FLEXIBILIZACIÓN LABORAL PARA INVERSIONES

Macri anuncia Vaca Muerta 2.0 pero hay agitación en las comisiones internas

Los empresarios petroleros celebran que el sindicato haya bajado el perfil y, en lugar de presionar por condiciones laborales, prioricen defender los puestos de trabajo. El anuncio presidencial deja a los empresarios en mejores condiciones de precio-costo para que puedan atraer capitales internacionales y así compartir inversiones. Pero la resistencia interna que encuentra el sindicato petrolero, al que los delegados comprometidos con el Partido Obrero acusan de "entreguista", abre un interrogante para las compañías internacionales acerca de la real factibilidad de que se garantice el cumplimiento de la flexibilización laboral que aceptó el gremio.

Los directivos de YPF, Pan American Energy (PAE), Total y, por supuesto, Shell inician sus agendas este martes 10/01 con la leyenda “hoy puede ser un gran día”.

Para las 9:15 fueron convocados a un acto en la Casa Rosada junto al gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez; el dirigente sindical Guillermo Pereyra; el titular de Energía, Juan José Aranguren; y otros ministros, en el cual el presidente Mauricio Macri hará el esperado anuncio del acuerdo con el sindicato de petroleros para flexibilizar, finalmente, el convenio laboral que posibilite iniciar la explotación de yacimiento de Vaca Muerta a un costo más competitivo que tiente a las compañías internacionales a acompañar los proyectos con las inversiones que se requieren. En 2015 cada pozo del megayacimiento insumía US$ 14 millones, en 2016 unos US$ 10 millones y lo pretenden hacer llegar a US$ 7 millones.

Asimismo, consiguieron que el ministro Aranguren les aflojara en la posición de mantener durante 3 meses más congelado el precio de los combustibles; y saldrán con los aumentos del 8% que pretendían.

Los sindicalistas se las vieron en figurillas para firmar ese convenio de productividad vigente para Neuquén, núcleo de Vaca Muerta, que implica reducir la cantidad de trabajadores por pozo, aunque preservando sus fuentes laborales, mientras que no "se afecta su situación salarial", a la vez que puedan desarrollar otras tareas, según puntualizan en la industria.

El ministro Jorge Triaca manifestó su optimismo también por las conversaciones que se llevan a cabo por el "gas en Chubut".

Hoy el problema para el gremio no es tanto quién define la magnitud del viento para decidir cuándo parar (en la Patagonia es un tema recurrente) o si los empleados cobran como tiempo trabajado lo que les lleva el viaje, sino mantener como sea los puestos de trabajo.

La Izquierda Diario describe así la situación:

"(...) Bajo el paraguas de rediscutir las condiciones laborales de los llamados yacimientos no convencionales, el Gobierno avanza en una profunda reforma que reduce a la mitad los ingresos de los trabajadores. El Gobierno nacional, el Gobierno provincial neuquino, las empresas operadoras en Vaca Muerta, y los sindicatos conformaron una mesa para discutir los cambios en las modalidades de labor de los equipos perforadores, de extracción y de mantenimiento de pozos, buscando reducir los costos de producción de crudo y gas llamados tight gas, shale gas y shale oil.

Los sindicatos encabezados por Pereyra y por Arévalo, avalan la reforma laboral alegando la defensa de los puestos de trabajo en el marco de la conciliación obligatoria cediendo a las presiones de las operadoras (...) para bajarles las condiciones salariales a los trabajadores y reduciendo drásticamente sus salarios. Tal cual lo atestiguan los conflictos que se desataron en Neuquén con las empresas Halliburton y Schlumberger, en los que los trabajadores se encuentran reclamando la devolución del 50 % de sus salarios correspondientes al mes de diciembre y que no se enmarcan en la conciliación obligatoria dictada en el mismo mes. (...)".

Actualmente hay una conciliación obligatoria en curso por las consecuencias de los equipos parados y aparecieron conflictos puntuales como en las compañías Schlumberger y Halliburton, al que el titular del sindicato petrolero y senador nacional Guillermo Pereyra le echó mano directamente “esto hay que terminarlo; hay que parar los despidos, si no va a ser una carnicería”, según declaró al programa “ Todo bien”, de radio LU5. Señaló que “tenemos 822 despidos” y “una conciliación obligatoria”, de modo que “no se pueden seguir agregando cosas como para agravar el conflicto. Estamos trabajando justamente para descomprimirlo, y no hay otra forma que hablar, dialogar”.

El “Caballo Viejo” -que nada tiene que ver con el creado por el cantautor venezolano Simón Díaz- en 1980-, acortina las críticas desde el personal de Schlumberger y Halliburton que viene recibiendo el gremio petrolero que lidera, en función de que esta vez él no pudo imponer, tal como en anteriores oportunidades, beneficios para los trabajadores, sino que tuvo que desplegar una labor defensiva de los puestos de trabajo.

“Paremos la mano y veamos dónde estamos parados. Retrotraigamos todo y pongámonos a trabajar para arreglar los problemas, y no para echarle más nafta al fuego”, agregó.

El principal reclamo de los delegados fue por el trabajo 12 (horas) por 12, luego por qué quedarse en el campo o volver a su casa, y un montón de cosas más.

Flexibilización flexibilizada

El dirigente petrolero neuquino Marcelo Rucci negó que esté en marcha un proceso de “flexibilización laboral”, y aseguró, en cambio, que se trata de “adecuarse a lo nuevo, a los no convencionales”, y que el gremio “no va a hacer nada contra lo conseguido” en los convenios colectivos de trabajo.

Advirtió que en Argentina la actividad vive “una situación compleja como en cualquier país del mundo”, y que siempre “hay que sentarse a negociar y no despotricar desde afuera”, al tiempo que expresó su confianza para “llegar a buen puerto” con la conciliación obligatoria vigente por despidos en diferentes empresas, y calificó de “exageradas” las medidas de fuerza de trabajadores que tuvieron “una mala liquidación” de sus sueldos.

"El petróleo es un commodity que sube y baja, y ya hemos tenido estas situaciones. Las tuvimos en el 2008, también anteriormente, hubo un montón de veces, y hay que tratar de ser creativos para poder sostener los puestos de trabajo", agregó.

División gremial

El secretario administrativo del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa, y al mismo tiempo intendente de Rincón de los Sauces (por el Movimiento Popular Neuquino), le respondió a Mauricio Rojas, de Va Con Firma, sobre la grave situación de los trabajadores del sector, donde según el secretario general del gremio, Guillermo Pereyra, hay 822 despedidos.

Uno de los problemas más serios que enfrenta el sindicato es que los delegados empezaron a cortarse solos. “Se ha pedido la extensión de la conciliación obligatoria. Esperando que llegue a buen puerto, con buenos resultados. Se está trabajando en esto con el secretario general (del sindicato, Guillermo Pereyra), miembros de la comisión directiva, viajando cada vez que hay reuniones en Buenos Aires para tratar de ir cerrando todo, y tener un panorama más claro por varios años más”, dijo.

Explicó que en el medio de la conciliación obligatoria se desataron conflictos fuera del marco del sindicato por un problema en la liquidación de sueldos: “Guillermo Pereyra pidió que se solucionara el problema de la mala liquidación. Pero uno no puede respaldar a compañeros que no vienen por intermedio del sindicato. Sé que en estos días han ido y han hablado, así que esperemos que recapaciten. Hay compañeros que están pasando situaciones mucho peores, como los despidos que hubo antes de que empezara la conciliación y todavía no fueron reubicados".

Se manifestó en desacuerdo con lo dicho por el diputado Darío Martínez, del Frente para la Victoria, en cuanto a que la flexibilización laboral de Macri empezaba en Neuquén con los trabajadores petroleros, y con el aval de Pereyra. “Esas son opiniones que pudo haber tenido el diputado. No estoy de acuerdo pero no dejo de respetarlas. Veremos con el tiempo si es como opinan personas como el caso que Ud. dice, o lo que realmente pase con las condiciones de trabajo”, aclaró.

De todos modos, recordó que “vivimos un momento que no escapa a la situación mundial que se se desenvuelve la actividad hidrocarburífera. No somos una isla ni tampoco somos un país petrolero, pero no escapamos a un precio del barril de petróleo que no se maneja desde acá. Entonces hay que tratar de acomodarse lo mejor posible. Hemos vivido épocas buenas y épocas malas, en la actividad nuestra es así”.

Acerca de YPF señaló que “arrastra de la administración anterior una deuda millonaria. Tiene un pasivo, que no lo digo yo sino los balances de ellos, que supera los US$10 mil millones. Está en una situación muy difícil. Es una compañía que la mitad es del Estado. Así que YPF tendrá que ver qué inversiones va a hacer, si están las condiciones dadas para hacerlas. Ojalá que sí, por el bien de todos los trabajadores”.

Las conciliaciones obligatorias que se vinieron dictando ayudaron a calmar los ánimos entre los dirigentes del gremio petrolero y las comisiones internas más combativas, que ante la parálisis sectorial se enfrentaron con mayor virulencia con las empresas y acusan al sindicato de entreguista.

Rucci ratifica el camino del diálogo en la búsqueda de soluciones, pero abre el paraguas respecto de la disposición que tenga el gobierno nacional y la que demuestren las empresas petroleras para que se hagan las inversiones. “Se prometió mucha inversión en Argentina y en el petróleo, y ojalá que se cumpla. Si hay inversión, hay trabajo y hay tranquilidad para todos”, sostuvo el dirigente.

Dejá tu comentario