AUDIENCIAS PÚBLICAS

A Durán Barba: Otra oportunidad para relanzar la comunicación

El editor de la revista Imagen se encuentra hace tiempo preocupado por la comunicación gubernamental. Aquí una reflexión en el diario El Cronista Comercial:

por DIEGO DILLENBERGER

CIUDAD DE BUENOS AIRES (El Cronista Comercial). De aquí al 16 de septiembre, el gobierno de Mauricio Macri tiene una nueva oportunidad para relanzar su estrategia de comunicación. Ese día se celebrará la primera audiencia pública en el intrincado tema de las tarifas, como lo exigió la Corte Suprema en un fallo muy adverso que significó la peor cachetada política en lo que va del gobierno de Cambiemos. Pero crisis es oportunidad.

Para llegar a ese tropezón, el Gobierno cometió un par de errores de gestión y táctica en el camino: no lanzar el tarifazo durante la etapa más fogosa de la ‘luna de miel’ (los primeros 30 o 60 días) que coincidía con el período de menor consumo de gas; copiar a Cristina Kirchner en eludir la audiencia pública de rigor cuando el gobierno se desvivía en gestos para mostrarse más institucional y dialoguista y, una vez lanzado el tarifazo, no tener en cuenta el impacto de la ola de frío en el aumento del gas y las consecuencias mediáticas de facturas con más de 1000% de aumento.

Pero también el fallo es fruto de los errores de comunicación que fuimos marcando desde diciembre. El más importante es no haber centrado la estrategia en la herencia. El descalabro energético es el peor capítulo de ese legado explosivo.

Demasiado tiempo pasó el gobierno escondiendo qué había encontrado cuando asumió. La excusa era que la gente estaba de buen humor tras el triunfo de Cambiemos y que abrumarla con la herencia solo serviría para disipar la ‘buena onda’.

Los asesores del Gobierno incluso aseguraban que mostrar la herencia espantaría inversiones. Esta curiosa teoría imaginaba que los inversores internacionales decidirían colocar sus millones en base a volátiles encuestas de humor social y no por la evaluación de estudios económicos de cuán sustentable en el largo plazo sería el plan económico.

Cuando finalmente el Gobierno se decidió a mostrar el desastre que heredó, casi medio año después, lo hizo sin mucha convicción: El estado del estado es una excelente inventario de la herencia K, bien presentado y mejor escrito, pero es un archivo pdf colgado de Internet. Para convocar a la sociedad y la política a ayudar a desactivar las ‘bombas’ que puso Cristina Kirchner, la comunicación requería de mucha más urgencia y despliegue.

Otro de los errores en los que el Gobierno persiste es el no generar un ‘relato’ propio: una narrativa que explique de manera simple y a la vez convocante la historia de ‘de dónde venimos y hacia dónde vamos’, una vez que la sociedad entendiera la gravedad de la herencia. Es el reclamo de casi todos los expertos de comunicación: es imprescindible mostrarle a la sociedad una luz al final de un túnel bastante largo hasta que las medidas económicas surtan efecto. El relato debe ser un puente para cruzar las turbulencias económicas de un ineludible ajuste.

Pero el gobierno de Cambiemos considera herético desarrollar un relato, porque supone que remite al siempre mentiroso ‘relato K’. La del ‘segundo semestre’, para que califique como relato, es una épica demasiado pobre y bastante riesgosa, si no se verifica crecimiento y más estabilidad de precios antes de fin de año.

Otro de los errores fue el tono: la divertida foto del perrito Balcarce en el sillón presidencial o la cumbre de Snapchat con Tinelli eran consistentes con un gobierno más bien despreocupado y en un boom de crecimiento. Pero los desafíos económicos requieren un tono de ‘sangre, sudor y lágrimas’, al mejor estilo del premier británico Winston Churchill en la Segunda Guerra Mundial. El tono hace la música.

La opinión pública está lista para escuchar: una encuesta de Giacobbe muestra que el 71% acepta que las tarifas estaban atrasadas. Sin embargo, la política y la justicia fueron más populistas que las mayorías.

Así se confirmó la teoría de la espiral del silencio de la socióloga Elisabeth Noelle-Neumann: si una opinión es mayoritaria, pero se silencia por parecer políticamente incorrecta, se genera la sensación de que es incorrecta y minoritaria, porque los individuos temen quedar aislados en la corriente de opinión. Finalmente terminan ganando los más ruidosos y agresivos, aunque sean minoría. Habitualmente son los gobiernos los que instalan opinión y se valen de la espiral del silencio para ello.

Por eso el gobierno de Mauricio Macri podría releer a Noelle-Neumann y entender que tiene que hacer mucho más ruido para revertir la espiral. Las audiencias públicas son una oportunidad de oro.

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