REVUELO EN EL VATICANO

4 cardenales acusan al Papa de sembrar confusión

Hay una disputa de poder intensa. En ese contexto, 3 cardenales católicos apostólicos romanos jubilados (eméritos): los alemanes Walter Brandmüller y Joachim Meisner, y el italiano Carlo Caffarra; más el estadounidense Raymond Leo Burke, a quien Francisco relegó en 2014 de un alto cargo en la Signatura Apostólica, desafiaron públicamente al papa Francisco, en un inusual cuestionamiento sobre sus enseñanzas en un documento sobre la familia en el que lo acusan de sembrar confusión sobre temas morales importantes.

4 cardenales conservadores desafiaron públicamente al papa Francisco, en un inusual cuestionamiento sobre sus enseñanzas en un documento sobre la familia en el que lo acusan de sembrar confusión sobre temas morales importantes.

Pero antes de avanzar, un dato: el Papa anunció recientemente que, en el consistorio que se realizará el 19/11, se crearán 17 nuevos cardenales de la Iglesia Católica, de los cuales 13 tendrán derecho a voto en el cónclave que, llegado el momento, decida quién será el sucesor de Jorge Mario Bergoglio en el trono pontificio. Francisco tiene claro que ninguna de sus reformas habrá de perdurar si no va acompañada de los apoyos políticos necesarios en el interior de la curia romana.

En ese contexto, los 4 cardenales -2 alemanes, 1 italiano y 1 estadounidense (3 cardenales retirados: los alemanes Walter Brandmüller y Joachim Meisner, y el italiano Carlo Caffarra; más el estadounidense Raymond Leo Burke, a quien Francisco relegó en 2014 de un alto cargo en la Signatura apostólica)- han asegurado que han hecho público el documento porque Francisco nunca les respondió. No es la primera vez que el papa choca con purpurados conservadores, que se oponen a la apertura del pontífice en temas como el divorcio, la homosexualidad, la desigualdad económica o el cambio climático.

En concreto, los 4 cardenales rebeldes cargan contra la exhortación apostólica "Amoris Laetitia", con la que Francisco trataba de abrir la puerta a los católicos divorciados -"nadie puede ser condenado para siempre", dijo- y caminar hacia una Iglesia más tolerante en aspectos de la familia.

El pontífice católico apostólico romano ya había chocado con conservadores a quienes les preocupa que Francisco esté debilitando las reglas de la Iglesia católica sobre temas morales, como la homosexualidad y el divorcio, mientras se centra en problemas sociales como el cambio climático y la desigualdad económica.

Precisamente, el próximo consistorio refleja el deseo de Francisco de que la Iglesia Católica sea menos proclive a demonizar todo aquello que se aleja de sus enseñanzas tradicionales. E incorporará en la toma de decisiones a corrientes eclesiásticas que fueron desplazadas durante Juan Pablo II y Benedicto XVI.

Se prevé que la meta de Francisco es consolidar una nueva plataforma para el gobierno de la Iglesia Católica en los próximos 2 o 3 lustros.

El repaso de las nacionalidades de los 17 nuevos purpurados (5 europeos, 4 de América septentrional, 2 de América meridional, 3 de África, 2 de Asia y 1 de Oceanía) indica que Bergoglio aspira a que esa universalidad de la Iglesia se refleje en la composición del Colegio Cardenalicio, que para finales de noviembre contará con 228 miembros, de los cuales 108 serán no electores y 120 electores.

En lo que va de su pontificado, Francisco ha creado ya 44 cardenales electores, lo que inclina la balanza a su favor a la hora de someter a su consideración temas relacionados con el dogma y la gobernanza de la Iglesia. No obstante, el decano del Colegio, cardenal Angelo Sodano, un leal a toda prueba de Juan Pablo II, es el contrapeso de los progresistas.

Sodano es el último y más sólido eslabón del otrora poderoso grupo que encumbró el exarzobispo de Cracovia, Karol Wojtyla, para garantizar la interlocución política de la Iglesia Católica con los actores clave que pusieron fin a la Guerra Fría.

La protesta

Acerca de la protesta de los 4 cardenales conservadores, en cuestión están algunas de las enseñanzas del tratado de 260 páginas llamado "Amoris Laetitia" (La dicha del amor), un documento angular del intento de Francisco de hacer un catolicismo más inclusivo y menos condenatorio.

En el documento, publicado en abril, el jefe del Vaticano abogó por una Iglesia menos estricta y más compasiva hacia miembros "imperfectos", como los divorciados que se han vuelto a casar, diciendo que "nadie puede ser condenado para siempre".

Bajo las enseñanzas de la Iglesia estas personas no pueden recibir la comunión a menos que se abstengan de mantener relaciones sexuales con su nueva pareja, porque su primer matrimonio aún es válido ante los ojos de Dios y por lo tanto se considera que llevan una vida adúltera.

En el documento, el Papa parecía ponerse del lado de los progresistas que habían propuesto un "foro interno" en el que un sacerdote u obispo decidirían conjuntamente con el individuo si pueden ser reintegrados completamente y recibir la comunión.

Los conservadores desafiaron esto y, en su carta, los 4 cardenales pidieron al pontífice "resolver estas dudas que son causa de desorientación y confusión".

El texto

Al Santo Padre Francisco
y para conocimiento a Su Eminencia Cardenal Gerhard L. Müller
Beatísimo Padre,

Tras la publicación de Su Exhortación Apostólica "Amoris laetitia", teólogos y eruditos propusieron interpretaciones no sólo divergentes, sino también contradictorias, sobre todo a causa del capítulo VIII. Además, los medios de comunicación enfatizaron esta disputa, provocando incertidumbre, confusión y alarma entre muchos fieles.

Por eso, a quienes suscribimos esta carta, y también a muchos obispos y presbíteros, nos han llegado numerosas peticiones por parte de fieles de distintas clases sociales sobre la correcta interpretación que hay que dar al capítulo VIII de la Exhortación.

Ahora, impulsados en conciencia por nuestra responsabilidad pastoral y deseando hacer realidad cada vez más esa sinodalidad a la cual Su Santidad nos exhorta, con profundo respeto nos permitimos pedirle, Santo Padre, como supremo Maestro de la Fe llamado por el Resucitado a confirmar a sus hermanos en la fe, que dirima las incertidumbres y clarifique, dando benévolamente respuesta a las "Dudas" que nos permitimos adjuntar a la presente.

Quiera Su Santidad bendecirnos, mientras Le prometemos recordarle constantemente en nuestras oraciones.

Card. Walter Brandmüller
Card. Raymond L. Burke
Card. Carlo Caffarra
Card. Joachim Meisner
Roma, 19 de septiembre de 2016

La trama

Walter Brandmüller y Joachim Meisner; el italiano Carlo Cafarra y el estadounidense Raymond Burke, que ya firmaron en su día una discutida carta contra el Papa, suscrita por 13 cardenales (aunque al menos 4 acabaron por echarse atrás), y que ahora han filtrado al vaticanista Sandro Magister un escrito donde cuestionan las enseñanzas de la exhortación post sinodal, aprobada después de 2 sínodos.

En esta ocasión, la excusa para arremeter abiertamente contra Bergoglio consiste en que el Papa "ha decidido no responder" a su carta, por lo que interpretan "esta decisión soberana suya como una invitación a continuar la reflexión y la discusión serena y respetuosamente".

En una suerte de 'excusatio no petita', los 4 purpurados aseguran estar "profundamente preocupados por el verdadero bien de las almas, suprema ley de la Iglesia, y no por hacer progresar en la Iglesia cualquier forma de política".

En realidad, la carta supone una enmienda a la totalidad a la "Amoris Laetitia" y al enfoque del Papa ante algunas realidades, que aparecen en los puntos 300 a 305 de la exhortación y que, en opinión de los cardenales ultraconservadores, son "dudas" que Francisco ha de responder con un "sí o con un no".

Francisco ya había chocado con los sectores más conservadores desde que intentó modificar el status de la Curia vaticana, para cumplir con el cometido del Cónclave que lo eligió Papa: constuir una Iglesia pobre y para los pobres, alejada de la autorreferencialidad y con la misericordia y la apertura al mundo como marcos de actuación.

Los firmantes del escrito también aprovechan para arremeter contra el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Gerhard Müller (quien curiosamente también estaría incluido en el grupo de ultraconservadores), quien también dio la callada por respuesta a la petición de los 4 cardenales.

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