INICIATIVA DEL PARLASUR

Una vez más (y no nos rendimos): ¡Chau a la comida chatarra!

Mala alimentación, sedentarismo, poca actividad física, largas jornadas de trabajo sentados detrás de una computadora y comida chatarra son algunas de las cuestiones de la vida en las ciudades. Todo este combo tiene como consecuencia dietas poco saludables provocando en algunos casos sobrepeso y hasta obesidad. El mundo conoce bien estas enfermedades: la obesidad y el sobrepeso se basan en la excesiva acumulación de grasa en el cuerpo produciendo problemas en la salud de quienes las padecen.

Un buen indicador para adultos es el índice de la masa corporal (IMC) que se obtiene de la división del peso en kilos de una persona por el cuadrado de su altura en metros (kg/m2). Pero solo da un valor aproximado. Será sobrepeso cuando el IMC sea igual o mayor a 25 y obesidad cuando el IMC sea igual o mayor a 30.

La alimentación y la actividad física son dos importantes determinantes a la hora del desarrollo de esta enfermedad.

La principal causa es el desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas. Y esto es producto de un aumento en el consumo de alimentos con muchas calorías y ricos en grasas y una disminución de la actividad física como resultado de la vida sedentaria, los medios de transporte y la urbanización, propias de la vida en la ciudad.

También, la obesidad aumenta la probabilidad de padecer enfermedades crónicas como la diabetes, enfermedades del corazón, accidentes vasculares, hipertensión, enfermedades de la vesícula y distintos tipos de cáncer.

Pero la mala alimentación y el desarrollo de enfermedades alimentarias es el resultado de varios factores que actúan en simultáneo como:

-el entorno familiar: dietas muy permisivas o poco saludables en los hogares familiares, con un alto consumo de bebidas con azúcar y alimentos con grandes cantidades de grasas, poco consumo de frutas y verduras y estilos de vida sedentaria. A esto se le suma que se consume mucha TV y computadora en vez de practicar actividades físicas y deportivas:

-el entorno comunitario: la alimentación escolar generalmente es poco saludable además que los chicos no cuentan con educación alimentaria en las escuelas. La actividad física que se practica no suele ser suficiente;

-la responsabilidad del Estado: la regulación de las publicidades sobre alimentos es deficiente. Además que es deficiente la regulación de la elaboración y oferta de alimentos procesados.

Es importante hacer hincapié en que la obesidad es una enfermedad prevenible en gran medida por lo que con una alimentación sana y equilibrada, con actividad física semanal y una adecuada política de estado que brinde asesoramiento y orientación en estos temas, se podrá evitar su aumento. Sobre todo en los menores que están a tiempo de no desarrollar malas prácticas alimentarias.

El sobrepeso y la obesidad infantil en particular afectan a países de bajos y medios ingresos. Por eso no debe sorprender que América Latina viva esta realidad de la que debe hacerse cargo con urgencia. Además que los chicos que padecen esta enfermedad desde la niñez, tienden a mantenerla cuando son adultos.

Según informó la Organización Mundial de la Salud (OMS) en junio de este año, en 2014 el 39% de los adultos mayores de 18 o más tenían sobrepeso y el 13% eran obesos. Además 41 millones de chicos menores de 5 años sufrían de sobrepeso u obesidad, y determinó que la obesidad es una epidemia en todo el mundo.

Latinoamérica tiene muchos problemas a resolver respecto a la obesidad y obesidad infantil en particular. En febrero de este año la Organización de ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) declaró que "Argentina encabeza la tasa de obesidad infantil en América Latina con 9,9 por ciento, seguido por el 9,8 por ciento que registra Perú y 9,5 por ciento de Chile.”

Argentina es el tercer país en Latinoamérica en consumo de comida chatarra y primeros se ubican México y Chile. Así lo estableció un estudio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en septiembre de 2015. El estudio se hizo en base a 13 países (Uruguay, Costa Rica, Guatemala, Brasil, Bolivia, Venezuela, República Dominicana, Colombia, Ecuador, Perú, Argentina, Chile y México). Y reveló que Argentina, para 2015, consumía 185 kilogramos de consumo de comidas y bebidas ultraprocesadas por persona.

Por eso, en este contexto que sufre la región latinoamericana, en septiembre de 2016 el Parlamento del Mercosur (PARLASUR), aprobó una iniciativa del legislador argentino por Cambiemos, Osvaldo Mércuri. Lo que se busca es que se articulen programas de alimentación saludable en el bloque regional por el avance de la obesidad en esta región.

Además Mércuri dijo que la desigualdad en la distribución alimenticia provoca casos de desnutrición. Y agregó que "la otra cara de la misma moneda es la ingesta de la llamada comida chatarra, con consecuencia como la diabetes, problemas articulares, cardíacos y circulatorios en la población".

El legislador también explicó que es muy preocupante el crecimiento de la obesidad infantil y por eso es necesario que los estados “difundan, estimulen y apoyen programas de alimentación saludable”.

Por último dijo que los países miembros del PARLASUR tienen los recursos naturales en frutas, verduras, carnes, legumbres y semillas como para desarrollar dietas saludables y equilibradas. Y que en Latinoamérica "rescatar estos alimentos es también soberanía alimentaria, descartando el consumo desaforado de comida chatarra que no forma parte de nuestra cultura originaria” más relacionada con las dietas que se dan en países de América del Norte.

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