1 AÑO DE MAURICIO MACRI

Acerca del Gran Error 2016 de Cambiemos: Renunciar al cambio

En 2013 ocurrió el notable ascenso electoral de una fuerza político-electoral novedosa que proponía la renovación (Frente Renovador), y en 2015 la sociedad argentina eligió a otra fuerza político-electoral que prometió el cambio (Cambiemos). Es decir que hace 4 años que la mayoría de la sociedad argentina reclama modificaciones. El gran error de Mauricio Macri es subestimar a sus votantes y, luego de semejantes mensajes, aplicar un peligroso inmovilismo tanto de propuestas como de acciones.

por EDGAR MAINHARD

La alianza Cambiemos atraviesa horas de angustia, reproches domésticos y murmuraciones sobre sus adversarios, tal como le sucedió al Frente para la Victoria hace 1 año, y al Frente Renovador cuando perdió fuelle entre 2014 y 2015.

Urgente24 ya ha sostenido que un error inicial de Cambiemos fue intentar ignorar que en la 1ra. vuelta electoral, Mauricio Macri obtuvo menos sufragios que Daniel Scioli, y en el balotaje ganó con votos de Sergio Massa.

Esta realidad obligaba a Macri a articular una coalición más amplia que Cambiemos, porque los votos de su fuerza político-electoral no habían sido suficientes para ganarle al Frente para la Victoria.

Sin embargo, Macri no sólo decidió comportarse tal como si hubiese conseguido los sufragios necesarios para ganar por sí mismo, sino que hasta prescindió de sus aliados en Cambiemos -tanto la Unión Cívica Radical como la Coalición Cívica/ARI- para gestionar el Estado. Cada uno se lo factura como puede: la UCR manifestando una apatía notable a la hora de respaldar a la Administración Macri, y la CC/ARI asumiendo un rol feroz, por momentos, de crítica a decisiones del Ejecutivo Nacional.

Por otra parte, los de Massa le cobran a precio de oro cada respaldo que le conceden al Ejecutivo Nacional, y el peronismo disidente del kirchnerismo concreta algo peor: tasa bien alto su respaldo pero luego no cumple según las previsiones de la Administración Macri.

El 2do. semestre 2016 ha resultado mucho más complicado que el 1ro., cuando todavía había un período de gracia para el Presidente y su equipo. En particular el mes de noviembre fue una acumulación de desastres.

El fondo

Es hora de señalar un 2do. error conceptual llamativo de parte de la Administración Macri.

Todo indica que no comprendió el motivo profundo del deterioro de los Kirchner en el poder. Este desconocimiento provocó no sólo un análisis casi frívolo de la situación sino que las medidas que ejecuta no generan empatía con sus electores, a los que sólo les vincula hoy día con Macri un par de conceptos de verificación dudosa:

** "(Daniel) Scioli o Massa hubieran hecho lo mismo", y/o

** "Hay que apoyar a Mauricio para que no regresen los K".

Por estas horas, lo primero que habría que definir es el alcance del compromiso de cambio de Cambiemos. ¿Fue sólo marketing o realmente consistió en una convicción?

La duda aparece cada vez que aparece el debate, por ejemplo, del déficit fiscal.

Hasta la fecha, Cambiemos ha repetido el enfoque que ocurrió durante los años K, a partir de la pérdida del superávit fiscal, en días de Néstor Kirchner: todo se circunscribe a discutir el costo de los subsidios energéticos y del transporte público, cuando el problema de fondo, probablemente, es el costo de la política de la gobernabilidad tal como la plantean los líderes de la democracia presente.

Macri decidió no abordar el tema ni en la discusión presupuestaria ni en la reforma política que luego limitó a apenas una reforma de régimen electoral (que perdió) ni en las negociaciones con sus 'amigos' gobernadores. Jamás apareció en la Administración Macri alguna mención, por ejemplo, a un eventual presupuesto Base Cero, un ejercicio intelectual que permitiría abordar algo más que el maquillaje anual permanente desde hace décadas.

Una amplia mayoría de la sociedad percibe que la política consume excesivos recursos en la Argentina, y es uno de los motivos del hartazgo e impopularidad de la política.

El PRO, a través del especialista en marketing Jaime Durán Barba se ufana de comunicar situaciones simpáticas o humanas como respuesta a la insatisfacción de la política -como si la 'nueva política' fuese algo tan baladí como un posteo a Snapchat, Instagram o alguna otra red social-, en vez de honrar su nombre de Cambiemos y promover no sólo un debate sino cambios concretos en esta cuestión tan grave: el 50% del déficit fiscal tiene que ver con la financiación del sistema que hace mucho que dejó de ser representativo.

Elecciones

En general, al déficit fiscal se llega como consecuencia del gasto público, cuya formulación sobredimensionada es la verdadera política de Estado que existe en la Argentina: peronistas, radicales y el PRO han acordado mantener el gasto público creciente, y sólo se diferencian en cómo lo financian. Hay un pacto profundo entre los políticos argentinos que pasa por no reducir el gasto. Para mantener oculto el tema le proponen a la sociedad debatir el déficit fiscal sin revisar el gasto público

La crisis logró velocidad en los días K cuando la financiación del déficit se volvió imposible a causa de la elevada presisón tributaria y el incremento de la inflación que provocaba la emisión de moneda necesaria para mantener la escalada del gasto público.

Pero apenas arribó la Administración Cambiemos, decidió mantener la escalada del gasto público y del déficit fiscal, limitándose a sustituir la financiación, ahora vía endeudamiento externo. La propuesta a la sociedad no fue un cambio sino un maquillaje, quizá hasta un ocultamiento.

Macri no advirtió que resultaba un suicidio porque el reclamo de la sociedad consistía/consiste en una baja inmediata en la presión tributaria y en la tasa de inflación. En eso consistía el cambio para la gente. Y, consecuencia de que un tema lleva a otro, pasaba por reducir el costo de la política.

El gran fracaso del 1er. año de Mauricio Macri es que no resolvió ninguno de ambos reclamos: inflación aún elevada, y deficit fiscal más elevado que en 2015.

El gobierno de Cambiemos destina tiempo y esfuerzo a explicar por qué motivo no puede cambiar la estructura impositiva, culpando a sus 'amigos' gobernadores y a la coparticipación federal de impuestos vigente, que tampoco intentó cambiar.

Si Macri pudiera, subiría aún más los impuestos, es la conclusión de una porción del electorado de Macri con cierta sensibilidad al impacto del Fisco en sus bolsillos.

Los políticos argentinos estan atrapados, y Macri debería percibirlo: en este escenario, la estructura impositiva es ineficiente porque los contribuyentes se encuentran al límite. La recaudación resulta decreciente en términos reales, por lo menos. El Fisco no puede cobrar los tributos que desea sino los tributos que el contribuyente está dispuesto a pagar porque es un acuerdo social fundacional del Estado.

Los Kirchner fueron/son/serán ignorantes, no lo entendieron y por eso no volverán. Pero los de Cambiemos, al menos en sus subdivisiones PRO y Coalición Cívica se ufanan de formación académica. Y que Massa vaya tomando conocimiento también, ya ambiciona heredar a Macri, que alguien tiene que acabar con el pacto de los políticos contra la gente.

A la hora de cortar el gasto hay muchísimas asignaciones posibles pero sólo podría concretarlo una Administración que sobreviva al lobby, y eso no sucede en el equipo que designó Macri, donde cada funcionario representa algún interés específico.

En tanto, la percepción popular cambia y la inflación que escandalizaba con Cristina Fernández de Kirchner no representa ya el mayor problema porque en aquellos días, dicen algunos, había más dinero en bolsillo. Por lo tanto hay argentinos dispuestos a canjear mirar hacia otro lado en la cuestión de la inflación a cambio que le devuelvan dinero a sus bolsillos. Esto es muy grave porque resulta un traspié de la batalla cultural impresionante en la construcción de una sociedad diferente.

Y tiene impacto electoral 2017.

Bolsillos vacíos

En el enfoque presente hay otro problema: muchos agentes económicos evadían impuestos para mantener su poder adquisitivo. Pero los aumentos tarifarios no pueden evadirse. Muchos argentinos llegan a la conclusión que ahora tienen menos dinero que antes.

Luego, Cambiemos -pero en especial el PRO- ha perdido la calle, que la han recuperado las organizaciones de piqueteros y neopiqueteros mal llamados 'luchadores sociales'. La pérdida de la calle tiene que ver con la ausencia de un relato vigoroso, de una mística de cambio.

Los políticos opositores se frotan las manos porque saben que, con una posible restricción al endeudamiento externo en 2017, todo el sistema montado por la Administración Macri corre peligro de quedar sin financiación o de tener problemas de financiación.

Ni hablar del freno a la espuma del blanqueo destinado a la construcción privada que resulta de la flamante legislación de alquileres, con regulaciones de topes indexatorios y extensiones a más de 3 años obligatorios, un epitafio para los inversores que ya desconfiaban y esperaban alguna señales antes de apoyar a este gobierno.

Demasiadas cuestiones para remontar sólo meneando la imagen positiva de María Eugenia Vidal. Cuidado con jugar con fuego, no sea que se termine devaluando anticipadamente el capital político de la gobernadora bonaerense.

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