Lejos de las tomas aéreas a la Plaza de Mayo colmada para las que se desafían todos aquellos que organizan marchas con aspiraciones a multitudinarias, como la federal docente de la víspera, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, opuso su propia foto “de familia” con 21 contertulios de los gabinetes provinciales reunidos en Mendoza, juramentándose a sancionar una nueva ley de Responsabilidad Fiscal antes de las elecciones de octubre.
LA BICICLETA DE LOS BONOS SUBSOBERANOS
Asoma una remake de la Patria Financiera: la Patria Federal Financiera
Los muchachos de la City no pierden el tiempo y vieron en la responsabilidad fiscal que el gobierno nacional y los provinciales quieren sacar por ley antes de las elecciones una oportunidad de hacer negocios por el endeudamiento estatal en todas las jurisdicciones que propiciará. Algunos fondos comunes de inversión ya armaron portafolios con títulos nacionales (Lebacs), más Ciudad de Buenos Aires (CABA), Provincia de Buenos Aires y Mendoza, jurisdicciones que ya gozan de la mejor calificación, e incluyen a Chubut y Neuquén por sus recursos petroleros. Se los llama subsoberanos y dan 2 puntos arriba que los soberanos. Ahora, unos y otros encuadrarán en la Ley de Responsabilidad Fiscal que el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne puso la piedra fundacional en la reunión a la que convocara a sus pares provinciales en Mendoza sin distinciones partidarias, pero con una afinidad que los identifica: las obligaciones inherentes a su mandato, de pagar sueldos y administrar la caja en cada distrito. Para los que no clasifican en las grandes ligas de las finanzas se impulsará un fondo anticíclico mixto al que aportarán los Estados ricos del vecindario junto a particulares. El compromiso es que nadie gaste por encima de la inflación hasta 2019 y que no tome más empleados sin un crecimiento demográfico que lo justifique. Constará en las solicitudes de préstamo o de emisión de deuda que presenten en más, que de hecho contarán con el respaldo nacional por su condición federal. Nación y provincias se ilusionan con que Moody´s concrete el amague y mejore la calificación del país para bajar el costo financiero. La recesión y el atraso cambiario, tan nocivos para el progreso del país, se convirtieron de este modo en las llaves de un negocio de oportunidad para los ciclistas del mercado financiero.
Este frente de mandatarios escapa de las especulaciones políticas de circunstancia que pergeñan con facilidad los dirigentes sin obligación de dar la cara a diario a los que los votaron y los que no, en cada distrito, sea provincial o municipal.
Un gobierno en minoría parlamentaria como el de Mauricio Macri se suele recostar en las afinidades y solidaridades que lo unen a los primus interpares del mapa de la República Argentina. Hasta podría afirmarse que se entiende mejor con un peronista como el salteño Juan Manuel Urtubey, a quien visitó en la agitada jornada que le instalaron los docentes enfrente de la Casa Rosada, que con muchos de la coalición oficialista Cambiemos y, a juzgar por los tensos sucesos de los últimos días, del propio Pro, como Horacio Rodríguez Larreta.
Cristina Fernández de Kirchner gobernó antes que él con mayoría en el Congreso y, sentada sobre el “54% de los votos” (como solía recordarles “a todos y todas” desde los atriles amparada en la fuerza de esgrimir la chequera y el látigo), podía hacer que todos fueran al pie inclusive cuando las urnas de 2013 la condenaron a ser pato rengo. A su legítimo, en acepción democrática, sucesor se negó a colocarle la banda en el relevo presidencial como sí lo hace con “palos en la rueda” que les hace disparar desde la suerte de refugio anti Comodoro Py que se auto-infringió a los que se mantienen como acólitos.
Macri necesita recordarles a cada momento a sus colegas con mandato que tanto él como ellos tienen que pagar sueldos, que no les alcanza para satisfacer los reclamos de sectores de la sociedad con poder de presión, tal como los docentes, que tienen que recaudar impuestos como el de Ganancias para alimentar las cajas y que, en definitiva, a falta de recursos genuinos bueno es el endeudamiento externo y el doméstico.
El ministro de Hacienda se ganó al menos la portada de los principales diarios económicos con el seleccionado federal que reunió en Mendoza e instaló el objetivo compartido de acordar "metas que permiten que el gasto en infraestructura siga aumentando, que siga mejorando la calidad en la provisión de los servicios públicos en la Argentina", según declaró al cabo del cónclave.
Las provincias firmaron el compromiso de mantener hasta 2019 a raya el gasto público (tomando el IPC del INdEC como techo) y no subir impuestos. Hablaron también de un tope demográfico para controlar que el personal de planta a nivel nacional, provincial o municipal no aumente en proporciones mayores que el crecimiento de cada población.
Y ya que la vocación por la austeridad no es una virtud demasiado valorada en general por los argentinos, amenizaron en coincidir en que se impulse la creación de un fondo anticíclico mixto dentro de cada jurisdicción, "de responsabilidades y riesgo compartido entre Nación, provincias, municipios y también el sector privado". Se conformaría con los recursos excedentes en años de superávit fiscal para ser utilizados en situaciones excepcionales o de emergencia.
Consintió este Consejo Federal en procurar que el Congreso acuerde y sancione la nueva norma fiscal antes de septiembre, pese a que las campañas electorales estarán al rojo vivo para ese entonces, a fin de que todos los presupuestos provinciales la incorporen.
Los ministros provinciales saben que el paraguas nacional que significa una ley como la que se propicia puede servirles de certificado de garantía para salir a tocar los timbres en los mercados de capitales y en los bancos en busca de fondos y mejores tasas para financiarse.
Entre 2016 y lo que va de este año, las provincias emitieron bonos y letras en el mercado internacional y local por más de US$ 9.000 millones, a un costo promedio del 8%. Cada décima de punto que consigan que les bajen representa, en general, US$ 9 millones.
En su reporte a inversores, Transacciones Agentes de Valores ya recomendaba el mes pasado a los bonos provinciales como “una oportunidad más que interesante en el corto plazo, siempre y cuando haya liquidez”, aunque alertaba que “a largo plazo no hay que confiarse, las provincias han defaulteado y pesificado en varias oportunidades por falta de capacidad de pago”.
Explicó que todos los bonos provinciales se encuentran por encima de los bonos soberanos y desliza una velada advertencia: “es menos probable que las provincias paguen y que no lo haga el gobierno nacional”. Y que, si se repitiera un default como el de 2001, lo más probable sería que las provincias tomaran la misma decisión (hasta inclusive podrían hacerlo antes que nación).
La apuesta denominador común en el Consejo Federal consiste en que las calificadoras de riesgo bajen el riesgo-país, como anticipó Moody´s hace poco, y se les facilite más al Estado Nacional y a los provinciales el acceso a financiamiento internacional. La paridad planchada por un flujo favorable de divisas (entre balanza comercial y préstamos) funciona como un seguro de cambio virtual para el endeudamiento.
Se ha formado, en esta coyuntura, un círculo virtuoso de la deuda gracias a la salida del default, del cepo, de la recesión y el atraso cambiario, pero es necesario estar “bien de papeles” para aprovechar.
Es el caso de la Ciudad de Buenos Aires, la provincias de Buenos Aires y Córdoba, que son las más confiables para el mercado y que por ello pagan menor tasa, subraya Transacciones.
El resto, por más que ha logrado endeudarse en dólares, todavía tiene que pagar una mayor tasa, ya que la posibilidad de defaultear es más alta (más allá de que algunos de ellos tienen mayor sustento debido a que se encuentran sostenidos por algunos activos como las regalías de la extracción de petróleo).
Pero como regla general, así como el gobierno nacional ha emitido deuda a lo largo del 2016, también las provincias aprovecharon las mejores tasas.
Entre Ríos, por ejemplo, recientemente emitió US$350 millones a una tasa de 8,75% a 8 años, luego que la emisión en dólares de noviembre 2016 hubiera quedado en stand by mientras buscaba obtener la mejor tasa posible. La provincia de Buenos Aires emitió US$1.500 millones a una tasa de 6.5% a 2023 y 7.875% a 2027.
Siempre atentos a los negocios de coyuntura, los operadores del mercado financiero local ya ven en la política provincial de endeudamiento un filón interesante a explotar y empezaron a constituir fondos comunes de inversión dedicados a títulos subsoberanos, que le ofrecen al ahorrista de $1.000 en adelante una tasa muy atractiva y desentenderse de administrar sus activos, encuadrándose en las que se conocen como carteras tranquilas.
El Cronista Comercial recomendó el fondo de Southern Trust, que combina deuda provincial de "alta calidad", como la de Ciudad de Buenos Aires (CABA), Provincia de Buenos Aires y Mendoza, con títulos de Chubut y Neuquén y Lebac.
Menciona asimismo al fondo de Compass, que con una inversión mínima da acceso a un portafolios que combina CABA, Neuquén, Córdoba y Provincia de Buenos Aires.
Hubiese sido provechosa la presencia de un experto broker, como el ministro de Finanzas, Luis Caputo, en el encuentro que reunió en Mendoza al elenco nacional que encabezaba Dujovne junto al secretario de Provincias, Alejandro Caldarelli; y el subsecretario de Relaciones con Provincias, Paulino Caballero, del Ministerio del Interior, con los encargados de manejar los números en las provincias.
En el actual marco político es menos desgastante para los dirigentes con mandato sumarse a un pool de deudas que golpear puertas colegas para pedir socorro. La condición es llenar los requisitos de la solicitud, como se hace en cualquier trámite bancario, y allí apunta la Responsabilidad Fiscal.
Hoy integran un exclusivo club de deuda subsoberana que, alineada con la soberana, inclusive “garpa” mejor al ahorrista que prefiere renta fija: la tasa promedio para el gobierno nacional es del 6%, en tanto que las provincias se financian 200 puntos básicos por arriba, a un promedio del 8%. Una martingala única para los cultores de los títulos públicos.
La salvedad para el inversor minorista es que, por ahora no tienen liquidez automática, ya que no son fáciles de comprar ni de vender por los volúmenes que requieren sus suscripciones, y de hecho ello incrementa las comisiones.
Ahí es, precisamente, donde anida el negocio de los fondos comunes con el segmento subsoberano, un “mercado de oferta” de instrumentos financieros integrado potencialmente por las 24 provincias y los 155 municipios de más de 40 mil habitantes de todo el país en condiciones de llenar una carpeta crediticia que califique para las grandes ligas.