PROPUESTA PARA DEBATIR

Convertibilidad bimonetaria, un tema que vuelve, culpa del riesgo argentino

La Administración Macri afirma que se encuentra frenada la estanflación, que cumple 5 años consecutivos. Resulte verdadero o falso semejante aserto, no está resuelto el grave problema de precios relativos que hacen de la economía argentina un sistema sin posibilidad de competir en el escenario global, con la excepción de aquellos commodities cuyos precios no los fija la Argentina sino se establecen en mercados internacionales. El problema de base sigue siendo la desconfianza que provoca la moneda local, reflejo del riesgo argentino, demostración de la volatilidad y los breves períodos virtuosos de la economía local. El dólar estadounidense sigue siendo la moneda de referencia para los argentinos, y eso obliga a actualizar una pregunta que viene rodando desde los años '90.

La grave situación fiscal del ejercicio 2016 provoca un crecimiento notable del riesgo argentino, lo que conlleva mayores costos al endeudamiento tanto público como privado.

Ahora bien, de corregirse la adicción política por el gasto público, ¿podría recuperarse la confianza en la moneda local?

De paso, hay que recordar que todos los planes antiinflacionarios recientes en la Argentina han pasado por 'planchar' el tipo de cambio antes que por resolver desequilibrios fiscales.

En el 5o. año de estanflación, existe cierta melancolía por aquellos años '90, cuando en días de la convertibilidad cesó la memoria inflacionaria de los ciudadanos, gozando de una estabilidad que dilapidó el gasto público pero que antes del desequilibrio forzado por los gobernadores que le cobraban a Carlos Menem el apoyo para un eventual 3er. mandato presidencial consecutivo, tuvo momentos no sólo de enorme inversión en la infraestructura sino en la ampliación de la capacidad instalada.

Luego vinieron los días K que apuntaron a demonizar todo lo previo a los Kirchner, incluyendo a Eduardo Duhalde y Roberto Lavagna. Ni hablar de los '90, aunque Cristina Fernández seguía viajando a las reuniones del G-20, cenáculo al que la Argentina ingresó por mérito de la política exterior de Menem, nunca del aislacionismo santacruceño.

En ese contexto, sorprendió la revista de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, "La Bolsa Hoy", publicando un trabajo sobre convertibilidad bimonetaria.

El ensayo para discusión fue realizado por el economista justicialista Samuel Muzykanski, y el marco es un plan de estabilización que él incorpora a un programa que llama "desarrollista". Deberá recordarse que en los años '90, la convertibilidad no fue una creación de Domingo Cavallo, y la medida comenzó a debatirse en dias de Antonio Erman González en el Palacio de Hacienda, con quien colaboraba, entre otros, Muzykanski.

Luego de Cavallo, en días de Roque Fernández en Economía y Pedro Pou en el BCRA, el debate fue hacia la dolarización de la economía, que los políticos argentinos terminaron rechazando porque querían recuperar la posibilidad de emitir moneda sin respaldo. La adicción por el gasto público simpatiza con la pesificación, una propuesta que, sin embargo, fracasó durante todos los días K pese a la insistencia tanto de Néstor Kirchner como de Cristina Fernández.

Como aporte al debate sobre el futuro argentino, aquí van 5 conceptos del ensayo publicado:

** "El funcionamiento de la economía argentina tiene en el sector monetario su traba más importante. La economía doméstica es esencialmente bimonetaria y sumamente dependiente de las indexaciones que, aunque aprovechadas, son vistas por el mercado como peligrosas. Por ello, la clave para salir de la actual parálisis del sector real no es indexar sino desindexar la variable monetaria local en un contexto de fijación de una adecuada tasa de cambio. Ésta es la gran condición necesaria para la reactivación real".

** "Cabe recordar una vez más que el responsable del fracaso de la Ley de Convertibilidad fue el atraso cambiario, y de ninguna manera su esencia de responsabilidad social en el manejo de las Reservas y de su eficiencia económica bimonetaria, cuyo resultado fue un salto de calidad en la comprensión y gestión de la economía argentina. El fracaso kirchnerista de la 'pesificación' es la prueba elocuente de que el actual gobierno no puede correr en desventaja con una sociedad bimonetaria. El bimonetarismo debe expresar las necesidades de garantías jurídicas atinentes a las inversiones del Mercado de Capitales, con libre convertibilidad en los diversos instrumentos".

** "Definida la necesidad política de la estabilización del proceso inflacionario, una Convertibilidad (al amparo de la ampliación de la Ley 23.928 aún vigente) deberá bajar drásticamente la tasa de interés real. La reacción productiva interna será instantánea, y la inversión a promover bajo la misma Ley ampliada podrá planearse a largo plazo en un horizonte de estabilidad de las variables macro. Asimismo, el consumo privado -que representa dos tercios de la economía doméstica- se recuperará por la necesidad social de visualizar un corte abrupto en la inercia inflacionaria, que corroe dramáticamente los ingresos y gastos privados, sin solución de continuidad en el curso de la actual política económica".

** "Las Reservas Internacionales deben volver a ser concebidas como el resguardo social contra la inflación y los resultados del mayor endeudamiento público (...). Para ello, la utilización de las Reservas Internacionales deben preservarse en un Instituto de Reservas administrado por el Banco Central, para priorizar el desarrollo del sector privado, que disminuyó su participación en el PBI del 70% al 60% del PBI en la última década".

** "El Estado debe dar certidumbre de estabilización, no debe mantener incierta la política cambiaria, porque esta incertidumbre concurre a la baja actividad económica y a la alta tasa de interés. La Argentina se encuentra en una disyuntiva dirigencial: o se continúa con las tendencias anteriores y las reformas gradualistas o se realiza un verdadero cambio de política y estrategia económicas (...)".

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