TENSA RELACIÓN

Antes de la marcha, el Gobierno toca a la CGT donde más le duele: la caja

El ministerio de Trabajo habría intervenido de hecho la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS), que administra los fondos de las obras sociales que manejan los sindicatos. Macri les había devuelto unos $30 mil millones retenidos durante el kirchnerismo. Ahora, en medio del deterioro de la relación, el ministro de Trabajo avisó que será él el que tenga la última palabra respecto de los desembolsos. La CGT marchará contra el Gobierno el próximo 07/03.

El Gobierno Nacional aseguró este jueves que la CGT tiene "las puertas abiertas" de la Casa Rosada toda vez que se requiera un diálogo. De esa manera, el Ejecutivo rechazó un eventual paro general que la central obrera anunciaría durante la marcha del próximo 07/03 hacia el ministerio de la Producción, en protesta por los despidos y una situación económica que no ven con tanto optimismo como en la administración Macri.

"No sabemos hasta el momento ninguna razón objetiva para convocar a un paro, no hay una consigna, lo que hay es un mensaje general que la economía no va por el rumbo correcto", afirmó Marcos Peña, jefe de Gabinete, en la conferencia de prensa que brindó junto a María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta por la mañana de este jueves.

Un eventual paro general sería el punto máximo de tensión entre el Gobierno y los gremialistas, en una relación que viene en constante deterioro a pesar del diálogo y las concesiones que ha hecho el Ejecutivo.

Justamente es en este último punto donde la Casa Rosada podría meter presión hacia los sindicatos. Es que el ministerio de Trabajo habría intervenido de hecho en la administración de los fondos de las Obras Sociales, donde el sindicalismo había puesto a uno de los suyos. Se trata de una de las cajas sensibles de la CGT a la que Mauricio Macri contribuyó devolviendo recursos retenidos durante la gestión de Cristina Fernández.

Parte de la paz entre gremios y la Casa Rosada durante un año complicado como lo fue 2016 se debió a ese acuerdo por el cual el Gobierno reintegró unos $ 30.000 millones a las obras sociales sindicales.

Según cuenta este jueves Mariano Martín en su columna del diario Ámbito Financiero, Triaca les advirtió a los dirigentes desde ahora tendrá la última palabra en la distribución de fondos por encima de su par de Salud, Jorge Lemus, y del superintendente Luis Scervino, responsable central de esa tarea y hombre de confianza para la central obrera.

De acuerdo a la nota, el aviso se concretó la semana pasada durante una reunión que mantuvo Triaca con José Luis Lingeri, el dirigente de Obras Sanitarias y principal lobbista de las obras sociales en la CGT, y Héctor Daer, uno de los miembros del triunvirato de conducción de la organización.

El encuentro fue previo al viaje del ministro de Trabajo a Roma para entrevistarse con el papa Francisco y había sido pedido por los gremialistas frente a los atrasos que se habían producido en algunos desembolsos de fondos para tratamientos por discapacidad y que encendieron las alarmas en el sector.

Según Ámbito, cerca de Triaca confirmaron el desembarco del ministro en el área, que se ejecutaría a través de un monitoreo de la labor de Scervino en la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS), y por otro mediante Andrés Scarsi, el recién asumido viceministro de Salud de la Nación, hombre de confianza del ministro.

Lemus es uno de los funcionarios que permanecen en la cuerda floja luego de los recambios de principio de año por la escasa consideración que tiene Mauricio Macri de su labor. Una primera prueba de ello fue la salida de Néstor Pérez Baliño como su segundo y su reemplazo por Scarsi. Pero también Scervino tambaleó en las últimas semanas, en particular durante la controversia comercial entre las prepagas Swiss Medical y OSDE. El superintendente debió excusarse de intervenir en un tema de su mayor incumbencia luego de que se conociera que había sido durante años empleado de Swiss Medical, señala el matutino.

Ambos señalamientos y el agravamiento de la relación entre el Gobierno y la CGT impulsaron el cambio de mando en el control y financiamiento de las obras sociales, explica la publicación.

En Trabajo dijeron que Scervino continuará en su cargo pero deberá allanarse en última instancia a las órdenes de Triaca.

Según Ámbito, el mensaje que Triaca expuso, con más sutileza, durante el encuentro con Daer y Lingeri, fue que más allá de los envíos automáticos de fondos (a través de varias líneas de subsidios que operan en la Superintendencia) habrá en lo sucesivo más puntillosidad para algunos recursos que revisten mayor discrecionalidad como el Sistema Único de Reintegros (SUR) y los pagos previstos por el acuerdo global de liquidación del Fondo Solidario de Redistribución (FSR), que hasta el año pasado había superado los 30 mil millones de pesos y que Macri resolvió entregar por varios mecanismos en cumplimiento de una promesa de campaña a la CGT.

El atraso en pagos para discapacitados crónicos se había producido semanas atrás a partir de una resolución que les ordenó a las obras sociales abrir cuentas para cada afiliado en esa condición.

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