EL JUBILEO

El más antiguo, más amplio y más decepcionante intento de justicia social

La justicia social es un objetivo de muchos pero no de todos. La justicia social tiene un precio que no siempre se acepta pagar. Y la justicia social tiene una historia antigua, muchísimo antes que la Revolución Francesa, que muchos creen (erróneamente) es el origen de los derechos humanos. Aquí una historia de justicia social, que parecía prometedora y resultó decepcionante.

En el libro Levítico, uno de los que escribió Moisés (allá por el 1512 a.C.), se imparte una directiva con fuerza de ley al pueblo de Israel, que así se lee en el capítulo 25:

“Habla con los hijos de Israel, y diles que cuando entren en la tierra que yo les doy, la tierra deberá reposar en honor al Señor.

Cultivarás la tierra durante 6 años, y durante esos 6 años podarás tus viñas y recogerás sus frutos,

pero el 7mo. año la tierra tendrá que reposar. Es un reposo en honor del Señor, y no debes cultivar tu tierra ni podar tus viñas.

No podrás cosechar lo que nazca de manera natural en tu tierra segada, ni podrás recoger las uvas de tu viñedo. Será para la tierra 1 año de reposo,

Pero durante ese reposo la tierra producirá alimento para ti y para tus siervos y siervas, y para tus criados y los extranjeros que residan contigo.

Todo los frutos que la tierra produzca serán para que coman tus animales y las bestias salvajes.

Contarás además 7 semanas de años, es decir, 7 veces 7 años, de modo que las 7 semanas de años den un total de 49 años.

Y el día 10 del mes 7mo., que es el Día de la Expiación, ordenarás que se toque la trompeta con fuerza por todo el país.

El año 50 será declarado año sagrado, y ustedes anunciarán la libertad para todos los habitantes del país. Será para ustedes un año de jubileo, y cada uno de ustedes volverá a su familia y a su patrimonio familiar.

El año 50 será para ustedes, de jubileo. No sembrarán, ni cosecharán lo que la tierra produzca de manera natural, ni vendimiarán sus viñedos.

Es un año de jubileo, y será para ustedes un año sagrado. Sólo podrán comer lo que la tierra produzca.

En este año de jubileo cada uno de ustedes recuperará su patrimonio familiar.

“(...) Cumplan con mis estatutos y ordenanzas. Pónganlos en práctica, y habitarán tranquilos en el país;

la tierra dará sus frutos, y ustedes comerán hasta saciarse y habitarán tranquilos en ella.

Y si acaso se preguntan: “¿Y qué vamos a comer el 7mo. año, si no vamos a sembrar ni a cosechar nuestros productos?”,

yo los bendeciré el 6to. año, y la tierra dará frutos para 3 años.

Así en el año 8vo. ustedes sembrarán, y mientras tanto comerán del fruto añejo hasta el año 9no., y tendrán comida hasta que puedan cosechar.

La tierra no podrá venderse a perpetuidad, porque la tierra es mía. Ustedes son, para mí, forasteros y extranjeros.

Por lo tanto, en toda la tierra que ustedes posean, deberán conceder el derecho a rescatarla.

Si tu hermano empobrece, y vende alguna posesión suya, su pariente más cercano podrá acudir al rescate de lo que su hermano haya vendido.

Si el que vendió no tiene quien pague el rescate, pero consigue lo suficiente para pagarlo, contará los años transcurridos desde la venta y pagará la diferencia al comprador, y la propiedad volverá a sus manos.

Pero si no consigue lo suficiente para recuperar la propiedad, ésta se quedará hasta el año del jubileo en poder del que la compró, y en el año del jubileo podrá volver a su posesión.

(...) Si tu hermano empobrece y busca tu ayuda, tú lo ampararás; vivirá contigo como si fuera un forastero y extranjero.

Si le prestas dinero, no le pedirás que te pague intereses o ganancias; al contrario, tendrás temor de tu Dios, y tu hermano vivirá contigo.

No le prestarás dinero ni víveres a la manera de los usureros.

Yo soy el Señor su Dios, que los sacó de la tierra de Egipto para darles la tierra de Canaán y para ser su Dios.

Si tu hermano empobrece, y estando contigo te pide comprarlo, no lo tratarás como a un esclavo.

Vivirá contigo como criado y como extranjero, y te servirá hasta el año del jubileo.

Ese año saldrá libre de tu casa, junto con sus hijos, para volver a su familia y reintegrarse a la propiedad de sus padres.

Y es que ellos son mis siervos. Yo los saqué de la tierra de Egipto, así que no serán vendidos como esclavos. (...)”.

Esto quiere decir que la teocracia que imperaba en el antiguo Israel fue innovadora, con consideraciones auténticamente revolucionarias aún para estos tiempos. En aquella organización socio-cultural estaban previstos 2 clases de años sabáticos:

** 1 cada 7, y

** 1 cada 50.

En este caso, eran 2 años porque el año 49 integraba el ciclo de cada 7, y el año 50 era el del jubileo extraordinario.

No existen antecedentes en la historia de la Humanidad de una previsión similar que establecía un vínculo muy especial entre la sociedad y el Dios que decía venerar.

Además, procuraba establecer mecanismos de resolución de conflictos en la sociedad que aseguraran, de modo pacífico, la vigencia de conceptos de justicia y solidaridad, en forma simultánea; derecho y misericordia, a la vez.

Por ejemplo, las deudas eran condonadas en el año 50, y esto incluía la liberación de las personas esclavas por las obligaciones impagas; y el derecho de propiedad tenía 49 años de vigencia porque en el año 50 las tierras eran regresadas a sus propietarios originales, impidiendo así la acumulación, que es considerada origen de la avaricia.

El concepto: todo pertenecía a su Dios, y la sociedad sólo era administradora temporal de esos bienes. De la permanencia y profundidad del vínculo con su Dios dependía la subsistencia en los años de descanso, en los cuales la sociedad, básicamente rural, podía realizar otras actividades.

Según Levítico 25:8-12, ¿qué debía hacer Israel cada año 50 años?

** Santificarlo como año de jubileo.

** Pregonar libertad (de la esclavitud).

** Volver cada uno a su propiedad ancestral.

** No sembrar ni cosechar, sino comer de lo que creciera.

Según 25:13-16, ¿cómo afectaba el año de jubileo la venta y compra de tierras?

** No había venta de tierras en perpetuidad, sino del usufructo de las mismas hasta el próximo jubileo.

** La tierra no pertenecía a los israelitas, sino a su Dios, que los había liberado de la esclavitud en Egipto.

** Los israelitas tenían la obligación de permitir el rescate de tierras vendidas.

¿Cuáles eran 3 maneras de recuperar la tierra vendida?

** Un pariente con recursos podría comprarla.

** El vendedor mismo la podría recomprarla.

** El vendedor podría recuperarla en el año de jubileo.

Las casas vendidas en ciudades amuralladas tenían un trato especial, y sólo se podían redimir durante el 1er. año.

¿Qué ocurriría si un israelita se empobrecía al grado que ya no podía sostenerse?

** No podía ser vendido como esclavo sino contratado como jornalero, junto con su familia, hasta el año del jubileo, cuando él recuperaría lo perdido.

** No debían practicar con él usura ni prestarle dinero a ganancia.

¿Y qué debía ocurrir con los esclavos vendidos a extranjeros?

El amo no israelita debía tratar a su esclavo israelita como si fuera jornalero.

Luego, o un pariente con recursos pagaba el rescate.

O el esclavo mismo lo pagaba.

O en el año del jubileo, él y su familia saldrían libres.

Y esto era de cumplimiento obligatorio.

Por la obediencia de las leyes del año de jubileo, Dios les prometía bendiciones a los que cumplieran, seguridad ante eventuales intentos de invasiones de pueblos vecinos y cosechas abundantes.

Sin duda era algo semejante a un mundo perfecto pero, curiosamente, muchos israelitas, en forma creciente, y conforma se interesaban por los dioses de los pueblos vecinos, incumplieron su trato con Dios, y la historia bíblica señala que sufrieron un oprobio creciente que mucho tuvo que ver con las 2 destrucciones del templo de Jerusalén (por Nabucodonosor y por los romanos).

Resulta muy decepcionante que normas tan progresistas fueran despreciadas. El humano, que tanto reclama justicia social, ¿se encuentra en condiciones de practicarla cuando tiene esa oportunidad?

Otra vez: el propósito era que recordaran que todo es de Dios, y las personas no pueden vanagloriarse de sus posesiones, y deberán responder por las consecuencias de sus actos.

El año del jubileo, de todos modos, nunca volvió a practicarse luego de la cautividad en Babilonia pese a la profunda justicia social del concepto: nadie sería demasiado pobre ni demasiado rico porque en el año 50 existía un reequilibrio de todo, un ‘reset’ de las decisiones. Y no era opcional sino obligatorio.

Esto significaba que la producción del año 48 de cada ciclo de 50 años, sería la fuente de alimento para toda la nación por 3 años: el año 49 (año sabático por ser el 7mo. año), el año 50, y el año 51, hasta la cosecha de ese año.

Obviamente, los israelitas debían tener fe en la bendición especial de Dios, a lo largo de esos 3 años.

El Jubileo enseña que, al menos en la teoría, aquella religión tenía un fuerte mandato de libertad, de paz, descanso, bendición, justicia social y cuidado del medio ambiente.

Sin embargo, desde la entrada en la Tierra Prometida, en 1473 a. C., hasta la caída de Jerusalén, en 587/586 a. C., los israelitas estaban obligados a celebrar alrededor de 18 Jubileos. Pero no lo hicieron.

Según las leyes bíblicas, el Jubileo solo se practicó cuando las 12 tribus vivían en Israel.

Ya dividido Israel en el Reino del Norte y el Reino del Sur, en el siglo VI a.C., los asirios conquistaron el Reino del Norte y enviaron a la mayor parte de la población al exilio. En el Sur quedó el Reino de Judá.

Hasta antes de dicha invasión, el Jubileo se observaba regularmente.

Con la destrucción del 2do. Templo y el desmembramiento del Sanedrín (el tribunal rabínico supremo), cesó la observancia del Jubileo en todas sus formas.

La duda se plantea respecto de qué ocurrió en los años que abarcan entre el exilio de las 10 Tribus y la destrucción del 1er. Templo, y durante la era del 2do. Templo.

Hay quienes afirman que la última vez que hubo un requerimiento de observar el Jubileo fue unos 150 años antes de la destrucción del 1er. Templo.

Fuera de Jeremías 34:8–22 y Nehemías 5:1–13, la Biblia no ofrece ninguna confirmación de la puesta en práctica del año del Jubileo.

Es más: varios profetas dejaron constancia de su tristeza por la codicia y la injusticia imperante en Israel.

Aunque no existía un requisito rabínico para observar el Jubileo luego del exilio de las 10 Tribus, la observancia de la ‘shemitá’ (año sabático) siguió siendo una obligación bíblica. Ahora, bien, la integridad del ciclo de 7 años dependía del ciclo mayor de 50 años. Por lo tanto, resultaba necesario designar un año de “Jubileo” correspondiente al número 50 (el cual no era respetado).

Jesús, quien era judío practicante, en el inicio de su ministerio público, explicó su misión recordando lo escrito por el profeta Isaías (61:1-2), según el relato de Lucas:

“(...) Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:

‘Espíritu del Señor está sobre mí,

Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;

Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;

A pregonar libertad a los cautivos,

Y vista a los ciegos;

A poner en libertad a los oprimidos;

A predicar el año agradable del Señor.’

Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.

Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. (...)”.

Sin embargo, Jesús de Nazareth no fue reconocido como Mesías por los judíos sino que muchos de ellos pidieron su crucifixión a los romanos.

En los tiempos modernos, el Jubileo o Año Santo es una celebración que ocurre en distintas Iglesias cristianas, con un alcance muchísimo más limitado que en el Antiguo Testamento.

En el caso de la Iglesia Católica Apostólica Romana, el año jubilar es un tiempo en que se conceden gracias espirituales singulares (indulgencias) a los fieles que cumplen determinadas condiciones.

De ordinario ocurre cada 25 años y en la que se concede la indulgencia plenaria (un tema muy controversial el de las indulgencias, vinculado a cuestiones no bíblicas tales como penitencia, remisión y purgatorio. En el siglo XVI, los abusos y el tráfico económico de las indulgencias llevaron a Martín Lutero a enfrentarse a la Iglesia Católica).

Y puede ocurrir un jubileo extraordinario, celebración de un hecho destacado.

En 2015, el papa Francisco anunció la celebración de un Jubileo de la Misericordia, un año santo extraordinario, que comenzó con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro, durante la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, el 08/12/2015.

Francisco lo explicó así: “Por esto he decidido convocar un Jubileo extraordinario que coloque en el centro la Misericordia de Dios. Será un Año Santo de la Misericordia, lo queremos vivir a la luz de la palabra del Señor: 'Seamos misericordiosos como el Padre'. (...) Estoy convencido de que toda la Iglesia podrá encontrar en este Jubileo la alegría de redescubrir y hacer fecunda la Misericordia de Dios, con la cual todos somos llamados a dar consuelo a cada hombre y cada mujer de nuestro tiempo”.

Como hecho simbólico vinculado, el 18/12/2015, se anunció la canonización de la monja albanesa Agnes Gonxha Bojaxhiu, conocida como Madre Teresa de Calcuta, considerada modelo de misericordia, que ocurrirá el 04/09/2016.

Y el jubileo concluirá el 20/11/2016 con la Solemnidad de Cristo Rey.

Al menos en Europa, se incumplió el deseo de Francisco de un trato diferente a los refugiados, y otras acciones de misericordia. 

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