1 AÑO DE MACRI Y LA OBRA PÚBLICA LUCE FRENADA

Crece el debate sobre la estanflación que no cesa y un Gobierno que "no arranca"

Semana de Conferencia de la Unión Industrial Argentina, en la que se confirmará la caída de la producción en la industria manufacturera, la destrucción de 50.000 puestos de trabajo y la persistencia de la estanflación. Habrá muchísimo debate sobre competitividad, un tema que no tiene resuelto la Administración Macri, que insiste en postergar todos los temas para después de las elecciones 2017. Luce preocupado Claudio Chiaruttini en su editorial dominical, con una coyuntura de Cambiemos que arroja dudas sobre el futuro.

por CLAUDIO M. CHIARUTTINI

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). A poco de cumplir 1 año en el poder, la falta de “brotes verdes” y la desconfianza de que lleguen en el corto plazo, están desnudando la debilidad política de Mauricio Macri, tanto en el Congreso Nacional como en la negociación con la oposición; confirmando que, pese a que se cedieron miles de millones de pesos a Intendentes y Gobernadores, no hay dinero que alcance para suplantar el ejercicio efectivo del poder político.

Mauricio Macri tiene

> una aliada que le produce enormes problemas internos y que avanza con su agenda personal sin medir costos para la Casa Rosada, Elisa Carrió;

> un partido centenario de asociado, pero los radicales no son capaces de apoyar públicamente 1 sola medida que lleve adelante el Presidente de la Nación;

> los Gobernadores, a los que se les condonó deuda, se le concedió plazo de pago y se les otorgaron subsidios, créditos, autorizaciones para endeudarse y obras públicas, no ceden un palmo de poder en sus distritos y rechazan el “voto electrónico ”;

> los grupos piqueteros y colectivos sociales kirchneristas, reciben más dinero que cuando gobernaba Cristina Fernández, pero le disputan la calle al PRO y quieren 1 millón de salarios para financiar sus estructuras políticas que enfrentarán a “Cambiemos” en las urnas 2017.

El PRO tiene un forma “light” de ejercer el poder, en especial, luego de un hiperpresidencialismo ultraverticalista que duro 12 años, encabezado por Néstor Kirchner y Cristina Fernández, lo que hace que las fuerzas panperonistas y opositoras menosprecien el “estilo macrista”. Pero, dado que en las filas del PRO se repulsa la política, o directamente no se la sabe ejercer, creen que el camino de negociar por dinero todo lo soluciona. Ya es hora que se den cuenta que no es así.

De todos modos, más allá de la falta de ejercicio inteligente de la política y de la comunicación política, y el abuso en el uso de la “billetera” para articular alianzas, es la falta de una reactivación económica lo que está ahondando la debilidad intrínseca que le inyectó a la Administración Macri el ajustado resultado electoral que se obtuvo hace un año y que sólo se puede superar con un enorme éxito en las urnas 2017, algo que por estas horas, aparece como muy difícil de alcanzar.

Expliquemos. Todas las simulaciones realizadas, tanto en el Gobierno como en las fuerzas opositoras, concluyen que “Cambiemos”, ante el mejor resultado electoral, no tendrá mayoría propia ni en el Senado ni en Diputados y, con viento a favor, llegará a ser la fuerza minoritaria N°1 en la Cámara baja y fuerza N°2 en la Cámara Alta.

Entonces, el Gobierno se encuentra en una encrucijada: Por más esfuerzo que haga para obtener la mejor votación el año que viene, van a tener que seguir negociando, a capa y espada, contra el panperonismo y contra los colectivos sociales que viven de las arcas del Estado. La diferencia si la Casa Rosada tendrá que negociar desde una posición de debilidad o de fortaleza provendrá de una rápida y fuerte reactivación de la economía, del consumo y de la producción.

Y las noticias del mundo económico no son buenas

Entre lunes y martes, en Parque Norte, se realizará la 22da. Conferencia de la Unión Industrial Argentina, en donde la central patronal dejará en claro el pésimo momento que vive el sector, con una caída de la producción del sector de 4,5% del PBI en 12 meses, una destrucción de 50.000 puestos de trabajo y con dudas sobre la fortaleza que tendrá la reactivación.

Es cierto que el sector industrial sufre profundamente los malos indicadores de la industria brasilera, 40% de lo que producen las industrias argentina se venden a Brasil; la recesión en la Unión Europea y USA tampoco ayudan a que el sector pueda reaccionar; y la pérdida de competitividad del peso impide ganar mercados en reemplazo de los que hoy están en procesos recesivos.

El presidente de la 22da. Conferencia Industrial, Miguel Acevedo, hombre del sector agroindustrial, no teme en calificar al Banco Central de “Enemigo Nº 1 ” de la industria por su política de altas tasas de interés, pero también considera como “Enemigos Nº 2” de la industria a los bancos Nación, Provincia de Buenos Aires y Ciudad. Todos administrados hoy por el PRO. El mensaje es claro.

El titular de la Unión Industrial Argentina, Adrián Kaufmann Brea (Arcor), promete una docena de medidas fiscales, sin costo para el erario público, que pueden beneficiar al sector; también reclamarán una política de “administración inteligente” del comercio exterior, lo que implica poner cupo a las importaciones y se pondrá énfasis en las economía regionales, dado que 40% de sus producciones tenía por destino Brasil, pero hoy no encuentran mercado para vender y neutralizan el auge que se vive en el campo.

La UIA promete no hablar de tipo de cambio, uno de los efectos de la menor influencia de José Ignacio de Mendiguren en la central patronal, dicen sus detractores (aunque, en verdad, todo depende de la popularidad de Sergio Massa, al que está vinculado 'el Vasco'). Sin embargo, será reemplazado por el tema “competitividad”, otra cara de la misma moneda.

Los problemas políticos y económicos tienen efecto directo en el Gabinete de Mauricio Macri, por eso, el mismo Presidente de la Nación “blanqueó” las rencillas internas y ahora se intenta rehacer los lazos entre los ministros del Gabinete Nacional con un encuentro de 3 días en Chapadmalal, en el que cada uno de los funcionarios invitados deberán explicar cómo salieron de la recesión los países o etapas históricas que les dieron para investigar y anticipr los planes y medidas para el 2017.

Asombra la estructura empresarial conque se plantea el encuentro en Chapadmalal. Hoy el Gobierno tiene un enorme déficit de ejecución de medidas, planes y programas anunciados. El problema está en la gestión, en llevar a la acción lo decidió o en decidir, dado que las reuniones para alcanzar consenso para tomar una medida suelen ser muy extenso. El macrismo es burocrático, deliberativo, dilata los plazos y abusa de los excels, los gráficos y los “power points”.

La obra pública es el mayor ejemplo de este “padecimiento” que tiene el macrismo. Mauricio Macri es el 2do. Presidente de la Nación de profesión ingeniero y quiere que su mandato quede marcada por la obra pública, tal como hizo en la Ciudad de Buenos Aires con la parquización de plazas, la bicisenda, el Metrobus y la solución a las inundaciones en el barrio de Belgrano. Lo mismo quiere repetir ahora, a nivel nacional. Decenas de programas y planes se anunciaron, pero no están ejecutándose.

Las partidas presupuestarias, están. Los planos de obra, están. Los problemas están concentrados en los “mecanismos de transparencia”, los sistemas de actualización de precios y las formas de adjudicación, para que no se crea que haya preferencias hacia alguien. Sin embargo, como todo está demasiado “charlado”, las únicas obras públicas que arrancaron son las financiadas por la Nación... que ejecutan municipios o provincias, más efectivos para lanzar y adjudicar las licitaciones. Así, el dinero lo pone la Casa Rosada y el rédito político es para el intendente o gobernador a cargo.

Hace 3 semanas, Mauricio Macri decidió que la campaña 2017 se basará en inaugurar una obra pública diaria y a protagonizar anuncios de inversión. Así, la obra pública no sólo tiene su efecto reactivante sobre la economía y la producción, sino también, es la llave de crear una percepción de un Gobierno “cerca de la gente” y “solucionando problemas”.

Sin embargo, hoy, la frase que se repite en los estudios de opinión pública es la mismo que dice la oposición: “ el Gobierno no arranca”. Es increíble que a 11 meses y medio de gestión, exísta la idea de que la Administración de Mauricio Macri no logra comenzar a funcionar. Así, aunque hagan 100 timbreadas, la idea de imponer la sensación de que “se está cerca de la gente”, no deja de ser un deseo.

Gestión, política y comunicación ya se combinan para crear la idea de “debilidad” que invade al panperonismo y lo envalentona para suponer que van a volver al poder en poco tiempo, o los empresarios, que postergan comenzar con las inversiones anunciadas hasta que el macrismo reconfirme su poder político o los inversores extranjeros, que no quieren arriesgar capital hasta que algunos indicadores macroeconómicos se “normalicen”.

Y acá surge un nuevo frente de tormenta para el Gobierno de Mauricio Macri: Nadie niega ni minimiza la enorme tarea que implicó desatar los “nudos económicos” que dejó el kirchnerismo. Pero los problemas que se generaron en ese proceso, ya son leídos por empresarios, banqueros e inversores extranjeros como fruto del “modelo macrista”.

El déficit cuasifiscal ha entrado en el “radar” de las consultoras económica ortodoxas. El déficit fiscal kirchnerista se extendió al 1er. año del macrismo y lo hará en el 2do. año. La inflación baja por efecto de la merma de poder adquisitivo del salario. Las tasas de interés no bajan para poder controlar el circulante. El abuso en el endeudamiento comienza a generar dudas. El consumo no se recupera, al contrario, sigue cayendo.

Para muchos economistas, el escenario macro es tan complejo como el que tuvo que enfrentar Mauricio Macri y su equipo el 11/12/2015. Sin embargo, la diferencia con respecto a ese momento es que no queda claro si el Gobierno tiene una “hoja de ruta”, para no pedir un “plan”, algo que el Presidente de la Nación nunca tuvo en 8 años de Jefe de Gobierno porteño. Es más, el macrismo parece esperar que la solución de los problemas surja por fuera de la gestión.

No hay campaña para incentivar el “blanqueo” fiscal. No hay medidas para reducir el inmenso déficit fiscal. Para que el Banco Central bajar la tasa de interés, Federico Sturzenegger tuvo que reunirse con Mauricio Macri y recibir una orden directa. La reforma fiscal está en veremos. No se conocer plan para bajar el stock de Lebacs y reducir el déficit cuasifical.

En pocas horas más se cumple 1 año de que “Cambiemos” ganara imprevistamente el balotaje. Ya es hora de que aparezcan soluciones.

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