UN PROBLEMÓN LO DE LAS TARJETAS

Anticipo: Los bancos acusan porque los precios transparentes bajan turbios

Si algún ingrediente le faltaba al creciente clima de tensión social que despide al verano, la implementación del régimen de precios transparentes impulsado por el Ministerio de la Producción pegó de lleno en el hábito de consumo en “cuotas sin interés” (por Ahora 12 o con tarjeta) y la respuesta del público, en gran medida, fue desistir de comprar por esa modalidad. Primero porque no se notó que los comerciantes adecuaran las listas de contado al desglose de la financiación (bajaron sólo 10%) y segundo porque el recargo en las cuotas hacía pagar hasta un 60% anual de tasas en planes de 3 meses, lo cual encareció las compras 20%. Visa, que viene enfrentada con el área que conduce Francisco Cabrera, porque la acusan de imponer condiciones aprovechando su posición dominante en el mercado de las tarjetas, salió con los tapones de punta contra los precios transparentes con datos contundentes sobre el resultado inicial: 20% interanual menos de transacciones en supermercados, 23% menos en insumos para la construcción, 27% abajo en electrodomésticos, 38% menos en vestimenta y calzado y 39% de caída en el Ahora 12. En febrero, el consumo en cuotas fue 24% de transacciones en cuotas menor que en igual período del año pasado. Los banqueros privados arremeten contra el secretario de Comercio, Miguel Braun, para que cargue con el costo político de una nueva marcha atrás del gobierno de Macri. Pero nadie puede ignorar que Braun no toma decisiones sin la autorización de su jefe, el ministro Francisco Cabrera.

Los bancos privados accionistas de Prisma Medios de Pago, nacida de la fusión de Visa Argentina y Banelco, son Galicia, Santander, Macro, Francés, Citi, Itaú, HSBC, ICBC, Comafi y Patagonia, entre otros.

Ellos habían quedado con la sangre en el ojo con la Secretaría de Comercio a cargo de Miguel Braun, descendiente de la familia propietaria de La Anónima y primo del jefe de Gabinete de Ministros, Marcos Peña, cuando a mitad del año pasado la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, a cargo de Esteban Greco, se tiró contra Visa, de la que los bancos mencionados son accionistas, al igual que de Banelco, por su posición dominante en el mercado de las tarjetas de crédito y las comisiones cobradas a los comercios por su uso.

Greco informó que "son 14 de los principales bancos de la Argentina los propietarios de esta empresa Prisma y que, a su vez, está integrada en todas las actividades de medios de pago. Visa representa el 58% de las transacciones de tarjetas de crédito, y los bancos accionistas de Prisma emiten el 80% de las tarjetas".

Él hasta quiso multar en $150 millones a Prisma Medios de Pago, e impulsó en el Congreso el proyecto de ley para regularlas que motorizaba la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) que orienta Osvaldo Cornide.

La oportunidad de la vendetta la encontraron los socios de Prisma en el prematuro fracaso del plan de "Precios Transparentes", a los 40 días de lanzado, fiasco al que se le atribuye gran parte de la caída del -6,6% registrada por el consumo en febrero último.

Circula entre los banqueros un paper que mandó a elaborar Prisma en el que muestran que las transacciones en cuotas con tarjeta bajaron -24% en el 2do mes del año, como consecuencia de que le trasladaron al consumidor el costo financiero devengado.

El propósito fue trasladar un supuesto recargo que los comerciantes incluían en el precio de contado, al “cobrar por adelantado” la tasa de interés que decían no cobrar en los planes de pagos.

En realidad, a través de los Precios Transparentes, el gobierno pretendió que la encuesta del INdEC registrara un desagio en el valor de contado que incidiera favorablemente en el cálculo de inflación. Además, que la financiación que era gratuita para el consumidor del Plan Ahora 12 no le fuera trasladada al BCRA mediante un juego con los encajes bancarios.

Fue todo mal en febrero: la mayor alza del IPC del último período y una de las más altas mermas del consumo, impulsadas por el 47% anual menos de facturación de las compras en un pago.

Con ese resultado calamitoso a la vista, los banqueros hacen lobbyng para que la Secretaría de Comercio revise el traslado realizado al consumidor del costo financiero de las compras con tarjetas de crédito, a fin de que no tenga que asumirlo 100%.

Advierten que el volumen de negocios se desplomó en febrero y piden que el Gobierno apure las definiciones sobre la continuidad o no de este sistema. "No podemos repetir otro febrero", argumentaron la presión que ejercen para que se redefinan los precios transparentes.

Desde su implementación hace 45 días, la ventas totales con tarjetas de crédito y débito cayeron en febrero 30% respecto de enero, ya que la cantidad de transacciones bajó un 28,3% y el valor del ticket promedio se redujo un 2,36%, al descender de $962 a $ 939 en la comparación mensual. Los datos surgen de un informe privado de la consultora Increase.

Pero también en el más reciente informe de Confianza del Consumidor, que elabora mes a mes la Universidad Torcuato Di Tella, en febrero se desplomó la intención de los consultados de comprar electrodomésticos en un 26,8%.

La semana pasada, el ministro de Producción, Francisco Cabrera, admitió que el impacto de la medida sobre los precios fue menor al previsto. "Esperábamos que los precios de contado bajaran más de lo que bajaron", dijo en una entrevista radial.

Cadenas de hipermercados y electrodomésticos

Las transacciones con planes de cuotas en los supermercados disminuyeron en febrero 20%. "A partir del 01/02 hubo un aumento de los precios con tarjeta y no hubo disminución prácticamente en todas las cadenas pagando al contado", manifestó Miguel Ángel Calvete, presidente del Instituto de Estudio de Consumo Masivo (Indecom). Aún así cree que el plan Precios Transparentes "no fracasó", sino que necesita "un tiempo de adaptación".

Él culpó a las grandes cadenas de los aumentos, a consecuencia de los cuales, estimó, las ventas cayeron un 25% en el 1er. bimestre del año comparado con noviembre y diciembre de 2016. En cambio resaltó que las cadenas de electrodomésticos registraron un aumento de ventas en los últimos 15 días de casi 20 puntos promedio, aplicando el programa del Gobierno.

También la competencia de Visa, Tarjeta Naranjatiene una visión más contemplativa hacia el régimen comercial sancionado. Su titular, Alejandro Aslin, manifestó que hay que darle tiempo y que las autoridades disponen de todos los elementos para ajustarlo sobre la marcha.

En declaraciones a El Cronista Comercial, sostuvo que la expectativa para 2017 es que el consumo con tarjetas permanezca sólido y el nivel de morosidad acotado, tal, como en los últimos años. “Nosotros, el año pasado habíamos esperado un crecimiento de 3,5% en cantidad de clientes y crecimos 5,3%; y para este año esperamos un crecimiento de 4% y ahora nos animamos a elevarlo a 4,7%. Esos son nuevos clientes que se incorporan al sistema”, destacó.

Todos los cañones del poderoso grupo de la banca privada propietario de Visa y Banelco apuntan al colaborador de Cabrera, el secretario de Comercio, director de la Fundación Pensar y hombre de confianza de Macri, Miguel Braun, a quien el funcionario kirchnerista que ocupara también ese cargo hasta 2013, Guillermo Moreno, le decía “Oligarca bueno”, cuando lo trataba por ser cabeza del grupo La Anónima.

Braun es doctor y magíster en Economía de la Universidad de Harvard y licenciado en Economía de la Universidad de San Andrés. Se desempeñó como profesor adjunto de Finanzas Públicas en la Universidad de Buenos y enseñó Macroeconomía, Finanzas Públicas y Economía Política en San Andrés y en la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). Y, además, trabajó como consultor del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial, CEPAL y UNICEF en diversos proyectos relacionados con cuestiones de política fiscal en la Argentina.

Temerariamente, apenas lanzado el Plan de Precios Transparentes, afirmó que la implementación "ya muestra resultados positivos muy concretos", y especificó que este programa era necesario porque 3 de cada 4 adultos no tienen tarjeta de crédito y 7 de cada 10 compras se realizaban al contado en las prácticas del consumo interno.

Añadió que "el 45 % de los bienes durables bajó su precio de contado, en efectivo, débito o tarjeta en un pago y los bancos públicos ofrecen hasta 50 cuotas", y recordó que "mucha gente que antes no podía comprar porque incluso las 12 cuotas no le alcanzaban, ahora va a poder volver a acceder a esos bienes".

El titular de Asociación de Defensa de los Derechos de los Usuarios y Consumidores (ADDUC), Osvaldo Bassano, sostiene que "el problema del plan es que encarece el crédito" mientras que, "por otro lado, existe una presión de los servicios públicos sobre el salario de los trabajadores que hacen retraer el consumo".

Para, el mercado argentino está muy concentrado en distintos rubros, lo que hace que haya un aumento injustificado de los precios por parte de las empresas.

Asimismo, consideró que "si no hay un control por parte del Estado, es muy difícil que el consumidor pueda, con su fuerza de compra, manejar los precios. Con Precios Transparentes encarecieron el crédito y los precios aumentaron nuevamente. Es decir que no sirvió e incluso generó más inflación", concluyó.

Récord de consumos en el exterior

La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) informó que los comercios minoristas registraron en febrero una caída del -4% en sus ventas con respecto a igual mes de 2016", al tiempo que se alcanzó un récord por los consumos realizados en el exterior con tarjetas de crédito, al orillar los US$ 800 millones al 3 de marzo (exactamente, US$ 790 millones), uno de los momentos del año donde suele alcanzar un pico estacional, ya que se acumulan los gastos realizados por los argentinos que eligieron vacacionar fuera del país.

Esto supone un salto del 55% interanual en los saldos financiados respecto de igual período del año anterior, del 107% en comparación con 2015 y una multiplicación por 11 veces con relación a una década antes (a marzo de 2007 se habían financiado apenas US$ 70 millones), cuando poco más de un lustro después de haber dejado atrás una situación extrema de atraso cambiario costaba imaginar que el país repetiría desequilibrios similares.

Para el especialista en consumo Damián Di Pace, el salto en el gasto exportado vía plásticos se vio impulsado también "por la eliminación del recargo del 35% que se aplicaba en los tiempos finales del cepo y por la licuación de la devaluación del peso que devino de un dólar planchado mientras se acumulaba una inflación del 40%."

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