DESPUÉS DE LA DERROTA DEL SÍ

"Colombia, la Paz así... no"

Urgente24 ha considerado aceptable el acuerdo de paz entre Juan Manuel Santos y las Farc, propuesta que perdió la consulta popular a la que no asistió más del 50% del electorado colombiano, desinterés aún más llamativo que el triunfo del No. Desde los partidarios del Sí, el ex presidente Ernesto Samper dijo: "Tuvimos problemas de comunicación, no fue clara la participación de la sociedad civil en las negociaciones". Para Urgente24, esto no alcanza a explicar lo que ocurrió. Es imprescindible consultar a quienes apoyaron el bando ganador del referendo. La columna del director de geoeconomicsgps.com/, Julio Cirino, precisamente permite comprender ese enfoque:

por JULIO A. CIRINO

Durante las últimas décadas las acciones más frecuentes de las FARC fueron, el ataque a poblaciones, el secuestro, el rapto de menores, la utilización de mujeres, los atentados con explosivos, las “pescas milagrosas” y una asociación muy cercana con el narcotráfico.

Con apoyo de los hermanos Castro y luego de Hugo Chávez montaron una estructura de propaganda internacional que “vendió” la idea de las FARC como un grupo dedicado a las reformas sociales; noción que muchas “almas bellas” compraron entusiastas tanto en América del Sur como en Europa y los EEUU lo que les dio cierto aire de respetabilidad mientras las tropelías continuaban en Colombia.

Para algunos el resultado de la votación sucedida en Colombia, el domingo 2 de octubre fue una sorpresa mayúscula; la verdad es que dejando de lado toda la publicidad que el presidente Santos montó en torno de estos peculiares acuerdos, había porciones muy significativas de la población que no los apoyaban.

Hay quienes señalaron que los votantes del NO lo hacían contra la paz. No es así, repudiaban una paz que más que eso parecía una rendición frente al grupo terrorista FARC.

Uno de los datos que no se tomó en cuenta al hacer los pronósticos fue que la imagen positiva de las FARC en la población de Colombia nunca superó el 4%.

La asociación del grupo con el narcotráfico pasó por diversas etapas; en algún momento cultivaron coca buscando controlar todo el ciclo, esto le creó dificultades tácticas y logísticas importantes. En los últimos tiempos cobraban protección y peaje, para que los narcos pudieran operar en los territorios controlados por ellos. Esto, además, fue un importante factor en el aumento de la corrupción, convertida en un problema mayor, cosa que se venía arrastrando desde los años en que no pocos colombianos participaban en lo que ellos discretamente llamaban “la apuntada…”.

Como si esto fuera poco el llamado “frente 16” de las FARC montó un elaborado sistema de intercambio de cocaína por armas contando con la complicidad de Dessy y Dino Bouterse de Suriname. Sistema por el cual las avionetas de las FARC llevando cocaína aterrizaban en pistas oficiales de Suriname y cargaban armas; volaban violando el espacio aéreo de Brasil, lo que llevó a que los aviones de su fuerza aérea derribaran a varias avionetas, entorpeciendo la operación. Las armas llegaban desde China.

Como es sabido el grueso de los frentes del grupo operaba en el ámbito rural, lo que es menos sabido es que toda su infraestructura de inteligencia y logística opera en el medio urbano. De hecho una de las preocupaciones existentes era que pasaría con toda esta infraestructura si el acuerdo era aprobado. La noción que toda esta gente “dejaría de cobrar” y se insertaría en el mercado laboral pacíficamente parecía altamente improbable.

Otra faceta que se menospreció es la consideración a los miles de víctimas de las acciones de los terroristas, muertos, mutilados, desplazados, gente con traumas difícilmente superables después de meses y años secuestrados en la selva.

Fueron muchas las familias que pasaron por esto y no había lugar seguro. Años atrás el grupo inauguró lo que se conoció como “pescas milagrosas”, unidades de las FARC vestidos con uniformes policiales/militares montaban retenes en las rutas de salida de las principales ciudades y realizaban secuestros al azar de ciudadanos que circulaban y les elegían en base al vehículo que conducían; verdaderas epidemias de secuestros express que sólo se detuvieron cuando durante la presidencia de Alvaro Uribe se montó un sistema de respuesta al tiempo que las acciones de las fuerzas armadas empujaban a las FARC a adentrarse en la selva.

La idea de buscar la paz es de antigua data, el ex presidente Pastrana en los '90 se animó a la creación de “áreas desmilitarizadas” (El Caguan) zonas en las que las fuerzas armadas no podían operar; esto sería, en teoría, el ambiente necesario para los acuerdos de paz.

El resultado fue que estas zonas se convirtieron en “depósitos” de secuestrados, armas y municiones, medicinas y alimentos que se fueron distribuyendo entre los diversos frentes. Obviamente las negociaciones fracasaron.

Estas últimas, paradójicamente nacen del “Plan Colombia” implementado por el gobierno de Uribe, con el apoyo de Estados Unidos. El plan mejoró notablemente la calidad y la movilidad de las fuerzas armadas por lo que las FARC perdieron importantes capacidades operativas al tiempo que la cantidad de reclutamientos se reducían, lo que les llevó al secuestro de menores para nutrir sus alicaídas filas.

La creciente debilidad de Venezuela, principal apoyo real de las FARC es uno de los factores decisivos. Los hermanos Castro fueron los “santos patrones” del grupo, pero en la medida que su situación económica empeoraba, sobre todo después la de la caída del régimen de Moscú, Caracas pasó a ser quien ofrecía todo el respaldo que las FARC necesitaban, llegando a tener representación “diplomática” (obviamente no oficial) y un gran apoyo logístico.

Desaparecido Hugo Chávez y frente al deterioro de la política y la economía que trajo Maduro, este sostén de los terroristas se redujo a su mínima expresión.

Cómo seguir

Mucho depende del grado de realismo de las FARC que habían planteado objetivos de máxima: representación parlamentaria sin elecciones, una cuasi impunidad judicial, mantener a los miembros de las fuerzas armadas bajo proceso o en la cárcel, controlar amplias zonas del país, una muy laxa supervisión de una entrega voluntaria de armas y un importante aporte económico para la reinserción social de sus combatientes.

Hasta ahora se sabe que el alto el fuego se mantiene pero es casi imposible hacer predicciones ya.

Lo interesante de la situación es que el rechazo de esta “paz” no se produce por la resolución política de una persona o partido político, sino por el voto de la ciudadanía.

Veremos que tienen que decir aquellos que señalaban que esto era lo más a que los colombianos podían aspirar; o bien que apoyar el NO era apoyar la continuidad de la guerra.

También tendrán que pronunciarse los “patrones” de las FARC, los hermanos Castro y el alicaído Maduro; sin dudas con el coro de fondo de Evo Morales, Ortega, Correa y sin descartar a la devaluada “Kristina K”.

Pero esto lo veremos en los próximos días…

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