RECUPERACIÓN EN 30 AÑOS ¡...!

Incendios en Israel: ¿Nueva estrategia terrorista?

Una cadena de incendios forestales a lo largo de Israel provocaron que más de 80.000 personas tuvieran que ser evacuadas de sus hogares, comunidades –especialmente en la ciudad de Haifa- fueran completamente destruidas, murieran miles de animales, y los recursos naturales del país sufrieran daños que podrían tardar hasta 30 años en recuperarse. Los incendios no dejaron ningún fallecido, pero 122 personas tuvieron que ser atendidas, muchas de ellas por inhalación de humo, según fuentes médicas. La reconstrucción demandará varias décadas, y la idea de una nueva forma de ataque terrorista que es difìcil neutralizar.

La Autoridad de la Naturaleza y de los Parques de Israel estima que 13 mil hectáreas de bosques fueron destruidas por el fuego. Los incendios ya estaban controlados casi en su totalidad pero fue gracias a la fuerte lluvia que comenzó a caer sobre el país el miércoles 30/11 –en medio de un otoño extremadamente seco-, que se terminaron de disipar los temores a que se siguieran propagando las llamas; aunque la tensión que se vive en la región, permanecerá.

Hay fuertes sospechas de que parte de los incendios fueron provocados intencionalmente –esto no está comprobado-. De comprobarse, los incendios representarían una nueva forma de agresión en el marco del conflicto israelí-palestino, que los medios israelíes han denominado “piro-terrorismo”. Los Servicios de Bomberos y Rescatistas enfrentaron un total de 1.773 incendios entre el 18/11 y el 26/11, dijo su portavoz.

Según la Policía de Israel, 1/3 de los incendios podrían haber sido intencionales

Los incendios comenzaron el martes 22/11 en la comunidad de Zichron Yaakov, a unos 35 kilómetros de la ciudad de Haifa, la más afectada por el fuego –una ciudad adonde conviven judíos y árabes-. Las inmediaciones de Jerusalén también se vieron afectadas por las llamas así como las de Modi'ín, una ciudad entre Jerusalén y Tel Aviv, y áreas de Cisjordania.

“Es necesario recordar que esta es una época en la cual ocurren incendios como el actual. Egipto, Líbano y Turquía sufren una cantidad todavía mayor de incendios que Israel y los Territorios, que también son vistos en Grecia, Chipre, Siria e Irak”, escribió João Koatz Miragaya en el portal Nueva Sion.

“Los vientos calientes y la falta de lluvias son algunas de las condiciones que facilitan la expansión del fuego en áreas verdes del país, como el Carmel. Lo que de esta vez parece ser distinto, es que parte de los incendios podrían haber sido causados por terroristas, de forma intencional”, agregó.

La Policía de Israel aseveró que un tercio de los incendios forestales que azotaron al país podrían haber sido provocados intencionalmente. Pero si bien se han hecho arrestos e interrogaciones, las autoridades declararon que determinar que los incendios fueron intencionales (y nombrar responsables antes de que concluya la investigación), podría ser problemático.

Según el diario israelí Haaretz, al miércoles 30/11, 29 sospechosos de haber iniciado incendios estaban bajo custodia policial, 13 de ellos son palestinos de Cisjordania, y 16 son árabes israelíes (incluidos 6 menores de edad). Muchos otros palestinos arrestados por el ejército israelí el fin de semana pasado, habían sido liberados el lunes. Las fuerzas de seguridad no dijeron exactamente cuántos habían sido los arrestados ni especificaron de qué eran sospechosos, explica Yaniv Kubovich de Haaretz.

Muestras de solidaridad y de odio con Israel por los incendios

Para ayudar a combatir las llamas, varios países enviaron aviones de combate contra incendios, entre ellos Rusia, Turquía, Grecia, Francia, España y Estados Unidos. Estos ayudaron a descargar toneladas de agua y retardantes en algunos de los incendios, explica la cadena judía de información, Vis à Vis. Pero además aportaron personal y equipo: Palestina, Egipto, Jordania, Chipre e Italia.

Por otro lado, desde un foco más negativo, los incendios en Israel fueron celebrados por parte del mundo árabe presente en las redes sociales, a través del hashtag #Israelisburning”, utilizado principalmente para expresar alegría por los incendios. Según Dov Lieber, del diario The Times of Israel, el hashtag habría sido popularizado por algunos imanes de los países del Golfo, como el Dr. Mohamad Al-Arefe, un imán saudita con 16,1 millones de seguidores.

En El Cairo, el hashtag más popular fue “La entidad sionista se está quemando”. Algunos de los que celebraban las llamas en Israel a través de las redes sociales, las atribuían a un castigo divino por la propuesta “Ley del moazín”, que buscaba bajar el volumen de las llamadas a los musulmanes a rezar por parte del moazín (hombre que se encarga de esta tarea), desde los parlantes de las mezquitas en Israel.

“La propuesta de ley desató una ola de protestas en el mundo musulmán, denunciándola como un ataque a la libertad de culto en Israel”, explica Marcelo Kisilevski en su blog.

La “ley del moazín” había sido aprobada por el gabinete israelí pero fue trabada antes de ser elevada a su tratamiento en la Knesset –parlamento del Estado de Israel-. Otras figuras dentro del mundo árabe se manifestaron críticas de aquellos que festejaban por las llamas.

La conductora de televisión libanesa, Liliane Daoud, twittió: “Si crees que las llamas en Israel son ‘castigo divino’, mereces lo que te está por venir.” George Deek, un diplomático árabe-israelí de Jaffa, acusó a quienes celebraban de ser hipócritas.

Jamal Dajani, ex portavoz de la Oficina del Primer Ministro de la Autoridad Palestina, se manifestó en contra de las celebraciones por las llamas. Por otro lado, en otro gesto esperanzador, una empresa árabe-israelí que provee madera ha decidido donar madera para reconstruir una sinagoga en Haifa que se prendió fuego en el incendio.

¿Podrían mejorar las relaciones entre Israel y el mundo árabe?

Las 2 tendencias dibujan la situación actual que vive el Estado judío: si bien por un lado, el odio que le tiene gran parte del mundo árabe permanece intacto, existe otro sector dentro de ese universo que podría estar al borde de un cambio de paradigma con respecto a Israel. Esto se da en un contexto de temor regional a un Irán cerca de ser nuclear, las guerras civiles en Siria, Irak, Yemen y Libia, y el avance del Estado Islámico; todos factores que han cambiado el mapa del Medio Oriente y las prioridades de los distintos actores, explicó el periodista Henrique Cymerman en el diario La Vanguardia.

Al frente de este cambio de paradigma está Arabia Saudita, a donde el príncipe millennial, Mohamed bin Salman –segundo en la línea de sucesión-, quiere llevar a cabo una serie de reformas económicas (que procuran destetar a Arabia Saudita del crudo), y sociales (como por ejemplo quiere aumentar la participación laboral de las mujeres), y se ha mostrado ávido de dar pasos arriesgados en materia de relaciones exteriores.

“Israel y Arabia Saudita no tienen relaciones diplomáticas formales. Los saudíes ni siquiera reconocen a Israel como Estado. Sin embargo, hay evidencia de que los lazos entre Arabia Saudita y otros estados árabes sunnitas e Israel no están solo mejorando sino, tras haberse desarrollado en secreto durante años, podrían evolucionar hacia una alianza explícita como resultado de su desconfianza mutua hacia Irán. Las mejores relaciones entre estos vecinos podrían poner al caótico Medio Oriente en una dirección más positiva. También podrían dejar a los palestinos en el polvo, un prospecto preocupante”, escribió en una editorial el diario The New York Times.

A mediados de este año, una delegación saudita visitó Jerusalén, liderada por un alto general retirado, Anwar Eshki. La visita incluyó charlas con Dore Gold, diplomático israelí que hasta octubre de este año era el director del ministerio de Exterior israelí.

Lo novedoso de la visita es que fue abiertamente pública (según fuentes del diario los contactos secretos habrían comenzado en 2014). La visita, sin embargo, no fue oficial, y el ministerio Exterior saudita tuvo que aclarar que la delegación encabezada por Eshki no representaba al Gobierno.

Sin embargo el estudioso del Medio Oriente y ex asesor especial para jefes del servicio de seguridad israelí Shin Bet, Matt Steinberg, dijo al medio Al-Monitor, que la reacción del ministerio de Exterior saudita debe ser leída entre líneas. Steinberg identifica una “tenue admisión” de que el Gobierno sanciona de hecho la visita, dado que el ministerio de Interior saudita prohíbe explícitamente viajar a Israel (además de a Irán, Irak y Tailandia).

Para el académico, “no hay duda de que la visita fue autorizada y silenciosamente promovida por los sauditas detrás de escena.”

Irán, la amenaza que comparten Israel y Arabia Saudita

“Los israelíes y los sauditas tienen razones para trabajar juntos. Comparten la antipatía hacia Irán, el país líder de mayoría chiita. Ambos están preocupados por la inestabilidad regional. Ambos están descontentos con Estados Unidos por el acuerdo nuclear con Irán y otras políticas, incluyendo aquellos que lidian con Siria.
Desde hace algún tiempo, oficiales israelíes y sauditas han venido cooperando de manera encubierta en asuntos de seguridad e inteligencia”, explica The New York Times. Aún más significativo que la visita, dice el NYT, es el hecho de que Arabia Saudita habría comenzado una campaña mediática en el reino para preparar a sus ciudadanos para mejores relaciones con Israel.

Otro país muy importante en el Medio Oriente que persigue lazos más cálidos con Israel es Egipto. “Una semana antes de que llegara la delegación saudita, Sameh Shoukry se convirtió en el primer ministro de Exterior de Egipto en visitar Israel en 9 años. Aunque ambos países firmaron un tratado de paz en 1979, la relación nunca cumplió del todo su promesa”, explica el NYT. Desde que Abdel Fattah el-Sisi se convirtió en Presidente de Egipto en 2014 y en el contexto de la amenaza compartida de Hamas en la franja de Gaza y militantes peleando con tropas egipcias en el Sinaí, las relaciones entre el país e Israel se han intensificado.

El NYT se pregunta a dónde deja esto parados a los palestinos, que han dependido históricamente de los estados árabes sunnitas para perseguir su causa. Recodemos que en el año 2002, Arabia Saudita promovió un plan de paz que implica:

> El retiro total de las fuerzas israelíes de los territorios ocupados desde 1967,

> a cambio del reconocimiento de los países árabes de Israel como Estado y el establecimiento de relaciones diplomáticas.

https://youtu.be/ketfHJms9k4

Informe ONU sobre el mundo árabe: Aumentan la pobreza, el desempleo y la marginalización

El 29/11, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), publicó el Informe del Desarrollo Humano Árabe 2016, que muestra que a partir de la serie de revueltas en el mundo árabe que se dio en el año 2011 (Primavera Árabe), y la crisis económica mundial e inestabilidad política que siguieron a dicho evento, la mayoría de los países árabes bajaron sus indicadores de desarrollo (que habían subido entre 1980 y 2010), especialmente en los ámbitos de la educación y la salud.

El informe hace especial hincapié en la necesidad de prestar atención a la juventud árabe (los menores de 30 años conforman el 60% de la población). Ante la falta de oportunidades, advierte la ONU, crece el riesgo de la radicalización. “A 5 años de las revueltas que derrocaron a 4 líderes árabes, los regímenes son implacablemente duros con el disenso, pero mucho menos atentos a sus causas”, explica el semanario británico The Economist.

“Mientras los estados fracasan, la juventud se identifica más con su religión, secta o tribu que con su país. En 2002, 5 estados árabes estaban inmersos en conflictos. Hoy, 11 lo están. Para 2020, predice el informe, casi 3 de cada 4 árabes podrían estar ‘viviendo en países vulnerables al conflicto’.”

A pesar de representar al 5% de la población, en el 2014 el mundo árabe representó el 45% del terrorismo del mundo, el 68% de las muertes relacionadas con la guerra, el 47% de los desplazados internos y el 58% de los refugiados del mundo.

“La población joven árabe (entre 15 y 29 años) llega a 105 millones y está creciendo rápidamente, pero el desempleo, la pobreza y la marginalización están todas creciendo aún más rápido. La tasa de desempleo juvenil, en 30%, es el doble que el promedio mundial de 14%. Casi la mitad de las mujeres jóvenes árabes que buscan empleo fracasan en encontrarlo (contra el promedio global de 16%)”, explica el semanario británico The Economist.

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