CONSECUENCIAS DE "VIVIR CON LO NUESTRO"

Navidad de niños pobres en país rico

La invitación a “vivir con lo nuestro” la hizo Aldo Ferrer, quien vivía en un soberbio piso en la Avenida del Libertador y Tagle, al lado de la Embajada de Perú... El "vivir con lo nuestro" de la gente de la Villa 31, por citar un asentamiento relativamente cerca de ese domicilio de millonario, es bien diferente y precario. Los predicadores del "vivir con lo nuestro" planifican el mundo desde su ombligo y no desde el otro. De eso trata esta columna:

por GUSTAVO HERNÁNDEZ BARATTA

SANTIAGO DE CHILE (Especial para Urgente24). Da bronca. Bronca y asco cuando se quejan de la recesión.

Los industriales le acercaron al presidente Mauricio Macri días pasados una “propuesta” para “superar la crisis”, consistente nada menos que en aumentar los aranceles y restringir aún más la importación. Para superar la crisis de ¿quién? Felizmente Macri parece haber descartado el salvavidas de plomo con que nos querían hundir aún más a todos en beneficio de unos pocos seudo “empresarios”, claqué de aplaudidores de cuanto gobierno les asegure su coto de caza y de conspiradores contra cualquier intento de abrir la economía argentina al mundo.

Coto de caza donde se nos convierte en presa facil de salvajes depredadores que al grito de “defendamos la industria nacional”, nos hacen pagar mucho más caro toda clase de porquerías que no compraríamos ni de casualidad si tuvieramos chance de comprar otra cosa.

Nos retrasamos años gracias a que al kirchnerismo se le ocurrió que era “industrializar al país” desarmar celulares en origen para rearmarlos en Tierra del Fuego, que era conveniente promover la “fabricación” de computadoras “industria nacional” que de nacional no tenían más que la caja. Y nos retrasamos años en la inclusión de los más humildes a la ola digital gracias a que cualquier celular o computadora cuesta mucho más cara y con componentes muy inferiores a las que pueden conseguirse en Chile o en Uruguay.

Heladeras, cocinas, lavarropas, muebles, zapatos, automóviles, aire acondicionado, articulos para el hogar, confort y vestimenta. Todo cuesta en la Argentina mucho más que en Chile, adonde los argentinos están huyendo en busca de bienes más económicos.

Allende los Andes, encuentran mayor variedad y mejor calidad con precios que oscilan entre un 30% y un 70% más baratos. Algunos de manufactura local, otros de los más insólitos puntos del planeta. Un chileno de clase media baja se viste mejor, tiene un mejor auto y tiene acceso a muchos más bienes que su sufriente par argentino.

Nuestros niños, sobre todo los más humildes, serán víctimas estas navidades -como desde hace décadas- de la voracidad de los empresarios jugueteros nacionales. Mientras en Chile, juguetes de todo tipo se venden en supermercados y jugueterías con enormes descuentos, mientras la variedad es increíble y practicamente para todo presupuesto hay muchísimas opciones de calidad (juguetes bien hechos, de marca, de los personajes y motivos que prefieren los pequeños), que harán felices a los niños chilenos aún cuando sus padres no sean “ricos”, los nuestros serán sometidos a la salvajada de las porquerías que fabrican localmente y venden a precio de oro, o la opción importada carísima y de variedad restringida, gracias a los aranceles “proteccionistas” y las restricciones a la libre competencia.

Juguetes, textiles y calzado, tres industrias copadas por chupasangres que consiguen gracias al lobby y a la confusión mental del público que los argentinos no podamos vestir bien a nuestros hijos, y que en estas navidades tan poco animadas, ni siquiera podamos dibujar en sus rostros una sonrisa.

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