ALIMENTACIÓN

Semillas de chía, una gran opción para disminuir la grasa abdominal

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Nacional del Litoral demostró que el consumo de semillas de chía ayuda a disminuir la grasa abdominal. Pero no es el único beneficioso ya que también permiten reducir los niveles de colesterol y la presión arterial.

Una investigación realizada en ratas por investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), en Argentina demostró el efecto favorable que produce la sustitución parcial de la grasa por la semilla de chía sobre la adiposidad y la disminución del tejido adiposo abdominal, producido por una ingesta prolongada de una dieta rica en sacarosa (DRS). Los resultados fueron publicados en el European Journal of Nutrition (2016).

“Los efectos beneficiosos de la administración de chía lograron disminuir la adiposidad visceral (grasa abdominal acumulada) y mejorar o revertir la desregulación del tejido adiposo a través de mecanismos bioquímicos-moleculares”, explicó Yolanda Bolzón de Lombardo, docente-investigadora de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB- UNL).

“El modelo dietario que desarrollamos mimetiza el llamado 'Síndrome Plurimetabólico' que incluye entre otros desórdenes metabólicos diabetes, dislipidemia (incremento de lípidos en la sangre) y obesidad. Este Síndrome alcanza un carácter de epidemia a nivel mundial incluyendo nuestro país, dado que además de los factores genéticos, los factores medioambientales tales como sedentarismo, incremento en el consumo de azúcares refinados (fructosa, sacarosa) y de grasas saturadas, favorecen su desarrollo".

"Una manera de prevenirlo e incluso de mejorarlo es la dieta, y en este sentido hay un interés creciente de identificar nuevos elementos terapéuticos, focalizándose en especial en la nutrición y en la intervención dietética que fue lo que hicimos en el experimento, sustituyendo parcialmente la ingesta de grasa por semillas de chía”, agregó Lombardo.

El estudio se realizó durante 6 meses en el que se evaluó semanalmente el peso corporal, la ingesta calórica y la presión sanguínea de las ratas. Durante los 3 primeros meses, los animales recibieron una dieta rica en sacarosa (DRS) y la fuente grasa fue el aceite de maíz. En los 3 meses siguientes, la mitad de las ratas siguieron con la DRS y, en la otra mitad, el aceite de maíz fue reemplazado por semilla de chía.

Las investigaciones fueron financiadas por la UNL y por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCYT). Lombardo dijo: “En los estudios participaron investigadores de CONICET y numerosos becarios doctorales y post-doctorales de esta Institución, así como docentes-investigadores del Departamento de Ciencias Biológicas”.

“Es importante destacar que si bien el consumo histórico de la chía sugiere que su uso no sería perjudicial para personas no alérgicas, los resultados obtenidos a nivel experimental requieren precaución y no pueden trasladarse de forma inmediata a la clínica, especialmente teniendo en cuenta los pocos estudios publicados hasta el presente a nivel humano y las cantidades de semilla de chía utilizadas”, advirtió Lombardo.

Y agregó: “En la actualidad investigaciones realizadas en el Departamento de Ciencias de la Nutrición de la Facultad de Medicina de la Universidad de Toronto, Canadá, y de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zagreb, Croacia demostraron en estudios a doble ciego en pacientes obesos diabéticos tipo2 que la suplementación dietaria de semilla de chía durante seis meses a la terapia convencional, promovió la disminución del peso corporal, redujo la circunferencia de cintura y los niveles de proteína C reactiva, manteniendo un buen control glucémico, mejorando los factores de riesgo relacionados con la obesidad. Estas investigaciones refieren a las potencialidades de la chía”.

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Las semillas de chía contienen proteínas, fibra dietética, antioxidantes y son buenas fuentes de hierro, calcio y potasio. También son ricas en magnesio, fósforo, manganeso y zinc.

Al consumir estas semillas, las personas se sienten más llenas, ya que absorben 10 veces su peso en agua y forman un gel voluminoso que es el que produce la sensación de saciedad.

La chía es originaria del centro y sur de México, Guatemala y Nicaragua. Sus propiedades son numerosas y se destaca frente a otros alimentos. Tiene 2 veces más proteína que cualquier semilla, 5 veces más calcio que la leche entera, 2 veces la cantidad de potasio en los plátanos, 3 veces más antioxidantes que los arándanos, 3 veces más hierro que las espinacas y 7 veces más omega 3 que el salmón.

Las semillas de chía disminuyen la presión arterial y los niveles de colesterol. La fibra, muy presente en estas semillas, ayuda a regular el sistema inmune y la inflamación y, en consecuencia, disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular, diabetes, cáncer y obesidad.

Las dietas altas en fibra se relacionan con un menor riesgo de desarrollar diabetes. Por lo tanto, consumir alimentos altos en fibra mantiene los niveles de azúcar en la sangre estables. También evitan el estreñimiento y promueven la regularidad intestinal de un sistema digestivo saludable.

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