UN MERCADO COMPLICADO

Los commodities y la 'burbuja' que amenaza a los mercados

Las economías como la de Argentina se encuentran construídias en torno a la producción y exportación de commodities. 200 años de historia no fueron suficientes para modificar esta situación que provoca la debilidad intrínseca de depender de un precio que se fija en mercados de otras latitudes. Pero la situación es bastante más compleja y difícil todavía. Aquí van algunos apuntes:

Según el más recidente estudio del banco Barclays, los productos básicos recibieron desembolsos por US$ 54.000 millones entre enero y agosto, un récord histórico para el período. Si la actual tendencia continúa, 2016 será el 1er. año de entrada neta de inversiones en commodities en los últimos cuatro años.

"Creemos que éste es un punto de inflexión en los flujos de inversión en el sector de materias primas", dijo Kevin Norrish, director de investigaciones sobre commoditites en Barclays, comparando el presente con los 5 años anteriores.

A su vez, Patricia Mohr, una de las expertas en commodities y creadora del Scotiabank Commodity Price Index, invitada al Forecast Summit 2016, afirmó que los precios de los commodities subirán lentamente en los próximos años debido a un ajuste de la oferta mundial.

“Muchos de los precios han estado demasiado bajos (…) Los precios van a subir lentamente, no debido a una recuperación de la economía global, sino que se va dar más bien por un ajuste en la parte de la oferta. Ésto va a llevar los precios más arriba, aún cuando se van a posponer el desarrollo de algunos proyectos del sector minero y una disminución en gastos de capital en petroleo y gas”, explicó.

Sin embargo, por ejemplo, el cobre seguirá estando a la baja hasta finales de la década o inicios de la próxima: “Los precios del cobre van a bajar este año a US$ 2.15 o US$ 2 por libra porque la demanda global por el cobre es lenta. Vemos una expansión de minas de cobre, con puestas al día en Perú, un proyecto en Indonesia, Kazajistán, el Congo… El precio del cobre recién empezará a subir a fines de la década o inicios de la siguiente, pasando US$3 la libra”.

Diferente es el caso del oro, hasta ahora la inversión en materias primas más popular de 2016: el flujo de oro físico hacia los productos negociados en bolsa (ETP, por sus siglas en inglés) creció a un neto de US$ 27.000 millones, después de 3 años consecutivos de salidas netas de oro desde ETP.

El autor del blog mexicano Inteligencia Financiera Global, Guillermo Barba, destacó que el mercado de commodities se encuentra en un canal ascendente de largo plazo, el cual podría durar hasta 20 años, aunque de momento se encuentra en una etapa de consolidación.

Él explicó que el mercado de commodities desde el 2011 comenzó un periodo de corrección que podría durar otro año más, aunque algunas materias primas han comenzado a repuntar, como los metales preciosos.

Hay un dato que corrobora su apreciación: los inversionistas recuperan la conducta de utilizar las materias primas como herramienta de diversificación y de cobertura contra la inflación: fondos de pensiones y otros inversores de largo plazo compran exposición al sector a través de swaps sobre índices de commodities que abarcan petróleo, agricultura y metales, como el Bloomberg Commodity Index, o BCOM.

El azúcar es un caso muy especial. La rentabilidad del commodity en el mercado de Nueva York, en los últimos 12 meses, aumentó casi 90%, y en Londres un 55%: los precios de los futuros del azúcar se derrumbaron hasta casi US$ 0,10 por libra en agosto de 2015 (cuando en enero de 2011 habían rozado hasta US$ 0,34), y hoy superan los US$ 0,20.

Según un informe de la Organización Internacional del Azúcar (ISO, en inglés), habrá un déficit mundial (entre la oferta y la demanda) para la campaña 2016-2017, superior al actual (11,4 millones de toneladas, el mayor en 7 años).

Brasil representa el 25% del total mundial producido, y los agricultores se adelantaron para levantar la cosecha en esta campaña, ante los excelentes precios y el peligro de apreciación del real.

La ISO afirmó que "la economía azucarera mundial se enfrenta por 2do. año consecutivo a una brecha aún más grande entre la producción y el consumo": el consumo sigue creciendo (+2% para este año y en la última década, el incremento fue de un 2,5% regular anual) hasta alcanzar las 175 millones de toneladas (en 2009-2010 era de 154 millones y las previsiones hablan de 250 millones para el año 2030).

Efecto Colapso

Una pregunta importante: ¿qué ocurrirá ante un mayor endurecimiento de la política monetaria de USA?

Analistas coinciden en que un aumento de 0.25 punto en la tasa de interés de referencia de la Reserva Federal (Fed), previsto para fin de 2016, podría reducir entre 3% y 5% el precio de los metales preciosos.

Ellos dicen que afecta más un incremento en la tasa de interés de USA que las políticas monetarias expansionistas de Inglaterra, Japón, China y Europa, ya que los precios de los commodities están tasados en dólares.

Y que, en términos generales, el mercado de commodities mostrará una corrección a la baja al final de 2016 ante una perspectiva de un mayor fortalecimiento del dólar estadounidense.

Sin embargo, el mercado de granos difícilmente seguirá el comportamiento de la política monetaria estadounidense, ya que los productos agrícolas fluctúan de acuerdo con la evolución del clima mundial.

Pero en los mercados hay otro elemento, no monetario, a favor del precio de los commodities: En un interesante podcast, Michael Pento, gestor de hedge funds y autor del libro "Se aproxima el colapso de la Burbuja de Bonos", explicó que USA se acerca rápidamente a la etapa final de la burbuja de activos más grande de la historia.

Pento afirma que el estallido de esta burbuja provocará un shock en el tipo de interés, colapsando la economía de consumo de USA y la deuda del Tesoro estadounidense, un evento que hará temblar a toda la economía mundial.

Esta línea de pensamiento sostiene que, desde la crisis financiera de 2008, han ocurrido una oleada de medidas de parte de los principales bancos centrales para incentivar el crecimiento económico, apelando a políticas monetarias, con la que han apoyado la financiación empresarial. Estas medidas no convencionales incluyen medidas de liquidez y plazos superiores de financiación, así como programas de flexibilización cuantitativa (QE por sus siglas en inglés).

Las naciones no han conseguido solucionar el problema de raíz. Por el contrario, han optado por emitir deuda pública cada vez más barata, actualmente hay 13 billones de bonos invertidos a tipo negativo por todo el mundo.

Rob Dobson, economista senior de IHS Markit, acaba de explicar: “La economía de la zona euro terminó el 3er. trimestre 2016 con noticias desalentadoras, puesto que su ritmo de expansión se atenuó hasta su mínima de los últimos 20 meses en septiembre. Aunque el panorama subyacente sigue reflejando un lento crecimiento en torno a 0.3% durante el trimestre en su conjunto, también queda claro que la recuperación económica sigue siendo frágil y no logra generar una tracción significativa."

En consecuencia, la creación de empleo se tambalea. Como las presiones inflacionistas siguen siendo relativamente benignas y la confianza empresarial de los proveedores de servicios ha decaído hasta su mínima de los últimos 21 meses, todavía existen posibilidades de que los responsables de la política monetaria apliquen nuevas medidas de soporte hacia fines del año si observan que las condiciones económicas siguen moderándose.

En USA no es muy diferente: todo el supuesto éxito está construído en base al QE, que no es tan sencillo de eliminar.

Las burbujas financieras ocurren cuando el precio de mercado se incrementa en mayor proporción que el rendimiento que este pueda ofrecer en el largo plazo, lo cual termina por no compensar al inversor en términos de costes, desencadenando ventas masivas hundiendo el precio.

Por este motivo, cada vez hay más conocedores del mercado alertando acerca de 'la burbuja'.

El 20/09, el Comité de Mercado Abierto (Federal Open Market Committee, FOMC) de la Reserva Federal estadounidense (Fed) inició su esperada reunión de 2 días para discutir la decisión de un alza de los tipos de interés, y su titular, Janet Yellen, cumplió las expectativas de mantener los tipos de interés hasta obtener mayor certeza de que el empleo y la inflación se acercan a los objetivos deseados.

Yellen se mostró optimista acerca de la economía y el empleo a pesar de la revisión a la baja de las estimaciones de crecimiento en 2016.

Sin embargo, los márgenes en los que se mueve el FOMC/Fed son cada vez más estrechos.

La tasa de fondos federales que sirve de referencia a las tasas de la banca comercial se ubica entre el 0.25% y 0.5%, después de una sorprendente subida en diciembre 2015, y se ha especulado acerca de una adicional subida desde antes del verano del Hemisferio Norte, expectativas que quedaron disipadas tras el anuncio de la salida de Reino Unido de la Unión Europea (Brexit): la Fed sigue intentando devolver los tipos de interés a niveles normales o reducir su balance de nuevo a su tamaño previo a las medidas de expansiòn monetaria o QE.

En un análisis de las consecuencias en los productos financieros ante una subida de tasas de interés de la FED (que según las presiones será en diciembre), la renta fija estadounidense sería la más perjudicada, especialmente los productos de bonos gubernamentales.

El alza de tipos de interés, y por consiguiente un repunte del dólar, tendría también un efecto negativo en los fondos de países emergentes por la exposición a la divisa estadounidense (al tener la mayor parte de su deuda denominada en dólares).

En este contexto, y apostando por reducir la volatilidad de las economías emergentes, es interesante el siguiente texto de la escuela de negocios Wharton y el sistema educativo Universia, de Banco Santander porque es bastante más escéptico sobre la recomposición de los precios de las commodities, el mayor ingreso de las economías latinoamericanas. Es decir que hay 2 interpretaciones diferentes sobre el futuro que llega:

"Si hay un mercado al que Latinoamérica mira con especial atención, ese es el de las materias primas. Las economías de la región están ampliamente expuestas a la evolución de los precios de productos como el maíz, la soja o el cobre, por no hablar de la commodity por excelencia: el petróleo. Los Gobiernos latinoamericanos se las prometían muy felices al ver la evolución de las cotizaciones de estos productos al comienzo del año. Pero la sonrisa inicial se ha ido congelando en el verano. Atrás quedaron las optimistas palabras de los analistas que hablaban de un cambio de ciclo, después de varios años de fuertes caídas en los precios.

El Bloomberg Commodity Index, que muestra la evolución de las cotizaciones de 22 materias primas, va camino de cerrar el 3er. trimestre del año con una fuerte caída, después de las importantes subidas registradas en los 2 primeros. Casualidad o no, desde que se comenzaron a registrar estos datos en 1991, esto sólo había pasado en 4 años, y cuando eso ocurrió, en 3 de las 4 veces experimentó un importante descenso entre octubre y diciembre.

Pero no sólo las estadística invitan a ser pesimista; el comportamiento de los inversores también. Con la sobreoferta existente en productos que van desde el maíz hasta el petróleo, se están preparando para las caídas. De hecho, durante el último mes, se retiraron US$ 791 millones de fondos negociados en bolsa (ETF, por sus siglas en inglés) que monitorizan la evolución de las materias primas. A pesar de ello, este tipo de productos de inversión acumula una entrada neta de capitales en lo que va de año de US$ 34.100 millones.

En la misma línea, los fondos de inversión alternativa o de alto riesgo (hedge funds) han reducido sus apuestas por las materias primas en 9 de las últimas 11 semanas. “Simplemente no hay suficiente para mantener a los especuladores interesados”, ha comentado a Bloomberg Rob Haworth, un estratega de inversión en Seattle del U.S. Bank Wealth Management, que supervisa una cartera de inversiones de US$ 133.000 millones. “No ha habido suficiente impulso o continuidad en las subidas en los precios de ningún producto”.

¿Cambio de ciclo?

La evolución de los precios de las commodities durante los últimos meses ha puesto en tela de juicio las voces que clamaban por un cambio de ciclo en las cotizaciones de las materias primas, después de las subidas experimentadas en los dos primeros trimestres de 2016. Y es que los últimos 5 años estos productos estuvieron inmersos en una fuerte espiral bajista, con caídas superiores al 13% de media.

“Es difícil saberlo pero dudo de que estemos ante un cambio de ciclo en los productos primarios”, afirma Hernando Zuleta, profesor y miembro del Centro de Estudios Sobre Desarrollo Económico (CEDE) de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes de Colombia. “Creo que para que se presente una recuperación sostenida se requiere que las economías grandes crezcan más rápido o que haya factores de oferta que hagan aumentar los precios. De momento, no veo indicios de que ninguna de las dos cosas esté pasando.  Creo que a la vuelta de 2 o 3 años veremos el efecto de los precios bajos sobre la oferta de materias primas. Entonces habrá un aumento duradero en el precio”, añade.

El Bloomberg Commodity Index ha descendido un 6,7% desde finales de junio. Estas pérdidas incluyen desplomes del 41% en algunos de sus componente más importantes, un 23% en los futuros de la soja y un 11% en los del petróleo. Sólo en el último mes, los inversores retiraron US$ 991 millones de ETFs del sector energético y US$ 39 millones de los de materias primas. Sin embargo, el precio de algunos productos naturales mantienen una fuerte subida, como el oro.

Factores claves en el mercado

El dinero de los inversores se situó en las materias primas en la primera mitad del año ante la especulación de que la Reserva Federal de Estados Unidos elevaría las tasas de interés lentamente, lo que debilitaría al dólar y haría que el precio de los productos primarios fuera más barato para los tenedores de otras monedas. Actualmente, especialmente las últimas semanas tras los comentarios de algunos miembros del banco central estadounidense, el mercado cree que existe un 50% de probabilidades de que la Fed eleve los tipos para finales de año, lo que provocaría una apreciación en el billete verde.

Pero el descenso de los precios no sólo se ha producido por las expectativas sobre los tipos. La sobreoferta que existe en el mercado en algunos productos está presionando con fuerza los precios a la baja. Es el caso, por ejemplo, del maíz y el cobre. El Departamento de Agricultura de EEUU espera que el país obtengan una cosecha récord de grano este año, mientras que Antofagasta, un productor chileno del metal rojo, prevé que el actual exceso de oferta en el mercado dure entre dos o tres años más.

Para Lourdes Casanova, directora académica del Instituto de Mercados Emergentes de la S.C. Johnson School of Management de la Cornell University,

“pronosticar el precio de las materias primas no es fácil y casi todos nos equivocamos”, pero no espera que se produzcan nuevas alzas de las cotizaciones en el corto y medio plazo. Considera que el producto natural más negociado a nivel internacional, el petróleo, condiciona la evolución del resto y, dadas las circunstancias actuales de su mercado, no espera encarecimientos próximamente.

Casanova señala que “es cierto que en las ultimas semanas se especula sobre la posibilidad de un anuncio en la producción del petróleo en la reunión informal de los 14 miembros de la OPEP (Organización de Países Expoortadores de Petróleo) en Argel del 26/09 al 28/09. Y que el pasado 05/09 Arabia Saudita y Rusia anunciaron que iban a actuar conjuntamente para lograr estabilizar el mercado de crudo. Sin embargo, si el precio subiera hasta US$ 50 por barril, se abriría de nuevo la producción del petróleo tipo ‘shale’ en Estados Unidos. Por todas estas razones los expertos creen que el precio se mantendrá alrededor de los US$ 55. El petróleo es la materia prima que más se comercia en el mundo y el resto lo que hacen es seguir su evolución”.

Desde el punto de vista macroeconómico, Casanova tampoco observa razones de peso para sostener un alza en las commodities. “El crecimiento de la economía mundial (excepto en China y la India) sigue siendo mediocre y por eso y las razones anteriores no creo que estemos ante un cambio de ciclo como el de la década anterior”, apunta.

Adaptarse a las circunstancias

Con las esperanzas prácticamente rotas de que las materias primas vuelvan a entrar en un nuevo ciclo de alzas, al menos en el corto y medio plazo, los países latinoamericanos tendrán que aprender a desenvolverse sin depender de esta fuente de fuerte crecimiento económico. Así lo señalaron el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) en la conferencia anual del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), que se celebró en Washington a principios del mes de septiembre.

Los economistas jefes para la región del FMI y del BM coincidieron en destacar que Latinoamérica cuenta con una posición fiscal “débil” y un “menor margen de maniobra” para enfrentarse al actual contexto de recesión económica. El Fondo pronosticó en julio que la región cerrará 2016 en recesión por segundo año consecutivo, con una caída del Producto Interior Bruto (PIB) del 0,4%.

Según, Alejandro Werner, director del Hemisferio Occidental del FMI, “todas las economías de la región están en una posición fiscal más débil de lo que debieran”. El avisó de que esta situación provoca importantes riesgos, especialmente después de que “la clase política latinoamericana se haya acostumbrado a gobernar en tiempos de abundancia” durante la década pasada, gracias al “boom” de las materias primas impulsado por la expansión de China. Una etapa, que según advirtió, ya se ha terminado. Werner explicó que durante el pasado periodo de precios altos, los gobernantes no se preocuparon demasiado por la eficiencia del gasto, pero cree que en el contexto actual es clave revisar esos niveles de eficiencia y aplicar reformas estructurales.

Zuleta mantiene que los países deben aprender cómo adaptarse a los cambios constantes que se producen en los mercados de materias primas. Para este profesor de la Universidad de los Andes, “lo ideal sería que utilizaran los booms transitorios para reducir deuda y aumentar ahorro”. Sin embargo, cree que en muchos casos los Gobiernos han tomado el camino contrario, lo que considera algo muy peligroso y que puede dañar la evolución futura de la economía.

“Uno de los riesgos asociados a las bonanzas transitorias es montarse en altos niveles de gasto que luego no son sostenibles en un ámbito de precios bajos. Esto, lo han hecho casi todos los países latinoamericanos, unos más que otros. El costo, es que no se puede hacer política ‘contracíclica’ cuando las economías caen en recesión. Lo que ocurre es que el gasto público y la demanda agregada caen cuando desciende el precio de las materias primas y el efecto recesivo se magnifica”, avisa.

Las políticas ‘contracíclicas’ o ‘anticíclicas’ defendidas por las teorías económicas keynesianas defienden que el Estado mantenga o aumente el gasto público durante una etapa de recesión para tratar de reactivar la actividad económica cuanto antes y, de este modo, reducir el ciclo económico recesivo a la mínima expresión posible.

Casanova defiende que “un aumento de precios es siempre positivo para las economías dependientes de las exportaciones de materias primas, entre ellas, las latinoamericanas”.

A pesar de ello, cree que los países deberían limitar lo máximo posible su dependencia a este tipo de productos para no verse fuertemente afectados por la volatilidad de sus precios. Es consciente de que “no es fácil cambiar la estructura económica de un país en poco tiempo”, pero cree que es posible hacerlo, como lo demuestran algunas de las mayores economías del mundo como Estados Unidos, Canadá o Australia, entre otras, que, siendo ricas en materias primas, han sabido diversificar adecuadamente sus estructuras económicas.

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