+135% CRECE LA IMPORTACIÓN DE PORCINOS

“De las vacas que vuelan, me gusta el chancho”

El impactante aumento del 135% en la importación de cerdos en enero y febrero de este año confirmó la encuesta de Kantar Wordpanel que había detectado un cambio de hábito en el consumo de carnes de los argentinos, según el cual 11% decidió reemplazar los cortes vacunos por otros alimentos y 2% admitió haber dejado de comprarlos, mientras 18% decide por precio. El cerdo, que es el furgón de cola en las preferencias cárnicas vernáculas, fue el que menos subió de precio respecto del pollo y la vaca y recupera aceleradamente posiciones con relación a las otras alternativas. Va en dirección de la corriente mundial, que hace tiempo ungió al chancho como el plato proteico número uno de la mesa familiar. En Argentina llegó al 11% contra 38% de las aves de corral y 51% bovino. En 2016, la producción y la demanda pegaron contra el techo local y se dispararon las importaciones, lo cual preocupa a un sector cuyo 90% son Pymes y el 10% restante lo detentan Paladini; BRF (que compró Campo Austral) y Pacuca, propiedad de la familia Blaquier, con la marca Cabaña Argentina. La hacienda vacuna estuvo subiendo de precio el año pasado y se alejó del alcance popular.

Al final todo llega y los argentinos, que íbamos a contramano del mundo en materia de consumo de carnes, que prefiere la de cerdo mientras por estos lares es la última opción detrás de la de ave y mucho más de la vacuna, de repente la “descubrimos” y desde hace poco empezó a repuntar y ganar espacio en la mesa familiar. A punto tal que en 2016, la producción local ya no daba abasto para abastecer la demanda interna y aparecieron cada vez más vigorosas las importaciones.

Así se llegó al primer bimestre del año y las compras al exterior de jamón, bondiola y los cortes enfriados, que representan el 57% de la ingesta nacional de carne porcina, motorizaron el crecimiento del 135% en la factura importadora: fueron 6.977 toneladas las ingresadas a un promedio de $ 2.800 la tonelada.

De este modo, en términos de consumo de carne en el país, el renglón porcino representó un 11% del total, detrás del bovino (51%) y el aviar (38%).

Si bien los 110,5 kilogramos por habitante que dio el total durante 2016 representaron una caída de 2,9% frente a 2015, aún así la carne de cerdo y de pollo lograron la mayor participación histórica al respecto, tras alcanzar el 49% del consumo.

Según un informe de la consultora IES, mucho tuvo que ver el factor precios en ese comportamiento. La carne porcina tuvo alzas cercanas al 25%, contra aproximadamente el 50% del pollo al por menor y 40% de los cortes vacunos.

De todos modos, la ecuación continúa invertida respecto de lo que sucede en el mundo.

La picada santafesina

Dada las características de la cadena de valor porcina, el 10% de la oferta está en manos de Paladini; BRF (tras la adquisición de Campo Austral) y Pacuca, propiedad de la familia Blaquier, con la marca Cabaña Argentina; el resto de divide en pequeños productores.

La empresa familiar santafesina se dedica desde 2006 a los cerdos, desde que oficializó su proyecto de construir una granja porcina similar en La Toma (San Luis), con una inversión de US$10 millones, lo cual incluye una planta de acopio y una de producción de alimentos balanceados, dado que esta granja consumirá unas 33 mil toneladas de maíz y soja al año.

La faena bovina se realiza en Gobernador Gálvez.

El negocio porcino evolucionó de tal modo que, de representar en 2006 el 48,2% de las necesidades para abastecer la planta faenadora, según la Oncca, pasó a cubrir el 60%, con una producción de 110 mil cerdos por año.

La diferencia entre la capacidad productiva propia lograda y la demanda comercial convirtió a Paladini en un fuerte importador de carne porcina, principalmente desde Brasil.

Entre enero y noviembre del corriente año trajo 6 mil toneladas de cortes porcinos por valor de US$9,12 millones.

Para tener una idea de la magnitud, a un valor promedio de $3 el kilo vivo, una faena de 190 mil animales de 105 kg promedio implicaría un costo de materia prima, sólo en cerdo, de $60 millones.

La industria chacinera comercializa mayoritariamente los cortes frescos y congelados a través de distribuidores y, en menor medida, la misma fábrica se ocupa del reparto. Se destacan los comercios minoristas y mayoristas en relación a las grandes cadenas de supermercados.

Asimismo, existen comercios de productos delicatesen, que son el principal canal de venta de pequeñas firmas chacineras de elaboración artesanal.

La expansión de las importaciones ocasionó algunos trastornos por falta de expertise de los integrantes de la cadena de valor.

El Destape Web dio cuenta que en un supermercado de La Anónima, en Venado Tuerto, se constató que se vendía carré de cerdo descongelado y cortado con una advertencia que indica no volver a congelar.

“Pero romper la cadena de frío no es una práctica aconsejable", indicó Juan Uccelli, presidente de la Asociación Argentina de Productores Porcinos.

Resulta que, como muchos de los cortes daneses ingresados son carré y bondiola congelada, luego se los descongela para ofrecerlos como carne fresca en cadenas de supermercados.

Las autoridades sanitarias argentinas habilitaron a 18 frigoríficos daneses para exportar carne porcina al mercado local, la mayor parte de los cuales son controlados por la corporación Danish Crown.

Equilibrio expo-impo 

"Las importaciones se acercan a la expectativa de exportación del sector para todo 2017, por lo que la balanza comercial este año va a seguir siendo negativa y las perspectivas no son buenas", había afirmado Juan Uccelli, presidente de la AAPP, quien agregó: "La procedencia es mayoritariamente de Brasil y también de Dinamarca, que por el boicot de Rusia a la Unión Europea tiene un exceso de producción y en 6 meses debe liquidar el stock a precio de oportunidad para sacársela de encima. Y un lugar para venderlo es Argentina", destacó.

Aunque el porcentaje de aumento en las importaciones parece exagerado, los cortes provenientes del exterior apenas representaron el año pasado algo más del 3% en el total del consumo local, si bien a los empresarios del sector les preocupa el crecimiento de la dinámica importadora.

Pero con los datos provistos por la Bolsa de Cereales de Córdoba (Bccba) se nota que en 2016 tocaron su techo tanto la producción como el consumo de carne porcina.

De modo que la producción de carne de cerdo superó por primera vez las 500 mil toneladas en el país, lo que implicó un 6% más que en 2015.

Medido como consumo per cápita, los 12,5 kilogramos al año confirman la tendencia de incremento ininterrumpido en la ingesta de este tipo de carne en los últimos 15 años.

No sólo se compra más afuera, sino que el incremento de los costos afecta la rentabilidad.

Lo explica el presidente de la Asociación Argentina de Productores de Porcinos (AAPP), Juan Uccelli, en que "por la suba del maíz, el costo de producción por kilo está en $ 2,45 y el precio promedio pagado por la industria es de $ 2,20. Así, perdemos $ 25 cada animal [que promedia los 100 kilos]".

En total, las importaciones de carne porcina, en todo 2016, habían aumentado un 157%, principalmente provenientes de Brasil, siendo un total de 17 mil toneladas frente a las 7 mil que se importaron en 2015, lo que se tradujo en el mayor volumen de los últimos 4 años.

Por su parte, las exportaciones cerraron el año pasado, según datos del Senasa, en algo más de 11 mil toneladas, enviadas principalmente a países como Hong Kong, Rusia, Chile y Colombia.

Producción de carne bovina

Según un informe de Ciccra, en el primer mes de 2017 también mejoró el promedio de consumo por habitante y confirmó que el año pasado crecieron las exportaciones.

También la producción de carne bovina en la Argentina se incrementó en enero un 10% respecto del año anterior, hasta alcanzar las 242 mil toneladas. Se debió a un crecimiento en la cantidad de animales faenados, que alcanzó cerca de 1,07 millón, cifra que representa un alza de 11% con respecto al mismo mes del año pasado, según el primer informe mensual de 2017 de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados (Ciccra).

Así, el consumo promedio anual de carne bovina por habitante en enero fue de 61,8 kilogramos, lo que marca un alza de 8,5% respecto al mismo mes de 2016.

Con respecto a las exportaciones, Ciccra puntualizó que, de acuerdo al ente oficial de sanidad de Argentina, en el 2016 los embarques de carne bovina escalaron un 8,6% interanual, hasta las 146.232 toneladas.

“La faena de hembras fue la que más contribuyó a la expansión, manteniéndose su participación en el total por tercer mes consecutivo en 43%, guarismo que estaría señalando la interrupción del proceso de recomposición de ganado”, explicó la cámara.

El año pasado, el porcentaje de hembras faenadas permaneció mayormente por debajo de esa tasa máxima que el sector considera como necesaria para sostener el nivel de existencias, debido a que los ganaderos buscaban incrementar sus rodeos alentados por medidas del Gobierno.

En efecto, el presidente argentino Mauricio Macri, a semanas de asumir su cargo en diciembre de 2015, había eliminado límites e impuestos que regían sobre las exportaciones de carne vacuna, impulsando la estancada y tradicional actividad pecuaria.

La Mesa de las Carnes, que integran 25 entidades que reúnen a productores, sindicatos, industrias frigoríficas de consumo y exportación, entre otros sectores de la producción ganadera, como la Asociación de Aberdeen Angus (AAA); la Asociación Criadores de Hereford (AACH); la Asociación de Productores Exportadores Argentinos (APEA); la Cámara de Consignatarios de Ganado(CACG); la Cámara Argentina de Feedlot (CAF); la Cámara Argentina de la Industria Frigorífica (CADIF); la Unión de la Industria Cárnica Argentina (UNICA); el Centro de Empresas Procesadoras Avícolas(CEPA), Coninagro, la Federación Agraria y la Sociedad Rural, así como los sindicatos de la UATRE; la Federación Gremial del Personal de la Industria de la Carne y sus Derivados y la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA), entre otros, se unieron para dejar atrás los malos tiempos en los que el ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, hacía tambalear la actividad.

Pero también una realidad cultural se fue imponiendo más allá de la voluntad de los funcionarios. Una encuesta realizada por Kantar Worldpanel detectó que los comportamientos de los argentinos a la hora de comprar carne cambió y que el 39% de los encuestados compra con menor frecuencia, mientras que el 31% lo hace en menor cantidad.

La encuesta, realizada a 1187 personas, también arrojó que un 24% no ha modificado su consumo de carne en el hogar, y que el 18% opta por consumir cortes más económicos.

Por otro lado, también surge que el 11% decide reemplazar la carne por otros alimentos, y el 2% manifestó que dejó de comprarla. Este mismo porcentaje de encuestados declaró ya no consumir carne en sus hogares. Finalmente, el 7% afirmó que reemplazó las milanesas caseras por las que ya vienen listas.

Dejá tu comentario