GUERRA COMERCIAL

China advierte a Trump que se defenderá en la OMC

Beijing defenderá sus derechos bajo las normas de aranceles de la Organización Mundial de Comercio si el presidente electo de USA, Donald Trump, cumple con las amenazas que realizó durante su campaña y aplica impuestos a los bienes fabricados en China, anunció un funcionario chino.

 Beijing defenderá sus derechos bajo las normas de aranceles de la Organización Mundial de Comercio si Donald Trump cumple con las amenazas que realizó durante su campaña y aplica impuestos a los bienes fabricados en China, dijo el miércoles un funcionario chino.

Zhang Xiangchen, vicerepresentante de comercio internacional de China, agregó en una conferencia de prensa que múltiples académicos, empresarios y funcionarios gubernamentales han concluido que Beijing no está manipulando al yuan para obtener ventajas comerciales injustas, como ha denunciado Trump.

"Creo que después de que el señor Trump asuma el cargo, se le recordará que USA debe honrar sus obligaciones como miembro de la Organización Mundial de Comercio", dijo Zhang a través de un intérprete.

"Como miembro de la OMC, China puede salvaguardar sus derechos", agregó.

Trump ha dicho que Beijing "nos está matando" en el comercio y que tomará medidas para reducir el enorme déficit de Estados Unidos en el intercambio de bienes con China. También afirmó que la segunda economía mundial manipula su moneda y que su Gobierno aplicará aranceles de hasta un 45% en cuanto asuma el poder en enero.

Zhang, quien habló al cierre de una reunión técnica de dos días entre funcionarios de comercio de USA y China en Washington DC, dijo que Beijing ha seguido de cerca las declaraciones de Trump durante la campaña y mientras se prepara para asumir el poder.

El funcionario chino dijo que sin importar los cambios de liderazgos, los intereses económicos comunes de Estados Unidos y China superan a sus diferencias y que la cooperación debería continuar.

Editorial

El editorial del matutino Global Times del lunes 21/11 podría reflejar la opinión que mantiene el Partido Comunista Chino (PCC) ante el acceso de Donald Trump a la presidencia estadounidense.

"¿Puede China superar a USA y dirigir el mundo?", fue el titular de ese texto cuya conclusión resultó que todavía no había llegado el momento para Beijing -"China todavía no puede competir con USA en fuerza integral", se leía en el texto- pero también que su "ascenso es inevitable".

El Global Times tan sólo expresó una de las ideas que están canalizando los órganos de expresión del PCC para concluir que la llegada de Trump plantea enormes "oportunidades" para ampliar el área de influencia de la nación asiática, especialmente ahora que el líder norteamericano ha declarado su intención de abandonar el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP).

Para China, el pacto de las 12 naciones del que había sido excluido, constituía el eje principal del intento de Washington por recuperar su influencia en el área de Asia y el Pacífico. En palabras de la agencia china oficial, "el arma económica de la estrategia geopolítica de la administración Obama para asegurarse de que Washington gobierna de forma suprema en la región".

Anticipándose a las palabras de Trump, el propio presidente chino Xi Jinping se apresuró este fin de semana en América Latina en la reunión del Foro de Cooperación Asia-Pacífico (Apec) a colocar a su país a la cabeza del bloque que defiende el libre comercio frente a la tendencia proteccionista que abandera Trump y promover su propia alternativa al TPP: el Tratado de Libre Comercio de Asia Pacífico (FTAAP) y el Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional (RCEP), en el que se integrarían 16 países de esa región pero no USA.

"La construcción de una zona de libre comercio en Asia Pacífico es una iniciativa estratégica vital para la prosperidad a largo término de la región. No vamos a crear la puerta al mundo exterior, sino que la abriremos todavía más", manifestó el dirigente comunista en su alocución ante los miembros de la APEC.

"China es un vehemente partidario y defensor del comercio... que ayudará a revitalizar la economía mundial", aseguró el martes 22/11 en su editorial el matutino China Daily mientras que Xinhua reclamaba que se "acelere" el proceso de constitución del FTAAP, que se planteó en Beijing en 2014 y que si llegara a fructificar representaría un 57% de la economía mundial y la mitad del comercio que se realiza en el orbe.

La intervención de Xi Jinping incidió en el principal instrumento de la política exterior china -su fuerza económica- y recordó que en los próximos cinco años su país importará productos por valor de US$ 8 billones e invertirá US$ 750.000 millones en el exterior.

Esta ha sido la actuación que ha llevado al estado asiático a inundar países latinoamericanos como Ecuador, Chile o Perú con millones de dólares de inversión y asistencia, estableciendo así una firme presencia en un subcontinente que hasta ahora se consideraba el patio trasero de Washington.

Tal como recordaba también Xinhua, el comercio entre China y América Latina se han multiplicado de forma exponencial en la última década hasta alcanzar los US$ 236.000 millones en 2015. En 2015, China superó a USA como el mayor inversor extranjero y se erigió en el principal destino para las exportaciones del continente.

Sin embargo, el profesor Stephan Nagy, de la Universidad Internacional Cristiana de Tokio (Japón), coincide con The Global Times en que la pretensión última de China todavía no es desplazar a USA del liderazgo mundial sino "confirmar -por el momento- su hegemonía" en Asia y "convertirse en el líder de los países en desarrollo".

La misma tesis que mantuvo Xi Jinping en Perú, donde adelantó que China "fortalecerá su lucha por una mayor representación y más voz para los países emergentes y en desarrollo".

Por el contrario, la alianza norteamericana en Asia que se basaba hasta ahora en su cercanía con países como Japón, Corea del Sur y Filipinas ha comenzado a resquebrajarse ante el distanciamiento que está adoptando el nuevo presidente de esta última nación, Rodrigo Duterte, y la posibilidad cada vez más real de que la presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, sea desplazada del poder y deje paso a una administración que pueda poner en cuestión decisiones tan básicas para Washington como el despliegue del escudo anti-misiles THAAD, al que precisamente se opone China.

Cualquier giro en la Península coreana puede constituir un quebradero de cabeza mayor para Washington ya que todos los analistas coinciden en que es más que una hipótesis que durante la era Trump Corea del Norte adquiera la capacidad para lanzar un misil que pueda amenazar el territorio continental de USA y tenga posibilidades de transportar una ojiva nuclear, lo que convertiría a este país en la principal amenaza estratégica para la nación norteamericana.

Todo esto esto, está generando una enorme desazón en el aliado regional más firme de USA, Japón, que quedó de manifiesto cuando el primer ministro Shinzo Abe pidió reunirse recientemente con Trump en Nueva York en un hecho inédito para un presidente electo.

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