia explícitamente para agradecerle a Polonia el regalo de Juan Pablo II y elevarlo para toda la iglesia.

Francisco fácilmente puede hacer lo mismo, llegar al país y honrar a su gran predecesor. Será una excelente oportunidad para curar la grieta."

Buscando el equilibrio

El texto deja en evidencia problemas intensos que hay en la gestión del argentino a cargo de la Iglesia Católica Apostólica Romana.

John Allen Jr., en The Irish Catholic, le dio otro contexto a lo que sucede en el mundo católico apostólico romano:

"No es ninguna novedad la idea de oposición a los Papas, tanto de la jerarquía católica como de las bases. Lo que probablemente nuevo hoy en día es el nuevo estilo del Papa, el universo mediático, y la acelerada polarización de la cultura, lo que hace que todo parezca más intenso y feo.

Cualquiera con ojos abiertos puede ver que hay una alarma y una oposición al papa Francisco pero resulta muy difícil tratar de entender qué tan extendido o serio puede ser esto.

El mes pasado, un comentador de Fox News (N. de la R.: intenta ser vocero de toda opinión conservadora en el mundo occidental) abiertamente le pidió al papa Francisco que renunciara, diciendo que es tiempo de terminar con su “mal aconsejado y arrogante papado”.

Esta semana, activistas pro Vida y pro Familia lanzaron un video, mostrando a una obispo auxiliar de Kazahstan, pidiéndole a Francisco que “terminara con la confusión” que ellos creen que han provocado sus declaraciones sobre matrimonio, divorcio, comunión y educación sexual.

Por otro lado, el cardenal Donald Wuerl, de Washington D.C., en una reciente entrevista dijo que según su experiencia, hay un increíble entusiasmo popular con el enfoque del pontífice, y que las citadas “amenazas” o “disgustos” son de “muy pocos”.

¿Cuál es la realidad? En la medida en que el sondeo arroje alguna luz, parecería que Wuerl se encuentra en lo correcto.

Una encuesta global WIN/Gallup realizada en marzo entre personas de 64 países, por ejemplo, encontró que Francisco tiene el 85% de imagen positiva entre los católicos, y apenas 6% diciendo que su impresión no es favorable. Si proyectamos ese número a todo el mundo, de los 1.200 millones de católicos, 1.020 millones le darían el visto bueno y apenas 72 millones se le opondrían.

Naturalmente 72 millones sigue siendo un número alto: si esas personas constituirían un país sería el 20mo. país con más población del mundo, justo detrás de Alemania, pero medido contra la total población de católicos, es poco. Sin embargo, en cualquier momento uno puede tener al 6% de los católicos en desacuerdo con casi cualquier cosa; ya sea si la Tierra da vueltas alrededor del sol, por ejemplo, o si 2 + 2 es 4, etc.

Como un asunto histórico, todos los Papas han enfrentado oposición, incluida la de sus propios obispos. Esto fue verdad tanto para San Juan Pablo II como para Benedicto XVI, y el mismo San Pedro. Hoy en día hay más de 5.000 obispos católicos en todo el mundo, y la idea de que siempre estarán coincidentes en todo es una fantasía delirante.

Entonces, ¿Qué explica, ya sea por coberturas de prensa como de redes sociales, las noticias sobre la oposición a Francisco? Tal vez 3 factores lo ayuden a explicarlo.

En varias formas, Francisco alienta el estilo de “déjenlo todo a la vista”, incluyendo a los obispos, lo cual probablemente signifique que la gente se encuentre más dispuesta a ser más honesta con sus quejas y preocupaciones.

Explícitamente, Francisco pidió a los prelados que participaron en sus 2 sínodos de obispos sobre la familia “hablar abiertamente”, y al final del Día Mundial de la Juventud en Brasil le pidió a los jóvenes que hicieran "lío".

Él, repetidamente, insiste que el catolicismo no tiene nada que temer a un robusto y abierto debate interno.

Implícitamente, Francis mismo es un ejemplo de ello. Él ofrece entrevistas, participa en conferencias de prensa con agenda libre, y en improvisadas sesiones de preguntas y respuestas  en las que habla libremente.

Muchos católicos, incluyendo algunos obispos, pueden haber concluido que si el Papa no tiene problema de hablar son preocupación, ¿Por qué ellos lo tendrían? En otras palabras, tal vez lo que es nuevo no es el hecho la crítica, sino de que la gente se sienta menos inhibida de expresarla.

Para quienes están metidos en las discusiones del Vaticano desde los días de Juan XXIII o Paulo VI, no es una sorpresa la idea de que algunos prelados puedan estar desencantados por la dirección general de un Papa percibido como más progresista.

Lo que es nuevo en el siglo 21 es que las cosas que se decían como un murmullo junto al dispenser de agua o en la sobremesa de la cena, ahora son disparadas a través de un cañón, ya sea en forma de redes sociales o en comentarios a reporteros, que se convierten en sensaciones inmediatas a través de la cámara de eco mediático.

Por ejemplo, después de que el papa Francisco dijera recientemente en una entrevista durante una conferencia de prensa durante un vuelo que los cristianos podrían adeudarle una disculpa a la comunidad gay, el cardenal Wilfrid Fox Napier, de Sudáfrica, escribió en su cuenta de Twitter: “Gracias a Dios que vivo en África, donde basamos nuestra fe en las escrituras y las enseñanzas de la Iglesia, y no en cualquier entrevista que concede el Papa.

Napier siempre fue percibido como integrante de un bloque tradicionalista durante los sínodos de obispos, y ese tweet fue interpretado como un golpe al Papa. Con toda honestidad pudo haber sido un estallido ante la cobertura mediática brindada a las declaraciones papales.

De cualquier forma, el tweet de Napier y la reacción que provocó ilustra las cosas que los obispos (y otros agitadores católicos) solían decir 'sotto voce' y ahora son amplificadas, ya que es mucho más fácil convertir cualquier cosa en una causa célebre.

Al menos en Occidente, vivimos en un mundo mucho más polarizado, en cual la división de izquierda y derecha colorea el modo en que una amplia franja de la población interpreta prácticamente todo.

En los años '80, las “guerras culturales” estaban apareciendo en escena (inclusive la frase de Davison Hunter no se volvió famosa hasta 1991). Por eso cuando los autodominados 'católicos liberales' criticaron a Juan Pablo II, les era más fácil decir cosas tales como: “El Papa tiene un punto débil en cuanto a las mujeres, pero su historia de fe interna, diálogo y  justicia social es impresionante”.

En forma similar, los conservadores enojados por una cosa o la otra siempre podían decir: “Por supuesto, no nos gusta lo que dice sobre la pena de muerte, pero también es el Papa llevando adelante la cruzada contra el comunismo y condenando una Cultura de Muerte”.

Hoy en día, los conservadores que se oponen a un aspecto específico del papado de Francisco generalmente parecen sentirse obligados a rechazarlo por completo, descartando cualquier cosa que parezca más favorable a su perspectiva, mientras que muchos liberales que apoyan al pontífice -no todos lo hacen, ya que algunos piensan que él es una desilusión en cuanto al rol de las mujeres, gays, y los abusos sexuales- evitan cualquier crítica del estilo de “odio al Papa”.

¿Cuál es el punto fundamental de la oposición al Papa Francisco después de 3 años y medio?

Probablemente no sea más de lo que otros Papas hayan enfrentado, y hay poca evidencia de que se le interponga en el camino de sus objetivos. Sin embargo, parecen mas fuertes y desagradables que antes, probablemente sólo parcialmente un referéndum acerca de Francis, y de la cultura."

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