JAIME & MARCOS

Ni la grieta ni el 'fuego amigo' contra Vidal es negocio para Cambiemos

Confrontar con el Mundo K puede ser una necesidad y una venganza de Grupo Clarín pero al proyecto político de Cambiemos hoy día le suma resolver la economía y otras cuestiones que hacen a la calidad de vida del electorado, por ejemplo el año lectivo en Provincia de Buenos Aires. Tampoco le suma que la Casa Rosada ensaye trapisondas a la gobernadora María Eugenia Vidal que, por suerte para ella y su equipo, sigue siendo más hábil que Marcos Peña, Mario Quintana, Jaime Durán Barba y el resto de los que plantean en 2017 la disputa interna 2019.

El Gobierno se prepara para soportar una nueva y masiva marcha en su contra, en la que abundarán las consignas críticas, a realizarse el próximo 24/03, con la esperanza de que, para ese momento, el paro docente en la Provincia de Buenos Aires haya sido superado por la inteligencia política aplicada de la gobernadora María Eugenia Vidal y su equipo.

Ya no cabe duda en la Casa Rosada que fue un error lanzar una pulseada contra los gremios docentes bajo la creencia que la polarización iba a aportar a la campaña electoral que diseñaron, con bastante poca suerte, Jaime Durán Barba y Marcos Peña. Y peor fue haber dejado sola a María Eugenia Vidal en la dura tarea de tener que doblegar a los gremios de maestros más duros de la Argentina.

En La Plata, no son pocos los que consideran que la movida del asesor ecuatoriano y del Jefe de Gabinete de Ministros fue intencional, con el fin de desgastar la imagen de María Eugenia Vidal, creyendo que así minaban el camino de la Gobernadora de Buenos Aires hacia las elecciones de 2019. Sin embargo, las encuestas confirman que la opinión pública bonaerense, sobre todo en el Gran Buenos Aires, culpa a Mauricio Macri de que los chicos aún no hayan comenzado las clases en más de la mitad de los colegios.

La pésima estrategia de la “Mesa Chica” tiene otros 3 efectos negativos:

* profundizó el enojo y la crítica que acumula el Presidente de la Nación en los últimos 3 meses,

* frenó el comienzo de la campaña electoral de Cambiemos, y

* está creando las condiciones adecuadas para que la oposición fantasee con una potencial unidad.

La “obediencia debida” dejó a María Eugenia Vidal encerrada entre las necesidades electorales de la Casa Rosada y los planes políticos de Roberto Baradel, que no sólo busca retener el mayor sindicato de docentes bonaerenses (Suteba), sino también, forzar a la Casa Rosada a llamar a paritarias docentes, un paso esencial para consolidar el proyecto personal del sindicalista de ser elegido nuevo Secretario General de la Central de Trabajadores Argentinos, una vez que se reunifique, a mitad de año.

La estrategia de la Casa Rosada para “quebrar” la decisión de Roberto Baradel fue descalificarlo, poner en duda su condición de docente y sus adhesiones políticas. Sin embargo, el sindicalista no sólo demostró que era docente, sino también, que tiene el título de Abogado, que le inventaron la titularidad de un auto que estaba a la venta en Mercado Libre, y así terminó entronizado como la figura sindical que más daño le ha generado al macrismo y a María Eugenia Vidal en 17 meses.

Recién luego de intentar esmerilar a Baradel, la Casa Rosada se dio cuenta que el sindicalista enfrenta dentro de su sindicato a Romina del Pla, de La Matanza, una militante del Partido Obrero que es mucho más dura e irracional en sus reclamos que el titular de Suteba, dado que convoca a un paro por tiempo indefinido, o sea que propicia un conflicto permanente, con una lista de exigencias que incluye el cambio del plan económico, castigar al capital extranjero y estatizar empresas (¿?).

Sorprende que la Casa Rosada desconociera que detrás de Roberto Baradel podría aparecer algo peor. Pero la verdad es que no tenían ni idea. Como tampoco esperaron que los Gobernadores de 16 provincias, casi todas ellas peronistas, negociaran con los gremios docentes de sus provincias comenzar las clases y esperar a que el Gobierno de Mauricio Macri llamara a Paritarias Nacionales para alcanzar un acuerdo salarial. 

En lo que va del Gobierno del PRO, haberse lanzado a una batalla frontal contra los gremios docentes puede ser considerado el peor cálculo político que han realizado el equipo del Jefe de Gabinete, Marcos Peña; algo muy duro de decir luego de la larga lista de “balazos en el pie” y “errores no forzados” que les hicieron cometer a Macri en sus 17 meses. Un “pecado mortal” en un año electoral.

Fracasadas las maniobras de la Casa Rosada para doblegar a Baradel, comenzó a operar la Gobernadora de Buenos Aires.

* Primero actuó sobre los gremios docentes más chicos para romper el frente gremial provincial.

* Después, ella anunció un premio al presentismo para aquellos maestros que no se sumaron al paro.

* Luego, anunció un proceso de reempadronamiento en la obra social IOMA, que puede desnudar una serie de irregularidades que ya tiene semidemostradas y que terminará en una causa judicial que se presentaría a mediados de año.

* Y, por fin, solicitó al Ministerio de Trabajo de la Nación un dictámen para intentar quitarle la personaría jurídica a los gremios que no acataron la conciliación obligatoria. Todo eso, en menos de 72 horas.

La rapidez de María Eugenia Vidal y su equipo no sólo evitó que los legisladores bonaerenses de la oposición intervinieran en la negociación con los gremios docentes, sino también la movida que intentó el Defensor del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, el sciolista Guido Lorenzino, hoy respaldado por los Intendentes del llamado Grupo Esmeralda, para colarse en un rol mediador del conflicto.

Las movidas estratégicas de María Eugenia Vidal, por primera vez en un mes, lograron iniciar un camino para aislar a Roberto Baradel, a tal punto que el sindicalista ha reconocido que pueden llegar a suspender sus paros para buscar otras opciones que mantengan vigente el reclamo salarial.

Otra de las consecuencias de la inútil batalla contra los gremios docentes es que las pocas buenas noticias que puede disfrutar el Gobierno Nacional se diluyen en el interior de los medios de comunicación y terminan por no generar el más mínimo aporte positivo a la campaña electoral del oficialismo, como el inmenso éxito que tuvo el relanzamiento del Plan ProCreAr, los primeros signos de reducción del desempleo que anunció el INdEC, el sobreseimiento definitivo de Mauricio Macri en la Causa UCEP, que tuvo en jaque al Mandatario durante casi 6 años y el anuncio del Plan 1 Millón, que cerró el Gobierno con automotrices y gremios del sector.

Quizás, el único golpe de suerte que recibieron la Casa Rosada y la propia Vidal fue que el trágico concierto del Indio Carlos Solari, que se produjo en un municipio gobernado por Cambiemos (Olavarría), a cargo de uno de los llamados “Intendentes Jóvenes”, quedó encapsulado dentro de la intendencia bonaerense y todo el costo político del hecho lo pagará, en el peor de los casos, el alcalde Ezequiel Galli y su equipo.

Pero el conflicto docente bonaerense permitió “tapar” una de las pulseadas políticas perdidas más importantes que jugó el Gobierno ante los grupos piqueteros, que organizaron más de 100 cortes de calles y obligaron a la Casa Rosada a entregar algunos miles de planes para organizaciones sociales que no son controladas por las tres agrupaciones que tienen mayor nivel de acuerdo con la Ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley; el Movimiento Evita, la Corriente Clasista y Combativa y el Movimiento de Trabajadores de la Economía Social.

El enfrentamiento con grupos piqueteros también desnudó una dura interna dentro del Gobierno, dado que el ViceJefe de Gabinete, Mario Quintana, que cada vez suma más poder; no quería reglamentar la Ley de Economía Social que aprobó el Congreso en Diciembre, que negoció Carolina Stanley contrarreloj y que evitó que hubiera saqueos y piquetes a fin de año; una decisión de la Jefatura de Gabinete, que confirma la desconexión que existe entre ciertos funcionarios claves del macrismo y la dura realidad social que se vive en el Conurbano bonaerense.

Después de un mes de enfrentar alta conflictividad social en la calle, caída abruptas en las encuestas e incapacidad de la Casa Rosada para poder cambiar la agenda de los medios, el clima en la oposición comienza a cambiar, dado que la debilidad de Macri y sus funcionarios para accionar políticamente y la falta de buenos indicadores económicos alientan las fantasías de unidad poder causarle una inmensa derrota al macrismo en las próximas elecciones legislativas.

Con cierta timidez, Sergio Massa reaparece de la mano de Margarita Stolbizer y Roberto Lavagna; al tiempo que reconoce su pasado peronista, quizás, con el plan de tratar de armar su propia “pata peronista” o, quizás, en una alianza con alguna parte del Partido Justicialista Bonaerense.

Por otro lado, Daniel Scioli cena con los intendentes del Grupo Esmeralda y se ofrece para formar parte de la “renovación” partidaria.

Y en el kirchnerismo, se comienza a barajar la posibilidad de no presentar la candidatura de Cristina Fernández en la Provincia de Buenos Aires, si eso facilitaría la presentación de una lista de unidad peronista en ese distrito.

Es cierto que será complejo superar las diferencias dentro del peronismo bonaerense, pero la debilidad del Gobierno de Mauricio Macri y la ausencia de un candidato de peso en las listas de Cambienos en la Provincia, impulsa potenciales negociaciones que alientan ideas vanas de un triunfo que consideran “inevitable”.

El respaldo a los planes peronistas bonaerenses son las encuestas en el Gran Buenos Aires, donde el rechazo al PRO crece semana a semana. Según el encuestador que se considere, sólo en La Matanza, el peronismo podría sacarle entre 600.000 y 1 millón de votos de ventaja a Cambiemos, una cifra muy difícil de descontar con los votos del interior bonaerense, Bahía Blanca, Mar del Plata y La Plata, los puntos fuertes de macrismo.

En este marco, el discurso oficial de “grupos desestabilizadores” que quieren derribar al Gobierno de Mauricio Macri genera pesimismo en los votantes no macrista de Cambiemos del balotaje y está lejos de “enamorar” a los votantes macristas tradicionales. Lo que confirma la necesidad que tiene la Casa Rosada de rehacer su discurso para volver a seducir a ese 52% del electorado que lo votó en la 2da. vuelta de 2015.

En resumen: No queda claro si la simple polarización con el kirchnerismo alcanza ya para obtener un buen resultado en Octubre. Pero si alimenta la idea de que el PRO es una agestión de transición, justo lo contrario de lo que buscaban Jaime Durán Barba y Marcos Peña cuando prepararon la estrategia electoral para este año. Algo muy malo, dado que no hay espacio para que se produzcan nuevos “balazos en el pie” o “errores no forzados”. Por eso, revisar sus “apuntes” no sería una mala idea.

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